A veces te puedes sentir realmente incómodo con una persona, incluso con alguien al que le tienes mucha confianza y conoces desde que eras un pequeño duende.
Jimin sabía eso muy bien.
Normalmente sentía mariposas en el estómago al estar con Yoongi, pero esta vez era algo más fuerte y no una sensación que terminaba por agradarte, todo lo contrario. No le gustaba sentirse incómodo, pero por culpa de Taehyung (A quien pensaba arrancarle la cabeza más tarde), estaba de camino a su casa con un chico de cabello gris que caminaba con la genuina elegancia de una alpaca.
Y tenía la loca idea de confesarse a él... Hablando del tema, Jimin debió haber agradecido a su mejor amigo por darle tiempo a solas con Yoongi, pero por ahora solo quería ahorcarlo.
Ah, pequeño Jimin, no entiendes nada.
Retomando ¿Cómo confesarse? Tenía miedo de ser cruelmente rechazado, o quedar como un idiota frente al candidato número uno para ser el amor de su vida, porque para Jimin la probabilidad de que el mayor correspondiese sus sentimientos era mínima y casi nula.
—Jiminie, ¿No tienes frío? —Preguntó Yoongi de la nada, haciendo saltar a Jimin en sorpresa.
Aunque Yoongi siempre era atento con Jimin, aquel día se sentía aún más ¿amable? ¿Cómo explicarlo?
—No, hyung. —Le sonrió, tratando de disimular su nerviosismo.
—Estabas temblando desde hace un rato.
—Oh, ¿En serio? —Jimin ni siquiera se había dado cuenta por estar perdido en sus pensamientos, que de hecho su cuerpo daba pequeñas sacudidas por el frío de aquella noche—. No me di cuenta.
—No me fijé en aquel detalle, gracias por aclaralo —Bromeó Yoongi, abrazando a Jimin por los hombros sin previo aviso, susurrando unas cuantas palabras en su oído—. Para que entres en calor, Jiminie.
¿Saben de quién era el rostro de color tomate? Sí, el de Jimin.
—G-gracias, sup-pongo —Tartamudeó, golpeándose mentalmente por eso ¡Jimin era un macho asotador!
Se acercaron a la casa del menor a paso lento, Yoongi sacando su brazo de los hombros de Jimin en lo que llegaban a la puerta.
Y Jimin se decidió.
Le decía ahora o nunca tendría tanto valor como en aquel momento, no tendría una oportunidad tan buena otra vez... Todo se reducía a no cagarla con sus palabras.
—Bueno, yo ya me voy —Se despidió Yoongi, revolviendo el cabello del otro con cariño.
—No hagas eso —Se quejó Jimin, sacando la mano del otro de su cabeza—. Hyung...
—¿Sí?
—Hay algo que he estado pensando decirte desde hace unas semanas.
—¿Y qué sería eso?
Pasaron unos segundos de puro silencio, segundos en los que Jimin tomó una gran bocanada de aire, como si eso pudiese mantener el valor reunido dentro de él.
—Me gustas, Min Yoongi —Lo miró, directamente a los ojos oscuros que tanto le encantaban—, me gustas tanto que no sé que hacer para que mi corazón dejé de latir tan rápido cada vez que te veo, o como estar cerca de ti y hablar sin tartamudear, me siento estúpido pero me gustas.
Yoongi se limitó a observarlo con los ojos bien abiertos en pura sorpresa.
—¿Estás seguro?
—No sé desde cuándo me siento así exactamente —Continuó el menor—, pero quizás desde hace ¿Dos o tres años? Así que sí, estoy bastante seguro de esto. Y no te estoy pidiendo nada al confesarme, solo quería... decir que te quiero y dejar de cargar con esto
—Jiminie yo... —Comenzó el de cabello gris, con sus mejillas blancas mostrando leves tonos rosáceos y sus manos acomodando el rostro de Jimin entre ellas—. Pensé en nunca decirte cómo me siento ante ti, porque no quería abrumarte o que te alejaras. Pero ahora que me dices esto, puedo confesarte sin miedo que estoy estoy enamorado de ti, Park Jimin —Le sonrió avergonzado, acercando su rostro al del menor.
Y los labios de ambos se unieron en un tímido pero cálido contacto, que aún siendo un simple roce, demostró el amor de los dos chicos de pie en la oscura noche un Sábado cualquiera.
A las 13:10 pm del día siguiente, Domingo para ser exactos, se encontraban los tres hijos de la familia Kim en la cocina tratando de ayudar a su madre a preparar el almuerzo. Hoseok pelaba las verduras, Jungkook las lavaba y Taehyung... hacía su mejor esfuerzo en rebanarlas, aunque la mayor parte de lo que había cortado eran pedazos de verduras con formas extravagantes, con una velocidad de 3 cortes por minuto.
Jin tomaba las obras de su hijo y las colocaba dentro de una olla a presión con una sonrisa entre orgullosa y divertida en su rostro, recordando cuando su hijo mandó a volar las zanahorias al techo hace un tiempo, pero logró cambiar a su polluelo antes de que los genes destructores de Namjoon se desarrollaran.
—Lo están haciendo muy bien, a Namjoonie le encantará la comida.
—Probablemente la bote pensando que está envenenada. —Comentó Taehyung, mirando dentro de la olla los pedazos de papa con forma de conejo, que te hacían pensar que el pelirrojo tenía talento en la cocina, aunque fuese todo lo contrario.
La canción "Mad hatter" se escuchó para los oídos de todos. El celular de Taehyung sonaba sobre la mesa del comedor, el nombre de Jimin apareciendo en la pantalla al igual que una imagen que le había sacado a Jimin en el patio de la escuela cuando éste no prestaba atención.
—Hola, Jimin~ —Saludó, contestando el teléfono con el cuchillo de cocina en su mano derecha, pero tuvo que alejar el aparato de su oído al escuchar un grito agudo venir del otro lado.
—¡AHHH! ¡Taehyungie! —Su voz aguda perforaba en el oído de Taehyung—. Tengo tanto que contarte ¿Estás ocupado hoy? Tenemos que vernos en el parque ¡Ya!
El menor frunció el ceño, apuntó la puerta y miró a su madre, que con una sonrisa movió su cabeza afirmativamente, entendiendo a la perfección lo que su hijo quería.
—Voy saliendo, Jimin, así que deja de gritar si no quieres que tu mejor amigo no pueda escuchar las cosas que su madre quiera que haga y termine castigado —Se escuchó como al otro lado de la línea su amigo reía.
—Ve el lado positivo, no escucharás sus gritos llenos de enojo.
—Já, ¿en qué parte del parque estás? —Preguntó Taehyung, después de ya haber salido de casa, en camino al punto de encuentro.
—En el columpio, pero el de color azul.
—Voy para allá, no te vayas a mover —Advirtió, después de escuchar una afirmativa por parte de Jimin, dejó su celular en el bolsillo de su sudadera.
Caminó hasta el parque con la mirada de muchas personas en él ¿Por qué? Porque no todos los días ves adolescentes saltando alegremente en plena plaza, cantando las canciones de Lazy Town como un niño de cuatro años.
—Taehyung~ —Escuchó que le llamaban y se giró, viendo a Jimin sentado en uno de los columpios haciendo señas con su mano para que se acercara.
—¡Park Jimin! —Gritó el pelirrojo, lanzando su peso contra el cuerpo de su amigo—. ¿Qué pasó?
—Me confesé —Susurró con una sonrisa estúpida en la cara—. Pensé que me iba a golpear o ignorar por todo lo que resta de mi vida, pero me dijo que le gusto ¡Le gusto a Min Yoongi!
Los ojos de Jimin brillaban hermosamente, y Taehyung no pudo evitar que una gran sonrisa apareciese en su rostro debido a la felicidad que irradiaba su amigo, por más que sabía que aquello nunca le sucedería a él.
Pero quién lo mandaba a enamorarse de alguien con quien llegaría a nada.
—¡Te dije que le gustabas! —Exclamó, abrazando al pelinegro con fuerza, tratando de eliminar aquellos pensamientos pesimistas de su cabeza.
—Lo siento, debería agradecerte por mandar a Yoongi conmigo, pero lo único en lo que pensaba era asesinarte.
—¿Qué clase de amigo malagradecido tengo? —Fingió enojarse, llevando una de sus manos a su cabeza en pose de "Me desmayo"—. Pero tendré que reclamar después, debo hacerte una pregunta aún más importante... —Golpeó sus mulos en forma de fingir redobles de tambores—. ¿Son novios ya?
Jimin abrió la boca para responder, pero la volvió a cerrar sin tener una respuesta clara. Al ver esto, Taehyung tomó a Jimin del brazo y lo levantó.
—Tienes que hablar con Yoongi hyung.
Y corrieron, hasta el infinito y más allá... Que por ahora llamaremos casa de Yoongi.