No era la primera vez que despertaba desnudo en una cama ajena, tampoco era como si eso le orgullecerá y viniera al caso en este momento, pero el recordar que se suponía que estaba en el espacio y en medio de una crisis con toda su tripulación lo hizo sentarse de golpe.
Pestañó rápidamente al no reconocer el cuarto, el cual era pulcramente limpio, ordenado y espacioso. Cuando vio en la parte izquierda que había unas cortinas ondeándose por el viento y se percató de que había un balcón, supo que no se encontraba en la nave.
Ubicó una muda de ropa sobre la cama donde se encontraba y rápidamente se vistió. El material era parecido al traje que utilizaban todos los de la tripulación, el color negro también.
Tocó su cabeza mientras se encaminaba hacia la puerta, recordaba el haberse golpeado contra el mando de la nave y que por la intensidad de la velocidad y cambio de gravedad se desmayó.
Esperaba que todos se encontraran bien.
─No deberías levantarte─ escuchó una voz que le puso la piel de gallina por la sorpresa y por el tono. Intentando no demostrar que se había sobresaltado se giró para buscar con la mirada al dueño de aquella voz.
Casi abre la boca como un pez al ver a un hombre un poco más alto que él, pero mucho más imponente. No lo reconocía y estaba más que seguro de que recordaría a un tipo con aquella mirada tan penetrante y con esa musculatura tan perfecta.
─Tienes que descansar─ la demanda que escuchó lo hizo salir de sus pensamientos y recordar que no sabía dónde se encontraba o el paradero de tu tripulación.
Obviamente no se encontraba en su hogar o en alguna instalación de la NASA.
─Estoy bien, debo ir a ver a mis compañeros y comprobar su estado─ contestó y levantó una ceja confundido al notar el ceño fruncido del desconocido, pensó en lo que acababa de decir y no notó nada que pusiera de mal humor a aquel hombre ─¿Quién eres?
─Soy Kal-El─ respondió mientras se acercaba e intentaba no enojarse con el humano por no hacerle caso cuando le dijo que descansara.
Había ido al balcón cuando lo escuchó despertar y al verlo levantado quedó fascinado por un momento, su manera de moverse precavida pero sin miedo le daba una idea de que el humano no era débil. Supo que al haberlo tomado no había cometido un error.
─Kal-El…─ dijo un tanto dudoso Bruce y al ver la leve sonrisa en ese hombre se animó a sociabilizar un poco, ya no parecía molesto. Aunque si seguía con ese aire de macho alfa e inflando el pecho haciéndose mucho más imponente si eso podía ser posible. ¿Acaso quería intimidarlo? ─Yo soy Bruce Wayne.
─Bruce─ repitió su nombre haciendo que tragara fuertemente saliva, la forma en que estaba siendo observado por aquel hombre lo hacía sentir desnudo. Casi pega un salto cuando de repente su mentón fue tomado por la mano ajena para levantar su rostro y ser observado fijamente por Kal-El ─. Debes volver a la cama.
─¿Qué?─ Salió del transe al darse cuenta que no era una sugerencia lo que salía de aquellos labios, sino que se trataba de una orden.
─No encontré ningún daño significativo en ti, pero tu biología es más frágil que la mía y no es bueno arriesgarme. Te quedaras en cama hasta que un sanador apruebe lo contrario.
─No─ respondió automáticamente al momento de alejarse de aquella mano y endurecer sus facciones, tal vez no tenía ni idea de donde se encontraba o con quien, pero él seguía siendo el comandante del Arsat 1 y su tripulación era su responsabilidad.
─¿No?─ Kal frunció el ceño incrédulo de que el humano se estuviera negando a una petición suya.
─Como dije antes, estoy bien y necesito ver a mis compañeros. Comprobar cuál es su estado─ cada vez le costaba más mantener su mirada en alto y fija en aquel hombre, por alguna razón sentía una alarma de peligro en su mente.
Por otro lado el kryptoniano analizó bien la reacción del hombre. Rara vez alguien le negaba algo y en esas situaciones aisladas esos que se negaron no terminaron nada bien. Así que aunque le pareció molesta la negativa del humano al ver como se mostraba serio e inamovible frente a él, mientras su corazón latía rápidamente y aguantaba su respiración le dio un poco de gracia, aplacando de ese modo su cólera.
Obviamente el humano no sabía con quien hablaba y que podía terminar muerto en un parpadeo si no se manejaba con cuidado. Podía tener un poco de tolerancia, después de todo Bruce todavía no estaba al tanto de cuál era su verdadera situación.
“No seas brusco con él, recuerda que los humanos no son como nosotros”
Bien, podía no hacer uso de su autoridad con Bruce e intentar no espantarlo. Aunque algo en su mirada le decía que no era un humano fácil de asustar.
─Verificaré el estado de tus compañeros, pero tú te quedaras descansando─ cedió un poco el kryptoniano luego de recordar lo que su prima le había aconsejado.
─No, no entiendes. Esas personas están bajo mi mando, son mi responsabilidad y no puedo descansar como si nada sin comprobar por mi mismo sus estados. A todo esto, ¿Quién eres realmente?
Kal-El volvió a fruncir el ceño ante la pregunta. Ya le había dicho quien era y que no podía salir del cuarto hasta que estuviera comprobado por un sanador que su salud era buena.
─El que no entiende eres tú, Bruce Wayne. Soy Kal-El, líder de la casa El y ahora mismo te encuentras en mi hogar al igual que tus acompañantes─ levantó el mentón fulminando con la mirada a Bruce cuando este abrió la boca para interrumpirlo ─. Gracias a mi intervención el consejo aceptó que tu nave fuera rescatada del espacio, sino para este momento seguirías a la deriva con tus preciados compañeros. Eres mi huésped y del planeta Kypton, por lo tanto estas bajo mi supervisión y cuidado.
Bruce analizó cada palabra y la idea que cruzó por su mente le pareció una locura. Hasta que escuchó un zumbido y vio hacia la ventana que conducía hacia el balcón. Incrédulo caminó hacia ese lugar bajo la mirada seria y atenta de Kal y cuando miró a través de la ventana no pudo evitar soltar un suspiró tembloroso.
¿Dónde carajos estaba?
Sintió una puntada en la cabeza y que la imagen que veía se distorsionaba un poco. Una ciudad como las de las películas de ficción que miraba de niño estaba frente a sus ojos, naves que andaban por el aire y especies de árboles que nunca había visto en su vida antes estaban en lo que parecía un gran jardín.
Pestañeó y se tocó el puente de la nariz. Ahora que lo pensaba el recostarse en la cama no sonaba nada mal, suspiró nuevamente y se sostuvo del barandal del balcón, ni siquiera se había dado cuenta de que había dado más pasos.
Kripton se repitió en su mente y no recordó jamás el haber escuchado un lugar con ese nombre… o un planeta nombrado así. ¡Por Dios que lo más lejos que llegaron fue a Marte!
<<Maldita sea… si este es otro planeta, entonces este tipo es…>>
Tragó fuertemente saliva y se giró para observar a Kal-El. Intentó ignorar la bomba que acababa de ser lanzada a su mente para tratar la situación como debía. Con razón le parecía tan perfecto el hombre, ni siquiera era humano.
─¿Cómo…─ cerró la boca antes de preguntar sin pensar primero lo que iba a decir. Era un tanto curioso que hablaran el mismo idioma. Eso era lo de menos, tenía que ver a todos sus compañeros ahora mismo.
─Debes de tener dudas, Bruce─ dijo Kal mientras se acercaba más, un tanto alarmado por las pulsaciones aceleradas que podía escuchar y la gota de sudor que caía de la frente de Bruce ─. Pero ahora mismo descansaras y luego hablaremos. Tus acompañantes están bajo el cuidado de mi familia, no te preocupes por ellos. En cuanto estés en buen estado te permitiré salir y verificarlo por ti mismo, mientras tanto recuéstate.
Bruce notaba sin problemas que el… hombre, porque no era humano pero si podía categorizarlo como un hombre, intentaba imponer su orden hacia él. En otra ocasión lo hubiera mandado al diablo, pero el dolor en su cabeza y el mareo que volvía a atacarlo lo detuvo.
Malditos nervios, no podía molestarlos en otra ocasión. Preferiblemente no en frente de un extraterrestre con complejo de alfa y lo irreal que sonaba eso lo hacía preguntarse si seguía inconsciente en la nave y muriendo a causa del golpe que se dio en la cabeza.
Tenía que admitir que eso tenía más sentido, pero no podía enloquecer y ceder ante los nervios. No importaba quien era Kal-El y si le molestaba que no siguiera su “petición”, su prioridad era seguir con su responsabilidad.
***
─¡Alienígenas!─ Gritó un Barry entre espantado y fascinado por la noticia. Habían despertado en una especie de sala con unas batas blancas como vestimentas y una rubia, que aparentaba ser una mujer que apenas y salía de la adolescencia, que les sonreía y los veía como si ellos fueran a romperse.
Luego de lo que les dijo entendía por qué ella los miraba de ese modo.
─¿Dónde se encuentra nuestro comandante?─ Fue Kendra la que hizo una pregunta coherente luego de un ataque de risa de Oliver, que buscaba la cámara oculta, y de las preguntas por parte de Barry ligadas a la naturaleza de los que la muchacha nombró como kryptonianos.
Por otro lado Selina al escuchar a Kendra de su compañera prestó atención a lo que sucedía ya que antes se encontraba viendo por el ventanal analizándolo todo. Arturseguía durmiendo ya que en el momento en el que la nave volvió a desestabilizarse él se encontraba intentando arreglar unos circuitos y no pudo sujetarse ganándose unos buenos golpes, nada grave pero para facilitar su descanso y recuperación la kryptoniana les dijo que los sanadores lo durmieron.
─El humano faltante…─ dijo Zor-El fallando por un momento su sonrisa.
La mujer la miraba fijamente y sabía que necesitaba una respuesta inmediata. Solo esperaba que su primo no hubiera lastimado a ese tal comandante.
─Señorita Zor-El─ Escuchó y reprimió el impulso de suspirar de alivio. Después de disculparse con la mujer que las dos mujeres que la miraban desconfiadas por la interrupción fue hacia donde uno de los sanadores la solicitaba ─Dos representantes de los linternas verdes están pidiendo ver al señor Kal-El. Es por el asunto de los humanos que hospeda.