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Lo que una vez fui por Evaamaelyaoi

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Notas del capitulo:

Me tardé, lo sé, pero estaba de vacaciones y no tenía internet.

Ya estoy de vuelta. 

Gracias por todos vuestros comentarios, los leo todos, pero no tengo mucho tiempo, asi que no vos ofendais si no los contesto. Prometo que si me haceis preguntas las contestaré.

Por cierto, lo he estado pensando, y al ver que muchos escritores de esta página lo hacen, he decidido que si alguien quiere hacer pedidos de alguna historía, sea de Vampire Knight o de qualquier otra cosa, puede decirmelo y yo las escribiré.

Zero caminaba por el pasillo de las clases nocturnas en dirección a la habitación de Alan. 
-Zero.- Zero se quedó quieto al oír la voz de Yuuki. Se giró en su dirección y no pudo evitar mirar el vientre de está.
-¿Quiere algo princesa Kuran?- preguntó cortante. Yuuki abrió los ojos con sorpresa.
-Yo... bueno, no tuvimos la oportunidad de hablar antes. Ha pasado mucho tiempo desde que nos vimos por última vez, ¿no te gustaría hablar un rato con migo?- preguntó Yuuki con la voz más inocente que pudo conseguir. Ella ingenuamente creía que el cazador seguía enamorado de ella, pobre, que equivocada estaba.
-No tengo ningún deseo de hablar con usted, princesa Kuran. Ahora, si me disculpa, tengo cosas más importantes que hacer.
Sin dedicarle ni una mirada, ni escuchar lo que sea que Yuuki le dijo después de que le diera la espalda, se volvió a dirigir a la habitación de Alan.
Cuando llegó a la habitación, se quedó parado pensando en lo que le diría cuando este le abriera. Al final se decidió a tocar. Escucho los pasos de Alan dirigiendose a la puerta. Alan le recibió con una sonrisa
-Me preguntaba cuanto más tiempo pensabas estar parado aquí.- Zero se sonrojó asta las orejas. Al ver a Alan su mente se quedó en blanco.
-Alan yo....
-¿Vas a quedarte fuera?- preguntó divertido al ver que no tenía intención de moverse. Zero se sonrojó aun más y entró en la habitación. Alan se sentó en uno de los sillones y le sonrió indicandole que podía hablar.
-Yo no me acuerdo de todo, pero si mal no recuerdo tu y yo estamos...estamos prometidos.- Alan asintió.- Voy a serte cinsero Alan, me gustas pero no estoy completamente seguro de mis sentimientos, es decir, hace mucho que no nos vemos no te conozco en nada.- Dijo muy rápido mientras poco a poco se perdía en los profundos ojos negros de Alan. Este sonrió.
-Es normal que dudes,- dijo mientras se levantaba y se acercaba al peliplateado. Zero comenzó a retroceder asta que su espalda se chocó contra una de las paredes. Alan le acoraló y su sonrisa aumentó mientras se acercaba a la oreja del cazador y le susuraba.-Deja que te aclare tus dudas ángel.
Alan comenzó a repartir besos en el cuello de Zero, pasando a su mandibula para finalmente unir sus labios. Lo que Zero sintió ante el contacto de sus labios fué algo indescriptible. Él ya se había besado antes, de hecho hace bastante tiempo que perdió la virgnidad con una chica de su clase cuyo nombre ni siquiera recordaba. Pero no era lo mismo, no era como con Alan. Su cuerpo tembló cuando el pelinegro pasó las manos por sus costados por encima de la ropa mientras invadía con su lengua la boca del cazador.
Zero no se resistió cuando Alan le tumbó en la cama, ni tampoco cuando este empezó a quitarle la ropa. El cazdor simplemente disfrutaba de lo que el pelinegro le estaba haciendo.
-No tienes ni idea de cuanto deseé esto.- Susurró Alan mientras repartia besos por todo su cuerpo y jugaba con sus tetillas. Zero no dijo nada, estaba demasiado perdido en el placer que le estaba dando el angel caido.- Ya lo verás Zero, no hay nada más placentero que unirte a tu pareja destinada.
Cuando Zero tenía la mente completamente en blanco, sin poder pensar en nada que no sea Alan, un grito desgarrador sonó por todo el edificio.
Alan y Zero se separaron mirandose sorprendidos. Se podía oler sangre en el ambiente. Zero se puso la ropa rapidamente y salió corriendo de la habitación. Guiandose por el jaleo que se montó en las habitaciones de la clase nocturna, llegó a la habitación de los Kuran. 
La puerta estaba abierta asi que Zero entró sin rodeos. Toda la antigua clase nocturna estaba allí mirando preocupados a Yuuki la cual estaba gritando mientras Kaname le sujetaba la mano y le decía palabras tranquilizadoras al oido.
-¡No!-Gritó Yuuki.- No puede nacer, todavía es pronto. 
Entonces Zero lo comprendió, Yuuki había entrado en labor de parto. Sintió su mano ser jalada. Retrocedió saliendo de la habitación y se sentó apoyandose en una pared junto a Alan.
-Por más que lo intente, no puedo no preocuparme por ella.- Susurró Zero.
-Ha sido tu hermana por tantos años, si no te preocuparas por ella sería demasiado desalmado por tu parte.- Zero sonrió. Alan siempre tenía algo que decir para tranquilizarlo. Por eso, recordó, que siempre iba con él cuando era pequeño y Sara le regañaba. No importaba que hubiera hecho, Alan siempre le potegía.
En unos minutos llegó el médico que atendería el parto junto a Cross. Todos menos Kuran y Cross fueron hechados de la habitación. Zero y Alan no se movieron de donde estaban sentados. Pasaron horas y horas. Los nobles se habían ido hace tiempo a sus habitaciones. 
-El parto es largo, ¿esperemos en mi cuarto quieres?- Preguntó Alan después de un largo silencio. Zero asintió sonrojandose. El pelinegro lo notó y sonrió para sus adentros.
Cuando entraron en el cuarto pasó lo inevitable. Pero esta vez fué Zero quien inició todo. No dejó que Alan dijera nada, le empujó a la cama y se subió a orcajadas encima de él. 
Se había dado cuenta de que Alan le trataba siempre de una forma demasiado gentil, como si fuera una chica. Le iba a demostrar que él no era tan frágil. 
Miró a los ojos a Alan mientras se quitaba lentamente la ropa. Este le miraba intensamente sin hacer ningún movimiento, dejando que Zero hiciera lo que quisiera con él.
Después de quitarse todo la ropa, con los dientes empezó a desabrochar los botones de la camiseta de Alan, mientras con las manos acariciaba la piel que dejaba descubierta. Todo eso sin quitar la mirada de los ojos profundos del pelinegro. Alan se mordió el labio al ver al cazador adoptar un compartamiento tan sensual.
No tardaron en quedar los dos desnudos acariciandose mutuamente. 
Zero tenía demasiada vergüenza de decirle a Alan que nunca antes había tenido sexo con un chico, así que, pensando que no sería para tanto, se autopenetró rapidamente con el pene de Alan. No tardó en arepentirse. El dolor era tan grande que no pudo evitar mostrar una expresión llena de dolor mientras arqueaba la espalda.
Alan le acariciaba la espalda lentamente, sin moverse, esperando a que el cazador empezara a moverse cuando quisiera.
Pasaron unos minutos así, Zero ya no sentía el dolor del principio, de hecho, su mente se nublaba poco a poco por el placer. Empezó con unos movimientos suaves, aumentando la velocidad cada vez más, asta llegar al punto de cabalgar de forma salvaje el pene del angel caido. Sus miradas estaban conectadas haciendo que los dos chicos se sintieran aun más exitados.
Las manos de Alan estaban sobre las caderas de Zero, ayudandole a subir y bajar. La habitación estaba llena de gemidos y gruñidos roncos. A ninguno de los dos les importaba si alguien les oía, estaban demasiado perdidos en el placer que sentian.
No tardaron mucho en correrse. Zero sintió como el semen de Alan le llenaba y por un momento se preguntó si debian haber usado preservativo, pero la imagen de un mini Alan llegó a su mente. La verdad es que no le importaría tener un hijo de Alan en un futuro.
Se acostó en el pecho del pelinegro, quien seguía mirandole, atento a cada movimiento y expresión que este hiciera. No era tonto, había notado que Zero no había tenido sexo con un hombre antes. Eso le hacía feliz, pero al mismo tiempo se preocupaba por su angel.
-No sabía que fueras tan pervertido, angel.-Dijo Alan sonriendo.
-Mira quién fué a hablar.-Contestó Zero sintiendo como sus ojos se cerraban poco a poco, y se dejó llevar al mundo de los sueños, sintiendose protegido entre los brazos de Alan.
Alan acarició el cabello de su ahora dormido angel. Sonrió al ver como este sonreía en sueños. Sabía que Zero había sufrido durante todo este tiempo, pero ahora no dejaría que volvieran a dañar a su pareja .
********************
En otro lado de las habitaciones, más concretamente en la habitación de los Kuran, una preciosa chica de pelo castaño sujetaba entre sus brazos a un precioso bebe. Junto a ella estaba sentado Kuran Kaname sonriendo ante tan bella imagen de su mujer con su hijo.
El parto tuvo complicaciones, pero al final todo salió bién.
El médico entró seguido de Cross, el qual tenía una expresión feliz y triste al mismo tiempo.
-¿Como se encuentra, princesa Kuran?- preguntó el médico.
-Muy bién.- Contestó Yuuki con una sonrisa enorme, no había nadie más feliz que ella en ese momento.
-Tengo algo que decirles. Como bién saben, el parto a sido complicado y como conseqüencia usted... usted no podrá tener más hijos, princes Kuran.
Los ojos de la pareja se abrieron desmesuradamente, pero se tranquilizaron cuando oyeron un suave llanto.
-No importa, nada importa mientras tengamos a Andre.
Notas finales:

¿Lo continuo?

By♥


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