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Drive my car. por Galaxy Diamond

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Pasó una semana desde que Jin saliera del hospital. No había quedado ninguna secuela de los coágulos pues al parecer todos se habían disuelto satisfactoriamente, sin embargo Jungkook no dejaba de preocuparse por él, y todos los días en la noche, le tomaba la presión y cuidaba que tomara una aspirina para niños, a fin de evitar coágulos nuevamente.

Le preparaba sus alimentos bien equilibrados e incluso aprendió a cocinar a fin de hacerlos él mismo.

Lo ayudaba a entrenar, poco a poco, sin que se excediera. Jin sonreía al ver a ese chico tan preocupado por él, tratándolo como un bebé, cuando incluso era menor que él. Pero le encantaba que lo mimara. 

Cuando iban saliendo del hospital, el día que dieron de alta a Seokjin, se encontraron a SCoups y a Suli que regresaban de comer.

La chica solo hizo una reverencia y se desapareció, dejando a Jungkook feliz de la vida. SCoups estaba algo molesto, pero no acostumbraba meterse en problemas ajenos, así que solo los saludó y luego se fue a trabajar.

─    ¿Todo bien, hyung? – Le preguntó Jungkook con curiosidad.

 

─    Sí, todo bien, Kookie. – Jin entró al auto ayudado por el menor y luego lo esperó a que fuera a dejar la silla de ruedas lejos de los coches. Cuando el menor regresó y le puso el cinturón de seguridad, Jin le dijo:

 

─    Hablé con Suli. Le deje en claro que no me gusta la gente mentirosa. Si hay algo que odio, es eso, que me quieran ver la cara de idiota. Así que le pedí que se alejara. – Le explicó.

 

Jungkook escuchó a su hyung y tuvo una mezcla de sentimientos, pues mientras le alegraba que Suli se alejara de su hyung, temía que éste se enterara de que era él, precisamente, Bunysatán.

─    No debió mentirte, hyung. – Le contestó lacónico.

 

─    No. Prométeme algo, Kookie. – Le dijo de pronto.

 

─    Lo que quieras, hyung. – Lo miró por el espejo retrovisor.

 

─    Prométeme que nunca me mentirás, que siempre me dirás la verdad, sea la que sea. – Le pidió.

 

─    Lo… prometo, hyung. – Y solo tragó saliva, pensando que tenía que decirle que había concursado ese día en el bar.

 

─    Gracias, Kookie. – Y  se recostó en el respaldo, cerrando los ojos, confiando ciegamente en el chico que lo llevaba a su casa.

 

Jimin y Suga no se habían vuelto a encontrar. Ambos procuraban mantenerse lejos, cada uno por motivos diferentes.

Suga se iba temprano, evitando quedarse solo con el menor que lo hacía sentirse tan extraño. Y Jimin, porque pensaba que su hyung solo quería burlarse de él, así que también lo evitaba.

El sábado siguiente, Jimin decidió dejar el bar. Fue en la noche para agradecerle al dueño del bar por sus atenciones con él.

─    Te felicito muchacho. Me da mucho gusto que te vayas a realizar tu sueño de ser Ingeniero y dejes este mundo de… mierda que hay en el bar. – Le dijo mientras tomaban un trago en su despacho.

 

─    No me arrepiento de haber trabajado aquí. Tuve la fortuna de conocerlo y usted ha sido como un padre para mí. Nunca agradeceré lo suficiente el haber tenido la fortuna de encontrarlo. – Le dijo el menor, con los ojos brillantes por las lágrimas contenidas.

 

 

─    Gracias, igual tu eres como mi hijo, Jimini. – Le dijo, tomando su mano con fuerza. – Y ya sabes, cuentas conmigo para lo que sea, cuando sea. – Le ofreció.

 

─    Solo trabajaré el siguiente sábado y le diré adiós al público. – Se levantó. Era viernes y al día siguiente sería su despedida.

 

─    Te extrañaremos. Todos en el bar te extrañaremos, pero me da gusto por ti, eres un excelente chico. – Y lo abrazó como al hijo que siempre deseó tener, pero que nunca pudo.

 

─    Y yo, lo extrañaré a usted y a las personas con las que trabajé que siempre fueron tan buenas conmigo. –

Y salió del bar, para subir a su coche y llegar a su loft. Iba solo. No tenía ganas de nada. Extrañaba ver a Yoon Gi, pero se había aguantado las ganas toda la semana, porque quería arrancárselo de la mente, pero al parecer, ese gato roñoso estaba incrustado ahí.

Cuando llegó al elevador, sintió una pistola que le apuntaba en las costillas.

─    Sube y no hagas nada heroico, o te mueres. – Le susurró una voz. Jimin iba a voltear, pero el hombre le encajó más la pistola, haciéndole daño. – No voltees. Solo entra al elevador. Ahora. – Le ordenó, sin que Jimin pudiera hacer nada para evitar que el otro subiera con él.

Cuando llegaron al piso de Jimin el hombre le seguía encajando el arma en la espalda.

─    Ahora, es momento de dormir. – Y sin más, le dio un golpe tan fuerte en la cabeza, que Jimin se desmayó.

 

Hoseok y Taehyung salieron a comer, como todos los días. A veces, iban a casa del menor y comían con el padre del chico. La señora Kim casi nunca estaba, pues se iba a reuniones de amigas o bien, a la iglesia. Pero el señor Kim siempre se quedaba ahí con ellos y les hacía la plática entretenida.

Veía a los dos chicos tan enamorados. Se había dado cuenta de eso y le daba gusto. Esperaba que Hoseok fuera más fuerte que la tonta insistencia de Taehyung de ser sacerdote. Rezaba por eso.

Porque sabía que su hijo era aún demasiado joven como para ir y jurar no amar a nadie más que a Dios. Y ahora, con Hoseok, tenía la esperanza de que ese hombre le enseñara a Taehyung los placeres de la vida y lo hiciera alejarse del seminario para siempre.

─     ¿Por qué no van al cine, muchachos? – Les propuso cuando terminaron el postre.

─     Claro, sería una muy buena idea. – Le dijo Hoseok al menor, mientras éste solo lo veía extrañado.

 

─     Pero… - No dijo más. Su plan era ir a casa del mayor y estar ahí solos, platicando.

 

─     Bueno señor Kim. Nos vamos, a ver que película está empezando, para que no le traiga tan tarde a Taehyung. – Le dijo levantándose y jalando al menor con él.

 

─     Ok, diviértanse chicos. Y por llegar tarde… no hay problema, sé que estando contigo, Taehyung estará muy bien. – Le dijo sin más.

 

─     Hasta luego, appa. – Y el menor besó a su appa en la frente. Luego salieron hacia el automóvil del mayor.

 

─     Entonces… ¿Vamos a ir al cine? – Le preguntó el menor al otro.

 

─     Sí. ¿No quieres? – Le dijo, bromeando, para ver como reaccionaba el otro.

 

─     Si… si tú quieres. – Pero se veía decepcionado.

 

 

─     Entonces vamos. Quiero ver “El conjuro” – Le informó feliz, porque era evidente que el menor deseaba estar en el departamento de Hobi, donde generalmente podían besarse y tocarse. Taehyung estaba demostrando, más que claramente, que necesitaba expresarle su amor.

 

Fueron al cine, y compraron los boletos. Ya adentro, la película resultó demasiado tenebrosa y Hoseok se asustó. Siempre lo hacía. Era pésimo para ver esa clase de películas.

─     ¿Quieres que nos vayamos, Hobi? – Le pregunto al verlo sobresaltarse por décima vez.

 

─     Si, vámonos. No puedo seguir viendo esto. – Y se levantaron, mientras Taehyung sonreía.

 

─     Ya me extrañaba que quisieras ver un película de terror, hyung. Si nunca te han gustado. –

 

─     Si me gustan, pero ésta es, de verdad, muy fuerte. –

 

─     Pues a mí no me asustó nada. –Le contestó.

 

Iban en el frente del coche, mientras Hoseok manejaba, el menor lo miraba abstraído por la belleza del rostro de Hoseok. Le parecía tan varonil y tan tierno. Su sonrisa valía más de un millón de dólares.

 

─     ¿Qué tanto me miras, cariño? – Le preguntó cuando llegaron a la casa.

 

─     Me gusta mirarte. Es demasiado agradable. – Le susurró, con cariño.

 

─     No más que mirarte a ti. Tú eres el chico más lindo del mundo, Taehyung. –

 

─     Y tú eres un mentiroso, hyung. Ya te dije que es pecado ser tan cursi. – Le dijo mientras abrían la puerta y entraban en el hall.

 

─     Siéntate, mandaré que nos traigan un poco de café. ¿O quieres otra cosa? – Le dijo.

 

─     Solo quiero que te sientes junto a mí. Y luego me abraces. ¿Se puede? – Le preguntó tiernamente.

 

─     Claro que se puede. Para mí es un placer abrazarte. – Le dijo rodeándolo con su brazo, y dándole un suave beso.

 

Taehyung cerró los ojos y con su mano, acercó el rostro del mayor. Profundizó el beso, haciéndole ver a Hoseok lo necesitado que estaba.

 

─     ¿Te gusta? – Le pregunto Hobi después de besarlo, aún sobre sus labios.

 

─     Sí, mucho. – Y se acercó más al mayor.

 

─    Y tú me gustas mucho a mí. –

 

─    ¿De verdad? –

 

─     Si, de verdad. Te amo, no solo me gustas, y necesito besarte. – Devoró de nuevo los labios del menor. Su mano recorrió el muslo de Taehyung, haciendo que gimiera bajo el suave tacto del mayor.

 

─     Hyung… -

 

Hoseok lo miró fijamente. Su mirada era una súplica, deseaba hacerle el amor, aunque fuera una vez, antes de irse al seminario.

 

─     Si, hagámoslo Hoseok. – Le dijo.

 

─     Te amo, te deseo y… necesito estar contigo. Necesito que me dejes un recuerdo inolvidable y… - Pero Taehyung le puso el dedo en los labios para que se callara.

 

─     Y yo también lo necesito. No puedo irme sin entregarte mi cuerpo y mi alma. No puedo. –

 

Volvieron a besarse con fuerza, y luego, Hoseok se levantó, seguido por Taehyung. Se tomaron de la mano y fueron a la habitación del mayor.

 

Jimin despertó aletargado. Sentía un poco de dolor de cabeza y de inmediato se dio cuenta que estaba con los ojos vendados.

 

─    Ya despertaste, cariño. – Le dijo una voz, demasiado conocida.

 

─    Yoon Gi. – Le dijo, identificándolo de inmediato.

 

─    Sí, soy yo. – Le dijo,  muy cerca del oído.

 

Jimin quiso levantarse, pero se dio cuenta que estaba amarrado a la cama. Sus dos brazos extendidos  hacia la cabecera y las piernas, hacia la piecera.

 

─    ¿Eres tan imbécil que me amarraste? – Le dijo al mayor.

─    No debes decirme groserías, soy tu hyung. –

 

─    Eres un imbécil. Suéltame, ahora. – Le ordenó, pero Yoon Gi solo sonrió y algo en su risa le dio escalofríos a Jimin.

 

─    Pero… ¿Qué es lo que quieres, qué pretendes? –

 

─    Nada especial. Solo… quería tenerte solo para mí, a mi merced. Y como has estado rehuyéndome toda la semana, pensé que era necesario atarte. –

 

─    ¡Pero estamos en mi casa! –

 

─    Sí, es tu casa. Muy bonita, por cierto. – Sonrió de nuevo y entonces Jimin sintió que se sentó en la orilla de la cama.

 

El menor, instintivamente se hizo a un lado, pero las cuerdas se lo impidieron.

 

El cuerpo del mayor estaba a su lado, completamente pegado al suyo, y su rostro cerca de su cara.

 

─    Quítame la mordaza, al menos quiero ver lo que me harás. –

─    No es importante que lo veas, sino que lo sientas, cariño. – Le susurró en la oreja, mordiendo su lóbulo con cuidado.

 

Jimin gimió ante ésta acción.

 

─    Déjame, no quiero que me toques. –

 

─    Pues todo tu lenguaje corporal me dice otra cosa. Me dice que si yo te toco… aquí. – Y su mano se sintió en el pecho. – Tú te pones más y más caliente. – Sonrió.

 

─    Déjame, no quiero que hagas nada, solo juegas conmigo y yo… yo no quiero eso. – Le dijo. Quería gritarle que se fuera, que no quería sentirlo junto a él, porque sabía que reaccionaría y no quería.

 

Suga lo escuchó y lo miró extrañado. Pensaba que Jimin solo era una puta ofrecida que hacía lo mismo con todos, pero ahora que lo escuchaba y por la reacción del chico, se daba cuenta de que no era así.

 

─    No estoy jugando. Tú eres el que quiere jugar, y yo solo te estoy enseñando que conmigo, las cosas no son así. –

 

─    ¿Qué te hace pensar que juego? –

─    Tus acercamientos. Solo… buscabas excitarme y ya, como diversión. –

 

─    No lo hice por eso, sino porque… - Pero no terminó.

 

─    ¿Por qué? –

 

─    Porque me gustas. ¿Contento? Me gustas mucho, hyung, aunque sé que yo para ti, no soy nada importante. – Terminó.

 

El silencio del mayor lo hizo sentirse más inseguro.

 

De pronto, Suga lo desató de las manos y de las piernas. Jimin se levantó para quitarse la venda de los ojos y vio al mayor esperando el elevador, a punto de irse.

 

─    ¿A dónde vas? –

 

─    Me voy. Creo que… todo esto fue un error. Lo siento. – Y Yoon Gi se veía tan abatido, tan extrañamente pesaroso que Jimin se le acercó.

 

─    ¿Qué esperabas? ¿Sexo salvaje y ya? – Le preguntó.

 

Suga lo miró y sonrió, pero su sonrisa era triste.

 

─    Esperaba darme cuenta de que para mí, solo eras un juego, pero ahora… ahora me doy cuenta de que no es así y… y yo no puedo aún aceptar esto. Lo siento, pero no puedo. – Le dijo, entrando al elevador para alejarse de ahí, prácticamente huyendo de Jimin.

 

Jimin escuchó el elevador en la planta baja abriéndose y luego vio a Yoon Gi corriendo hasta su auto, para luego salir huyendo de él. Y entonces, comprendiendo que su hyung jamás lo amaría de verdad, el muchacho comenzó a llorar, porque entendía que  para él, Suga era el amor que jamás sería correspondido.

 

 

 

─    ¿Cómo amaneciste, hyung? – Le preguntó Jungkook al mayor, el lunes por la mañana.

 

─    Muy bien. Quiero que comencemos con el entrenamiento intensivo, o no tendremos tiempo de ir dentro de un año. – Le propuso.

 

─    Le preguntaré al Doctor SCoups. Si el está de acuerdo, comenzaremos. –

 

─    Claro… appa Kookie. – Bromeó.

 

─    Vaya, así me agradeces que me preocupe, hyung. –

─    Discúlpame, Kookie, solo bromeaba. – Le dijo Jin, arrepentido.

 

─    No te apures, sé que bromeas. – Le sonrió.

 

En la mañana, al despertar, decidió hablar con Jin y confesarle lo que le había ocultado. Lo haría pasara lo que pasara, pero estaba muy nervioso.

 

Desayunaron juntos, platicando y bromeando. Luego, Jungkook le ayudó a Jin a bañarse, le tomó la presión y al fin, cuando terminó con todo, se sentaron para ver el noticiero.

 

Jungkook pensó que era el momento.

 

─    Hyung, tengo algo que decirte. – Le dijo, serio.

 

─    ¿Qué ocurre, Kookie? – Jin se preocupó.

 

─    ¿Recuerdas el bar gay? –

 

─    Si, donde trabaja Jimin. –

 

─    Exacto. –

 

─    Pues… hubo un concurso de bailarines. El premio era de cincuenta mil dólares. –

─    Sí, creo que supe de eso. – Y entonces recordó que no le dijo a Jungkook que había ido ahí.

 

─    Pues… bueno… la verdad… - Y cuando iba a decirle todo, sonó el teléfono del mayor.

 

─    Espera Kookie. Es Yoon Gi. – Le dijo y habló con su amigo.

 

Jin, tengo que salir del país. Regresaré en unas dos semanas. Te encargo la obra. – Y sin más, cortó, dejando a Seokjin completamente anonadado.

 

─    ¿Qué ocurrió, hyung? –

 

─    Yoon Gi se fue. Por dos semanas y me encargó la obra. – No podía creerlo. Era tan irresponsable de parte de Suga que, bueno.

 

─    ¿No te explicó más? –

 

─    No, solo me dijo que se iba y me cortó. – Lo miró también. – Bueno, perdón… Dime lo que me ibas a contar. – Le dijo, pero Jungkook lo veía muy preocupado y no quería aumentar tensión en su mayor.

 

Luego te digo, hyung. Supongo que quieres ir a la obra y hablar con los Hyungs. –

 

─    Si, por favor. – Y se levantó para ir a buscar a Hoseok y a Nam Joon.

 

 

Notas finales:

Hola. 

Disculpen que sea corto de nuevo. 

Pero prometo darles un super capítulo el próximo lunes. 

Además les comento que quizás ya estamos en la linea de meta. 

Bueno, pues muchas gracias por sus comentarios y por leer. 

BESOS. 


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