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El anillo por Jesica Black

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Capitulo 9

 

Milo intentó llegar a tiempo, pero debido a que el ómnibus se retrasó, había tardado bastante, como también la carrera que tomó desde la parada hasta el lugar donde Camus lo esperaba. El pelirrojo miraba su reloj de pulsera y nervioso observaba ambas esquinas, ya un poco resignado. Probablemente algo se le había presentado o su hermano no lo había dejado ir. Revisó nuevamente su teléfono celular, al menos si Milo no podía asistir, se hubiera dignado a mandarle un mensaje, pero ni eso había recibido. Suspiró y se levantó de la banca dispuesto a irse cuando un rayo dorado apareció corriendo por las esquinas. Camus pudo verlo, no es difícil de hacerlo, dado que era un destello de ese color, sobre todo ahora que había salido el sol y este alumbraba un poco más. Seguía haciendo frío y no había con que darle, pero al menos el sol evitaba que se congelasen esperando en el pavimento.

—Llegas tarde —murmuró con enojo, el fastidio era evidente, tendría que haber llegado hace media hora—. Estaba a punto de irme.

—Lo siento, de verdad, lo siento —susurró y se inclinó para respirar mejor—. Lo siento, vine a toda velocidad, casi pasé por encima de dos autos.

—No tenías que hacer eso, bobo, sólo tenías que mandarme un mensaje que estabas retrasado.

—¡Ahí está el problema! —Señaló Milo—. Me olvidé el celular en el restaurante, así que cuando quise escuchar música luego de media hora esperando el bendito autobús, me manoseé todo el cuerpo para ver donde lo tenía y recordé que estaba estudiando en el restaurante y lo dejé con mis útiles escolares en la mesa.

—¿Dónde tienes la cabeza? Creo que la perderías sino estuviera amarrada al cuello.

—En serio lo siento —susurró y se sentó en la banca donde estaba Camus—. Me costó al menos 20 minutos en convencer a mi hermano que no me iba a una cita con una chica.

—Por cierto, ¿cómo están las cosas con tu hermano? —preguntó el pelirrojo, Milo sonrió de costado.

—Siempre es igual, nos peleamos muy feo, nos decimos cosas horribles, él dice que yo fui un accidente, y yo le digo que tiene el pito corto, nos alejamos unas horas y luego nos arreglamos, es la dinámica de nuestra relación —bufó—. Aunque me ha planteado que comience psicología. ¡Qué estupidez!

—Pues no estoy tan en desacuerdo con él.

—¿Eh? ¿Estás de su lado? —preguntó sorprendido, Camus sonrió.

—Creo que te haría bien descargarte un poco, no puedes seguir toda tu vida peleándote con tu hermano de esa manera, escapándote de casa o comportándote como un niño de 7 años.

—¡Auch! Eso dolió Camus…..—susurró colocando su mano en el pecho.

—Idiota —murmuró—. Te estoy hablando en serio, no puedes seguir así ¿o piensas venir a casa cada vez que te pelees con tu hermano? ¡Tendré que hacerte una cama en el sótano!

—¿Podrías, no? —Milo contestó con gracia, pero Camus seguía mirándolo seriamente—. Bueno, entendí mamá, ya…..—nuevamente bufó algo angustiado—. Por cierto, me mandaste un mensaje porque necesitabas hablar de tu hermano ¿no? ¿Hablaste con el profesor Dómine?

—Sí, pero me confundió más que aclararme, en realidad no estoy seguro de nada de lo que pasa en la vida de mi hermano, recuerda que tiene tres años. En mi casa jamás se ha hablado en esos términos adultos, y preguntarle al jardín es lo mismo que la nada misma, si el abuso saliera de allí no le dirían nada a mi madre, bah, eso creo yo —comentó Camus entristecido. Milo con su mano le acarició la espalda dándole ánimos—. Nunca pensé que me tocaría averiguar un abuso sexual.

—¿Nunca sufriste uno?

—¡Claro que no! ¡Mis padres fueron muy estrictos conmigo y a la vez, cuidaban de mi muy bien….!

—Lo siento, perdón, no quería ofenderte, pero donde hay un abuso puede haber más, Camus, ¿y si viene de tu familia?

—¿Qué familia? ¿Mis padres? Mi papá jamás se atrevería a tocar a mi hermano de esa manera.

—No, no hablo de padre, hablo de abuelos, tíos…..no sé…..algún familiar que esté loco…—intentó averiguar. Camus niega.

—Mi única familia es mi abuela, Leonor, y ella es francesa, no ha salido de Francia desde que nació y dudo que lo haga, jamás ha venido a visitarnos a mi hermano o a mí, nosotros tenemos que ir allí. Además, Brendan es griego, y poco o nada ha salido del país, recuerda que tiene tres años —lo mira con el ceño fruncido.

—¡Ya, ya, no te enfades! —pensó—. ¿Algo nuevo ha cambiado? No sé, amigos nuevos, personas nuevas.

—¡Ah! El vecino….—señaló Camus—. Claro, claro, hace dos semanas o tres, cuando empezó a nevar, apareció un nuevo vecino en el barrio, tiene un hijo y ese hijo va a jugar con Brendan, tal vez ese niño tiene más edad que Brendan y le enseñó ese vocabulario o algo así. ¿Cómo se llama el niño? ¡Ah, claro!  Jason Bermont.

—Hmmm…..que cosa extraña, ¿quieres que vayamos a hablar con tu vecino?

—¿Me harías ese favor?

—¡Claro! ¿Para qué están los amigos?

—¿No tendrás problemas en tu casa?

—Para nada, mi hermano la puede chupar —Camus frunció el ceño—. Es broma, no te tomas bien ni un chiste, anda, vamos.

 

                Los dos muchachos se ponen en marcha a la casa de Camus, más precisamente la del vecino. Cuando ya están a media cuadra, sale un hombre joven de la casa vecina: alto, de cabello negro e impactantes ojos azules, tenía un tatuaje que le salía por el cuello y ropa negra que se le marcaba denotando el musculado cuerpo. El joven se quedó mirando a Camus y Milo para luego retirarse bastante enojado. Camus no le dieron mucha importancia y tocaron el timbre para que luego de cinco minutos saliera el hombre a la puerta, este se sorprendió al ver a Camus, pero inmediatamente sonrió, aunque lo que no esperaba, es que este trajera compañía.

—Buen día señor Bermont, ¿se acuerda de mí? El hermano de Brendan Verseau, soy su vecino.

—¡Oh, hola querido! ¿Y él es?

—Él es mi amigo Milo.

—Mucho gusto —saludó amablemente, Anthony le da la mano, podría jurar el rubio que el hombre le había apretado intencionalmente la mano demasiado fuerte.

—Queríamos hablar con usted sobre su hijo Jason, ¿está en casa? —preguntó Camus intentando ver por los espacios que dejaba en la puerta, pero el hombre se movió.

—No, Jason, está con su madre ahora mismo, pero pasen por favor….pasen —el hombre dejó entrar a ambos muchachos, mirando con recelo a Milo, el cual era más alto que él.

 

                Indicó a los chicos hacia el living y los dos se sentaron en el sillón. Durante el trayecto, Camus pudo observar varios juguetes en el piso, la mayoría de niños pequeños, como los que usaba Brendan. A simple vista la casa era normal, tranquila, con fotos por todos lados, entre ellas una que a Camus le pareció bastante llamativa. ¿Conocía a ese niño? Era un pequeño que tenía una mirada triste, sus ojos violáceos eran hermosos y muy poco común y su pelo tiraba al castaño. Pestañó varias veces para ver mejor la imagen, pero Anthony los interrumpió.

—¿Y bien? ¿Qué querían hablarme sobre Jason?

—¿Eh? ¡Ah sí! Quería saber ¿cuántos años exactamente tiene Jason? —preguntó Camus, el hombre se desconcertó.

—¿Eh? ¿Por qué?

—Pensamos que Jason le ha estado enseñando cosas de adultos a Brendan, ha estado algo fastidioso últimamente y como en mi casa no se habla de esos temas, creemos que de algún lado lo sacó y queríamos hablar con usted. Cuando Brendan está aquí, ¿usted los observa?

—Cla….claro por supuesto, siempre están en mi completa vigilancia, bueno, hace unos días yo también noté a mi hijo muy raro, puede ser que esté pasando algo en el jardín, en realidad no quería decirlo, pero……no sé…..—intentó desviar el tema.

—Hace un rato vimos a un hombre salir de aquí…..—inquirió Milo.

—Es un abogado de familia, es para la tenencia de mi hijo, es todo……y bueno, si necesitan que los ayude en algo no duden en avisarme, yo estoy dispuesto a todo —sonrió el viejo. Camus también sonrió, pero a Milo le sigue dando mala espina.

—Gracias señor, nos vamos.

—Bueno, los acompaño a la puerta —tanto Milo como Camus se despiden de Anthony, el pelirrojo más relajado mientras que Milo aun estaba angustiado.

—¿Qué sucede, Milo?

—Nada, no me cierra mucho, el tipo “abogado” que no luce como abogado, y el que su hijo no esté en la casa cuando supuestamente Brendan viene todos los días a jugar con él.

—Bueno, sí, además, ahí en la recamara había imágenes de niños, pero esas imágenes deben tener al menos 15 años, no son resientes.

—¿Qué imágenes?

—¿No las viste? Estaban justo encima de la chimenea, había un adolescente, había tres o cuatro niños diferentes, entre ellos uno que llamó mi atención, se parece mucho a alguien, pero no sé a quién.

—¿Un famoso? —pregunta el rubio.

—No, no, a alguien que conozco…..bueno, no importa…….vamos a casa a comer algo, tal vez sea una etapa de Brendan y no le pase nada.

—Tal vez…..—miró la casa y luego el lugar donde se había ido ese hombre—. Ese hombre que vimos, ¿no se parecía a algún niño de las fotos?

—No lo sé, solo me concentré en una…..

 

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

—¿Qué haces aquí a estas horas? —preguntó una voz que se encontraba detrás de él.

Kardia se da la vuelta y puede observar a Dégel, quien le mira interrogante. El peliazul descolorido se encontraba con la espalda apoyada en una farola de luz, a un par de metros del colegio, fumando un cigarrillo y mirando la plaza a poca distancia de allí. Ya pasaba de las cinco de la tarde y aun sus ojos continuaban clavados en el lugar donde anteriormente había estado sentado su hermano. Cuando escuchó la voz del docente inmediatamente se dio la vuelta y sonrió, tirando la colilla al piso y pisándola con sus zapatos negros.

—Nada, nada, estaba siguiendo al patán de Milo, para ver que su culo no se meta en problemas —gruñó algo exasperado, Dégel le sonríe.

—Cuidas mucho a tu hermano.

—Claro que sí, sino le salvo el trasero yo, seguro termina en drogas o alcohol o en drogas con alcohol, lo que sea, pero terminará mal, igual gracias al cielo tiene ese amigo nerd suyo que lo ayuda a direccionar su torcida cabecita —se dio la vuelta—. Tenía miedo que se vaya con una de esas nenazas que estudian aquí, con grandes pechos, y que el muy imbécil la embarace y terminemos viviendo los cinco en la casa de mi padre.

—¿A ti te pasó? —cuestionó.

—¡No, no!

—¿Entonces qué te hace pensar que a él si le pasará? Creo que tienes más miedo de lo que dices tener, Kardia.

—¿Y cómo no tenerlo? —cruzó los brazos—. Mi hermano está cada día peor, parece que no le sirve eso de desahogarse con la escritura o lo que fuera, solamente se la pasa haciendo bromas pesadas y metiéndome en problemas para variar.

—¡Por dios, qué horror! ¡Se está comportando como un adolescente! Santo cielo —dijo con sarcasmo, Kardia comprendió.

—Bueno, bueno, no te burles de mí —intentó calmar la risa del docente, pero no lo logró, éste intentaba cubrir la boca para que no le salga una carcajada—. Aun así, Milo siempre ha sido un muchacho difícil desde la niñez, ya te lo conté, no más hacía rabiar.

—Y cómo te dije en ese momento, es normal que lo haga ¡perdió a sus dos padres! ¡Teniendo sólo cinco años! ¿Qué pensabas? ¿Qué iba a aceptar gratamente irse a vivir con un hombre que apenas conocía y su adolescente y desadaptado hermano, siendo un niño bueno, inteligente y amoroso?

—Bueno, pudo hacérmela más fácil el enano —se puso de pie—. Recién lo vi irse con el pelirrojo, así que supongo que estará a salvo algunos minutos más.

—A todo esto ¿me acompañas a tomar una taza de café? —preguntó con una sonrisa, Kardia se la devuelve.

—¿Está aceptado por el reglamento docente-padres?

—Bueno, tú no eres un padre y ya ha acabado mi horario laboral —intentó persuadir, Kardia inmediatamente asiente con la cabeza y ambos se dirigen a un café que quedaba cerca.

—Si mi jefe me viera en un café de la competencia me despelota.

—¿Quieres ir a tu café?

—¡No, no, ni de broma! Están Alba y Mani peleando todo el día, el otro gordo comiendo como condenado, según él está haciendo la “dieta de la luna” ¡Ja! ¿En qué consistirá? ¿En comerte todo hasta quedar redondo como la luna? ¿O en comerte todo menos la luna?

—Jajajajaja, eres muy ingenioso, tanto como tu hermano, ahora noto el parecido —dijo entre risas, Kardia se anota un punto—. Al principio cuando te conocí, pensé que eras un idiota.

—¿Eh? ¿En serio? ¿Por qué tanta agresión? —murmuró impactado, Dégel se acomoda el cabello.

—Venías algo alterado y sin creer en el potencial de tu hermano. Entiendo por qué no lo creíste. Pero de eso ya ha pasado ¿cuánto? ¿Un mes? ¿dos?

—No sabía que llevabas la cuenta desde el día que me conociste —le guiña el ojo, haciendo sonrojar a Dégel.

—No…no es eso…..yo….yo sólo.

—Tranquilo, es un chiste Dégel, no te voy a violar….—inmediatamente Dégel se detiene con los ojos abiertos de par en par. Kardia, al notar que el otro se detuvo, dio la vuelta y lo observó, pálido como un fantasma—. ¿Dégel? ¿Dije algo malo?

—¿Eh? ¡No, no! Só-sólo re-recordé u-unas co-cosas que de-deje sin ha-hacer —susurró, tartamudeando.

—Está bien, tranquilo…..—intentó calmar al muchacho acariciándole la espalda, este relajó un poco más—. ¿Aun quieres la taza de café?

—Sí, sí, creo que la necesito aun más que antes —entró al café y se sientan en una mesa, Dégel evita cualquier conversación mientras busca su tan ansiada orden. Kardia era más rápido en eso y apenas leyó un poco pidió inmediatamente, en cambio Dégel cambió varias veces de opinión mientras el mozo le tomaba su orden—. No, no, mejor….mejor un mocca, sí, un mocca, perdón.

—No hay problema señor —murmuró el mozo y se retiró.

—Estás bastante nervioso, ¿en serio te sientes bien?

—Sí, sí, es sólo que….es la primera vez que “salgo” con alguien a tomar algo y me siento intimidado, es todo —se quitó los guantes.

—No te preocupes……—sonrió y le tomó de las manos—. Me alegra ser tu primera cita….

—¡Basta, no digas eso! —se separó algo avergonzado, colocando ambas manos en su cara, lo que permitió que Kardia notara algo que hasta el momento había sido imperceptible.

—¿Qué es eso?

—¿Eh? ¿Qué cosa? —Dégel bajó sus manos para mirar, pestañando varias veces.

—Ese anillo —señala el dedo, Dégel baja para ver el anillo que llevaba consigo hace tiempo—. Me resulta muy familiar, pero no sé de dónde.

—No sé de qué será, sólo sé que me lo dio alguien una vez….pero mucho no recuerdo —Dégel se quitó el anillo y lo extiende a Kardia, quien lo observa con detenimiento—. Parece una reliquia de familia o algo así.

—Sí, parece un escudo familiar —le vuelve a entregar el anillo—. Es bonito. Yo también tenía un anillo hace tiempo, de mi padre, bueno me lo dio mi madre pero era de mi padre ya ni lo recuerdo, pasaron tantos años…..—se tiró el cabello hacia atrás.

—¿Y qué le pasó?

—Estaba algo enojado con mi familia, así que lo di, ya no sé ni dónde puede estar o con quien, tal vez esa persona desapareció de la faz de la tierra, sólo sé que no quería ese anillo cerca porque me recordaba lo triste que fue perder a mi madre….lo regalé.

—¿Y lo quieres de vuelta? —preguntó mientras se colocaba el anillo nuevamente en su mano.

—No lo sé…….no estoy seguro, a veces quiero tenerlo, pero otras veces no y me arrepiento.

—Yo nunca he tenido nada de mi madre, bueno lo único que me quedó de mi padrastro fue ese bar que vendimos cuando se fue.

—¿Se fue?

—Hace tiempo, mi madre descubrió que tenía un hijo con otra persona y lo hecho, para ese entonces él había puesto dinero en ese bar y mi mamá también, pero las escrituras estaban en nombre de mamá, ella lo vendió para financiar sus medicamentos que eran muy caros, mi hermano y yo no podíamos costearlos —suspiró—. Hablando de hermanos, ¿conociste al mío?

—¿Eh? ¡Ah sí!

—¿Y? ¿Le agradó a tu papá?

—Pues antes de venir aquí le mandé mensaje porque un amigo se quedará a dormir a mi casa unos días y tenía que consultarlo, entonces cuando le pregunté qué tal Krest, el viejo me dio las gracias y me dijo que me tenía una gran sorpresa cuando llegue.

—Me pregunto qué será.

—Viniendo del viejo, seguro nada agradable, él nunca sabe hacer sorpresas, cuando tenía cinco años, había pedido una pelota de fútbol, estuve como 5 meses antes pidiéndola y él siempre me decía, “tal vez para tu cumpleaños haya una”.

—¿Y qué pasó?

—Me regaló una plancha……—suspiró, Dégel comenzó a reírse—. ¡No es gracioso! No sabía dónde meterme la plancha esa, ¿qué se pensó papá? ¿Qué era la del servicio?

—Jajajajajaja, admito que es un regalo extraño para un niño de cinco años.

—Así era el viejo con sus gustos, por eso mi mamá lo sacó volando y se casó con otro más joven y viril, que sepa lo que es regalo de niños —el mozo trajo las tazas de café y se retiró, Kardia comenzó a beber de la suya—. ¿Y en tu caso?

—¿Mi caso qué? —preguntó interrogante.

—Bueno, eso, si tu papá te daba regalos.

—No, como sabes el murió, pero mi padrastro no era bueno en eso…..a decir verdad no era bueno en nada….—se tiró el cabello hacia atrás—. No quiero hablar de él.

—¿Hm? ¿Tan mal recuerdo tienes de él?

—Uno muy malo, pero no deseo hablar de ello…..mejor hablemos de cosas mejores.

—Hm, sí, sí, mejor…..

—¿Quiénes son Mani y Alba?

—¿Eh? —Kardia se sorprende.

—Tú los mencionaste recién, ¿Quiénes son? —preguntó.

—¡Ah! Bueno, Albafica es el excéntrico, poco ético e histérico hijo mayor de la familia que me contrató en el café-restaurante, él es un chico de 17 años que grita todo el día —suspiró—. Me va a dar migraña, tan solo recordarlo.

—Jajajajaja ¿y Mani?

—Oh, el buen Manigoldo, es un italianete de mierda que conocí en mi época de rebelde sin causa. Él se irá a vivir unos días conmigo porque usa drogas.

—¿Drogas? —preguntó sorprendido, y algo consternado.

—Sí, el muy imbécil se mete esa basura por la nariz, en fin, lo cuidaré aunque aprovechando a tu hermano, tal vez él pueda darme una mano, aunque Mani trabaja…..así que no creo que pueda conocerlo mucho.

—Está bien, eso pregúntaselo a él, yo no tengo idea…..

 

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

—Oye Brendan —pregunta Camus mientras juega con Milo y el niño—. ¿A qué juegan con Jason?

—¿Con Jason? —preguntó el pequeño.

—El nene de al lado….—dijo con una sonrisa. Brendan piensa un poco y luego sonríe.

—Jugamos a las escondidas —dice con una sonrisa mientras toma un muñeco y lo junta con uno más pequeño.

—¿A las escondidas? A ver hagamos de cuenta que este muñeco viejo es Tony ¿sí? El papá de Jason, y este pequeño muñeco eres tú…….—toma el muñeco más viejo y el más pequeño—. Y Jason, será ¿este? —toma otro muñeco pequeño.

—No, no, es este —toma un muñeco adulto—. Jason.

—Pero es un muñeco muy grande para que sea un nene, Jason es un nene como tú…..—Brendan mira interrogante y niega con la cabeza.

—Tony dice que Jason tiene 25 años.

—¿25? —preguntó Milo—. ¿Juegas con un hombre de 25 años?

—Si….—tomó al que sería Jason—. Él me dice que juguemos a las escondidas con papi Tony, él se esconde en el armario —toma a los muñecos de Jason y Brendan y va al armario—. Me pide que vaya con él.

—¿Vas con un adulto de 25 años a un armario? —Milo miró horrorizado a Camus, el cual estaba igual de impactado.

—Luego Tony nos da helado y me hace caballito…..

—¿Te sube a la espalda? —preguntó Camus, intentando comprender.

—¡No, no! El sube a mí en sus piernas y se mueve de arriba abajo así y luego hay algo, duro —Camus apretó los puños, Milo intentó contenerlo.

—¿Y Jason? ¿Qué hacen en el armario? —preguntoó Camus, Milo negaba.

—Mejor no, Camus…..

—¡CALLATE! —Gritó al rubio y tomó a su hermano por los hombros—. Brendan, es importante que me digas esto, ¿qué te hace Jason en el armario? —lo zamarreó.

—¡Aaay, me-me lastimas!

—¡Cálmate Camus, lo estas lastimando! —Milo los separó, Camus estaba pálido—. Ya cálmate por amor de dios. Brendan es un niño…..—Milo miró al niño, el cual estaba asustado.

—No….no puedo decirte, es un secreto —susurró Brendan bajando la mirada.

—…..¿qué me tranquilice? ¿Qué ME TRANQUILICE? ¿¡DOS DEGENERADOS ESTAN ABUSANDO DE MI HERMANO Y QUIERES QUE ME TRANQUILICE!? No….esto no puede quedar así…..—Camus se levantó de sopetón pero es sentado nuevamente por Milo.

—¡No Camus! Ellos son el doble de tu tamaño, si alguien tiene que cagarlos a palo soy yo, no tú….no te arriesgues, al menos tú tienes futuro….

—¡ES MI FAMILIA MILO, NO TE METAS!

—¡Shhhhh….shhhhh! —Brendan los hace callar—. Es un secreto, si lo sabe alguien matarán a mami, shhhh…..

—No matarán a nadie Brendan, tú tienes que decirme que te hicieron, por favor, dime que te hicieron —Camus intentó arrastrarse hacia su hermano pero Milo lo detiene—. Milo.

—No, Camus, así no se hacen las cosas, tienes que hablar con tus padres y hacer la denuncia….

—¿Crees que…me crean?

—¡Claro que te van a creer! Eres su hijo estrella…..—Milo sonrió—. Tenemos que denunciarlos, no podemos hacer justicia por mano propia….¿entiendes? Eres inteligente Camus……

—Sí……—suspiró y miró a Brendan, el cual no entiende nada—. Perdóname.

—¿Estás enojado comigo, hemano? —preguntó acongojado, Camus sonríe levemente.

—No, corazón, es sólo que……aaah, ¿sabes? Está mal que alguien te toque tus partes o que te haga irte con él a un armario…..

—Yo le digo a Jason que me duele, pero él no quiere dejar de hacerlo, y lloro, quiero a mami, pero luego de un rato se pasa y me lleva a comer helado —explicó el nene.

—¿Duele? —preguntó Milo, aunque fue lo peor que pudo haber hecho.

—Él se saca el pantalón y luego…

—¡No! —Camus lo detiene—. No…..no Bren……no digas más nada, esto lo tienes que contar a la policía…..—se levantó—. Vamos.

—¿Qué? ¡Tenemos quince años, Camus! No creo que nos tomen una denuncia por abuso…..

—Mis padres vendrán a la noche, no puedo dejar a Brendan así y que las cosas sigan y sigan de esta manera….

—¿Y si llamo a Kardia? Tal vez él pueda acompañarnos a hacer la denuncia…..—Camus sonrió.

—Sí, llámalo……tenemos que ir a la comisaría lo más rápido posible. Brendan, ¿hoy fuiste a la casa de Tony?

—Sí.

—¿Y estaba Jason? —preguntó, el niño mira a Camus y asintió—. Entonces Jason es ese hombre que vimos salir, bien, llama a tu hermano.

—Ok, aguárdame —Milo tomó su celular y comienza a marcar a su hermano—. Está sonando….

—Ok, Brendan, ven, vamos a salir.

—¿Vamos al parque? —preguntó sonriente, Camus suspira.

—Primero iremos a la policía y luego al parque ¿de acuerdo? —el niño afirmó y se va al armario a cambiarse con ayuda de su hermano mayor.

¿Hola? ¿Qué quieres enano? Estoy en medio de algo aquí….

—Kardia, necesito de ti, necesito que me acompañes a hacer una denuncia —dijo Milo algo alborotado, cosa que Kardia reaccionó.

¿Qué te pasó? ¿Te hicieron algo? —preguntó alterado, levantándose de la mesa.

—No, no, no es a mí, sólo ven, necesitamos un adulto para hacer una denuncia a la policía, dado que Camus y yo somos menores no podemos hacerla o tal vez no nos tomen en serio, no sé, necesitamos un adulto.

¿Pero dime qué pasó…? —preguntó angustiado, Milo se muerde los labios.

—Es difícil.

¡Por favor Milo! No estoy jugando, dime ¿qué pasó? —Milo tarda bastante en contestar, probablemente para Kardia, estaba hablando con alguien a señas.

—Tú ven y te explico cara a cara, no me gusta hacerlo por teléfono.

Ok, ok, ahora voy……adiós —cuelga—. Mi hermano me necesita.

—¿Quieres que te lleve en el auto? El mío ya está reparado.

—¿En serio? ¡Genial!

 

                Kardia y Dégel se suben al auto de este último y se dirigen a la casa de Camus, cuyas indicaciones le da Milo por medio de mensajes de texto. Al llegar encuentran a los tres en la calle, Camus con un niño de tres años en brazos y Milo a su lado. Los tres se suben y se dirigen a la comisaría, mientras tanto, Milo intenta a su manera explicarle por qué tanto apuro.

—¿Y bien? ¿Me dirás qué era lo urgente? —preguntó preocupado Kardia. Camus estaba colocando los auriculares del teléfono en los oídos del hermanito para que este vaya escuchando música.

—¿Ya se lo pusiste? —preguntó Milo a Camus, este afirmó—. Hace unos días que el nene, el hermanito de Camus, que tiene tres años, comenzó a hacer cosas raras y ayer nos dimos cuenta que hablaba y actuaba de forma extraña.

—¿Extraña? ¿Es el nene del que me comentaste, verdad? —pregunta Dégel.

—Sí.

—Entonces ya entiendo por qué quieren hacer la denuncia…..

—Pues yo no entiendo un comino, si me explican seré muy feliz —inquirió Kardia, Dégel le hace una señal al mayor para que vea al niño más pequeño.

—Fue abusado.

—¿Qué? ¿Quién mierda le puede hacer algo así a un bebé? ¡Lo cago a palos! —gritó enfurecido, Milo intentó calmar a su hermano—. ¿Quién se los dijo? ¿El nene?

—Sí, Bren me dijo que jugaba a las escondidas con un tipo mayor que él, de veinticinco años, bueno, también dijo más cosas que no quiero repetir.

—Qué bueno que lo detectaron a tiempo, chicos…..—Dégel estaciona el auto a un costado de la comisaría y los cinco salen del vehículo. Kardia fue el primero en entrar.

—Necesitamos hacer una denuncia ¿quién nos atiende? —preguntó Kardia, un joven de veintiocho años se acerca—. ¿Usted es el que toma las denuncias?

—Sí, mi nombre es Regulus Leonidas, si puede ser tan amable de sentarse —Regulus se sienta al igual que Kardia y el resto—. ¿Qué se les ofrece?

—¡Hacer una denuncia!

—Kardia —intentó controlar Dégel—. Tranquilo……ehm, joven Leonidas, venimos a hacer una denuncia por agresión sexual….

—¿Agresión sexual? —mira a todos los presentes y fija su vista en Camus—. ¿Usted es la victima?

—No, no, es mi hermano —señaló Camus al pequeño en sus brazos, el joven Regulus se altera al ver la edad del menor—. Tiene tres años.

—¡Por dios! Bueno, ¿puede acompañarlo atrás? Están los médicos que le harán la revisión, si usted desea acompañarlo para que no se traumatice, suelen ser muy duros para las victimas abusadas…..—señala la puerta que daba hacia atrás.

—Iré yo, es mi hermano —Camus se paró—. Vamos Bren, un doctor te atenderá.

—¿Me pinchará la cola? —preguntó angustiado.

—No, no cariño, vamos…..—lo llevó de la mano—. Milo, tú sabes que hacer.

—Sí….—Milo se sienta al lado de su hermano—. ¿Necesita datos? Tengo acá el documento del nene, de Camus, de los padres y el mío, ¿también lo tienes Kardia?

—¡No traje documentos!

—¿Y cómo pensabas hacer la denuncia, idiota? —cuestionó Milo enojado, pero inmediatamente Dégel lo calma.

—Yo si tengo, haré la denuncia yo —entregó su documento y el de los otros.

—Bien, díganme todo lo que pasó —comentó mientras colocaba papel en la máquina de escribir.

—De acuerdo…..Ocurrió así.

 

Jefatura de Atenas N°5.

8 de noviembre de 20**

Ante las autoridades de la Jefatura N°5 de Atenas, se hace presente el señor DÓMINE, Dégel Alain, DOCENTE (Documento: xxx.xxx.xxx) de 22 años, el joven ONASIS, Milo Francisco (Documento: xxx.xxx.xxx) de 16 años, el joven VERSEAU, Camus Etienne (Documento: xxx.xxx.xxx) de 15 años y el señor ONASIS, Kardia Alexey (Documento: xxx.xxx.xxx) de 28 años. Para realizar denuncia de agresión sexual hacia el infante VERSEAU, Brendan Ian (Documento: xxx.xxx.xxx) de 3 años.
El día 6 de noviembre del 20**, el niño regresa del Jardín maternal N°20 de la zona de Atenas junto a su madre DE VERSEAU, Irina Isabelle. La madre afirmó al hermano de Brendan y a su amigo Milo que el niño había tenido un altercado en el jardín y lo trajo a la casa. Los dos firmantes fueron a jugar con él, manifestando Brendan conductas agresivas y sexuales hacia los muñecos, además de re-editar situaciones vividas de agresión sexual.

El adolescente VERSEAU, Camus Etienne informa a docente la probabilidad que el niño haya sido abusado y este recomendó extrema vigilancia. Los adolescentes volvieron a interrogar al niño el día de la fecha, recalcando éste la agresión sexual de forma explícita por parte de los vecinos, ambos mayores de edad: BERMONT, Jason Thomas de 25 años y BERMONT, Anthony Julien de 56 años.

 

—¿Qué? —Dégel mira sorprendido a Milo, quien relataba el hecho—. ¿Bermont?

—Sí, es el vecino…..—Dégel tiró su cabellera hacia atrás, pálido nuevamente.

 

Elevamos acta sobre los dichos del niño y la revisión médica pertinente para ser evaluado por el juez y realice dictamen de perimetral hacia la persona de VERSEAU, Brendan Ian.
Queda sentado y elevado a ORGANISMO DE LUCHA CONTRA EL ABUSO SEXUAL INFANTIL.

Firma, documento y aclaración de las partes:

 

—Firmen abajo —indica el joven hombre, tanto Kardia como Milo firmaron rápidamente, pero Dégel se demoró bastante en hacerlo.

—Bien, esto lo elevaré ya mismo, esperen al niño y a su hermano aquí —Regulus se fue dejando a los tres hombres solos.

 

                Los minutos pasaron lento y Milo se ponía cada vez más nervioso, hasta que escuchó la voz de Brendan del otro lado de la puerta y cómo salen ambos, Camus, pálido como fantasma, y Brendan lamiendo una paleta de dulce, se notaba en sus ojos que había estado llorando hasta poco antes de salir. Milo se acerca al pelirrojo.

—No puedes……no puedes imaginarlo —comentó cuasi llorando, Milo intentó contenerlo, pero Camus se derrumbó frente a él.

—¿Qué pasó, Camus? —preguntó, Brendan se lo veía concentrado en la golosina, aun manifestando ansias de querer largarse a llorar por lo traumático que había sido el peritaje.

—No te das una idea….—repitió, Onasis no le entendía mucho pero al fin el pelirrojo pudo verbalizar algo más—. Lo hicieron…..estos enfermos lo violaron.

Dégel abrió los ojos sorprendido y cayó en la silla de golpe.

“Todo fue mi culpa, por no denunciarlo antes”, se repitió.

 

Continuará.

 

Notas finales:

Sé que este capítulo fue algo fuerte y centrado en Brendan y el abuso. Pero necesitaba una excusa para meter a ese tipo a la cárcel y dado que Dégel no diría lo que le hacía, entonces decidí que hiciera algo más grave y atacara a otro personaje. Dado que Camus no es un personaje débil psicológicamente, y menos ahora que Milo es su custodia personal, me pareció pertinente que pasara con Brendan, quien es un personaje anexo sin mucho movimiento. Para los que temen que Bren se convierta en el nuevo Jean les voy diciendo que no es así, puse al personaje solo como motivo de acercamiento de Milo y Camus, pero luego decidí incorporarlo a la trama base para que pudieran caer esos delincuentes. Próximamente volverá Brendan a tener protagonismo, dado que se deben hacer peritajes psicológicos al niño y eso lo veremos nosotros.

¡Gracias por leer!


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