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Paraiso oscuro por reina izanami

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Notas del fanfic:

fallé en mi primer Puppy, espero poder lograr lo que me propongo en este

PoV Joey

 

Otro día de escuela empieza para mí, lo primero que hago en las mañanas es asegurarme que mi padre no esté cerca y luego salgo a repartir los periódicos por el vecindario. Mi nombre es Joey Wheeler, tengo 16 años de edad y vivo con mi padre en una casa en la zona más humilde de la ciudad. Mi papá no trabaja, es un alcohólico violento y yo debo mantenerlo a él mientras pago mis estudios. Mi madre se fue hace mucho tiempo con mi hermana dejándome a mí atrás, nunca entendí por qué me dejó aquí con este hombre, jamás pude olvidar ese día. Yo tenía seis años y mi hermana Serénity cinco, mi padre se había ido como de costumbre a un bar y mi mamá me dio una lista para que fuera a la tienda, esa lista lista era larga por lo que demoré unas dos horas en conseguir todo, cuando regresé mi mamá no estaba, tampoco Serénity, me pareció extraño pero en ese momento no le di importancia y comencé a guardar las compras en la cocina. Al cabo de una hora mi padre llegó borracho, yo me fui a mi habitación a esconder como mamá siempre me decía que hiciera y en el camino pasé por la habitación de Serénity, estaba vacía, su ropa, sus juguetes, no quedaba nada.

Con el tiempo entendí lo que había pasado, mi mamá me dio esa lista tan larga a propósito para que demorara lo más posible, nunca fue su intención llevarme con ella, pero aun asi no le guardo resentimiento porque donde quiera que esté sé que esta cuidando a mi hermanita muy bien, y aunque desde ese día no la he vuelto a ver sé en mi corazón que ella es feliz.

Desde que mamá se fue me vi obligado a traer dinero a la casa, incluso con seis años de edad hacia trabajos para los vecinos como podar el césped o palear nieve en invierno, todo para que mi padre me golpeara y se llevara mi dinero.

Al paso de los años aprendí a esconder siempre una parte del dinero que ganaba en mi escondite secreto, una tabla suelta en el piso de mi habitación, un día podré usar ese dinero y escaparé de mi padre por mi cuenta, pero hasta que ese día llegue debo asegurarme de que él jamás descubra mi escondite.

Terminé de repartir los periódicos como todos los días y me dirigí a la escuela, siempre me las arreglo para entrar antes que el profesor asi que no he tenido problemas de asistencia, y aunque mis notas no son de destacar debido a mis diferentes trabajos que me dejan poco tiempo para estudiar tampoco es que tenga ninguna materia reprobada y ese es mi orgullo personal.

-          Hola Joey – me saluda Yugi, mi mejor amigo – te salvaste otra vez

-          Bueno, me gusta dormir hasta tarde – respondí bromeando mientras me sentaba junto a él, ninguno de mis amigos sabe lo que me pasa, para ellos soy un perezoso como cualquier otro adolescente y en verdad asi lo prefiero

Después de nuestro saludo entró el profesor de matemáticas, trigonometría, aun estoy esperando que me responda cuando usaré eso en mi vida, posiblemente sólo Kaiba lo vea como algo útil, pero el resto de nosotros, simples mortales, deseamos que se detenga pronto con esta tortura.

Seto Kaiba es el presidente de Kaiba Corp. y asiste al mismo salón de clases que yo, siempre estamos discutiendo, su actitud altanera y prepotente me saca de quicio y más de una vez estuve a punto de golpearlo, pero no puedo, como ya dije antes soy un alumno que no destaca en su curso, si me peleo con el ricachón engreído el que saldrá perdiendo soy yo, después de todo él es millonario y el mejor alumno de todo el salón, posiblemente de todo el instituto y el favorito de los docentes, en cambio a mí me tienen en la mira constantemente.

Toca la campana del almuerzo y mis amigos y yo somos los primeros en salir, Yugi y su gemelo Yami, Tea que al parecer está enamorada de Kaiba ya que siempre habla de él aunque la ignoramos, Tristán que lo conocí un año después de que mi mamá se fuera y desde entonces es como mi hermano, aunque tampoco le cuento nada, y finamente Duke, otro niño rico pero que va a un salón diferente y sólo podemos hablar durante el almuerzo cuando pasa a buscarnos para ir todos juntos a la cafetería.

-          No puede ser – dije revisando mi mochila

-          ¿olvidaste tu almuerzo? – preguntó Tristán burlándose

-          Si – respondí apenado,  aunque no lo olvidé, aquí esta mi bento, pero mi padre se lo comió todo y lo dejó otra vez en mi mochila

-          Eso pasa por quedarte dormido – dijo Yami y todos comenzaron a reír, desearía que todo fuera asi de simple

-          ¿Qué pasa? ¿no alimentaron al perro hoy? – para empeorar el asunto el ricachón engreído se quiere burlar del asunto, pero esta vez debo admitir que pasó algo extraño, no respondí, ni una palabra, nada – te estoy hablando pulgoso

-          ¿Yugi me das de tu almuerzo? – pregunté a mi amigo ignorando a Kaiba

-          Claro, mi abuelo siempre nos sirve mucho ¿verdad hermano?

-          Anda, siéntete libre de tomar lo que quieras – dijo Yami acompañando a su hermano

-          Gracias – agradecí a ambos y seguimos con nuestro almuerzo e ignorando a Kaiba

La última clase era expresión artística, algunos escribían poemas o dibujaban, yo no soy muy bueno en la poesía, y cuando trato de dibujar es como si alguien martillara mis manos en el momento que trato de tomar el lápiz, asi que escribo letras de canciones, yo las invento asi que no es plagio. Algunas son tristes, otras más felices, hay veces que en las canciones pongo un poco de mí mismo y aunque el resultado es una balada deprimente la profesora siempre me pone una buena nota con una carita sonriente como si intentara animarme.

Salgo del instituto mientras me despido de mis amigos y voy a mi trabajo de la tarde como mesero en un restaurante que abrió hace poco en el centro, al llegar saludo a mis compañeros y a mi jefe y me pongo mi uniforme. Trabajo aquí todos los días después de clases media jornada, los fines de semana hago horario completo y en ocasiones horas extra dependiendo de qué tan lleno esté. Claro que tengo un día libre a la semana, pero ese día lo dedico a hacer pequeños trabajos para la gente del vecindario. Debo aprovechar cada oportunidad que tenga si quiero escapar.

Cerca de las once de la noche estaba esperando para poder ir a mi casa, con suerte mi padre estaría en el bar hasta que cerrara con el dinero que dejo a su alcance y podre encerrarme en mi habitación antes de que llegue. Ya estaba contándolos segundos para irme cuando de repente cae un grupo de clientes y entre ellos puedo ver a Kaiba de traje y corbata, seguro está en una cena de negocios o algo asi

-          Buenas noches ¿puedo tomar su orden? – al mal paso darle prisa, creo que asi es como se dice

-          ¿Wheeler? – no, el hada madrina

-          Buenas noches señor Kaiba, avíseme cuando esté listo para ordenar – después de esta noche me lavaré la boca con mucho jabón

-          ¿Seto conoces a este mesero? – preguntó uno de sus acompañantes, ser mesero no es ninguna deshonra, viejo calvo y panzón

-          Él es alumno en el instituto donde asisto – respondió sin mirarlo  y luego tomé sus órdenes

-          En un momento les traeré lo que pidieron, con su permiso – si no fuera porque el gerente de este lugar fue muy amable al contratarme siendo menor de edad habría golpeado a ese maldito clasista

Luego de llevarles sus platos finalmente pude marcar la salida y volver a casa, tal como lo había planeado mi padre aun no llegaba a casa, otro día que me salvo de una paliza.

Subí a mi habitación para hacer mi tarea pero al entrar me llevé un gran susto, todo estaba revuelto, los cajones, mi  armario. La ropa estaba por el suelo, sacó el colchón de mi cama, sólo rogaba que no encontrara mi escondite. Comencé a levantar la ropa desesperadamente y lo vi, la tabla estaba partida, todos mis ahorros, se lo llevó todo.

-          Hasta que te dignas a aparecer – mi padre entró a mi habitación y me pateó mientras estaba sentado en el suelo – escondiendo dinero de tu propio padre, eres un mal hijo, es hora de que aprendas a respetar a tus mayores – se sacó el cinturón y comenzó a golpearme hasta que se aburrió – limpia este desorden – dijo cuando finalmente salió de mi habitación

Todo mi esfuerzo, todo mi trabajo duro, todo para nada, quería llorar pero ya las lágrimas no salían, dejaron de salir hace años.

A la mañana siguiente apenas tenía fuerzas para ponerme de pie, no pude completar mi ruta de entrega y los clientes llamaron para quejarse y me despidieron, llegué tarde a clases y el profesor no me dejó entrar hasta la siguiente hora, pero ya no me importaba. Subí a la azotea y pasé ahí el resto de la tarde.

-          Se acabó, me rindo, di todo lo que tengo y nunca fue suficiente, ya no quiero seguir luchando

Tomé mi mochila y salí de la azotea, era la hora del almuerzo y quería al menos pagarles a Yugi y Yami por lo de ayer, aun me quedó un poco de dinero en mi monedero.

-          Qué raro, Joey no está – escuché decir a Yugi, iba a entrar pero entonces escuché lo que dijo – en parte es un alivio, hoy podré comer mi almuerzo en paz

-          Debería de ser más responsable de sí mismo, no puede esperar que nosotros siempre lo cuidemos – lo sabía, sólo soy una carga, fui una carga para mamá, soy una carga para mis amigos, debería hacer lo correcto y desaparecer de sus vidas, asi ya no los molestaré más

-          ¿vas a quedarte ahí parado perro? – dijo Kaiba en voz alta delatando mi presencia, mis amigos al verme voltearon la mirada

-          Esto es para ustedes, por lo de ayer – le entregué mi monedero a Yugi y me fui de ahí – ya no seré una carga para ustedes, adiós – les dije a todos antes de salir de la escuela

Aun era temprano para entrar a mi trabajo asi que di un paseo por el parque para despejar mi mente, grave error. Todas esas familias felices, riendo y disfrutando me hicieron sentir peor, incluso las lágrimas que creí perdidas hace tanto se acaban de asomar, de seguro me veo patético ahora.

Cuando sequé mis lágrimas volví a la rutina, mi trabajo de la tarde, como de costumbre me cambié y salí a atender a los clientes, nada fuera de lo normal.

-          Debe ser una broma – Kaiba estaba entrando al restaurante, ahora con Mokuba, seguro alguien de arriba se está burlando de mí – bienvenidos – dije caminando hasta su mesa

-          Joey que alegría verte – me saludó Mokuba con una sonrisa la cual yo le devolví - ¿trabajas aquí?

-          No, acabo de robar este uniforme – le respondí y los dos comenzamos a reír

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PoV Seto

 

No entiendo qué fue lo que me llevó a volver a este restaurante habiendo tantos e incluso mejores, pero algo hoy en el perro se había perdido, sus ojos lo delataban. Fui a buscar a Mokuba a su escuela y le dije que conocía un restaurante muy bueno que acababa de abrir.

Apenas nos sentamos el perro nos atendió, otra vez sus ojos estaban perdidos pero cuando vio que traje a Mokuba conmigo se animó de repente y por primera vez en todo el día lo escuché reír, admito que usé a mi hermano como pretexto para volver a ver al perro pero no logro descifrar por qué lo hice. Después de ver en el estado que se fue cuando sus amigos hablaron así de él a sus espaldas temí que hiciera una locura. Yo delaté su presencia en la cafetería, no soportaba ver como sus ojos perdían brillo al escuchar al enano ojos de escarabajo hablar de esa forma.

Después de ese día se hizo rutina pasar por Mokuba para ir a ese restaurante, el perro no estaba asistiendo a clases y esa era la única forma de saber de él.


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