Me gustaría decir que todo está bien, sonreír como imbécil y cantar canciones de Disney, de esas películas que ve Riku. Pero no, no puedo ya que… ¿cómo explico esto?, ah sí.. Volvió quien me hizo mierda la vida, intentando volver a hacerlo.
Vamos Sasuke, ¿qué te pasa conmigo?, no te basto con irte con la golfa esa y haberme embarazado, que ahora llegas con todo el “flow” haciendo el papel del papi perfecto, ¡JA! Que
Irónico.
-¿Qué dices?, Si te quedas callado lo tomare como un gran si
Pude ver como se curvaron los costados de sus labios creando una sonrisa arrogante, de esas que solo un Uchiha podía hacer, de esas que mi pequeño suele hacer. Pero comienzo a dudar de todo esto, me parece repentino y sospechoso, pensé que vivía en Inglaterra, al fin su padre había decidido enviar la fábrica de hormonas fuera de la ciudad, claro.. a petición mía, siempre he apreciado a su familia y ellos a mí, es un vinculo bastante grande el que tengo con los Uchiha, después de que Sasuke fuera enviado a Inglaterra, ellos se preocuparon de mí y mi embarazo, una vez que nació Riku, ellos fueron quienes me ayudaron a nombrarlo.
“Era un horrible día de invierno, siempre he odiado el invierno.. Siento que es una estación que solo causa líos.
Llevo más de 15 minutos camino a casa, hace muy poco tiempo que estoy en este lugar de la ciudad y aun no logro ubicar donde vivo. había comenzado a llover y no tenia paraguas, mi trasero se comienza a congelar, comencé a caminar en dirección al “paso de cebra”, el semáforo estaba en verde así que decidí cruzar pero un imbécil con un auto negro paso como si escapara del diablo mojando aun mas mi ropa y mi trasero que ya comenzaba a ponerse tieso. Detuve el auto solo con mis gritos.
-¡Hey!, ¡tú!, ¿¡pero qué demonios te pasa?! -abrumado por todo lo sucedido me acerque con la intención de regalarle un gran puñetazo en su rostro, me detuve justo frente a la ventanilla del auto, no se veía nada ya que los vidrios estaban polarizados. De apoco se bajó la ventana y se logro ver al imbécil que me había mojado.
-¿qué sucede dulzura? – me estremecí su timbre de voz era más que sensual, no solo eso… le doy gracias a dios por haberme enviado a semejante adonis, cabellos negros, rostro de facciones finas y muy marcadas, sonrisa perfecta y ojos… ¡Dios sus ojos! Ese color ónix que envolvía todos mis sentidos, me sentía atrapado y estaba seguro que no me sería fácil salir de ellos, un leve rubor se hizo presente en mis mejillas.
- ¡no soy una dulzura!, tu imbécil mal nacido me acabas de mojar completo, ¡completo-ttebayo!
-hey, hey nena, tranquila, yo te ayudare con eso, si quieres sube a mi auto- retiro todo lo dicho, adiós dios de la perfección, bienvenido sea el granuja hijo de perra
-¿¡a quien mierda le dices nena?!, ¡que no ves que soy un hombre maldito imbécil cara de renacuajo!
Este comenzó a reír y asintió de manera efusiva, ¿qué tipo de imbécil andaba por la calle recogiendo personas?, quizás es un maldito violador. Me hice a un lado para comenzar a caminar nuevamente y cuando ya iba algo alejado escuche la puerta del auto abrirse, definitivamente es un violador, aumente el paso de mi caminar nervioso intentando alejarme, pero no fue hasta que sentí su respiración tibia en mi cuello que no logre seguir, bendito hijo de perra.
-¿q-que.. Haces?...
-solo ayudo a una damisela en peligro –tal como pensé, su respuesta fue más que sarcástica, su tono de voz lo delataba.-
- está bien romeo, no te preocupes por esta damisela –respondí con molestia, este tipo se ensaña en decir que soy chica, creo que está enfermo… y mucho.-
- ¿pero qué dices dulcinea? Llevo años en busca de vuestra figura y me temo que no os dejare escapar con facilidad –este respondió intentando hacer una imitación del clásico acento español, voltee mi cuerpo quedando frente a frente, ¿Qué mierda?-
-no sé qué es lo que te sucede, pero ese acento no te queda para nada, que.. ¿Acaso ahora te crees Don Quijote?.
-entonces si conoces el libro, pensé que eras un imbécil.
-aquí el único imbécil eres tú, ahora sal de mi vista y déjame ir a casa, se me congela el culo
-¿eso ha sido una propuesta indecente? –Elevo una de sus cejas de manera seductora, este tipo sí que está mal, no lo conozco y ya quiere follar, en que se ha convertido el mundo.-
-¿Qué me has visto cara de puta?
- Wow, pero que palabrotas dices, quien diría que esos labios tan bellos serian capaces de decir semejante aberración
-ya está. Me voy.- dicho esto lo empuje con fuerza haciendo que perdiese el equilibrio, aprovechando de esta manera comenzar a correr, debía llegar pronto a casa para estar a salvo.
Corrí hasta llegar a mi casa, entre sin quitar mis zapatos ya que sentía miedo, podía escuchar los pasos de aquel hombre en busca de mi persona, aquel chico era un maldito psicópata, agradecía que todo haya acabado ya.
Una vez que cayó la noche sobre la ciudad decidí ir a la cama, papa no llegaría ya que le tocaba turno en la comisaria y lo más probable es que no lo vea hasta pasado mañana, eso no me tranquiliza.. No puedo dejar de pensar en aquel hombre de ojos ónix, quizás es el nerviosismo que me causo la ocasión o solo la sensación del sentir ser observado, esa sensación que te hela la sangre y que por desgracia la mayoría de las veces es solo tu mente que te juega una mala pasada. Pero en esta ocasión se sentía diferente, es como si en realidad hubiese alguien tras esas cortinas observándome, puedo sentir esos ojos recorriendo mi cuerpo con sutileza, pero lo que más me atemoriza es saber de quién son aquellos ojos color ónix, será mejor descansar y dejar de pensar en cosas que son estúpidas.
Pasaron las horas y había logrado cerrar mis ojos para dormir, durante mis sueños sentí el tacto suave y frio de algo, me temo que mi hipótesis con respecto al ser observado no está del todo errónea, espero que me equivoque, pero lo que siento en este momento no es parte de mi imaginación, es mas.. Puedo sentir como pasea sus dedos por mi mejilla dando leves caricias, es como si formara pequeños surcos en estas dejando un leve sentir de calidez cada lugar que toca, es agradable.
Me apacigua con sus toques, pero de manera repentina cesaron, no los sentí y todo mi cuerpo fue recorrido por frialdad, la soledad me llenaba de frialdad. he vivido la mayor parte de mi vida solo, mi mama murió cuando yo nací y gracias a eso mi padre me ha tenido que cuidar junto a mi querida abuela Tsunade, he vivido 19 veranos sin saber el porqué aun estoy aquí, cada momento del día me hace dudar de mi existencia, pero no puedo hacer nada con eso, soy lo suficientemente cobarde como para tomar un cuchillo y cortar mi garganta, el solo pensar desangrarme hasta morir me causa escalofríos, mi meta es conseguir que alguien me quiera, que alguien reconozca mi existencia, que alguien me espere cada vez que llego a casa.. Pero por desgracia la vida nunca ha sido justa y aunque me parece algo irracional, solo queda aceptar lo que es y corresponder de manera sumisa.
Pero en esta ocasión debo decir que aquella persona que me hace compañía ha logrado hacerme sentir diferente, dejo aflorar sentimientos ocultos bajo una gruesa capa de escarcha, me hace sentir seguro y la verdad es que no quiero alejarme de él, si, sé que es “un el”, lo presiento
Sin haberme percatado me había dormido.
Un ruido molesto me exalto, de un salto termine en el piso con las sabanas enredadas a mí alrededor. Mis ojos aun adormilados se dirigieron al reloj que colgaba de la pared, 12:30 pm.
Con pereza me levante del piso y comencé a caminar en dirección al baño, una vez ahí observe mi reflejo y suspire pesado, estaba hecho un asco, mis cabellos rubios parecían un nido de pájaros, cabellos por aquí, cabellos por allá. Y qué decir de las grandes ojeras dibujadas bajo mis ojos.
Lave mi rostro, me cepille los dientes y el cabello. Paso siguiente arrastrarme hacia la cocina, tal como pensaba no había nadie, así que sin importarme camine por la casa vestido con una polera de mi padre y mis amados bóxers. La flojera me consumía y yo era feliz
En un vaso serví leche y en un descuido se volteo la leche sobre mi ropa.
-¡demonios-ttebaayo!
-¿Quieres ayuda?
Y fue cuando lo vi, ahí estaba nuevamente el hombre de ojos ónix, llevaba el viejo delantal de mi madre y una gran sonrisa. Quién diría que desde ese día mi vida cambiaria”