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El anillo por Jesica Black

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Capitulo XXII

 

Albafica estaba terminando de peinarle el cabello a Dégel mientras Shion le hacía las uñas y Camus lo maquillaba levemente para que le dure la base en el rostro durante toda la celebración. A unos metros se encontraba Brendan comiendo galletitas junto a Irina, quien preparaba el velo para colocárselo a la 'novia'.  Faltaba solamente media hora para el gran evento y ya casi estaban terminando. Manigoldo de vez en cuando iba a la habitación donde se preparaba Dégel para decirle a Albafica que su beba estaba llorando como magdalena.
En esos instantes el muchacho dejó de peinar a Dégel y era Camus quien hacía ese trabajo con su bebé a cuestas.
Albafica era un excelente padre, siempre sabía lo que quería su hija y en ocasiones le enseñaba a Manigoldo a detectar cada uno de los llantos de la pequeña. Lugonis aun seguía enfadado con la pareja, pues nunca le habían contado que tenían un especie de 'relación', aunque Alba se cansó de decirle que nunca la tuvieron y que el bebé fue un desliz nada más, pero a medida que convivían, ambos se enamoraban el uno del otro.

Por otra parte, el nacimiento de Isaac Onasis había sido diferente, Camus se la había pasado llorando y entró en crisis post-parto, pero inmediatamente pudo reponerse al tener sus primeras experiencias como padre del niño. Milo se lo tomó mucho más relajado y a pesar que el bebé tenía un vínculo más fuerte con su madre, él siempre estaba allí para cambiar los pañales o preparar la comida del pequeño, por lo tanto Isaac pedía continuamente abrazos de su papá.
Florencia tenía 4 meses y medio, mientras que Isaac apenas cumplió los 2 meses la semana pasada, ambos pequeños eran muy fáciles de llevar, sobre todo cuando estaban con sus mamás.

—Creo que te pasaste con el maquillaje, Camus —dijo Shion—. Dégel tiene un tono verdoso.

—No es el maquillaje, me siento mal —susurró Dégel tomándose el estómago.

—¿Comiste algo? —preguntó Albafica tomando a su pequeña en brazos.

—No, no comí nada, tengo el estómago revuelto desde hace como dos semanas, este matrimonio acabará conmigo.

—Una vez que te cases, todos esos vómitos se irán —intentó persuadir Shion, pero Dégel no lo pensaba así.

—¿Acaso estas arrepentido? —preguntó Manigoldo, Dégel se encargó de negar con la cabeza.

—¡Claro que no! Es el momento más feliz de mi vida. Pero.....hay algo, me siento mal. Camus, guarda una de esas bolsas de vómito, tengo miedo de tener nauseas en plena ceremonia —indicó el muchacho con terror, Camus asiente y fue a buscar la bolsa de vómitos.

—Todo estará bien, luces estupendo —Dégel se levantó para que Irina le colocara el velo blanco—. Bien, ya tenemos que ir yendo.

—¡Cierto! Debo ir con Kardia —Manigoldo se acomoda la corbata y la flor en su hojal para mirar a Albafica—. ¿Cómo me veo? Dokoh y yo somos los padrinos del novio y tenemos que estar perfectos.

—Te vez muy bien, Mani —susurró Alba y le plantó un beso en los labios—. Ve.

—Gracias, bebé —Manigoldo besó a su hija y se fue corriendo para estar junto al novio.

—¿Listo, Dégel? —preguntó Shion, este asiente.

 

Kardia se encontraba esperando allí junto al juez en el altar improvisado. La mayoría de los invitados se encontraban en el salón. Aeneas sacó un paquete de pañuelitos, ya había empezado a llorar, mientras que Krest le acaricia la espalda con una mano y con la otra sostenía a su hijo Zaphiri, de apenas 3 meses y medio, y cuyos ojos eran color del zafiro como los tenía Aeneas. Camus se acomodó a un lado junto con Milo cerca de Kardia y la música sonó al instante. Dégel hubiera deseado que sus padres estuvieran allí para llevarlo al altar, pero fue Evan Verseau quien lo hizo en memoria al señor Dómine, padre de Dégel. La música era suave, como la había pedido el galo, y Kardia lo observó desde su lugar completamente embelesado.
Brendan se encontraba a un costado con los anillos, estaba todo listo para ese momento. Cuando Dégel llegó al altar, Kardia le removió el velo para ver la hermosa cara pálida de su esposo, se lo notaba bastante enfermo pero Kardia hizo caso omiso de ello, no podía hacer nada por ahora.

—Estamos aquí reunidos para celebrar el santo matrimonio entre Onasis Kardia y Dómine Dégel. Si alguien en este recinto se niega a que se celebre este matrimonio, que hable ahora o calle para siempre —un silencio sepulcral se escuchó—. Ambas parejas decidieron hacer sus votos.

—¿Eh? ¿En serio? —preguntó Dégel sin entender, Kardia sonríe y hace un gesto a Brendan para que entre con los anillos.

—Dégel.... —toma uno de los anillos y lo mira—. Desde el día que te conocí, cuando fui a la escuela para hablar contigo pensando que Milo había matado a alguien —el rubio menor resopló ante el recuerdo—. No pude evitar pensar en lo bello que eras, el ser más hermoso que hubiera visto en toda mi vida....

—Ka-Kardia —susurró Dégel, completamente enamorado.

—No podía evitar pensar en lo que sería mi vida contigo....por dios, eras perfecto para mí....pero ¿sabes qué? El destino nos tenía preparado una sorpresa —indicó y fijó su vista en el anillo, Dégel también lo hizo—. Ese anillo que te di ese día, ese anillo de mi familia que te entregué, no sabía lo especial que era hasta que supe el por qué te lo había dado. Eres mi otra mitad, Dégel, eres la persona a la que más amé, amo y amaré......estas destinado para mi y espero ser digno de ti —le toma suavemente la mano y le coloca el anillo—. Este anillo simboliza nuestra unión, que empezó antes de lo que imaginamos, que empezó ese nublado día en la plaza cuando golpee a ese viejo que intentaba manosearte....empezó desde mucho tiempo antes, tanto que ya no recuerdo ese tiempo, lo que sí recuerdo eran tus hermosos ojos y tu inocente mirada, esa mirada que solo a mi me muestras.... —Dégel estaba con sus ojos nublados por la emoción—. Te amo, Dégel y acepto estar toda mi vida contigo.....

—Ka....Kardia.... —Dégel miró el anillo, era nuevo y tenía grabado sus nombres, era perfecto—. Yo también te amo.

—Su turno —el juez señaló el anillo y Dégel lo tomó para así Brendan poder retirarse.

—Kardia, ¿qué puedo decir? Dijiste todo por mí.... —sonrió felizmente—. También sentí lo mismo, Kardia. Fuiste el primer hombre al cual le entregué mis besos, mis caricias, mi tiempo, al primer hombre que jamás rechacé. Te tomaste todo con tanta calma que creí te irías por cansancio, pero no, estas aquí conmigo frente a todas estas personas. Kardia....te amo....desde el momento que nací supe que estaba unido con el hilo rojo con alguien, no sabía quién, pero entonces te conocí, te vi y quise acercarme a ti.....solo a ti Kardia, solo a ti....y acepto ser tu esposo y entregarte lo que me queda de vida solamente a ti.... —Dégel le coloca el anillo en el dedo y ambos se toman las manos.

—Por el poder que se me concede, los declaro, casados....pueden besarse.

 

Los aplausos resonaron por toda la sala cuando Kardia y Dégel se besaron al finalizar la boda. Las nauseas se habían ido de un momento al otro y el muchacho pudo disfrutar de la fiesta que vino después.
Mientras bailaban, Kardia no dejaba de ver esos hermosos ojos de su amado Dégel, tanto así que al muchacho menor le incomodaba un poco.

—¿Qué miras? —preguntó.

—Eres hermoso.

—Kardia, hay algo que debo decirte —musitó, el rubio teñido de azul se detiene.

—¿No es tu verdadero rostro?

—¿Eh? ¡No tonto! Es otra cosa....más privada —susurró, y se acercó al oído de Kardia—. Estamos esperando un bebé.

—¿Qué? —Kardia se separó y miró el vientre de Dégel—. ¿Lo dices de verdad? —Dégel asintió—. ¿Cuándo te enteraste?

—Hace un mes.

—¿Y cuándo pensabas decírmelo? —preguntó, el galo alza los hombros.

—¿Ahora?

 

Kardia rió, rió porque no podía creerlo y a la vez estaba tan feliz de convertirse en padre próximamente. Abrazó a su ahora esposo y comenzó a bailar un lento con él mientras Dégel apoyaba su oído en el pecho de Kardia, escuchando los suaves latidos. Milo y Camus también bailaban mientras el bebé era cuidado por Irina. Krest se encontraba sentado dándole la mamila al pequeño Zaphiri. Las luces tenues solamente iluminaban a la gente de la pista. Todo parecía un sueño para ellos, un sueño que se hizo real, palpable, por un simple anillo que los unió como el hilo rojo del destino y que nunca se iba a cortar, jamás se iban a separar, porque el destino les había hecho amarse aun antes de conocer sus nombres.

 

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EXTRA

11 años más tarde.

 

La vida pasa tan rápido que es imposible detenerla y eso Camus lo sabía. Casado hace nueve años y con dos hijos lo había extenuado, pero en ese tiempo había logrado muchísimo más de lo que pensaba que lograría. Luego de Isaac y probablemente por su inexperiencia en el sexo, dio a luz a su segundo hijo, Hyoga, quien era muy parecido a su padre. A partir de ahí, Camus comenzó a cuidarse en exceso para no volver a dar a luz un tercero aunque Milo tenía ganas, eso no resultó, dado que actualmente estaba embarazado de 7 meses de su tercer hijo, al cual llamaría Yacoff, porque a Camus le encantaba ponerle nombres a sus hijos que Milo apenas podía pronunciar. Con 27 años recién cumplidos y una carrera como profesor de literatura —el cual impartía clases en la secundaria que Dégel había dejado—, el pelirrojo era feliz.
Milo, por otro lado, era un increíble escritor y se le daba bien la fotografía, aprovechaba ese tiempo para sacarle fotos a su bello esposo y a sus hermosos hijos, los cuales tenían un parecido increíble a él cuando era adolescente. Isaac tenía los ojos de Camus, pero el cabello rubio como Milo, en cambio, Hyoga era completamente parecido a su padre a esa edad.

Vivían en una pequeña casa que le había comprado Kardia y Aeneas para su casamiento, con dos hijos y un reciente titulo en secundaria, no podían hacer mucho. Milo tuvo que trabajar lavando platos una temporada y Camus, daba clases a niños de primaria en la casa mientras atendía a sus dos criaturas, uno recién nacido y otro de un año que caminaba por todos lados.

Por otro lado, Dégel había dejado las clases para concentrarse en ser escritor y Kardia había tomado unas clases de actuación, por lo tanto ahora se encontraba trabajando en un teatro de la zona, aunque de vez en cuando pasaba al restaurante donde anteriormente trabajaba para saludar a Manigoldo —quien seguía allí siendo esclavo—, incluso Dokoh había progresado y se abrió un taller mecánico. Dégel y Kardia tenían dos hijos: Unity y Seraphina, una parejita de mellizos. Luego de eso, Dégel ya no quiso tener más hijos por más que Kardia si lo deseaba.

Esa mañana, Camus hizo el desayuno para sus hijos, la panza le estaba comenzando a molestar y los dolores de pierna y cadera cada vez estaban más complicados. Hyoga e Isaac eran buenos niños y siempre ayudaban a Camus en los quehaceres del hogar, además, ahora que tendrían un hermanito, ambos eran muy voluntariosos a pesar de sus 11 y 10 años.

—Desayunen rápido que papá los llevará al colegio —Dijo Camus mientras le servía un plato de avena a cada uno.

—¿Otra vez avena? —preguntó Isaac, dejando caer la cuchara en el plato—. ¿No podemos comer algo más variado? ¿Manzanas?

—Si eres capaz de sacarlas del árbol de la esquina donde la vieja espera con un palo, hazlo —Camus acarició su vientre, Isaac solamente se calla y sigue comiendo.

—¿Y papá? —preguntó Hyoga.

—Está arreglándose para salir, hoy tiene que ir con su editor para que le publiquen el libro...ah mira, ahí está —Milo bajó las escaleras e inmediatamente besó a su hermoso esposo, quien lucía más hermoso con su abultado vientre—. A desayunar.

—Te vez hermoso, mi vida —Milo solamente tomó un pan tostado—. Tenemos que irnos enseguida, no puedo desayunar bien....vamos chicos.

—El desayuno es el alimento más importante y nunca puedo comerlo —bufó Isaac tomando su mochila, seguido por Hyoga.

—Llévate una banana —Camus le entrega una—. Tu padre tiene un trauma con ella desde las clases de educación sexual.

—¿Eh? ¿Por qué? —preguntó Hyoga.

—No preguntes —susurró Milo besando nuevamente a Camus y posteriormente dando un ligero beso al vientre—. Nos vemos, bebé.

—Nos vemos.

 

Milo sale de la casa y saluda a Brendan quien está con la mochila puesta cerca de la puerta, los chicos también saludan a su tío, pero como el pelirrojo tiene horarios diferentes a sus sobrinos, no va en el mismo auto. Le dejan la puerta abierta de la casa para que salude a su hermano, era usual que Camus y Brendan se encontraran durante la mañana a desayunar y posteriormente el adolescente se vaya al colegio. Brendan había crecido mucho, era más alto y delgado que Camus a su edad, su cabello rojo era tan largo que le llegaba hasta el trasero y lo traía suelto.

—Hola, hermano —saludó amablemente.

—Bren, ¿qué tal? —preguntó y le entregó un poco de avena.

—No gracias, ya comí en casa....

—¿Qué tiene de malo mi avena? —preguntó mirando el pote, su hijo se quejaba y Brendan no quería comer, algo pasaba.

—En realidad venía a decirte que quiero que conozcas a mi novio..... —Camus se dio la vuelta, no era la primera vez que Brendan tenía novio, pero si era la primera vez que formalmente se lo quería presentar.

—¿Qué hiciste?

—¿Con qué?

—Has tenido otros novios y nunca me los has presentado ¿por qué este es especial? —Brendan rodeó sus ojos y miró hacia otro lado—. Brendan, ¿qué hiciste?

—Nada....

—No me vengas con eso, te conozco. ¡Has salido con medio planeta! ¿Por qué este es especial? ¿Familia rica? ¿Mataste a su abuela? ¿Embarazado?

—¿Hm?

—¡Por dios estas embarazado!

—Shhhhh —lo silencia—. No se tiene que enterar todo el mundo, además, ¿por qué siempre piensas mal de mí? Solamente es una persona que amo y con la que he salido un tiempo.

—¿Cuánto?

—Un año. Pero ha sido un año intenso.... —sonrió, Camus le miró con reproche—. Tú no puedes decirme nada, tuviste sexo a mi edad y quedaste embarazado.

—Pero tú no....tú tienes que ser mejor que yo, ¿no te enseñe a cuidarte acaso? ¿A poner un condón?

—¡Y lo pongo! Pero él quiere tener un bebé y yo quiero tener un bebé con él.

—¡Tienes quince!

—¡Tu también cuando quedaste embarazado!

—Pero no quería tenerlo.

—Pero yo si quiero —excusó—. Lo siento, Camus, pero quiero tener un bebé y él también quiso y bueno, empezamos a no cuidarnos. Costó un poco, sus pececitos no están vivarachos.

—¿Qué? —Camus no podía creer lo que escuchaba—. ¿Cuántos años tiene?

—Ehm, déjame ver....hmm....47 años.

—¿QUÉ? Debes estar bromeando ¿47 años? ¿En serio, Bren? ¿Acaso con quien dormiste? ¿Con tu doctor?

—Ese mismo. Itia es muy dulce, amable....tierno y tiene una gran....

—¡No lo digas!

—Personalidad ¿qué pensaste que diría?  —Camus se sentó, necesitaba hacerlo, fueron demasiadas sorpresas en poco tiempo. ¿Cómo es posible que su hermanito saliera con un viejo? —. Por favor, Camus, yo quiero este bebé.....eres mi hermano ¿me apoyarás?

—Hmm......bien, te apoyaré —bufó, algo enojado—. Pero Itia tendrá que hacer mérito para tener tu mano y ¿papá lo sabe? ¿Mamá?

—Aun no, ¿puedes decirle por mi? Tengo clases —se levantó.

—¿Eh? ¡Claro que no....!

—¡Gracias hermano, mua! —le da un beso y se va. Brendan tenía tendencias manipuladoras muy fuertes.

—¿Y ahora qué haré?

 

Durante la tarde, en el restaurante de Lugonis, Albafica se encontraba mirando el menú y viendo que cosas quitar y que cosas agregar, mientras Manigoldo cocinaba y las niñas corrían de un lado para el otro. Florencia ya tenía 11 años, por lo tanto estaba más tranquila, pero Giannina y Ariadna eran pequeñas: una tenía 6 y la otra 4, por lo tanto estaban corriendo por todo el lugar jugando a 'tu las traes', Mani estaba a punto de perder la paciencia.

—¿Podrías contener a las niñas? Estoy trabajando aquí —gruñó Manigoldo, Albafica se da la vuelta con el ceño fruncido.

—¡NIÑAS, DEJEN DE HACER ENOJAR A SU PADRE! —gritó, las dos pequeñas se detuvieron inmediatamente—. Necesitas ser más autoritario.

—Cuando lo hago, me atacan entre las tres y me hacen un look loco, con maquillaje, binchas de colores y pintauñas.... —bufó, aun le quedaba un poco de esmalte en sus uñas.

—Reza por qué este sea varón —indicó Albafica acariciándose su abultado vientre, Manigoldo pensaba que con su suerte, sería otra niña.

Kardia se encontraba allí, pero no era empleado sino comensal. Milo lo acompañaba y ambos pidieron algo para tomar y compartieron unas tostadas con queso. Kardia esperaba que su esposo fuera a buscar a los niños y viniera por él, había estado todo el día ensayando para una obra en un teatro de la zona, le iba bastante bien, y Milo se encargaba como extra de sacar fotos y grabar algunas partes de la obra.

—¿Cómo está el viejo? —preguntó Milo, no solía ver mucho a Aeneas dado que siempre se encontraba de viaje, pero Kardia vivía muy cerca de la casa y lo veía a diario.

—Bien, feliz con su hijo y sus cosas —comentó Kardia, Zaphiri ya tenía 11 años también, a pesar que su cara era de pocos amigos, solía ser muy amable—. El niño tiene un matete en la cabeza, no sabe si decirme hermano o tío.

—Yo te diría idiota —Kardia bufó, pero no se enojo—. ¿Y Dégel?

—Perfecto, ya casi publican su libro, a todo eso, ¿cómo te fue con tu editor?

—La impresión empieza la semana que viene, por lo tanto firmé el contrato.... —Milo estaba muy feliz que su trilogía haya sido un éxito rotundo—. Aioria dice que el libro es genial, él, que no lee ni el diario.

—Me alegro que a tu peludo amigo le guste..... —miró a Manigoldo—. El mío sigue siendo empleado de su suegro.

—Bueno, él no quiso hacer otra cosa, podía haber estudiado algo mientras no tenía tantos hijos.

—Ya llegué —Dégel entra al local con su par de mellizos, los chicos inmediatamente fueron a saludar a Albafica, por lo que Dégel se sentó junto a su esposo—. ¿de qué hablan?

—De lo mucho que cambió nuestras vidas —comentó Kardia—. Yo tengo mellizos contigo, Milo y Camus tienen una hermosa familia con tres niños.....Mani que no puede tener al varón.

—Alba me dijo que éste era varón, pero que no se lo quiere decir a Mani para hacerlo sufrir —señaló Dégel, sonriendo. Kardia también se ríe.

—Todo cambia, incluso papá tiene una vida muy buena con Krest y Zaphiri.... —dijo Milo—. Bren olvidó su trauma y ha tenido varios novios.

—Es verdad.....pero siempre fue bastante discreto con eso....recuerdo cuando Camus y tu lo encontraron comiéndose a Shura.

—Sí, pero Shura nos dijo que nunca lo tocó de algún u otro modo, sino Camus lo despelotaba. Fue cuando cortó temporalmente su relación con Aioros, luego volvieron.

—El chino se casó con la vaca de Shion....digo Shion y ahora tienen un pequeño retoño....

—En fin —susurró Dégel—. Todo cambió en tan poco tiempo —mira su anillo a la luz del local—. Pero hay que estar felices por ellos, han logrado cosas buenas.

—Mi cuñado esta en pareja con un viejo —dijo Milo, Kardia levanta los hombros.

—Hay que estar felices por eso.

 

El día estaba terminando y ellos, tendrían mucho de qué hablar.

 

Fin.

 

 

 

Notas finales:

Para aquellos que quieran saber un poquito más, Brendan tuvo un niño llamado Eloy, e Itia es un gran padre, un poco celoso tal vez y posesivo con su esposo e hijo, pero un gran padre.  Brendan se convirtió en modelo y tanto a Anthony como a Jason los molieron a palos en la cárcel :)

¡Gracias por leer! Espero les haya gustado.


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