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El anillo por Jesica Black

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Antes que nada me gustaría aclarar un punto. En este fic se verá pequeños saltos temporales. Eso es por el hecho que no deseo alargar más la trama de lo que ya estaba alargada. Intentaré en estos dos capítulos que quedan poner todos los datos que necesitaba poner. Creo yo que escribir más capítulos de la monotonía de la vida diaria no me sirve a mí ni a ustedes.

¡Disfrútenlo!

 

Capitulo XXI

 

Decirle a Kardia lo del embarazo de Camus había sido un golpe más en la vida de Milo, pero no fue tan duro como lo hubiera imaginado en algún momento de su existencia. El mayor de los hermanos Onasis, pidió a los jóvenes que se sinceraran con la familia Verseau, pues ellos habían sido muy amables y correctos, además de ser buenas personas por lo que comenta su padre Aeneas, por consiguiente, Milo y Camus tuvieron que enfrentar solos a Evan e Irina, los cuales se sorprendieron al descubrir que su pequeño e inteligente Camus había mantenido relaciones sexuales y producto de dicha relación nacería un nuevo miembro en la familia. Y fuera de todos pronósticos, lo aceptaron bien, pero no pudieron evitar pedirles que no abandonaran sus estudios, solo le faltaba un año y medio para terminarlos y tenían que poner todas las ganas en ello.
Milo quería seguir estudiando luego de la secundaria, él deseaba ser escritor y Dégel estaba de acuerdo con ello. Mientras que Camus, ansiaba ser maestro de literatura como Dégel, otra cosa que el galo estaba de acuerdo. Ambos chicos tenían un talento natural para las letras, y le parecía un poco decepcionante que se tuvieran que hacer cargo de una vida siendo tan jóvenes y con tanto potencial.

El cumpleaños de Brendan pasó entonces esa noche, los juegos eran divertidos aunque la mayoría para niños pequeños. Brendan invitó a varios amigos, pero apenas fueron los de la palma de una mano e ignoraron al pequeño, pero a este no le interesó en absoluto la compañía de sus compañeritos de clase, él estaba muy feliz jugando con Milo y Camus, a veces con Itia e incluso Kardia no dejaba de hacerle avioncito. Esto era observado por Dégel, quien sonríe al darse cuenta que Kardia sería un excelente padre si se tuviera autoconfianza.

 

Pasaron los meses y con ellos, el galo, planificaba no solo las evaluaciones que tomaría a sus alumnos, sino también su casamiento con Kardia para noviembre de ese mismo año. Las revistas de bodas abundaban en el día a día, viendo flores, decorado, telas, el banquete, el pastel de bodas —que a pesar de hacerse cargo Kardia, aun así necesitaba un modelo— y por su puesto el traje que usaría para ese día especial.
Era lunes por la mañana, los chicos se encontraban haciendo la evaluación mientras Dégel hojeaba una revista sobre decoraciones en salones. De vez en cuando levantaba la mirada para ver que sus alumno no se copiaran, pero eran buenos niños. Al tocar el timbre, todos se levantaron dispuestos a marcharse, entregaron las hojas y salieron, saludando a su profesor con afecto.

—¡Camus! —exclamó Aioria—. Estás inflado ¿cuándo pasó? —preguntó el muchacho sorprendido.

—De un momento al otro se me infló demasiado —el pelirrojo, quien ya cursaba el quinto mes de embarazo, acarició su vientre con mucho cuidado.

—¿Ya sabes si será niña o niño? —preguntó Afrodita, Deathmask no parece muy entusiasmado a su lado, pero aun así escucha atentamente.

—Niño —comentó, Milo abraza a Camus por los hombros—. En la última visita al médico me dijeron que podía saber el sexo, quise saberlo para preparar el cuarto.

—¿Dónde se van a vivir? —preguntó Shaka.

—A la casa de los Onasis, cuando nazca el bebé de Krest, este se mudará a la casa Onasis y Kardia irá a la de Dégel, por lo tanto habrá una habitación vacía para el bebé —comentó Milo acariciando suavemente el vientre donde está su hijo.

—¿Y han pensado nombres? —preguntó emocionado Mu—. Yo tengo varios, si es que quieren saber, por ejemplo Kiki....y....

—No, gracias —detuvo Milo—. Ya tenemos pensado nombrarlo Isaac.

—¿Isaac? ¿Qué significa Isaac? —preguntó Aioria a Camus, quien seguramente era el que propuso ese extraño nombre.

—Significa 'el que hace reír', por eso me gustó mucho el nombre —comentó, Aioria alza los hombros.

—¿No es muy de viejo para un bebé?, es decir....es como ponerle a tu bebé Manolo.

—A mí me gusta Isaac —Camus frunció el seño, lo cual dio por finalizada la discusión con respecto al nombre de su bebé.

—Bueno, fue peor que Hyoga, el primer nombre que eligió —dijo Afrodita tirando su cabello hacia atrás.

—¿Hyoga? ¿En serio? ¿Cómo se supone que se escribe eso? —Aioria recibe un golpe suave por parte de Shaka.

—Me alegro por ustedes chicos.

—Oigan, ¿es verdad que el profesor Dómine se va a casar? —cuestionó Afrodita, DeathMask bufa.

—Siempre metiéndote en la vida de todos, Dita —comentó el italiano, Milo y Camus se miran.

—Sí, se casará con mi hermano mayor, deberían verlo, esta todo el tiempo sonriendo, es hasta macabro —indicó Milo, haciendo un gesto de susto.

—Milo, no deberías hablar así, tu hermano está feliz, él nos ayudó bastante con la denuncia y tu padre con el caso de Brendan.

—Por cierto ¿ya terminó el juicio? —preguntó Mu.

—Durante la tarde será la sentencia, tenemos que estar preparados para cualquier cosa. Pasaron la cámara gesell de Brendan transcripta y habló la psicóloga. Fue demasiado horrible escuchar lo que mi hermano relató y los dibujos que él hizo sobre esos días que pasó con el vecino, mi mamá no dejaba de llorar —suspiró y miró el techo, probablemente tratando de recordar.

—La abuela Leonor vino para cuidar a Brendan mientras nosotros estamos en el juzgado, así que él no tiene que recordar todos esos acontecimientos —trató de aclarar Milo, tanto Mu como Shaka asintieron.

 

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—¿En qué piensas? —preguntó Kardia mirando a Dégel hojear las revistas, este levantó la mirada un momento y sonrió.

—En todo esto, el casamiento, no puedo creer que en noviembre nos casemos.... —comentó el más joven.

—Yo tampoco, bueno, deja esa revista, hay que cambiarse —el galo arqueó una ceja—. En dos horas comienza el juicio.

—¿Juicio? ¿Qué juicio? —preguntó e inmediatamente se le vino a la cabeza—. ¡Oh, es verdad! El caso Verseau.

—Tengo que pasar a buscar a mi papá y a la familia Verseau del café donde están hablando.

—¿Pasar a buscar? ¿Acaso tú.....? —Kardia asintió—. ¿Manejarás?

—Sí.....he estado yendo al psicólogo en estos meses desde que Milo me dijo que sería tío —bufó, Kardia necesitó contención psicológica luego de las noticias de los embarazos de Krest y Camus—. Y estuve trabajando sobre mis problemas con los autos.

—¿Sacaste la licencia? —preguntó Dégel, Kardia afirmó y le mostró la tarjeta que guardaba sigilosamente en su cartera—. Esto es un gran avance.

—Lo sé, quería sorprenderte, pero veo que la situación amerita que me ponga a manejar. Así que cámbiate y vámonos...

 

Dégel se colocó la mejor ropa que encontró, había comenzado a hacer calor en Athenas, por lo que no llevaba tanto puesto. Kardia iba con una camiseta sin mangas —que dejaba ver su bien trabajado cuerpo— y una campera de cuero. Ambos se meten al auto para ir a buscar a los Verseau, que se encontraban en una cafetería con Aeneas. Este les explicaba que solamente se leería el caso completo y la sentencia del jurado, por lo tanto no tendrían intervención de ningún tipo más solo escuchar. Camus estaba con ellos, acariciaba su vientre cada cinco minutos y su mano era sostenida por Milo, quien también ya era parte de la familia.
Kardia los llamó y todos entraron al auto un poco apretados, Brendan se había quedado con Leonor en casa para evitar malos tragos, dado que el niño estaba recuperándose bastante bien.

Llegaron al lugar donde se celebraría el juicio o mejor dicho, donde se expondría la sentencia. Camus pasó primero y le dejaron lugar adelante de todo por su estado, seguido por Milo quien siempre estaba junto a su novio, posteriormente se sentaron Dégel y Kardia, el segundo tomándole fuertemente la mano al primero. Los padres de Brendan tomaron asiento junto a Aeneas Onasis adelante de todo. El público y familiares se colocaron detrás.

El juez y el jurado entraron inmediatamente, al igual que los reclusos, el señor Anthony Bermont y Jason Bermont. Ambos estaban con sus trajes naranjas de la prisión y con esposas en sus muñecas. Camus los mira con odio, no es la primera vez que se enfrenta a ellos, pero si es la definitiva. Dégel también guarda resentimiento hacia Anthony, quien lo observa de solayo pero no dice nada.

—¡Orden en la sala! Bien, es momento de leer los alegatos de cada una de las partes —dijo el juez y miró al muchacho que traía consigo un block de hojas.

—El día 6 de noviembre del 20** a las 19:20 horas se presentaron a la comisaría los señores: DÓMINE, Dégel; ONASIS, Kardia; ONASIS Milo y VERSEAU Camus a realizar la pertinente denuncia en la jefatura N°5 de Athenas, bajo la carátula de Abuso sexual con acceso carnal o violación. La victima de 3 años en ese entonces, VERSEAU Brendan, manifestó ante la psicóloga del caso, la señorita Mallverde Yuzuriha, la vejación a la cual fue víctima por parte de sus victimarios, señor BERMONT Anthony y señor BERMONT Jason. Ambos cuidaban de la víctima durante las tardes y abusaban psicológica y sexualmente de él.
>Posteriormente se presentó el señor DÓMINE Dégel ante este juzgado, como parte de los testigos de la causa, para relatar una historia de hace varios años atrás, donde el señor BERMONT Anthony abusaba sexualmente de él, sin acceso carnal, y de su hermano mayor DÓMINE Krest en la casa ubicada en Calle Thor 3256.
>Los demandados no se defendieron ni han mostrado pruebas sobre su inocencia, por lo tanto, el jurado ha llegado a un veredicto —el hombre mira al jurado que le entrega un sobre. El joven se lo entrega al juez.

—Bien, ante la falta de pruebas de parte de la defensa, este jurado ha decido —el juez abrió el sobre—. Bien, este jurado ha decidido que el señor BERMONT Anthony es culpable del delito de abuso sexual y psíquico al infante VERSEAU Brendan y es sentenciado a 6 años de prisión con posibilidad de libertad condicional dentro de 5 años.

—¿Qué? ¿Solo seis años? —preguntó Camus en voz alta y se levantó—. ¿Cómo que sólo seis años? En seis años mi hermano tendrá 10 y deberá verle la cara a su violador ¡Milo, haz algo! —el rubio no sabe qué hacer, simplemente alza los hombros.

—Señor Verseau ¡Orden, orden! —golpeó con el martillo su estrado—. Si me sigue interrumpiendo, lo sacaré sin importar su condición ¿queda entendido? —el pelirrojo afirmó.

—Sigamos.... —siguió leyendo—. En cuando al señor BERMONT Jason, es culpable del delito de violación o abuso sexual altamente ultrajante y es sentenciado por este jurado a 12 años de prisión sin posibilidad de libertad condicional. La sentencia queda efectiva —golpeó con el martillo para cerrar la sesión. Camus mira a Milo con melancolía.

—Milo....ellos arruinaron la vida de mi hermano y solo le dieron 12 y 6 años.... —Camus se abrazó a su novio comenzando a llorar.

—Tranquilo Camus, tranquilo....

—¿Estás bien, Dégel? —preguntó Kardia al levantarse, el joven galo asiente.

—Al parecer mi testimonio no valió la pena —suspiró resignado, remover todo eso le había hecho muy mal.

—¿Qué no valió la pena? Valió mucho la pena, lograrás que miles de niños como Brendan no sean abusados por estos sinvergüenzas.....Dégel, denunciar siempre vale la pena.... —musitó acariciándole la cabeza a su pareja.

—Vamos —indicó Milo llevado a Camus de la mano. Aeneas saludó a los Verseau, no era la sentencia que esperaban pero al menos esos dos mal nacido estarían varios años en la cárcel y lo pensarían dos veces antes de tocar a un pequeño.

 

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4 de noviembre

 

El tiempo pasaba tan rápido que Dégel creyó que se caería del mundo. Faltaba solamente dos horas para el casamiento y su cuerpo no paraba de temblar. Hacía más de media hora que estaba en el pijama, mirándose al espejo con aquella tez pálida que lo caracterizaba. El día estaba bastante agradable, por lo cual el cielo parecía despejado a diferencia de los días anteriores que había estado lloviendo. Albafica llegó en ese momento, luego de abrir la puerta con la llave que le había dado Dégel por si el trauma del momento le impedía siquiera moverse, cosa que pasó. Se acercó a la habitación de Dégel, Kardia se había levantado temprano esa misma madrugada y se fue con sus compañeros para dejar al novio solo.
Cuando Albafica ingresó al cuarto y vio al muchacho aun en paños menores, casi le da un ataque de histeria.

—¿Pero qué diablos haces, Dégel? En dos horas es tu boda y ni siquiera te has bañado —gritó el muchacho con el ceño fruncido. Dégel se dio la vuelta, su cara de pánico lo decía todo.

—Tengo pánico, Alba....no puedo moverme.

—Pues debes mover tu trasero a la ducha, en veinte minutos viene Camus con todo el set de maquillaje y tienes que estar presentable —Alba suspiró y cruzó los brazos—. Shion me dijo que estaba en camino con sus cepillos para pelo, para hacerte un buen peinado. ¿Dónde está tu traje?

—A-A.....allí —señaló el placar, donde el traje blanco estaba bien tendido.

—¿Blanco? ¿En serio? —arqueó una ceja, pero inmediatamente se acerca a Dégel para levantarlo—. Anda, ve a bañarte.

—Pe...pero y el traje....

—Pero nada, yo me encargaré de todo, vamos.... —Albafica empujó a Dégel dentro del cuarto de baño, le arroja los toallones y cierra la puerta.

La casa estaba en ruinas debido a que ninguno de los dos —Ni Dégel ni Kardia— se había tomado las molestias de limpiar, a lo que Albafica empezó a acomodar un poco el departamento para cuando llegara Shion encontrara todo arreglado, agradecía que Manigoldo se había hecho cargo de Florencia y estaba un poco más libre, sería un verdadero desastre que si traía a su beba a la paranoica escena pre-casorio.
Shion tocó el timbre unos minutos después, aun con Dégel en estado de crisis en el baño, Albafica tuvo que abrir la puerta y ayudar al muchacho a entrar los secadores, planchas y cepillos que había traído el rubio. Acomodaron todo en la habitación de Dégel donde había un escritorio delante de un espejo gigante, arrastraron la silla de la cocina para que Dégel estuviera a la altura de Albafica y enchufaron todo.

—¿Dégel, ya estás listo? —preguntó pero no recibió ninguna respuesta.

—¿Está muerto? —cuestionó Shion, pero Albafica negó con la cabeza y abre la puerta para encontrar a Dégel completamente mojado, envuelto en una toalla y rígido como una estaca mirándose al espejo.

—Por amor de dios, Dégel, la pones tan difícil —Albafica toma al muchacho del brazo y lo arrastra hasta el cuarto, donde lo sienta, agradecía que Dégel se hubiera puesto aunque sea un par de bóxers para no llevarse sorpresas cuando se le cayera el toallón—. Shion, sécale el cabello, yo buscaré la caja para hacerle la manicure.

—Sí —Shion prende el secador de cabello y comienza a realizar su labor mientras Albafica va en busca de las cosas que necesitaba para la manicure.

Cuando estaba buscando en las cajas, el timbre volvió a sonar, esta vez era Camus quien traía a su bebé en una mochilita adelante, además de algunos bolsos con cosméticos que había conseguido de Afrodita. Al entrar, fue directo a la habitación de su co-cuñado para verlo completamente traumatizado, Camus no sabía si reír o llorar de la situación, aunque él no podía decir nada, ya que el embarazo lo tuvo a mal traer durante varios meses y posteriormente luego que su hijo naciera.

—¿Hace cuanto que está así? —preguntó Camus, meciendo suavemente a su bebé.

—Desde que llegué está así y no sé cuánto tiempo antes estuvo en la misma posición —indicó Albafica—. Bueno, encárgate del maquillaje, yo pondré manos a la obra con el manicure.

—¿No debería estar ya cambiado? Además tenemos media hora para ir al salón donde se celebrará el casamiento —indicó Camus mirando su reloj de mano.

—Es verdad, ¿cómo está el secado, Shion?

—Ya casi termino —dijo el muchacho, Albafica pensó.

—Ya sé, cambiamos a Dégel y trasladamos todo lo que necesitamos al salón, allí creo que hay una habitación para que los novios se cambien.

—Milo me dijo que Kardia ya está allí hace unos veinte minutos —indicó nuevamente Camus, a lo que Albafica suspiró con resignación.

—¡Apúrate, Shion! Hay que llevar a Dégel al lugar......aagh, déjame a mi —Albafica se hizo cargo de la secadora—. Ustedes póngale los pantalones o algo, tenemos que tener a Dégel cambiado para dentro de quince minutos, nos demoraremos unos diez en llegar al lugar y eso nos dará tiempo para maquillarlo y peinarlo allá.

—¿Qué....qué pasó? —Dégel despertó de su ensoñación, lo que logró que tanto Shion como Camus suspiraran aliviados.

—Ya está —Alba desconectó la secadora—. Dégel, debes cambiarte. Camus, Shion, ayúdenme a empacar todo en el auto.

 

Dégel entonces se cambió lo más rápido que pudo, mientras que los otros tres cargaban el auto con todo lo que necesitaban para ir corriendo al salón de fiesta, esperaban al menos llegar con suficiente tiempo para encargarse del novio.

Mientras tanto, Kardia se encontraba ya en una habitación del salón, caminando de un lado al otro mientras Aeneas se colocaba su traje y Milo bostezaba sentado en una silla a un costado mientras, de vez en cuando, relojeaba el teléfono celular a ver si Camus le mandaba un mensaje. Manigoldo se encontraba también con ellos, haciendo callar a su niña de solamente unos meses de vida, quien se encontraba con un hermoso vestido rosado puesto y una bincha de una florcita.

—Ya, ya....jamás entenderé a las mujeres —susurró intentando mecer a la pequeña.

—Tú no entiendes ni a las mujeres, ni a los hombres ni a los lagartos —gruñó Kardia.

—Que agradable sujeto..... —ironizó el muchacho y se sentó, la pequeña comenzó a llorar más fuerte—. ¡Diablos! Debe extrañar a Albita. Él sabe como calmarla.

—Mi hijo se porta bien —indicó Milo con una sonrisa.

—Tu hijo no está aquí, así que no sabemos que hace, tal vez esté volviendo loco a Camus —gruñó Manigoldo, estaba sorprendido en ser el único que tuvo una niña, ya que Milo había tenido un varoncito y Aeneas también.

—Krest dice que Camus traerá a Dégel en el auto —musitó Aeneas mirando el celular—. Creo que lo terminarán de vestir aquí mismo.

—Eso me pone más nervioso ¡Oye chino! ¿Ya terminaste de arreglarte la corbata? —preguntó Kardia a Dokoh, este sale del baño con una corbata hecha un asco—. ¿Acaso en china no saben usar corbatas?

—Claro que sí, soy yo el que no sé.

—Yo te lo acomodo —dijo Milo acercándose al chino para arreglarle la corbata.

—Ya todo está listo ¿verdad?

—Sí, el juez vino hace cinco minutos y está esperando, espero que no cobre extra —comentó Manigoldo.

—El salón esta armado también, los globos o.... —Dokoh saca de su smoking una caja—. Aquí tienes los anillos.

—Oh, cierto, cierto....el niño de los anillos ¿dónde está? —preguntó Kardia.

—¡TIO KARDIA! —la pequeña voz infantil de Brendan se hizo presente y el pequeño se lanzó a Kardia, el cual lo tomó en brazos.

—¡Que grande estás!

—Bueno, va a cumplir cinco años —dijo Milo con una sonrisa.

—Ya sabes que hacer Brendan, cuando empiece la ceremonia debes ir con los novios y entregar los anillos —comunicó Dokoh.

—Sí —tomó la cajita que le extendió Kardia.

—¿Cómo está Dégel? ¿Lo viste? —preguntó el muchacho de cabello azul, al pequeño infante.

—Al borde de un ataque de nervios, o eso dijo mi hermano —comentó el niño, quien al parecer era más listo de lo que imaginaban.

—No era de esperar menos de Dégel.... —comunicó Manigoldo—. No por nada se casará contigo.

—Cierra la boca italianete.....espero que Dégel esté bien, bueno, ve con Camus ¿sí? —Kardia acarició los rojizos cabellos del pequeño.

 

Continuará.

 

 

Notas finales:

Decidí subirlo ahora porque el último capítulo ya está y mañana tengo una reunión a la mañana y no podré subirlo. Espero les guste. El próximo cap es el final.


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