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Drive my car. por Galaxy Diamond

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Notas del capitulo:

Aquí está el siguiente capítulo. 

Lo hice bastante largo, esperando que lo disfruten mucho. 

Me gustaría mucho actualizar diario, como hacía antes, pero la verdad, releyendo mis fics anteriores, me doy cuenta de que la calidad no es igual, pues antes no revisaba debidamente, como ahora. 

Y que conste que no diga que lo que hago tiene demasiada calidad, pero si creo que, al menos, no están llenos de errores de ortografía u otros. 

 

Jimin se había derrumbado frente de Suga, en la puerta de su departamento, a donde se había dirigido una vez que reunió el valor necesario para enfrentar al mayor.

 

Cuando sintió que el mayor lo abrazaba, se alejó un paso y, limpiando su rostro con la mano, le dijo, mirándolo directamente a los ojos.

-       No me abraces, hyung. Por favor. Yo solo… solo… - Pero se detuvo, porque una figura apareció en el umbral del elevador y camino hacia ellos.

 

Suga giró el rostro para mirar hacia donde veía Jimin y observó que era Hoseok con Sara, quienes se acercaban a ellos.

 

Jimin hizo un gesto de desagrado. No quería que nadie más estuviera presente mientras hablaban y mucho menos alguien tan ajeno a ellos como Sara, así que solo les hizo una rápida reverencia y se fue, prácticamente corriendo y sin decir palabra.

 

Yoon Gi no hizo nada para detenerlo. También para él era difícil toda la situación y por supuesto, tampoco deseaba que hubiera testigos, así que solo miró a su amigo, con molestia.

-       ¿Qué se te ofrece, Hoseok? Buenas noches, Sara. – Les dijo, abriéndoles más la puerta para que entraran.

 

-       Lo siento, creo que interrumpimos. – Dijo Hoseok. Pero igual entró al departamento, tomando de la mano a su linda novia.

 

Suga solo sonrió falsamente, y cerró la puerta.

 

Cuando los tres estuvieron sentados, Yoon Gi se sentó en su sillón favorito, unió las manos por los dedos y esperó.

-       Necesito que me ayudes, hyung. – Le dijo Hoseok, directamente.

 

-       Te hemos estado depositando tu parte de las acciones cada mes. Ya no eres accionista, pero estamos respetando el acuerdo. Con eso puedes sobrevivir muy bien, amigo. –

 

-       Y se los agradezco, pero necesito trabajar, hacer algo con mi vida y no solo mirar el cielo. – Le explicó.

 

-       No podemos contratarte. Lo sabes. –

 

-       Si, y se me ocurrió otra cosa. –

 

-       ¡Hobi se disfrazará! Y así le darán una identificación falsa y podrá entrar a trabajar en la compañía. – Le dijo Sara, haciendo que Suga la mirara.

 

-       ¿A quién de los dos se le ocurrió tan “brillante” idea? – Preguntó sarcástico.

 

-       A mí. – Dijo Sara, feliz por la ocurrencia.

 

-       Escúchame bien, Sara. No podemos disfrazar a Hoseok y ya. Recuerda que se le tomarán las huellas digitales y también el fondo de ojo, para hacerle una identificación. Y entonces saldrá su verdadero nombre. Por otro lado, lo que tú sugieres es ilegal y yo no pienso entrar a prisión, solo porque Hoseok no puede estar en su casa, sin hacer nada. –

 

-       Yo… pensé que era una magnífica idea. – Le contestó apenada. Hoseok tomó su mano, viéndola tan mortificada.

 

-       No te apures. Hubiera sido una idea genial… si esto fuera una película y no la vida real. – La miró y sintiendo lástima de ella, le sonrió superficialmente. En realidad, la chica no le simpatizaba mucho, pero era la novia de su mejor amigo, así que podía tolerarla.

 

-       ¿Entonces qué haré? –

 

-       Seguir cobrando las acciones que te depositamos. No sé qué otra cosa quieres hacer. No puedes trabajar aquí en Asia. Pero puedes irte a Europa o América. –

 

Entonces sonó el celular de Sara. Ésta, sorprendida lo contestó, levantándose para alejarse y no interrumpir. Escuchó por unos minutos y luego, feliz, se acercó a Hoseok.

 

-       Era mi jefe. Me invitaron a participar en un proyecto que se está haciendo. Mañana iré a una junta para ver cómo será todo. ¿No te alegras amor? Tendremos más dinero. – Le dijo, inocentemente.

 

-       Tendrás tú, más dinero. – Observó Hoseok, bastante molesto.

 

-       Todo lo mío es tuyo, amor. Y lo sabes. – Y lo besó, a pesar del desagrado de Suga.

 

-       Bueno, pues… no los corro, pero tengo que dormir temprano. – Les dijo, levantándose porque no deseaba presenciar por más tiempo tanta cursilería.

 

-       Ok, hyung. Gracias por atendernos y disculpa la interrupción. – Le dijo Hoseok, mientras salía de la mano de Sara.

 

-       No te apures. En realidad, creo que no interrumpiste nada. – Le dijo, sin querer entrar en más explicaciones.

 

Hoseok y Sara salieron del departamento de Yoon Gi, para subir al coche del muchacho.

 

No se daban cuenta de que alguien los seguía todo el tiempo. Alguien que le pasaba el informe de sus actividades diarias a Taehyung.

 

Éste los recibía y leía ávidamente, durante la noche, gozando el fracaso del mayor, y pensando divertidamente, en lo que le haría después.

 

 

Jungkook llegó a la casa sonriendo, feliz como siempre que regresaba a ver a Jin. Lo amaba tanto que el solo pensamiento de verlo, lo hacía sonreír.

 

Subió hasta la habitación y no lo encontró, así que supuso que estaría en el despacho, pero tampoco lo encontró ahí. Finalmente, escuchó ruidos en la recámara del bebé y fue ahí, buscando al amor de su vida.

 

Encontró a Jin, moviendo algunas cosas, acomodando otras, y en fin, revisando que todo permaneciera como antes, cuando vivía el niño.

 

Jungkook sonrió aún más y entró al cuarto, tratando de hacer sonreír a su hyung.

-       Jin hyung, ya regresé. – Le dijo, acercándose más, para darle un suave beso.

 

-       Kookie, amor. – Le correspondió.

 

Jungkook hizo más profundo el beso y se movió para abrazar a Jin, sin embargo, con su movimiento, empujó una hermosa lámpara china que Seokjin guardaba como si fuera algo sagrado.

 

Esa lámpara era la adoración de Ji Hoon y de Jin. Cuando la encendían, giraba y enviaba sombras de diferentes dibujos animados al techo, y siempre que la veía, el bebé se reía mucho, haciendo que Jin sonriera también.

 

Así que cuando el mayor escuchó que se caía y luego se rompía, se exaltó demasiado.

-       ¡Jungkook, mira lo que hiciste! – Gritó, empujando al otro para recoger los pedazos de la lámpara.

 

-       Yo… hyung, lo siento. – Y salió para ir por recogedor y levantar la basura, pero cuando comenzó a barrer, Jin le quitó la escoba de las manos y la aventó afuera de la habitación.

 

-       ¡No la tirarás a la basura! ¡No seas estúpido! – Volvió a gritar, ofendiendo al menor, haciéndolo sentirse miserable.

 

-       Perdón…hyung, yo… solo… - Pero sus ojos comenzaron a empañarse y su voz se quebró.

 

-       ¿Tú qué? ¡Ya hiciste bastante, lárgate de aquí ahora mismo! ¡Anda, largo! – Y sin ninguna contemplación, lo empujó fuera de la habitación, furioso.

 

Jungkook lo miraba desde afuera, mientras gruesas lágrimas caían de sus ojos. Veía a Jin desesperado, recogiendo cada minúscula partícula de la lámpara y luego ponerla en una bolsa para armarla después.

 

Una vez que Jin salió con la bolsa, pasó de largo junto a Jungkook y bajó a la cocina para dedicarse a armar el objeto, inmediatamente.

 

Entonces llegó la señora Jeon.

 

No había estado en casa, pues Taehyung le había pedido que trabajara con su omma, quién necesitaba una dama de compañía que le ayudara a sentirse menos sola y triste, y la señora Jeon era perfecta para eso, así que en las noches regresaba a casa, con su hijo.

 

En cuanto entró, fue a la cocina y vio a Jin trabajando con la lámpara.

 

Saludó, pero apenas recibió una respuesta.

 

Se fue a su recamara y ahí, sobre la cama, llorando amargamente, encontró a Jungkook.

-       ¡Kookie, hijo! ¿Qué pasó? –

 

-       ¡Yo… hice una estupidez y Jin se enojó conmigo! – Le dijo, abrazando a su madre.

 

-       Pero… -

 

-       Rompí la lámpara de Ji Hoon y Jin se enfureció y yo… yo no sé cómo enmendar mi error. – Le decía, sollozando quedito.

 

-       Pero si solo es una lámpara. El señor Kim no tiene por qué exagerar. – Le dijo su omma, restándole importancia.

 

-       Para él es muy importante, porque es de Ji Hoon y  yo… yo la rompí por idiota. – Le explicó.

 

La señora suspiró, algo exasperada. En verdad que esa obsesión del arquitecto Kim con el bebé muerto le molestaba y más, cuando por su causa, regañaba a su hijo, y lo maltrataba.

 

-       Ese bebé está muerto. Entiende que esa lámpara ya no es de nadie, solo es algo material y sin importancia.  – Le aclaró.

 

-       Para Jin es muy importante. Demasiado. – Le dijo con pena.

 

-       Tú no vas a dejar que nadie te maltrate y menos por una estupidez como esa.  – Le explicó.

 

Jungkook solo la miró y bajó la vista.

 

-       ¿Te golpeó o algo así? – Le preguntó.

 

-       No, pero… -

 

-       Iré a hablar con él. Ahora mismo. –

 

-       No omma, por favor, no te metas. – Le dijo, tomándola del brazo.

 

-       Nadie ofende a mi bebé y se queda como si nada. Nadie. Además tengo que decirle que tengo trabajo y que me iré a vivir con Taehyung y su omma, y tú también vendrás conmigo. – Le informo.

 

-       ¿Yo? –

 

-       Si, tú. No te voy a dejar con ese hombre, para que te maltrate por causa de un recuerdo que no ha superado. –

 

-       No me iré, omma. Yo amo a Jin, lo amo demasiado. – Le explicó y entonces su omma le acarició la mejilla.

 

-       Yo sé que lo amas, mi amor. Pero no quiero que él abuse de ti, del amor que le tienes. –

 

-       No abusa. Él es bueno conmigo, pero hoy… hoy hice una tontería y… -

 

-       Deja de decir eso. Solo fué un accidente, y ya. No exageres y no le des la razón. – Le regañó.

 

-       Por favor. Quiero quedarme con él. Por favor. – Le pidió.

 

-       Está bien. Pero yo me iré con Taehyung, él me ofreció una habitación, comida y todo lo necesario, así que lo tomaré. No viviré más tiempo a expensas de Jin. Si luego quieres ir conmigo, serás bien recibido. – Le ofreció.

 

-       Si, omma. Lo sé. – La besó y luego le dio un beso en la mejilla. – Te ayudaré a guardar tus cosas, y luego te llevaré a la casa de Taehyung. –

 

-       No es necesario, la limusina vendrá por mí en dos horas. – Le informó y entonces entre los dos, guardaron las cosas de la señora.

 

Una vez que su omma se fue, Jungkook fue a buscar a Jin a su habitación. Pensaba que estaría más calmado y que su enojo se había bajado lo suficiente como para hablar.

 

-       ¿Jin, amor? – Le preguntó. Lo encontró en la cama, recostado y leyendo una revista de deportes.

 

El mayor levantó la vista de lo que leía y lo miró.

 

El rostro de Jungkook se alegró tanto al mirar a su novio tan hermoso, tendido en la cama, completamente apetecible.

-       ¿Estás mejor, hyung? – Le preguntó, acercándose al otro, mientras se sentaba en la cama.

 

Seokjin miró a Jungkook y solo sonrió. Amaba tanto a ese chico, tanto que solo con verlo se sentía demasiado feliz.

-       Perdóname, Jungkook. Perdóname por haber sido tan grosero y tan… estúpido contigo. – Lo abrazó y ambos quedaron acostados sobre la cama, la cabeza de Kookie sobre el pecho de su hyung.

 

-       Sé que esa lámpara es muy importante para ti. Todo lo de tu hijo es demasiado importante para ti. Lo siento, por favor, perdóname. Compraré otra, lo prometo. – Le ofreció, sintiéndose tan mal con el otro por haberle roto su lámpara.

 

 

-       Mi hijo está muerto. Y tú estás aquí conmigo, así que ahora mismo, tú eres mucho más importante para mí. No debí ser tan idiota. Lo siento, de verdad lo hago. – Le dijo al fin, levantando la barbilla de Kookie y dándole un suave beso en los labios.

 

-       Olvídalo, hyung. – Sonrió y volvió a besar a Jin.

 

-       Tengo hambre. ¿Me acompañas a cenar algo, amor? – Le pidió, mientras se levantaba con el otro chico.

 

-       Claro. – Y ambos bajaron al comedor, reconciliados y felices.

 

Al día siguiente, el licenciado Bang les envió una propuesta para fusionarse nuevamente. Tenía muy buenos puntos, y entre otros, una fusión de más de cinco años y una repartición justa y equitativa de las ganancias.

 

Jin estaba feliz y miraba a Jungkook sorprendido. Éste aún no le había dicho que lo había visto en la universidad, pero mientras estaban en la oficina, regresó a la escuela.

 

-       ¿Aceptarán la fusión? – Les preguntó Jimin, pensando que entonces Owol podría hacer tratos con Taehyung, sin ninguna clase de presiones.

 

-       Claro que lo aceptaremos. Eso nos ayudará mucho. – Le dijo Nam Joon.

 

-       Bueno, entonces… disolveremos la fusión con Owol. Taehyung no quiere que tenga ningún vínculo con otra empresa. –

 

-       Lo sabemos. De hecho, enviaremos a nuestros abogados a Busan para que él firme la disolución y nos pague la multa por incumplimiento. – Dijo Suga.

 

Jimin lo miró serio.

-       ¿Le cobrarán la multa? Él no está disolviendo el vínculo, son ustedes los que lo están disolviendo. Él no iba a fusionarse con Taehyung, según recuerdo. –

 

-       Claro. No le cobraremos nada, pero le enviaremos los papeles de la disolución. – Intervino Jin.

 

-       Ok, eso me gusta más. –

 

-       Veo que te preocupa mucho Owol. – Le dijo Suga, algo molesto.

 

-       Es mi amigo. Por ahora, mi mejor amigo. – Le dijo, sonriendo.

 

Yoon Gi sintió como una patada en el hígado, pero solo medio sonrió.

-       Pues… lo felicito. – Comentó Sarcástico.

 

-       Entonces me iré a Busan. Yo quiero seguir trabajando con él y aquí ya no me necesitan. – Jimin se levantó mientras hablaba. – Fue un placer. – Y les hizo una reverencia, antes de salir del despacho.

 

Mientras iba caminando a la salida, una llamada llegó hasta su teléfono celular. Era de Taehyung.

 

Mientras tanto, en la empresa de Sara.

-       Señorita Lee, queremos que usted dirija la oficina de Busan. – Le dijo su jefe directamente.

 

-       ¿De verdad? – Preguntó Sara feliz.

 

-       Sí, claro. Sabemos que estudió Diseño Gráfico y que ha estado trabajando con nosotros durante bastante tiempo. Creemos que está preparada. –

 

Estaban en las oficinas de la casa matriz. Taehyung había comprado la mayoría de las acciones y entre sus solicitudes, estaba que Sara dirigiera la oficina de Busan.

-       ¿Cuándo puede irse allá? –

 

-       Cuando ustedes quieran. Yo estoy dispuesta en cualquier momento. – Les dijo, feliz.

 

-       Bien, entonces… en tres días la esperamos allá. Estamos conscientes de que debe dejar arreglados todos sus asuntos aquí, y que debe empacar, disponer de su casa, etc. ¿Le parece bien salir a Busan el jueves próximo? –

 

-       Si, está perfecto. –

 

-       Bueno… el señor Bang, aquí presente, le dará a firmar los papeles necesarios. Felicidades, Sarita. – Le dijo su jefe y luego, salió del lugar, dejándola a solas con Yongguk.

 

Éste la miró sonriendo. Le gustaba la chica, pero más le gustaba la idea de ganarse un millón de dólares, así que demasiado amablemente, le fue dando los documentos para que los firmara.

-       Felicidades, señorita Lee. – Le dijo al final.

 

-       Gracias, en verdad, éste es el sueño de mi vida. – Le expresó demasiado feliz.

 

-       ¿Podríamos ir a celebrar, entonces? – Le propuso.

 

Sara miró a Bang y dudó. Era un hombre muy guapo y varonil, además tenía todo el aspecto de un triunfador. Nada que ver con el Hoseok de ahora que incluso era un poco desaliñado.

 

-       Claro. ¿Qué propone? –

 

-       Una comida en el mejor restaurante de Seúl y luego, ir a bailar. – Decidió.

 

-       Solo hago una llamada y nos vamos. ¿Le parece, licenciado? –

 

-       Claro. – Y la miró sonriendo. – La espero aquí… no tarde, por favor. – Le dijo, devorándola con sus ojos oscuros.

 

Sara solo sintió que la grave voz de Yongguk la envolvía y sin más, salió de la oficina para llamar a Hoseok e inventarle que tenía una junta y que llegaría tarde.

 

Éste recibió la llamada, consternado. Odiaba estar encerrado, pero no tenía un quinto. Necesitaba ir al banco así que, con flojera, salió para sacar dinero y buscar algo para cenar.

 

Entonces recibió una llamada a su teléfono celular. Era de Taehyung.

-       ¿Qué quieres? – Le preguntó Hoseok, molesto.

 

-       Tesoro. ¿Cómo estás? Hace mucho que no hablamos, cariño. – Le dijo en un tono excesivamente meloso.

 

-       ¿Qué carajos quieres? – Le preguntó de nuevo, exasperado y enojado.

 

-       ¡Cariño!, ¿Qué lenguaje tan vulgar es ese? – Le preguntó burlón. – Solo quiero saber cómo estás, si te hace falta algo, no sé, cualquier cosa. – Le dijo.

 

-       ¿Quieres dejar de molestar con tus estupideces? – Le dijo y cortó la llamada, furioso.

 

-       ¡Idiota! – Gritó, caminando con mucho frio, hacia el banco.

 

Cuando terminó de sacar su dinero, fue a una cafetería de poca monta, a dos cuadras de su casa. No tenía mucha hambre, pero sabía que debía comer, hacer ejercicio y mantenerse bien, o moriría solo por la depresión.

 

Entonces volvió a sonar su celular.

 

-       ¡Que dejes de estar jodiendo! –Gritó al contestar.

 

-       ¡Oye, ¿Qué te pasa?! – Le dijo Suga.

 

-       Hyung, perdón… creí que eras… Taehyung. –

 

-       ¿Te ha llamado? –

 

-       Si, solo para joder. Ya sabes, ahora soy su diversión. –

 

-       ¿Ya comiste? –

 

-       Estoy comiendo ahora. En un restaurante barato, a dos cuadras de mi casa. –

 

-       Vaya. Y yo que te iba a invitar. –

 

-       Invítame un café. Necesito hablar con alguien, no puedo seguir así. Me voy a matar si no hablo con alguien. – Le dijo y Suga supo que hablaba en serio.

 

-       Para eso está Sara. ¿No? –

 

-       No, a ella no puedo decirle todo. Se reiría de mí y me dejaría. No puedo decepcionarla. – Le contestó.

 

-       Ven a mi casa. Anda, toma un taxi y hablamos. – Le dijo Suga.

 

-       Ok, voy para allá. – Y cortó, pagó y salió de ese lugar, que lo deprimía aún más.

 

Cuando iba buscando un Taxi, la limusina de Taehyung se detuvo frente a él, y el muchacho bajó del coche, mientras dos hombres lo sujetaban.

 

-       ¡Súbanlo ahora! – Les ordenó, logrando que los dos tipos sujetaran a Hoseok y lo subieran a fuerza a su coche.

 

-       ¡Suéltenme, déjenme! – Gritó, pero un golpe en el estómago lo dejó callado por el resto del camino.

 

-       Así me gusta… cariño. – Le dijo Taehyung, mientras le ponía el pie encima, al cuerpo tendido en el suelo de Hoseok.

 

Al fin llegaron a una bodega enorme. Sacaron a Hoseok del coche y lo amarraron a una silla que estaba ahí.

 

-       ¡Déjenme a solas con él! – Les ordenó y los demás obedecieron, una vez que sujetaron con fuerza al otro.

 

-       ¿Qué quieres? ¿Qué vas a hacerme? – Preguntó Hoseok asustado.

 

Taehyung se acercó a él, lentamente. Estaba muy serio y sus ojos parecían vacíos. En verdad, daba miedo.

 

-       Sé que tus amigos te están dando dinero. Limosnas que depositan a tu nombre en el banco y que tú retiras cuando tienes hambre, como el perro que eres. – Le dijo, mientras lo obligaba a mirarlo, jalando el cabello del otro.

 

-       Si, ellos me ayudan, pero no les hagas nada, ellos solo quieren ser buenos conmigo. –

 

-       Lo sé, cariño, lo sé. – Le dijo, golpeando suavemente sus mejillas. – Y dejaré que sigan haciéndolo. Después de todo, si mueres de hambre, se acabaría la diversión. ¿No? – Le preguntó sonriendo.

 

-       Solo mátame y ya. No sé porque alargas algo que llegará de cualquier forma. Sé muy bien que quieres matarme. Lo veo en tus ojos. –

 

Taehyung sonrió nuevamente al verlo tan desesperado.

 

-       Eso quisieras, amor. Pero… aún no. Primero debes pagar ojo por ojo, cada minuto de sufrimiento que mi oppa sufrió por tu causa. Cada uno de los minutos que estuvo agonizando en el hospital, con un terrible dolor en el pecho, causado por tu estúpida culpa. - Le dijo, con voz grave.

 

-       Solo deja a los demás fuera. Esto es entre tú y yo. No metas a nadie más, ¿Lo escuchaste? A nadie más. – Le advirtió furioso.

 

-       ¿A nadie más? – Reflexionó Taehyung y luego lo miró. – ¿A alguien como… Sara, por ejemplo? – Le preguntó y Hoseok se revolvió furioso y desesperado.

 

-       ¡Déjala en paz! ¡Ella no te ha hecho nada, absolutamente nada! –

 

-       Es… verdaderamente conmovedor la manera en la que la defiendes. Realmente la amas. ¿Verdad? – Le jaló el cabello para que levantara la cara y lo mirara.

 

-       Si, la amo. Pero… te amé más a ti, mucho más. – Le dijo y Taehyung lo soltó molesto y sin querer escucharlo.

 

-       ¡Mentiroso! Solo eres un perro mentiroso, que suplica por su vida. Pero no te creo, ya nunca más te creeré ninguna palabra que salga de tu estúpida boca. – Lo soltó asqueado. – Veremos cómo reacciona Sarita. Ya veremos. – Le dijo, dejando al otro con demasiada curiosidad.

 

-       ¿Qué le harás? Dime, qué le vas a hacer. –

 

Pero Taehyung salió del lugar sin responder.

 

Luego, de mucho tiempo, una patrulla llegó para rescatarlo.

-       Fue Kim Taehyung, él me secuestró y me obligó a venir. – Les dijo.

 

La policía buscó a Taehyung, pero resultó que había veinte testigos que aseguraron y juraron que el muchacho había estado en una fiesta durante toda la tarde y la noche, incluso había un video que lo comprobaba.

-       ¡Maldito Taehyung! – Juró Hoseok, mientras veía el video donde, efectivamente, se apreciaba a Taehyung divirtiéndose en la fiesta, a la misma hora que lo atormentaba a él.

 

Jimin llegó a su loft para empacar y regresar a Busan. En realidad, no quería permanecer más tiempo en Seúl, pues pensaba que ese lugar lo debilitaba demasiado.

 

Cuando iba a entrar a su elevador, alguien lo empujó adentro y, girándose, vio a Suga que entró con él al elevador industrial.

-       Tú y yo, tenemos una plática pendiente, Jimin. Y no te irás a ningún lado hasta que la terminemos. – Le dijo.

 

-       Como quieras, hyung. – Le contestó, aunque su corazón latía asustado pues la cercanía de Suga lo hacía ponerse demasiado nervioso.

 

Entraron al departamento de Jimin.

-       ¿Quieres tomar algo, hyung? –

 

-       No, gracias. Solo quiero que hablemos. – Le dijo, sentándose como si fuera su casa.

 

-       Adelante, estás en tu casa. – Le dijo irónico.

 

-       Gracias. – Contestó descarado.

 

Jimin se sentó enfrente de él, y por unos minutos, solo se escuchaban los ruidos de la noche, en la ciudad.

 

-       Ayer, cuando llegaste a mi departamento, me dejaste completamente preocupado. – Le dijo Suga al menor.

 

-       Fue un error. Lo siento. –

 

-       ¿Ir a mi departamento? –

 

-       Si, ir y pensar que podría convencerte de que fueras sincero. Ahora veo que solo fue una tontería de alguien demasiado ingenuo. –

 

-       Soy sincero. Cuando te pedí que fuéramos amigos, fui sincero y ahora lo soy también. –

 

-       La gente no cambia, hyung. –

 

-       Yo no estoy cambiando. Nunca he sido ese imbécil que conoces. En realidad, soy un buen amigo, un hombre leal que sabe lo que quiere. – Le dijo, sin dejar de mirarlo.

 

-       ¿Y qué es lo que quieres, entonces? –

 

Suga suspiró. Dudaba entre decirle directamente lo que quería, o bien, ser más sutil.

 

-       Habla. Anda. –

 

-       Por ahora, lo que quiero es que seamos amigos, y que no te vayas. Quiero que te quedes y me des la oportunidad de ser amigos. Como te dije antes. –

 

-       Tengo que irme. Éste lugar me ahoga. –

 

-       ¿Seúl te ahoga? –

 

-       Sí, me ahoga. –

 

-       ¿Por qué? –

 

-       Porque… no sé. – Evadió.

 

-       Si lo sabes. Anda, dime. Sé sincero tú también. –

 

Jimin lo miró y solo lo dijo.

 

-       Porque… me recuerda cosas que quiero olvidar. Porque sé que soy un imbécil que quiere lo que no puede tener y eso… eso es tan degradante y tan humillante al mismo tiempo, que me ahoga. – Le confesó.

 

-       ¿Cosas que yo hice? –

 

-       Entre otras, sí. –

 

-       ¿Y qué quieres tener, pero no puedes hacerlo? –

 

Jimin lo miró, pero solo sonrió.

 

-       Haces demasiadas preguntas, hyung. Creo que ya te he dicho bastante. Solo… déjame ir, no me presiones y ya. –

 

-       No quiero que te vayas. Por favor quédate, Jimin. – Le pidió, en un tono tan triste, que el menor solo lo miró.

 

-       ¿A ti en que te afecta que me vaya? Solo soy un gay más en tu vida, que te estorba. ¿No? –

 

-       No, no eres eso. Eres… eres alguien a quién quiero como amigo y no podemos ser amigos si te vas tan lejos. – Le explicó.

 

-       Amigos. – Ratificó Jimin.

 

-       Si, amigos… por ahora. – Agregó, haciendo que Jimin enrojeciera.

 

-       Hyung… deja eso. Por favor. Ya te dije que no debes mentir. Podemos ser amigos, sin necesidad de que mientas o finjas que pretendes algo más. No es necesario. – Le dijo, triste.

 

-       Jimin… -

 

-       Tengo sueño, hyung. ¿Podrías, por favor, dejarme solo? – Le pidió, no aguantando más la cercanía del otro.

 

-       Está bien. Por ahora, me conformo con esto. ¿Te irás entonces? –

 

-       Creo que sí. No tengo nada que hacer aquí. –

 

-       Si tienes. Y mucho que hacer. –

 

-       ¿De verdad? –

 

-       Claro, tengo una lista de al menos cincuenta cosas que podrías hacer en la empresa y que nadie más haría. – Le sonrió y Jimin, a su pesar, sonrió también.

 

-       Hyung… eres tan… caprichoso. –

 

-       Lo soy, pero no es por capricho, es solo que no quiero perder al mejor ingeniero de la empresa. No quiero que Owol te acapare. – Le dijo y luego se levantó.

 

-       Lo pensaré. –

 

-       Está bien. Te creo. Piénsalo muy bien, por favor. Y yo, mientras, estaré esperando que te quedes. Eso me haría muy feliz, de verdad. –

 

Jimin solo lo miró y luego, ambos caminaron al elevador. Suga lo abordó y sin dejar de mirarlo, le hizo una reverencia que dejó al menor muy sorprendido.

 

-       Gracias por todo, Jimin. Por escucharme y por darme otra oportunidad de ser amigos. No te defraudaré, lo prometo. – Y al fin, bajó en el ascensor, dejando al menor con la mente completamente revuelta.

 

 

Notas finales:

También aprovecho para agradecerles a todos los que me han enviado un review. 

Mañana los contestaré, porque ahora estoy trabajando y me escapé para subir el capitulo, pero no puedo tardarme más. 

Trataré de subir otro capitulo el martes, espero poder porque ahora se me ocurren muchas cosas en la historia, y claro, ya saben que si tienen alguna idea especial o algo que quieran que se agregue, no tienen más que escribirlo y trataré de complacerlas. 

Ok, ya fue mucho rollo. 

Los veo en el siguiente capitulo. 

Gracias por leer y por sus comentarios. 

BESOS. 


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