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Drive my car. por Galaxy Diamond

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo. 

 

Seokjin estaba caminando en la playa. La arena era tan suave como talco y tan blanca que deslumbraba con la luz del sol.

Hacía un par de años, había ido a Cancún en México y esa arena que pisaba ahora era idéntica a la de ese lugar paradisíaco. Sin embargo, le extrañó que el lugar se encontrara completamente vacío, no se veía ni un alma ahí además de él.

También él mismo se sentía raro, porque… ¿Qué hacía en Cancún, cuando tenía una obra que entregar?

Su mente se sentía confusa, pero él siguió caminando, sintiéndose completamente calmado y en paz. La sensación del oleaje en sus pies, lo mantenían caminando relajadamente.

Volteó hacia el océano, y vio un azul tan hermoso que lo hizo sonreír. Era en verdad un color transparente y limpio. Un azul mejor que el del cielo y quiso entrar al agua.

Camino despacio, sintiendo como su cuerpo se iba mojando poco a poco, hasta que de pronto, escuchó una risa infantil.

─    ¿Ji Hoon? – Preguntó a pesar de saber que eso era imposible, que su hijo no podía ya reír ni llorar ni nada, simplemente porque estaba muerto.

Pero esa risa se le hacía demasiado conocida, así que corrió para salir del agua y siguió la risa hasta una pequeña palapa. Estaba en mitad de la playa y solamente tenía una puerta que Jin no dudo en abrir.

 

Dio unos pocos pasos y, de repente, se encontró en el bar donde fue el concurso de baile. La gente estaba nuevamente como loca, mirando a Bunysatán que bailaba su excitante baile.

Jin se abrió paso entre la muchedumbre y cuando quedó frente al chico, todo el mundo desapareció excepto ellos dos.

Bunysatán se le acercó al mayor y continuó moviéndose de manera sexy y provocativa. No tenía más ropa que unos bóxer blancos y ya.

─    ¿Jungkook, eres tú, verdad? – Le preguntó, pero el chico no le contestaba nada. Solo le sonreía a través del antifaz, y seguía moviéndose apoyando las manos en sus hombros, acercándose más y más a él.

 

─    ¿Tú crees que soy Jungkook, hyung? – Le decía el chico con la misma voz de Kookie, pero más grave.

 

─    Sí, sé que eres tú. – Le contestó.

Bunysatán acercó su rostro al de Jin y éste pensó que lo besaría, pero sus labios se desviaron a su oreja y le susurró suavemente.

─    ¿Y si fuera yo, qué…? – Le preguntó, de manera más descarada.

 

─    Yo… no… - Pero no supo que contestar.

 

─    ¿Me rechazarías, hyung? – Volvió a preguntar el menor.

 

─    No, nunca te rechazaría. No puedo ya vivir sin ti, porque no quiero que te alejes, quiero que estés siempre cerca de mí. – Le dijo, confesándose completamente. Sus manos acercaron al otro chico tomándolo de la cintura.

 

─    Yo también te quiero siempre cerca de mí, aunque te tenga que compartir hyung. – Le contestó Jungkook tan cerca de su boca que Jin sintió el aliento fresco  y dulce del menor en sus labios.

Cuando iban a besarse, Jin sintió que algo lo jalaba con fuerza y lo separaba de Jungkook sin darle oportunidad de oponerse. La fuerza era tal, que lo elevó hasta el cielo, para luego dejarlo caer por su propio peso,  seguramente se estrellaría con demasiad velocidad en el mar.

 

Cayó al agua y se metió tan profundamente, que el pánico lo invadió y supo que tenía que nadar muy fuerte para llegar de nuevo a la superficie.

 

Nadó subiendo hacia el ansiado aire, veía la luz del sol, pero no podía respirar y se sentía ansioso y muy asustado.

Entonces una luz intensa lo deslumbró y tuvo que entrecerrar los ojos para poder ver algo. Escuchaba ruidos y voces, pero no sabía a quienes les pertenecían.

 

Frente a él había mucha gente. Médicos y enfermeras que lo miraban con cara de preocupación mezclada con alivio.

 

Atrás de ellos, con los ojos llorosos y enormemente asustados, estaba Jungkook mirándolo sin poder creer lo que pasaba.

 

─    ¿Seokjin? ¿Me puedes escuchar? – Le dijo SCoups, al ver que el mayor había abierto los ojos.

 

Jin solo asintió, volviendo a cerrar los ojos, pero alguien lo zarandeó.

 

─    No te duermas, mírame y solo quédate despierto. – Le decía SCoups.

 

Jin abrió los ojos con trabajos y con demasiado cansancio, pero trató de quedarse despierto.

 

─    Al fin regresaste amigo, vas a estar bien ahora. – Le dijo su amigo doctor, y Jin vio en su mirada alivio y felicidad.

 

─    ¿Doctor SCoups, él va a estar bien? – Le preguntó Jungkook a SCoups.

 

─    Si, ahora todo irá muy bien. – Le dijo SCoups. Luego se dirigió a Jin de nuevo. – Te quitaré el tubo de la garganta, por favor, tose cuando te diga. ¿Entendiste? –

 

Jin asintió con la cabeza. SCoups jaló el tubo que tenía en la boca y luego de unos segundos le indicó:

 

─    ¡Tose Jin, anda! – Y el mayor, obediente, tosió hasta que se sintió mejor.

 

Jungkook no se atrevía a acercarse. Veía a Jin despierto de nuevo y se sentía muy feliz, pero no quería estorbarles a los doctores y enfermeras.

 

─    Acércate Jungkook, Jin despertó y seguramente querrá saber que estuviste aquí con él todo el tiempo. – Le dijo SCoups al menor.

 

Jungkook se acercó lentamente, y sus ojos estaban llenos de lágrimas por la emoción. Quería abrazar al mayor y decirle cuanto lo amaba, pero no se atrevía.

 

Así que solo se quedó cerca de él y le tomó la mano, con timidez.

 

─    Hyung… al fin despiertas. – Le dijo, sonriendo.

 

Jin quiso hablar pero tenía la garganta demasiado reseca.

 

─    Toma un poco de agua, amigo. Así podrás hablar mejor. – Le dijo SCoups y una enfermera le dio un popote para que sorbiera agua de un vaso. El muchacho tomó bastante agua y al fin pudo decir algo.

 

─    Gracias… Jung… Jungkook. – Le dijo y el menor solo sonrió feliz.

 

─    No es nada. Solo quería saber que estabas bien, hyung. Solo… solo no podía dejarte solo. – Le dijo, y ahora si comenzó a llorar.

 

─    Estoy bien… no te… preocupes… por mí. – Le contestó, volviendo a sentirse muy cansado.  También se sentía demasiado apenado con el menor.

 

─    Duerme un rato, pero solo un rato. – Le dijo SCoups, sonriendo feliz, como siempre.

 

─    ¿Me puedo quedar con él? – Preguntó Jungkook.

 

─    Claro, así vigilarás al bello durmiente, cuando despierte, me avisas para que le hagamos algunas pruebas. – Y los médicos y enfermeras salieron para que el paciente descansara.

 

─    Duerme, hyung. Yo estaré aquí contigo, cuidándote. – Le susurró y Jin solo le apretó la mano al chico, como señal de que lo entendía.

 

Jungkook se acercó una silla cerca de la cama y se sentó sin soltar la mano de Jin. Luego, recargándose en ella, comenzó a llorar quedito, aliviado al ver que  su hyung volvía a la vida. Unos minutos después, se quedó profundamente dormido con su cabeza sobre la cama del mayor.

 

 

Taehyung esperaba a Kookie fuera de la sala de terapia intensiva. Leía la biblia con calma, pero en realidad su mente era un barullo, sin embargo, había tomado una decisión. Hablaría con su confesor.

Cerró los ojos, tratando de concentrarse en las oraciones, cuando sintió que alguien se sentaba cerca de él y giró el rostro para ver quién era, encontrándose con la cara sonriente de Hoseok.

─    Hola Taehyung. ¿Cómo va todo? –

 

─    Jungkook entró desde la mañana con Jin, y no ha salido, así que supongo que igual que siempre, hyung. – Le contestó, desviando la mirada para no caer en las pupilas oscuras del mayor. Cada vez le costaba más trabajo no perderse en esos océanos tan brillantes y hermosos.

 

─    Sigues siendo el chico más lindo del mundo. – Le dijo Hoseok en un suave susurro.

 

─    Hyung. – Se iba a levantar, pero la mano de Hoseok se lo impidió.

 

─    Es la verdad y aunque seas sacerdote te lo diré cada vez que te vea. Eres demasiado lindo para esto. – Y señaló la biblia.

 

─    Estás diciendo… blasfemias, hyung. Debo… debo alejarme de ti porque los dos perderemos nuestras almas. –

 

─    No me importa mi alma, ni mi espíritu. Me importas tú y si para eso tengo que venderle mi alma al diablo… lo haré. – Determinó, asustando a Taehyung, y haciendo que lo mirara con miedo.

 

─    ¡Hyung, no digas eso! –

 

─    ¡Tú estás haciéndome algo que es mucho peor que una blasfemia, Taehyung!  ¡Así que no te sorprendas por mis palabras! – Le dijo sin ningún reparo.

 

─    Yo… yo no debí venir. Debí quedarme en el seminario. Ahora solo te he hecho daño y yo, yo también me siento perdido. – Le dijo al fin, con una tristeza enorme en su mirada.

 

─    La suerte está echada desde el día en el que nos conocimos. Nada cambiará jamás lo que siento por ti, y tú deberías dejar de mentirles a todos, incluyéndote, porque sé que me amas tanto como yo. – Lo regañó.

 

Taehyung lo miró y cuando se iba a levantar para irse, SCoups salió sonriendo.

 

─    ¿Cómo está Jin hyung? – Preguntó Taehyung con Hoseok detrás de él.

 

─    Despertó. Y al parecer todo irá bien. Le haremos una tomografía para ver cómo sigue, pero yo creo que todo está bien con él. – Los miró. – Jungkook se quedará con él por un buen rato, deberían ir a descansar. –

 

─    Lo haremos. – Le dijo Hoseok, jalando al menor con él.

 

─    Entonces nos vemos luego. – Dijo SCoups y se alejó, mientras los otros dos caminaban hacia la salida.

 

─    Iré a mi casa a dormir un rato, hyung. Te veo después. – Le dijo Taehyung al otro, pero Hoseok lo tomó con fuerza del brazo y lo subió a su coche.

 

─    No irás a tu casa, iremos a mi casa y ahí hablaremos, o dormirás, pero no te dejaré huir de mí tan fácilmente. –

 

─    No quiero ir a tu casa, hyung. Es… peligroso. –

 

─    ¿Crees que te voy a secuestrar y a violar? – Lo miró sonriendo por ese pensamiento. – No sería mala idea. – Aceptó, haciendo sonrojarse al chico.

 

─    Hoseok, no digas tonterías. – No lo miraba. El mayor iba manejando con cuidado, mirando al frente, pero pendiente del otro.

 

Taehyung solo miraba por la ventana que estaba a su lado y de pronto sintió la mano del otro que se puso encima de la suya, que estaba sobre su rodilla.

 

─    Te amo, Taehyung. Lo siento tan fuerte en mi corazón que es como si me lo gritara. – Le dijo, sin más pretensión que hacerlo sentir tranquilo y querido.

 

─    No sigas, por favor. – Y el chico solo suplicaba con la voz casi quebrada.

 

─    No lo ocultaré. A nadie, y me vale mi… un cacahuate lo que el resto del mundo opine, incluso tú. Solo sé que te amo y que lucharé por ti, hasta el final de mi vida. –

 

─    Yo seré sacerdote y me iré a Daegu, como le he dicho a mi madre varias veces. – Le contestó.

 

─    Pues me iré a Daegu también. Te seguiré a donde quiera que vayas, y no me importa que seas sacerdote, profeta o el mismo dios. Estaré siempre cerca de ti, porque además sé que tú también me amas. – Le terminó de decir y entonces llegaron a la casa del mayor.

 

Taehyung lo miró, pero no dijo nada más. Se bajó del coche y caminó cerca de Hoseok para entrar a su departamento.

 

─    Siéntate, pediré algo de comer. ¿Quieres comida japonesa, china, india? – Le preguntó.

 

─    Lo que tú quieras está bien, hyung. – Le contestó, sin ánimo de comer, pero sin querer pelear.

 

─    Está bien, entonces será comida china. – Y llamó al restaurante para luego sentarse junto al menor.

Mientras esperaban a que llegara la comida, Hoseok fue a lavar sus manos. Había cerrado la puerta con llave por si al chico se le ocurría escapar, pero cuando regresó Taehyung solo seguía sentado en su lugar, con la mirada baja.

─    ¿Quieres mirar la televisión, cariño? – Le dijo con ternura.

 

─    No. Prefiero platicar, si no te importa. – Le contestó.

Ambos se miraron fijamente a los ojos,  y luego Hoseok, sin poder evitarlo, acarició la mejilla del muchacho frente a él.

Éste cerró los ojos, por la emoción que sentía al ser tocado por el otro, y luego comenzaron a salir lágrimas de ellos.

─    ¿Por qué lloras, amor? – Le preguntó Hoseok con inmenso cariño, limpiando sus lágrimas.

 

─    Porque soy un tonto. Porque te hago daño y no quiero, pero tampoco quiero herir a mi familia. –

 

─    Ellos entenderán. Eres muy joven y no has vivido nada aún. No pueden obligarte a que le des tu vida a la iglesia para siempre. No pueden impedir que sientas emociones intensas como es el amor o la pasión. –

 

─    No me obligan, yo se los prometí. –

 

─    Pues rompe tu promesa. ¿O acaso yo no te importo nada? – Le preguntó.

 

El menor miró las negras pupilas de su hyung que brillaban por las lágrimas contenidas.

Hoseok se contenía para no llorar desesperado, para no suplicar, pero no podía evitar intentar convencerlo de su amor. Y Taehyung lo sabía.

 

─    Me importas demasiado, Hobi. Y tú lo sabes. – Le dijo al fin, sin poder lastimar más a ese hombre que lo miraba con tanto amor.

 

─    ¿Entonces? ¿No merezco ni una oportunidad? Solo te pido que trates de decirles la verdad a tu familia, que intentes mostrarles un panorama diferente al de ser sacerdote. –

 

─    ¿Quieres que les hable de nosotros, del amor que sentimos mutuamente? ¿Quieres que les diga que  estoy cometiendo un pecado tan grave como lo es la homosexualidad? –

 

─    El amor no es un pecado. Ni homosexual, ni heterosexual, transexual o como sea. El amor es amor, y no importa como sea. Es el regalo más divino que puede haber entre dos personas. – Le contestó.

 

─    Hobi, yo… - Pero se interrumpió, pues de pronto se dio cuenta de que no quería discutir ni luchar más. Sabía que amaba a Hoseok y que él otro chico también lo amaba, así que esa era la verdad que él mismo debería aceptar.

 

─    ¿Tú qué? – Le preguntó, acercándose más al menor.

 

Taehyung se inclinó ligeramente sobre el otro y le dio un beso en los labios, que fue muy leve.

 

─    Yo te amo. – Le soltó al fin.

 

Hoseok abrazó al menor por la cintura y lo besó con más fuerza, devorando los labios del muchacho que tanto deseaba.

Taehyung no luchó contra ese abrazo, había decidido aceptar el amor que sentía por éste hombre, había decidido también demostrárselo aunque después fuera más difícil la separación. Solo quería que las dos semanas que faltaban para que se fuera a Daegu, fueran dos semanas intensas.

Entonces sonó el timbre de la puerta y ambos se separaron.

─    Debe ser la comida, amor. – Le dijo Hoseok al menor. Luego se levantó para ir a recibir y pagar el pedido.

 

─    Comida para dos. – Dijo el chico sonriente, tratando de ganarse la propina.

 

─    Claro Jun, aquí tienes. – Y el mayor le dio unas monedas para que el mensajero se pudiera ir. Luego cerró la puerta y se acercó a Tae.

 

─    Comamos y luego seguiremos hablando, amor. ¿Te parece? –

 

─    Claro que sí. Tengo mucha hambre. – Y se sentaron a comer, mientras hablaban de Jin.

 

Jimin estaba en la obra, trabajando arduamente. Como siempre estaba checando que todo se hubiera hecho de acuerdo a las especificaciones.

Había bajado al sótano para checar la toma de corriente de todos los departamentos. Estaba feliz porque pronto terminarían y ya tenía algunos ofrecimientos de trabajo de parte del contratista de la obra.

De pronto volteó la mirada y ahí, sentado en la escalera, estaba Yoon Gi mirándolo fijamente. Los ojos gatunos del muchacho brillaban en la lejanía, pero Jimin podía verlos perfectamente y se sentía, como siempre, atrapado en su mirada.

─    ¿Qué quieres, hyung? – Le preguntó desde su lugar. Ya se había bajado de la escalera y solo veía los interruptores, poniéndole un masking tape en cada uno, con los números correspondientes a cada departamento.

 

─    Checo que trabajes. Pensé que dormías. – Le contestó Yoon Gi.

 

Jimin terminó con lo que hacía y recogió sus materiales. Luego se levantó y caminó hacia la escalera que ocupaba el mayor.

─    Pues como ves, estoy trabajando. Con permiso, pero tengo que ir a terminar… - Salió del sótano, pasando junto a Yoon Gi que solo lo miraba sin decir nada más.

Jimin salió hacia las regaderas de la oficina. Le daban oportunidad de bañarse cuando terminaba, porque en verdad había demasiado polvo y suciedad en la construcción.

Así que el chico tenía un locker para guardar su ropa limpia, y darse un duchazo.

Tomó sus cosas y entró a la regadera para refrescarse. Tenía planes de irse a su casa y descansar pues no tenía ánimos de salir ni divertirse con nadie.

Era demasiado honesto para darse cuenta que lo que sentía por el hyung de ojos gatunos era tan intenso que lo estaba deprimiendo, así que decidió no salir con nadie mientras no pudiera arrancarse a ese maldito gato de la mente y del corazón.

El agua caía en su cuerpo, haciéndolo relajarse. Cerró los ojos, gozando de la frescura del momento. Entonces escuchó una voz a sus espaldas.

─    Park Jimin, ahora tendrás lo que buscabas. – Le dijo Suga.

Jimin abrió los ojos y vio a Yoon Gi parado atrás de él, completamente desnudo. Y era obvio que estaba muy excitado.

─    Suga, no estoy para tus juegos. – Le contestó con pocas ganas, pero entonces el otro se acercó lentamente y lo empujó contra la pared de la ducha.

 

─    ¿Seguro? – Su mano delineaba los músculos del chico, empezando por sus brazos y bajando hasta su abdomen. Jimin cerró los ojos, sintiendo demasiado.

 

─    Solo… déjame. – Le pidió, pero Yoon Gi se acercó y lo besó con fuerza, abrazándolo posesivamente, envolviéndolo en un abrazo tan pasional que hizo que Jimin se estremeciera.

 

─    ¿Aún quieres que te deje, cariño? – Le preguntó el mayor sobre sus labios.

 

─    ¿Qué estás tratando de hacer? – Jimin se empujaba contra el otro, tratando de librarse del abrazo, pero Suga simplemente lo tenía aprisionado.

 

─    ¿No es obvio? – Y siguió besándolo con fuerza, hasta que el otro cedió y también abrazó al mayor.

 

─    Yoon Gi. – Lo miró y si, efectivamente, los ojos del mayor brillaban de lujuria y deseo, pero también había algo más en el fondo, algo que Jimin deseaba ver, pero que no se atrevía a esperarlo. 

Notas finales:

Nuevamente, gracias por sus comentarios. 

Espero hayan disfrutado del capitulo, y veamos que sucede con esos dos chicos que siempre andan peleando. 

Bueno, las veo en el siguiente. 

BESOS. 


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