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Hall of Fame por ShugaBee

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Notas del fanfic:

Hay una combinación de grupos para llevar a cabo la historia. Como también hay empresas, programas y dramas ficticios. 

Esta historía tenía planeada llevarla a Wattpad, pero como no tengo seguidores, nadie la iba a ver. So... Sí es que consigo seguidores, me verán por allá. Además actualizaría de forma más rápida y ordenada.

Así que si pueden seguirme sería de mucha ayuda. 

Wattpad: @shugabee (Soy nueva, jé)

Actualizaciones cada tres días, o de acuerdo a mi estado de ánimo. Si consigo aunque sea dos reviews sería feliz y actualizaría rápido. Así que denme mucho amor, a pesar de que soy novata en esto de la escritura.  

Notas del capitulo:

No sean tan malas conmigo, aún soy novata en esto. 

Sus reviews me dan ánimo y ganas de publicar, así que dejenme aunque sea una visita al cuadrito de review plox. Las amaría. 

Pareciera que fue ayer cuando Yoongi conoció al pequeño y adorable Jimin. El menor con suerte hablaba, y reía bajito de las estupideces del mayor, y cerraba sus ojos como dos medias lunas haciéndolo lucir bastante tierno para los ojos de cualquiera.

Sólo recuerda de forma bastante vaga haber asistido a una de las tantas ceremonias del trabajo de su padre cuando ambas familias se conocieron, y por cortesía tuvieron que hacerse amigos para no aburrirse en una noche llena de jefes y ejecutivos que alardeaban de su gran fortuna.

Por suerte, la amistad se volvió verdadera. Jimin era como un hijo más en la casa de la familia Min, como Yoongi lo era para los Park, hasta tal punto que ninguno de los dos se separaba del otro, ni para salir de vacaciones. Ambos asistieron al mismo instituto, como también convivieron y vivieron su adolescencia junto al otro.

 

 

 

En una de las tantas noches de borrachera de su amigo, Yoongi descubrió que al pelinegro le iban los chicos. Por una parte, estaba feliz, ya que al fin podría decir que tenía una mínima posibilidad de ser elegido como el prometido de Jimin. Porque sí, sus padres escogían por protocolo quienes iban a ser sus compañeros de toda la vida, como también hacían una unión de las familias para agrandar el negocio. Pero había un pequeñísimo detalle; a Jimin parecían agradarle todos los chicos menos él en el ámbito amoroso.

Cuando sus padres por casualidad se enteraron que Jimin pertenecía al bando contrario, no dudaron en comprometerlo con Yoongi, ya que a ellos no le importaba la orientación sexual de su hijo, haciendo a los Min aceptar sin dudar. Era un negocio redondo y favorable para ambos, pero Jimin parecía no estar de acuerdo.

 

 

 

“¿Te das cuenta lo que estás diciendo padre? ¡Ni loco me comprometeré con Yoongi! No quiero tener una vida de esclavo, quiero vivir mi juventud, ir a fiestas, salir con mis amigos… Luego veré si es que me comprometo o no con un tipo de dinero”. Respondió furioso. Él no iba a dejar que su padre dirigiera su vida como se le dé la gana, él no quería dedicarse a la administración de empresas, mucho menos pasar encerrado en una oficina toda su vida.

“Ya di mi veredicto Jimin. Si no aceptas, la puerta es bien ancha para que te vayas”. Contestó su padre de forma tosca. A pesar de querer bastante a su hijo, no podía permitirse faltar a la tradición de la familia, y si su hijo no quería seguir su legado, otro lo tomaría con gusto.

Yoongi que estaba tras la puerta del despacho suspiró. Su corazón latía descontroladamente por la situación que estaba presenciando. “Si tan sólo no se hubieran enterado…” Susurró para sí mismo, con una sensación extraña en el pecho.

“Pues bien, quédate con tu jodida empresa, viejo loco”. Gruñó el menor dentro de la habitación, tirando un par de cosas del escritorio de su padre. Yoongi sólo pudo escuchar una fuerte cachetada como respuesta, y tragó sonoramente. Esto se estaba saliendo de control.

Sólo bastaron un par de segundos para que la puerta se abriera de par en par. Yoongi sin tiempo de esconderse chocó de lleno con el pelinegro, que estaba rojo de la rabia.

“Escúchame bien Yoongi. Estos tipos quieren dirigirnos la vida como se les da la gana. Ven conmigo, y sigamos nuestros sueños fuera de aquí… Ven a Seúl conmigo”. El mayor que en ese entonces era castaño, abrió sus ojos de par en par. Nunca pensó que Jimin lo consideraría en su vida, mucho menos ahora.

“¿E-estas diciendo que…?”. Preguntó el castaño boquiabierto.

“Estoy diciendo que te necesito Yoongi, no me dejes solo ahora, por favor”. Yoongi no dudó ni un segundo en aceptar, cuando asintió efusivamente. Él seguiría a su Jimin donde fuera.  

 

 

 

“¡Yoongi! ¡Date prisa! La mesa dos necesita su pedido ahora”. Lo regañó el dependiente. Asintió rápidamente, y terminó de envolver la pizza con cuidado, en una de esas tantas cajitas de cartón con diseños de la pizzería.

“¡Listo!”. Contestó una vez que sacaba la nota del colgadero de pedidos, y entregaba la masa redonda por la ventanilla.

Decir que estaba agotado era poco, pero todo valía la pena si la felicidad de Jimin estaba en juego.

 

 

 

Llegar a Seúl fue un gran paso para ambos, pero se mantuvieron de buena forma económica trabajando y haciendo diversos pedidos por aquí y por allá. El alimento no les faltó, como tampoco el hogar. Ambos gracias a lo que ganaron pudieron establecerse en uno de los mejores edificios y condominios de la capital a pedido del menor, y a pesar de haber perdido el contacto con sus padres, supieron salir adelante.

Ambos terminaron sus estudios, y actualmente Yoongi esperaba tomar alguna carrera que le acomodara en la universidad, pero al parecer su sueño se hacía cada vez más lejano desde que Jimin decidió tomar el suyo.

 

 

 

Fue como si un balde de agua fría le cayera encima cuando escuchó el menor tomar su decisión de futuro.

“Hyung… Quiero ser un idol”. Le dijo una de esas tantas frías tardes de invierno. Yoongi solo pudo asentir despacio, pensando en lo que le esperaba de ahora en adelante.

“P-pero… ¿Qué pasará con tus trabajos? ¿Cómo audicionarás?” Preguntó boquiabierto; aún no comprendía esa descabellada idea del pelinegro.

“Ah~ Por eso no te preocupes. Ya audicioné el mes pasado, y esta mañana me informaron que quedé seleccionado para ser trainee de KW”. El mayor sólo pudo suspirar despacio. Ni siquiera sabía de eso, y al parecer el menor le escondía cosas. “Hyung…” Jimin se acercó en demasía, e intentó hacer un puchero para convencerlo. “Ayúdame hyung. Tú lo prometiste”. Eso era cierto. Yoongi prometió ayudar en todo lo que sea necesario al pequeño, así que no pudo negarse. Además; quizás en un futuro Jimin podría ayudarlo económicamente, y él sería la envidia de muchas fans alrededor del mundo.

Por esa razón se encontraba haciendo diversos trabajos por aquí y por allá, para pagarle la ropa al menor, para poder costear algunas clases extras que Jimin tomaba alrededor del día, como también para pagar el alquiler del costoso departamento que habían escogido.

 

 

 

“Yoongi…” Un murmuro lo hizo despertar de su ensoñación.

“¿Hm?” Respondió dándose media vuelta.

“Deberías descansar y dejar el trabajo en el supermercado de 24 horas. Tus ojos lucen cansados…” El castaño suspiró, siempre escuchaba lo mismo del otro chico.

“Hoseok… Ya sabes; debo pagar el alquiler y los servicios básicos”. Contestó negando con la cabeza, Hoseok frunció el ceño.

“Lo que yo no entiendo es por qué quieres mantener ese departamento. Es demasiado lujoso. Deberías cambiarte a otro más económico, o venirte a vivir conmigo…”.

Ahora que lo pensaba bien era cierto. Hace más de un año que Jimin había debutado, y ya no vivía con él. Pero eso no quería decir que perdieran el contacto, no. Yoongi aún continuaba enviándole dinero, y escribiéndole mails para decirle cuanto lo extrañaba. Y a pesar de que Jimin contestara de una forma extraña o como no era habitual en él, al menos sabía que el otro revisaba lo que quería expresarle por correo.

“Yo en vez de pagar costosos departamentos, me iría a arreglar el cutis, y a cortarme el cabello de forma decente”. Los interrumpió su dependiente, Heechul. Ambos rieron por el comentario, y siguieron trabajando. Yoongi sonrió; quizás si hablaba con Jimin podría recibir ayuda económica o llegar a un acuerdo por el departamento.

“Lo digo en serio chicos. Sus cabellos parecen escobillas”. Negó el encargado suspirando, y viendo sus uñas con superioridad.    

Esa misma tarde, Yoongi pidió el siguiente día como libre, necesitaba hablar con Jimin y por lo menos darle un abrazo amistoso. Lo había extrañado bastante en ese año que había pasado sin su presencia.

 

 

 

Ese día se levantó a la misma hora de siempre, y salió disparado al centro comercial. Al parecer el grupo de Jimin iba a realizar una presentación conmemorando el nombre de su fandom, y realizaría un pequeño fanmeeting. Pasó por la pastelería favorita del ahora pelirrojo, y compró un pequeño pastel de mocha, el sabor preferido del menor, y se dirigió con una sonrisa al recinto, negando al ver la gran multitud de fans. A ese paso nunca vería a Jimin.

Se coló entre la gran multitud de cuerpos, y quedó a una distancia considerable, pero dudaba que el pelirrojo lo reconociera. Sufrió arañazos, empujones y gritos que poco menos lo dejaron sordo, pero había sido genial. Jimin bailaba con una destreza increíble, y poseía una voz de ángel. 

 

 

 

El momento del tan esperado fanmeeting había llegado, así que se formó en la fila esperando tener suerte. Pero grande fue su decepción al ver que sólo permitirían cien fans, y él era el número doscientos tres.

“Debería haber una solución…” Murmuró viendo la pequeña cortina que separaba al público de los idols, y debatiéndose internamente si entraría o no.

Haciendo uso de su gran destreza para camuflarse, ingresó rápidamente al vestuario, haciéndose pasar por periodista.

Alisó su ropa por los nervios y se escondió detrás de un pilar. Le quería dar una sorpresa al pelirrojo, aquel que era el amor de su vida.

 

 

 

“¡Fue genial! ¡Mi pulso aún está acelerado!”. Exclamó uno de los tantos chicos identificado como Mark. Los otros le secundaron, riendo y gritando efusivamente.

“¿Vieron sus redes sociales?” Cuestionó otro chico, al parecer llamado Jackson, todos sacaron sus celulares negando, y comenzaron a revisar sus instagrams, twitters, mails, etc., dando las gracias o posteando algunas fotos. Uno de los tantos integrantes del grupo rio llamando la atención de todos mientras veía el celular del pelirrojo.

“Ese chico… Yoon, Yoonie, o como se llame. ¿Aún te envía emails?”. Yoongi que aún estaba escondido, se le aceleró el pulso. Sabía que esa pregunta era para Jimin, y sonrió para sus adentros, sus correos le habían llegado.

“Aún hyung, pero lo peor es que no se cansa. Le tengo que decir al manager que responda y que se quede con el poco dinero que me envía por hacerme el trabajo. Aish, es tan cansador amor”. Respondió el pelirrojo sentándose sobre el regazo del chico.

“Deberías hablar con él bebé, y decirle que no lo quieres. ¿Para qué lo tienes trabajando?”. Preguntó el chico castaño con el ceño fruncido.

“¡P-pero Jin! Tiene que hacer algo con su vida. Estoy seguro que en ningún lado lo aceptarían por pueblerino. Al menos lo mantengo ocupado”. Yoongi que aún permanecía tras el pilar, se mordió los labios. No, no. No podía llorar en estos momentos, mucho menos por el idiota de Jimin.

Haciendo uso de sus fuerzas, gruñó furioso, y decidió mostrarse sin vergüenza alguna, el enojo lo hizo cegarse.

“¡TÚ!”. Apuntó al pelirrojo, haciendo a todos sobresaltarse, incluso al manager que se encontraba rondando por ahí.

“¿Yo?”. Preguntó el contrario inocentemente.

“No te hagas el desentendido hijo de puta. T-tú... Tú acabaste con mi vida”. Jimin rodó los ojos, y rio de forma alta.

“Por favor… Te hice un favor Yoongi, mírate. ¿Quién va a preferirte con ese look? Mejor ponte a limpiar pisos, que eso te viene. No te necesito en mi vida”. El castaño tembló en su sitio, y sus mejillas se humedecieron por las gruesas lágrimas que soltaba al escucharlo. El otro lo estaba humillando frente a todos.

“¿Me podrían decir quién es este chico?”. Preguntó el manager.

“Es sólo un fan loco, hyung. Llama a seguridad”. Contestó Jimin.

Dicho esto, varios tipos de negro tomaron a Yoongi por la cintura, obligándolo a desalojar el lugar. Yoongi que aún lloraba, y sentía que en cualquier momento se rompería, no permitiría que todo el trabajo que el otro le haya hecho realizar se quedara sin ninguna recompensa.

“Me vengaré… Ya verás Park Jimin, me vengaré, y te arrepentirás de todo lo que me has hecho”. Pronunció con la voz rota, y con el flequillo cayéndole sobre los ojos.

“Ay por favor, tú no eres nadie Min. Cuando estés a mi altura hablemos, pero creo que eso no sucederá ni en tu otra vida”. Y así como llegó, así lo sacaron, tirándolo fuera del centro comercial como si fuera un cualquiera, un delincuente.

Ese día una parte de Yoongi se rompió, y no; no se quedaría de brazos cruzados.

 

 

 

Cuando regresó a trabajar al día siguiente, su cara ya no era la misma, ahora la adornaban unos grandes círculos negros bajo sus ojos, y sus labios estaban resecos de tanto que se los había mordido. “Hoseok…” Llamó a su compañero de trabajo.

“¿Tu oferta aún sigue en pie?” Preguntó.

Y con una sonrisa del contrario, supo que desde ese día todo sería para mejor.

Mudarse no fue difícil, y su presupuesto se había hecho extenso en cuestión de un par de meses. Ya no tenía dos trabajos, ahora sólo trabajaba medio día con su amigo en la pizzería; ambos estaban juntando dinero para estudiar algo en un futuro, pero aún no se decidían.

Pero Yoongi al parecer ya tenía una idea clara, y estaba recién comenzando.

 

 

 

“Hoseok. Audicionemos”. 

Notas finales:

Disculpen las faltas de ortografía. No soy muy buena redactando últimamente por mi falta de lectura.

 

Denme amor ¿Sí? :( 


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