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Para que estemos juntos por FourSN

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por dar una oportunidad a este nuevo capítulo del fic.

  La sensación de debilidad que Sasuke llevaba un tiempo padeciendo se intensificó con el paso de los días y los violentos accesos de tos que le hacían escupir sangre aumentaron de frecuencia; pero como siempre, se lo ocultó a Naruto. El Uchiha no dejó que su deplorable estado le impidiese pasar sus últimos momentos con el rubio, y se esforzaba por seguirle el ritmo en su romántico deseo de exprimir cada hora, aprovechar cada segundo. Naruto por su parte se preocupaba mucho por Sasuke y le cuidaba con solicitud, regañando al moreno cuando esté hacía algo que el Uzumaki consideraba que perjudicaba su maltrecha salud :

-Sasuke no salgas a la calle así, hace frío, ponte ropa que abrigue más.

-No hace falta, estoy bien.

-¿Por qué no me haces caso por una vez?, es por tu bien, dattebayo.

-Hmp.

-Vamos...

-Si así te callas, lo haré, Usuratonkachi.

-Gracias,Teme .

 

Todos las mañanas salían por separado de la villa para después encontrarse en la intimidad de un claro del bosque. Allí se besaban y retozaban alegremente prohibiéndose ambos pensar en todo lo que no fuese el presente, el ``aquí´´ y el ``ahora´´. Cuando se cansaban de perseguirse y simular peleas, se acurrucaban tumbados en la hierba, arrullándose mutuamente. La tibieza del sol, los besos y los abrazos no tardaban en encender la pasión de los dos jóvenes, que se desnudaban el uno al otro dejándose llevar por el deseo de ir más lejos, hasta el final. Ahí cambiaban las tornas y era Sasuke el que se preocupaba por el bienestar del rubio:

-¿Te duele?

-No, solo duele cuando llevamos mucho tiempo sin hacerlo, y últimamente no es que sea precisamente así ¿verdad?

-De todas formas …

-Sí, no seas demasiado brusco, que después tenemos que regresar y tengo que poder andar..., a no ser que quieras llevarme en brazos y... ¡Ay!

 

Y hacían el amor sobre el verde prado hasta quedar completamente satisfechos. Agotados, con los ojos cerrados y todavía abrazados entraban en un estado de somnolencia en el que los sonidos del bosque les envolvía y todo era paz.

La tranquilidad se rompía cuando Naruto decidía que no podía estar más tiempo quieto y que era hora de tomar un baño. A veces Sasuke iba tras él voluntariamente y otras prefería seguir un rato más echado al sol, pero cuando esto sucedía el insistente rubio le agarraba de la mano y le ``obligaba´´ a ir con él. Sasuke se mostraba reacio pero se dejaba arrastrar por Naruto, que le guiaba hasta el cercano lago que habían descubierto en uno de sus paseos por la floresta. Tras apartar los juncos que ocultaban de la vista las tranquilas aguas, se volvían a desnudar para sumergirse en ellas.

Era entonces cuando Sasuke podía ver en Naruto al niño que conocía desde la época en la que iban a la academia: el rubio nadaba alegre, buscaba ranas, aprovechaba las distracciones del Uchiha para gastarle bromas, salpicarle e intentar darle al moreno -casi siempre sin resultado- una buena zambullida . A pesar de que Naruto siempre quería hacerle partícipe de sus juegos, Sasuke normalmente se quedaba apoyado en el borde del lago, con el agua cubriéndole hasta la mitad del torso, observando al revoltoso rubio. Naruto conservaba una actitud y apariencia juvenil, casi infantil, solía pensar Sasuke, que seguía con la vista los movimientos del Uzumaki, especialmente cuando éste salía brevemente del agua para volver a tirarse saltando con todas sus fuerzas. Repasaba el bonito cuerpo mojado -que se mantenía esbelto pese a todo el ramen que ingería gracias a la hiperactividad que parecía dominar siempre al jinchuriiki-, desde los arrugados dedos de los píes, pasando por su claro y escaso vello púbico, hasta llegar a los grandes ojos azules. Naruto, cuando sentía que Sasuke le miraba detenidamente, le sonreía , como siempre. Sasukese preguntaba en esos momentos cómo era posible que siendo ambos tan diferentes en tantos sentidos, lo sintiera tan cercano, y experimentaba una punzada aguda de dolor al saber que la oportunidad de estar con él se reducía a días.

 

Lo que Sasuke no sabía es que Naruto hacía lo mismo que él: observaba el sereno y altivo atractivo del Uchiha, su madura compostura, su enigmático rostro enmarcado por ese cabello oscuro en el que casi nunca brillaba una sonrisa, y también se preguntaba cómo su rival había llegado a ser todo su mundo. Y a ese mundo, por mucho que esos días trataran de evitar pensarlo, le quedaba poco. Consciente de ello, el rubio nadaba infaliblemente hacia Sasuke, buscándolo como siempre lo había hecho, y al llegar hasta él lo abrazaba y permanecía a su lado. Como siempre. Y en esos instantes, lejos de alejarlo, Sasuke lo estrechaba contra su pecho, y Naruto contemplaba con claridad como su único amor le sonreía. Y volvían a hacer el amor.

La progresiva oscuridad del anochecer les indicaba que era hora de emprender el camino de regreso. Recogían los restos sus almuerzos y demás cosas y caminaban en silencio el uno al lado del otro. Al divisar a lo lejos Konoha, se separaban y Sasuke se demoraba para que no les vieran llegar juntos, no sin antes despedirse con la charla de siempre:

-Teme no quiero seguir ocultándolo, no tiene sentido, dattebayo.

-Ahora más que nunca hay que ocultarlo, ya no tiene lógica decirlo, quedando tan poco...

-¡No digas eso!

-Naruto...

-Díme:¿Vendrás esta noche también, verdad?

-Lo intentaré, pero tendré que aguardar hasta que sea muy tarde y las patrullas se hayan disuelto.

-Te esperaré.

-Dobe, no te quedes despierto por mí.

-No importa, de todas formas siempre me despiertas cuando te metes en la cama-dattebayo.

-Vete ya.

Sasuke se quedaba solo en el camino, haciendo tiempo hasta que pudiera regresar también sin levantar sospechas, con el sabor de los labios de Naruto en la boca tras el último beso al despedirse antes de reencontrarse esa misma noche.

 

Una vez en sus respectivas casas, el Uchiha y el Uzumaki dejaban de fingir fortaleza y salia lo que llevaban guardado dentro y que ocultaban al otro: Sasuke de rodillas tosía aferrándose el pecho, maldiciendo con ira . Naruto lloraba golpeando la cama con los puños.

 

Con la noche muy avanzada, Sasuke salía de su casa y se dirigía con precaución a la de Naruto. Al encontrarse, volvían a mostrar la fuerza que no tenían:

 

-Llegas tarde, Sasuke.

-Lo sé.

 

Notas finales:

Gracias de nuevo.


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