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Drive my car. por Galaxy Diamond

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Notas del capitulo:

Hola. Muchas gracias por seguir leyendo. 

Una disculpa, no pude actualizar el jueves como prometí, pero no se me ocurría la forma de resolver cierta situación, pero parece que ya se me quitó la confusión. 

Jungkook iba muy callado en el automóvil de Jimin. Había visto toda la escena entre Yoon Gi, Jimin y Hoseok y en verdad, se sentía muy sorprendido por todo.

─    ¿Ya no te gusta Suga? – Le preguntó de pronto.

 

─    Sí, me gusta mucho. Pero como ves él me odia. – Le respondió serio.

 

─    Pero Hoseok hyung… él… a él le gusta Taehyung. –

 

─    Lo sé. Pero un clavo saca otro clavo. Quizás si Hobi y yo estamos juntos, podamos olvidarnos de los otros. – Le explicó.

 

─    ¿Estás utilizando a Hoseok hyung para olvidarte de Yoon Gi? – Le preguntó incrédulo.

 

─    Sí. Y él me está utilizando a mí para olvidar a Taehyung, no creas que no me doy cuenta de eso. –

 

─    Pero Jimin, no puedes hacer eso. No puedes utilizar a la gente así como así. Ambos saldrán lastimados. –

 

─    No lo creo. Hoseok me gusta, es muy guapo y agradable, además de que es libre. No veo por qué no podamos tener una relación que pueda ser seria y duradera. –

 

─    Porque no se aman, por eso. Sin amor, solo se están mintiendo a ustedes mismos. – Le dijo, sin entender a su amigo.

 

─    Déjame Jungkook. No me convencerás de dejar a Hobi, porque él también quiere salir conmigo. –

 

─    ¿Y no salías acaso con Taehyung? –

 

─    Él es aún más imposible. Como dijo Hoseok él es como una estrella que está demasiado lejos de todos nosotros. –

Jungkook lo miró pero no dijo nada más. Veía empecinado a su amigo y no quería discutir con él.

─    Bueno, pues espero que todo salga como quieres, Jimin. De todos modos, Taehyung se irá en un mes a Daegu y quizás tú puedas evitar que Hoseok se deprima. – Observó.

 

─    Claro. – Y siguió manejando.

Fueron al club y les dieron el cheque. Jimin lo guardó en su saco para depositarlo el lunes siguiente.

─    ¿Regresas a la obra? – Le preguntó Kookie al mayor.

 

─    Si, veré a Hoseok. Saldremos a divertirnos. –

 

─    Bien por ustedes. Yo me quedo aquí, iré a casa de Jin. Te encargo mi cheque, hyung. –

 

─    No te preocupes, iremos a mi casa, así que estará muy seguro. – Y sin decir más, se separaron.

 

 

Jin estaba en su casa, mirando una película, y sin embargo su mente no podía evitar regresar al espectáculo de la noche anterior.

Recordaba el cuerpo joven y apetecible del chico que había bailado al final y se le antojó.

─    Debo estar enloqueciendo. A mí me gustan las chicas, no los hombres. – Pero no podía evitar recordar los músculos firmes y definidos del muchacho.

Cerró los ojos y se sintió excitado al recordar los labios del muchacho mientras se los lamía y se lamió los suyos también.

─    Ya regresé, hyung. – Le dijo Jungkook, entrando a su habitación. Jin abrió los ojos y se repuso rápidamente.

 

─    Kookie, ¿Cómo te fue? – Sonreía feliz como siempre que miraba al menor.

 

─    Bien, hyung. ¿Estás bien? Te ves acalorado. – Se acercó y le puso la mano en la frente, pero no estaba con fiebre.

 

─    No te apures, solo tengo calor. –

 

─    Abriré las ventanas. – Le dijo al fin.

Jin observaba al chico mientras hacía lo que decía y su miraba recorría lentamente cada rasgo en el rostro del menor. No se daba cuenta, pero sus ojos lo miraban con hambre y con deseo.

Jungkook lo miró y percibió esa mirada en el mayor y por lo tanto, se sonrojó intensamente.

─    A…Ahora regreso, hyung. – Le dijo para poder salir de ahí, huyendo de lo que sentía.

Jin solo asintió, sin decir nada.

 

Cuando el muchacho salió, la hipnosis que el menor ejercía sobre él terminó, y siguió mirando la televisión. Le agradaba tanto Jungkook, que le parecía que cuando él llegaba, la casa se iluminaba e incluso su corazón latía con más fuerza.

Nunca había sentido algo así por nadie, ni siquiera por su esposa y ahora, por ser la primera vez que tenía un sentimiento así, lo llenaba por completo.

No se daba cuenta que estaba enamorado de Kookie y que para él, esa emoción se sentía intensamente, tanto que le llegaba al menor directamente, haciéndolo sentirse cálido y querido, como nunca antes.

 

Jungkook bajó por un momento a la cocina, sin resistir por más tiempo la mirada de su hyung que le decía demasiadas cosas.

No quería creer que era amor, pero poco a poco se iba dando cuenta de que si, y que más aún, él también lo sentía, a pesar de que jamás se sintió así por ningún otro hombre.

Pero Jin era tan guapo, tan varonil y tan amable. Lo trataba con tanto cariño que no podía evitar que su corazón se acelerara cuando estaba en la presencia del otro.

─    “Estoy enamorado de Seokjin hyung” – Se dijo mentalmente, haciéndolo más real. Sonrió, porque era absurdo, pero sabía que no lo podía evitar.

 

─    “Lo que es más importante es que… creo que él también está enamorado de mi” – Sintió tanto gusto en su corazón, que solo se dejó llevar.

Tomó de un vaso con agua y se quedó mirando por la ventana, hasta que escuchó la voz de Jin, llamándolo.

Subió corriendo las escaleras y lo miró, parado y tratando de salir a la habitación de su bebé.

─    ¿A dónde vas, hyung? – Le preguntó, ayudándolo a desplazarse.

 

─    Quiero ir al baño, ¿Me ayudas? –

 

─    Sí. Cuando termines, te subiré la comida y luego de descansar, te daré el masaje en tu pierna. –

 

─    Pero es domingo. –

 

─    ¿Y eso qué? Todos los días, son todos los días. SCoups hyung no dijo que excepto los fines de semana. – Le replicó, haciendo reír a Jin.

 

─    Eres implacable, pero ya me las pagarás cuando estemos entrenando para ir al Everest. ¿Por qué nos acompañarás, verdad? –

 

─    Si, hyung. Le pediré dinero prestado a Jimin o robaré un banco, pero iré contigo a donde quieras. – Le contestó sin notar que sonaba demasiado emocionado.

─    ¿A dónde quiera? ¿Seguro? – Bromeó Jin, tratando de no alborotarse por la respuesta del menor.

 

─    Si, hyung. A donde quieras. –Y su mirada fija en los ojos castaños de Jin le decía todo lo que significaba.

 

─    Entonces mañana mismo comenzaremos con el entrenamiento y verás… seré implacable. – Bromeó, acercándose al menor para que éste lo ayudara.

Por la noche, SCoups fue a ver a Jin.

─    Tu pierna está perfecta, Jin. Puedes comenzar a entrenar sin problemas, claro que poco a poco, primero una caminata de una hora y también pesas, pero ya sabes, con poco peso hasta que poco a poco, vayas aguantando más. –

Jungkook estaba presente, por si SCoups tenía alguna instrucción específica.

─    Aún no puedes manejar, porque es probable que con el ejercicio te comience a dar calambres, así que sugiero que Jungkook siga llevando el coche por un tiempo. –

 

─    Claro, no hay problema. De hecho me gusta eso de tener chofer, me hace parecer alguien importante. – Bromeó y Jungkook sonrió también.

Al día siguiente, lunes por la mañana, Jin y Jungkook fueron a entrenar a un parque cercano a la construcción. Una vez que fueron a checar todo en el despacho, bajaron para comenzar.

 

Comenzaron a caminar y mientras tanto platicaban de los preparativos del viaje, Jin le iba explicando al menor que era necesario que, unos dos meses antes, comenzaran a ver lo de la visa para entrar al Tíbet.

Todo iba muy bien, ambos eran muy competitivos, pero como Jin no podía caminar demasiado rápido, Jungkook se contenía para no avanzar demasiado deprisa, y entonces escucharon una voz femenina tras ellos.

─    ¡Jin Oppa! – Y si, era Suli que iba en traje deportivo y se acercó a los dos. Bueno a Jin, pero ignoró por completo al otro muchacho.

 

─    ¡Suli! Qué gusto verte, niña. ¿Cómo estás? – Redujo la velocidad con la que caminaba para que la chica no se cansara.

Jungkook la vio y sintió algo así como una patada en el trasero. No dijo nada y siguió caminando.

─    Ahora estoy muy bien, oppa, te ves genial. – Le dijo la chica, sonriendo coquetamente.

 

─    Pues te ves de maravilla, niña. – Le dijo Jin, provocando en Jungkook ganas de vomitar.

 

─    Gracias. ¿Pero qué haces, ya puedes caminar sin el bastón? –

 

─    Claro. Ahora estamos entrenando para ir al Everest el año que viene. – Le explicó Jin. Miró a Jungkook quién solo caminaba mirando al frente, como si nada, aunque sus manos apretadas en puños, delataban la molestia que sentía por Suli.

 

─    ¿De verdad irán al Everest? – Lo miró y luego agregó con sus ojos iluminados. - ¿Puedo ir con ustedes? – Y lo miró fijamente.

Jungkook se detuvo un momento para ver la respuesta de Jin, esperando que se negara, pero para su mala fortuna Seokjin sonrió y  dijo:

─    Claro que puedes venir, si comienzas a entrenar con nosotros, estarás lista. – Y miró a Jungkook. - ¿Verdad Jungkook? – Le preguntó.

 

Una oleada de celos inundó a Jungkook y de pronto, perdió todo raciocinio en su cabeza. Simplemente no podía soportar que esa tipa entrenara todos los días con ellos, no podía soportarlo y no lo haría, aunque tuviera que renunciar al viaje.

─    Tú eres el jefe Jin. Y es tu viaje, yo no tengo que opinar. –

 

─    Pero… - Lo miró sin comprender.

 

─    Si quieres que vaya “ésta”  pues que vaya, yo me quedo entonces, no compartiré mi tiempo con ella. Te esperaré en el estacionamiento, para cuando quieras irte. – Y sin más se fue. Jin solo lo miró alejarse completamente sorprendido.

 

─    Te dije que era un grosero, oppa, deberías correrlo, no puede contestarte de esa manera. – Le dijo Suli sumamente molesta.

Seokjin la miró y luego le preguntó.

─    ¿Amenazaste a Jungkook? –

 

─    ¿Qué? ¿Me estás preguntando si amenacé a tu chofer? ¿Y para que haría eso? –

 

─    Pues… solo dímelo. No te juzgo, pero necesito saber quién de los dos me está mintiendo. –

 

─    Yo nunca haría eso. ¿Para qué? – Lo miró fijamente, fingiendo inocencia. - ¿Acaso él te dijo eso? Pues es un mentiroso. – Contestó.

 

Jungkook se fue a dar un rápido duchazo en las oficinas de la obra. Tenían un baño completo para cuando terminaran de examinar la construcción, por si acababan demasiado sucios.

Salió de ahí y luego bajó para quedarse parado fuera del auto de Jin. Aprovechó para leer un poco de unas materias que tomaría en el siguiente periodo.

Lo sucedido con Suli lo había decidido. Entraría a la universidad y utilizaría el dinero ganado en el concurso para pagar cosas más apremiantes. No lo usaría para un viaje que resultaría una pesadilla si iba también la enfermera.

─    ¿Por qué tan solo, Jungkook? – Escuchó que Taehyung le preguntaba. Levantó la vista del libro y vio al joven novicio que lo miraba con un poco de preocupación.

 

─    No es nada. – Le respondió, pero era evidente que estaba molesto. Respiraba con fuerza, tratando de tranquilizarse, pero la verdad, ni el duchazo con agua helada, le sirvió para olvidar la presencia de Suli.

 

─    Me extraña que no estés con Jin hyung. – Le dijo al fin.

 

─    No soy su niñera y ahora mismo tiene mejor compañía que yo. – Le contestó.

 

─    ¿Quién? –

 

─    Suli. – Le contestó sin más.

 

─    Ah, sí. Una chica que fue su enfermera o algo así. – Comentó.

 

─    Si, esa. –

 

─    ¿No te agrada, verdad? –

 

─    No. ¿Y tú, como has estado? – Le preguntó para cambiar de tema.

 

─    Bien. Gracias. Vengo a ver a Jimin, ayer olvidé darle un saco que me prestó la otra noche. – Le dijo y en ese momento salieron Jimin y Hoseok de la obra. Iban platicando muy cerca y cuando bajaron la escalera de madera, se dieron un suave beso en los labios.

Jungkook observó a Taehyung, pero su rostro no demostró nada. Era una mirada vacía en un rostro de Póker.

─    Pensé que estabas buscando tentaciones con Jimin, hyung. – Le dijo y Taehyung volteó a mirarlo.

 

─    Estaba haciendo eso, hasta que me di cuenta que era una tontería. Seré sacerdote y no quiero ponerme a prueba porque es una decisión tomada y definitiva. – Le dijo, mientras los otros dos se acercaban a ellos.

Después de que los cuatro intercambiaron saludos, Taehyung le dio su saco a Jimin.

─    Ahora no puedo tomarlo, me acabo de llenar las manos con yeso. – Le dijo enseñándoselas.

 

─    Lo dejaré en el despacho de Jin. – Le ofreció Jungkook tomando el saco.

 

─    Entonces me voy. Que pasen buen día. – Les dijo Taehyung, haciéndoles una reverencia.

Hoseok lo observó caminar hasta su edificio. No había visto en el menor la mirada de reproche que esperaba, parecía que el chico no sentía nada respecto al hecho de verlo con Jimin.

─    Tú deberías estar trabajando y no perdiendo el tiempo, Jimin. – Le dijo Suga desde atrás.

Los tres miraron a Yoon Gi quién estaba molesto atrás de ellos.

─    Solo bajó un rato conmigo, no tienes que ser un tirano, Yoon Gi hyung. – Le dijo Hoseok.

 

─    Tú no te metas. Él es un trabajador, no un socio, no puede estar afuera de la construcción mientras sea el horario de trabajo. – Y luego subió para ver los detalles de la obra.

 

Jimin miró a Hoseok y luego fue detrás de Suga, pues esa era la única escalera que había para subir.

─    Vaya, parece que hoy va a ser un lindo día en la obra. – Comentó Hoseok, irónicamente, subiendo a su despacho.

 

─    Hermoso. – Terminó Jungkook con total ironía.

 

Una hora después, Jin llegó acompañado de Suli. Lo miraron en la calle, parado junto al coche. Jin iba algo molesto, así que le dijo al menor.

─    ¿Puedes subir a mi oficina, por favor? –

 

─    A la orden, señor Kim. – Le contestó y subió detrás de la pareja.

 

─    Debo irme Oppa, se me hará tarde para ir al hospital.- Le dijo con mirada preocupada.

 

─    ¿Puedes llevarla al hospital, Jungkook? – Le preguntó, pero su mirada seguía molesta.

 

─    Claro, señor Kim. –Y sin decir más, bajó al automóvil seguido de Suli. Esta iba feliz, pues Jin se veía muy molesto y quizás correría a Kookie.

Jungkook le abrió la puerta y luego, la llevó al hospital sin decir ni una palabra. Solo miraba la calle y manejaba como siempre, con mucho cuidado. Cuando llegaron le abrió la puerta a la chica y ella aprovechó para decirle:

─    Jin está muy molesto contigo, seguramente te correrá por grosero. –

 

─    Perfecto, señorita Suli. – Y sin más la dejó ahí parada en la calle para regresar a la obra con Jin. Cuando llegó subió directamente a la oficina de Seokjin.

 

─    Entra Jungkook. Por favor. – Le dijo Jin cuando lo vio en la puerta.

 

─    Sí, señor Kim. –

 

─    ¿Quieres dejar eso de “Señor Kim”, por favor. – Le pidió.

 

─    ¿Entonces cómo debo llamarlo señor? –

 

─    Jin, como siempre. Somos amigos. ¿Lo recuerdas? – Le dijo y el otro no contestó nada. Entonces agregó:

 

─    No me gusta la manera en la que tratas a Suli y la forma en la que me contestaste hoy. – Le dijo directamente.

 

─    Lo siento. – Le dijo, apenado. Pero aún seguía celoso así que solo preguntó. - ¿Me correrás? –

 

─    ¿Por qué la odias tanto? Ella dice que no te amenazó, quizás te confundiste y… - Pero Jungkook se levantó de su lugar, furioso por lo que su hyung le decía.

 

─    Ahora resulta que no solo soy sordo sino idiota. – Sonrió. – Si no me quieres creer, hyung, estás en tu derecho. A ella la conoces antes que a mí y seguramente confías más en ella que en mí, pero yo no hago cosas así. No invento cuentos paranoicos y menos que involucren a mi omma. – Le dijo finalmente.

 

─    Ella es una buena chica y yo… - Trataba de explicarle.

 

─    A ti te gusta ella, ya me lo dijiste antes. – Lo miró y sus ojos brillantes estaban muy dolidos. – Esto no funcionará, hyung. Pensé que podría ser, pero no puedo trabajar para ella. No después de lo que me dijo. Así que te agradezco el trabajo, pero no puedo seguir contigo. Me iré de tu casa con mi omma y conseguiré otro empleo. Hoy será el último día que trabaje para ti. – Y sin más, le hizo una reverencia y salió de la oficina, dejando a Jin completamente sorprendido.

 

─    Pero Kookie… - Sin embargo el chico ya se había ido y él se sentía demasiado angustiado y triste para poder decir nada más.

 

Por la tarde, salió a comer y encontró a Jungkook fielmente parado junto al automóvil. Le abrió la puerta y lo ayudó a entrar al coche. Manejó hasta la casa y ahí, ayudó nuevamente al mayor para salir.

Subieron las escaleras como siempre, y luego de ayudar al mayor a recostarse un rato, subió la comida para que comiera Jin. Pero ésta vez fue solo una charola.

 

─    ¿No comerás conmigo? ¿Tan enojado estás que no quieres hacerlo junto a mí? – Le preguntó dolido.

 

Jungkook lo miró. Sus ojos brillaban por las lágrimas contenidas. No era solo el hecho de que Suli le hubiera robado la oportunidad de ir al Everest con Jin, sino el hecho de saber que Seokjin dudara de él.

─    No quiero molestarte. Sé que piensas que soy un mentiroso y debe ser molesto estar cerca de mí. – Le respondió.

 

─    Éramos amigos. –

 

─    Yo también pensaba que éramos amigos, pero los amigos no dudan del otro. Yo pensé que me creías, dijiste que me creías, pero bastó que ella llegara y te dijera una mentira para darle preferencia. – Le contestó.

 

─    Es solo que ella me dijo que no hizo eso, pienso que quizás te confundiste. –

 

Jungkook lo miró y solo sonrió falsamente.

─    Tienes razón, hyung. Me confundí, fui un idiota, lo reconozco. Pero no con ella, sino contigo, por haber pensado que en verdad alguien como tu podría ser amigo de un simple chofer. Por pensar que eras una persona de amplio criterio, pero veo que no es así y que siempre pensarás, como todo el mundo, que la gente pobre es mentirosa, tonta y estúpida. – Y no dijo más, pues las palabras se le atoraban en la garganta por las ganas contenidas de llorar.

 

─    Yo no creo eso, jamás lo he pensado. –

 

─    ¡Entonces por qué me dices que estoy confundido! ¿Qué tan confundido debe estar alguien para escuchar amenazas? – Bajo el rostro, cansado y derrotado. – Por favor, solo come hyung. Yo lo haré después… con los sirvientes. – Y salió de la habitación pues las lágrimas se salían de sus ojos y no quería que Jin lo viera llorar.

 

Seokjin no pudo probar bocado. La simple idea de saber que Jungkook se iría lo abrumaba demasiado. No quería volver a estar solo, pero lo más importante era que no deseaba perder a Jungkook. Lo quería con él, junto a él, como amigo o… o lo que fuera, pero no quería que ese muchacho se fuera de su vida.

Puso la charola a un lado y se levantó.

Como siempre, cuando estaba abrumado, fue al cuarto de Ji Hoon. Entró a la habitación a la cual no había ido en mucho tiempo, porque no se había sentido triste, hasta ahora.

─    ¡Ji Hoon, no dejes que él se vaya, por favor, no permitas que mi Kookie me deje! – Y sin más, comenzó a llorar, como siempre, abrazado al pañal de su bebé.

 

Notas finales:

Pobre Jin. 

Parece que volverá a quedarse solo como antes. 

Gracias como siempre por sus comentarios y por leer. 

BESOS. 


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