Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Golden Moon por LaXy

[Reviews - 38]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

 

Nuevo Fic, nuevas ideas. Espero le den apoyo y mucho amor. 

 

BTS no me pertenece, se pertenecen a sí mismos como a su empresa, lo único mío es la historia. 

 

Notas del capitulo:

 

Primer capítulo de esta nueva historia ^^ espero les guste... 

 

 

Taehyung no sabe por qué le siguió el juego a Yoongi, tampoco tiene idea de cómo había llegado hasta la primera hilera de sillas frente al escenario lleno de espejos sobre el techo y luces moviéndose de un lado a otro. Taehyung no sabía por qué ahora estaba solo, porque sí, Yoongi había desaparecido poco después de que llegaron.

La música era fuerte y hacia vibrar su pecho al ritmo de los tambores que hacían eco en el salón. Las luces neón de colores azul, violeta y rojo casi llegaban a lastimarle los ojos al igual que los silbidos y las obscenidades que gritaban la mayor parte de la clientela de esa noche.

Había un trago de color verde brillante servido en su mesa, Taehyung no había bebido nada de la copa por temor a terminar drogado y sin algún órgano. Si, sabía que estaba siendo exagerado, pero prefería guardar ciertas precauciones. En su mente, hizo la nota mental de no volver a hacerle caso a las grandes ideas de Min Yoongi.

Lo que menos esperaba era terminar su trabajo y estar metido en aquel club nocturno. Yoongi le había insistido mucho tiempo para convencerlo, pero justo ahora se estaba arrepintiendo de haber aceptado la idea su mayor. Taehyung no era el chico más puro y casto del mundo, pero no le agradaba la vista.

Había hombres y mujeres en la misma cantidad, pero aun así seguían sin ser muchos para todos los clientes más lo que seguían llegando. Las mujeres estaban vestidas con un traje de goma negro que simulaba ser cuero, bastante ajustado a sus cuervas, no más largo que un bóxer y con un escote en el pecho que no dejaba nada a la imaginación.

Taehyung se preguntaba cómo era que aún tenían un poco de trasero después de tantas nalgadas que les daban algunos clientes borrachos. No dudaba que pudieran caminar más de tres metros sin recibir un azote en el culo. Lo mismo para los hombres.

Ellos solamente usaban un pantalón de cuero bastante ajustado a los muslos y a su trasero y un moño negro rodeando su cuello, no usaban camisa y dudaba que usaran bóxer debajo de aquellos pantalones ajustados. 

— Lamento la demora —la voz de Yoongi resonó sobre la música. Taehyung estuvo a punto de abrir la boca, pero las luces se apagaron antes de que pudiera decir algo ofensivo a Yoongi.

— Llegas tarde —fue lo único que pudo decir, esta vez en voz baja.

La música se había detenido un segundo después de que las luces se apagaran. Sorpresivamente todas las personas también se quedaron en silencio, Taehyung sólo podía escuchar el sonido de los tacones de las mujeres mientras repartían los tragos y uno que otro azote al trasero de ellas.

Taehyung estaba listo para abrir la boca y soltar una queja a su mejor amigo. También estaba preparándose para ponerse de pie y salir del club en cuanto las luces volvieran a la normalidad. No quería tropezar con alguna silla y causar algún pleito.

Sin embargo, no hizo nada de eso, porque antes de moverse, un foco iluminó a una persona en el centro del escenario. Taehyung tuvo que observarlo dos veces para notar que se trataba de un hombre y no una mujer como esperó.

La música comenzó a resonar primero lentamente hasta que adquirió un ritmo sensual. El chico en el centro de la pista, comenzó sus movimientos casi al mismo tiempo que la canción, su pecho se movía con lentitud al igual que sus caderas. Los pies de Taehyung comenzaron a moverse al rito de la canción sin darse cuenta.

A media canción, la camisa del chico había desaparecido y sólo estaba en unos jeans ajustados. Se tiró de espaldas al suelo y siguió haciendo un movimiento pélvico que excitaría a cualquiera que se detuviera a mirar más de un minuto a la pista. Taehyung se encontraba incapaz de quitar la vista del bailarín.

Conforme seguían pasando los segundos, el cuerpo del bailarín adquirió un tono perlado a causa del sudor, pasó su mano justo sobre su entrepierna y se mordió los labios. Inconscientemente, Taehyung arrastró su mirada con ella y también mordió su labio inferior.

La canción siguió avanzando hasta que el chico tenía su pantalón desabrochado. Al volver al suelo se arrancó los pantalones y los tiró a algún lugar, Taehyung realmente no prestó atención a la prenda volando por los aires, por ahora sólo podía mirar los muslos desnudos del bailarín. El cual estaba ahora sólo cubierto por un simple bóxer negro con el dibujo de un moño blanco.

Sentía la boca seca y se terminó tomando el trago que había estado olvidado en su mesa, sin darse cuenta.

La música paró y las luces volvieron a apagarse. El bailarín a duras penas pudo hacer una venia antes de que todo quedara oscuro. Taehyung esperó en silencio y contuvo el aire unos segundos hasta que las luces volvieron a ser de color neón y el escenario quedó vacío otra vez.

Taehyung dejó la copa vacía sobre la mesa y soltó el aire. Casi podía decir que se sentía decepcionado de no ver al bailarín.

 

■ ■ ■

 

— ¿Crees poder atender a éste cliente mañana por la noche? —el pelinegro alzó una ceja y siguió acomodándose el cuello de la chamarra negra.

— ¿Tengo otra opción? —se quejó. El mayor entrecerró los ojos antes de comenzar a negar con lentitud, el pelinegro sólo rodó los ojos y apretó los dientes —. Sabes que no doy servicios.

— Jimin no está, así que sólo quedas tú —el mayo lo escuchó murmurar algo por lo bajo. Dio un paso al menor y se inclinó — ¿Qué dices?

— Que te vayas a la mierda.

 

■ ■ ■

 

 

Taehyung colgó el teléfono antes de entrar a la licorería. Maldito Yoongi y sus fiestas personales, aún no sabía cómo podía acabar con todo el mini bar de su casa en menos de un mes. Su amigo parecía de todo, menos un alcohólico.

De hecho, Min Yoongi parecía un modelo con portes de estrella pop. Eso le decía a Taehyung que las apariencias engañaban más de lo que cualquier persona pensaría.

Como quiera que fuera la cosa, negó con la cabeza y siguió adelante. Apretó los labios y callaron una vez más las ofensas contra su mejor amigo. La perilla de la puerta escapó de sus manos al ser jalada por alguien desde el interior del establecimiento.

Los ojos de Taehyung subieron desde el suelo, recorriendo un par de piernas bien torneadas y cubiertas por unos jeans negros rotos de las rodillas, seguido de un abdomen plano, hasta llegar su rostro. Se sintió nervioso y sus mejillas se tiñeron de rojo.

Sintió una ola de nervios que subían y bajaban por su estómago, al encontrar su mirada con aquellos ojos marrones que lo miraban de vuelta. La piel pálida del contrario parecía destellar bajo los tenues rayos del sol, y sus labios eran de color rosa que gritaban un “bésame” para cualquiera que los contemplara.

Verlo vestido como todo un top model lo hizo sentirse terriblemente mal vestido con aquellos pantalones holgados y la camisa dos tallas más grandes que la suya. Su cabello negro caía sobre su frente con aquel lacio natural, Taehyung sabía que comparado con el otro, su cabello estaba hecho unas marañas de color chocolate.

Lo reconocería aun si estuviera a oscuras nuevamente. Aunque sonara como un pervertido, reconocería aquel par de muslos con o sin ropa. Ahora que veía su rostro de cerca y con la luz natural, no podía decir menos que era un rostro perfecto.

— T-tú… —Taehyung se sonrojó aún más al tartamudear. El pelinegro parpadeó un par de veces y dio un salto a un lado, quitándose de la puerta.

— Oh…lo lamento, adelante…

Taehyung asintió, perdido y siguió con la mirada los pasos del pelinegro. Se detuvo cuando llegó a la puerta y dio media vuelta. Contempló por un segundo el caminar elegante y recto del otro chico y se mordió el labio, pensando si debía detenerlo o no.

— Disculpa…

El pelinegro se detuvo y dio media vuelta.

— ¿Sí?

Taehyung apretó la tela de su camisa holgada entre sus manos, bajo la mirada seria del otro chico. Se sentía igual que un niño de seis años al pensar que estaría pidiendo un nuevo juguete, pero la mirada del pelinegro lo ponía nervioso.

— ¿Te puedo ayudar en algo? —volvió a decir, está vez escuchándose más impaciente que antes. Taehyung mordió su labio, ni siquiera sabía por qué estaba paralizado, no sabía a qué iba tanto nerviosismo a alguien que seguramente no habría notado su presencia. 

— Disculpa creo…creo que te confundí con alguien más —Taehyung rascó su nuca con nerviosismo y una risa fingida.

Era una verdadera mentira mal hecha. Nadie podía confundir a ese chico, ni mucho menos podría pasar desapercibido. Pero aun así decidió que era mejor dejarlo ir, no pensaba volver a verlo o siquiera pisar ese club nocturno una segunda vez.

Así que, se quedó de pie en la puerta de la licorería, observando como el pelinegro asentía y daba media vuelta antes de volver a retomar su paso. Taehyung se quedó en el mismo sitio, apretando sus manos hasta ver desaparecer al chico. Así fue como Taehyung se convenció a sí mismo que no volvería a verlo.

 

■ ■ ■

 

Cuando abrió las puertas del local, lo primero que vio fue a las tres chicas bailando Pole dance con la destreza que sabía que él jamás tendría. Sus labios soltaron una gran bocarada de aire y prefirió dejar de mirarlas. Las tenía con él las veinticuatro horas y la mayor parte de la semana, pero estaba tan cansado de todo que no deseaba nada con ellas.

Desvió la mirada al suelo, los azulejos negros estaban perfectamente encerados, lo bastante para brillar pero no lo suficiente para tirar a las meseras con tacones. Siguió con su camino, observando cada paso que daba y admirando las puntas de sus zapatos, así siguió hasta llegar al bar y dejar las bolsas con licor.

Volvió a suspirar, esta vez con una leve sonrisa en sus labios, al recordar al chico del cabello enmarañado de unas horas atrás. Se veía tan tímido y lindo a la misma vez, con las mejillas rojas y la cara abochornada. Pasó una mano por su cabello, tirándolo hacia atrás.

Había pensado esa mañana que lo menos que necesitaba era salir a la calle y caminar bajo los rayos del sol, porque después de todo, eran muy extraños los momentos donde lo dejaban salir a la calle. Pero ahora pensaba que no había sido una mala idea después de todo.

— Hey, precioso —el pelinegro rodó los ojos y borró la sonrisa de sus labios al escuchar esa voz. Fingió ignorarlo y comenzó a sacar las botellas de whisky  y Vodka —. Te estoy hablando.

El pelinegro siguió con su trabajo, ignorando al otro mientras sacaba las botellas con sumo cuidado, como si fueran de material frágil. No era estúpido, sabía que algo malo venía desde el momento en que vio a las chicas detener su baile y palidecer, en menos de un minuto ya estaban huyendo del lugar.

No le dio tiempo de reaccionar antes de sentir una mano en su nuca, tirándolo y pagando su mejilla en la barra. Soltó un gruñido y se removió con fuerza, pero la presión ejercida sobre su nuca era mayor.

— ¿Me estas ignorando, putita? —escuchó a su espalda. Apretó sus ojos al sentir al otro comenzar a restregar su hombría sobre su trasero, una ola de asco lo inundó y se volvió a remover —. No puedes ignorarme, Hoseokkie, no olvides que soy yo el que alimenta y mantiene en forma ese apretado culo tuyo —dijo antes de darle un azote.

La maldición murió entre los labios del chico, quien apretó los ojos y los dientes al sentir la piel de su trasero escocer por el golpe. Al menos sabía que no podría golpearlo más porque no podía. A nadie le gustaba la mercancía llena de moretones y cardenales.

Sin embargo, no dejaba de restregarse sobre su trasero, y eso le causaba más asco de lo que podía soportar. Sentía como su excitación crecía a cada segundo. Él seguía sin poder moverse.

— ¿Entiendes puta? No te atrevas a ignorarme otra vez —dio un nuevo azote sobre el trasero del pelinegro y lo liberó de su agarre —. Que no se te olvide que tú vives para servir, para dar placer. ¿Lo olvidas? Recuerdas por qué estás aquí, ¿no?

— Sí. No debes recordármelo.

— Tú respiras sólo para abrir las piernas, Hoseokkie.

— Cállate ya —gruñó.

— Escuché que no quieres cubrir a Jimin —dijo el otro, acomodando la chamarra del pelinegro.

— No doy servicios.

— Pero claro que lo haces, putita —aclaró el otro, con una gran sonrisa, burlándose de las palabras antes dichas por Hoseok. Tomó con rudeza las mejillas del pelinegro y lo obligó a mirarlo —. Eres jodidamente caro y casi nadie puede pagar por ti, que es diferente. Usualmente no tengo a alguien tan caro en mi establecimiento, pero tu sola presencia me hace ganar dinero.

— Digas lo que digas, no voy a atender a ese pervertido —dijo el pelinegro con molestia. Se quitó la mano del otro con ira, regalándole una mirada de asco al sentir sus mejillas doler, seguramente pronto aparecería algún cardenal.

— Tienes razón, no puedo cederte tan fácil. Eres VIP, no cualquiera tiene el derecho a estar entre tus piernas —su jefe pasó un dedo por su barbilla y lo metió en su boca, el pelinegro contuvo las arcadas —. Alégrate Hoseokkie, hoy te toca trabajo duro. Algún idiota ha pagado por tus servicios.

Hoseok apretó los labios y afilió su mirada. Mentiría si dijera que escuchar todo eso no le dolía, pero desgraciadamente no podía hacer nada en contra de su jefe. No era como si el mantuviera todos sus gastos, pero no le daba la oportunidad de dejarlo ir.

Para estas alturas de su vida, Hoseok comenzaba a pensar que se podriría en ese club nocturno. Siempre siendo lo más codiciado y lo más caro. No deseaba ser siempre la Luna de oro, como siempre decía su jefe.

Si Hoseok pudiera, terminaría con su vida, pero no siquiera eso se le tenía permitido. No era dueño de su propia vida. Dudaba que algún día lo hubiera sido.

 

■ ■ ■

 

— Cúmpleme el capricho sólo por esta vez…

Taehyung rodó los ojos y bufó de nuevo. Había perdido la cuenta de las veces que llevaba bufando desde que había aceptado la llamada de Yoongi. También había perdido la cuenta de cuántas veces ya había dicho que no y su mejor amigo seguía insistiendo en lo mismo.

— Yoongi, dije que no, tengo mucho…

— Trabajo, lo sé —se quejó el mayor. Taehyung aseguraba que estaba frunciendo los labios en un mohín típico de Min Yoongi —, aún eres joven y ya te pareces a tu padre. Que aburridos son ustedes los Kim.

— No vengas a joder con eso, Yoongi.

— Está bien, déjalo —le cortó Yoongi. Taehyung cerró la boca y apretó los labios —. Iré sólo, yo que te tenía una sorpresa.

Taehyung soltó el aire con pesadez. Odiaba cuando Yoongi comenzaba con su chantaje psicológico, porque siempre le funcionaba y lo obligaba a ceder ante sus caprichos. Aunque esta vez no era la excepción, una parte de Taehyung si deseaba ir al club y ver al bailarín de esa tarde.

— Iré contigo —fue lo único que salió de sus labios. Escuchó la risa de Yoongi, obviamente su amigo había ignorado estratégicamente su gruñido entre sus palabras.

— Muy bien, pasaré por ti en dos horas, arréglate bien.

 

■ ■ ■

 

Por segunda vez, Taehyung no sabe qué está haciendo en el club. Yoongi aún no llegaba y estaba sentado solo en la mesa más cercana al escenario, la chica insistió mucho en darle esa mesa alegando que todas las demás estaban ocupadas. Y nuevamente había una copa con alcohol en su mesa, ahora de color rosa.

Las meseras visten el mismo traje, ahora de color rojo con unas medias que llegaban hasta los muslos. Taehyung se preguntaba cómo podían trabajar mientras recibían tantos azotes en el trasero. Parecían no dares importancia, estaban tan acostumbradas a esos tratos, que sólo quedaba ignorar y seguir caminando.

Taehyung esperó a que Yoongi se apareciera, pero su mejor amigo nunca llegó, esto ya era costumbre para Min Yoongi, invitarlo y dejarlo plantado. Lo peor de todo era que Taehyung no estaba molesto.

Se sintió abandonado por su mejor amigo, y decepcionado porque el guapo bailarín de esa tarde no había aparecido en ningún momento para hacer su presentación. Quizás no estaba o tenía la noche libre. Cualquiera que fuera el caso, el bailarín nunca apareció. Eso desanimó mucho más a Taehyung.

Después de la media noche,  Taehyung decidió que era momento de regresar a su casa y dormir un poco. Yoongi lo había dejado plantado y el bailarín no aprecia, y no creía que fuera a hacerlo, así que era mejor dar media vuelta y regresar por donde vino. Con la mirada puesta en la punta de sus zapatos, se encaminó a la salida.

Una vez cerca de la salida, pudo respirar con más calma y mirara con la cabeza en alto, le incomodaba tener que estar viendo a mujeres casi desnudas caminando por todo el lugar mientras eran azotadas en el trasero. Sentía que la piel le ardía cada vez que escuchaba las manos de los hombres chocando con la piel de las meseras.

Sin embargo, sus planes de regresar a casa se vieron detenidos al mirar a la puerta de salida. Ahí estaba, recién entrando por la puerta, su segunda razón de venir al club.

Vestido con unos jeans negros apretados a sus muslos, y una camisa del mismo color. Taehyung no estaba tan mal vestido como antes, pero aun así el bailarín resaltaba más, aun con todas las ropas de color negro. El chico parecía querer cubrir su cuerpo.

Los ojos del pelinegro estaban remarcados con un profundo delineado negro y parecía lanzar miles y miles de rayos y hielo hacia la persona que iba a un lado suyo, tomándolo con más fuerza de la necesaria en su brazo.

Fue la primera vez que Taehyung lo vio, también. Fue la primera vez que entendió el verdadero trabajo del bailarín. Y fue la primera vez que entendió la clase de lugar al que lo había traído Min Yoongi. Un club nocturno, por qué no lo había entendido a la primera, si todo era tan claro y él era tan ciego.

Se sintió asqueado por el tipo de lugar en el que estaba, y se sintió más que decepcionado al entender el principal oficio de aquel chico de cabello negro, el único que le había llamado tanto la atención. Pero Taehyung lo sabía, tenía el don de poner sus ojos en las personas menos indicadas. Siempre era lo mismo con él.

Tan absorto estaba en sus pensamientos, que no se dio cuenta que sus ojos siguieron cada paso que daba el bailarín, hasta que sus miradas chocaron. Taehyung apretó los labios, sin saber qué hacer ahora, tenía tan cerca al chico pero ahora no deseaba acercarse.

El pelinegro siguió sin apartar la mirada de los ojos de Taehyung, y durante un par de segundos fue como si todo a su alrededor desapareciera y sólo quedaran ellos dos. Hasta que el bailarín bajara la mirada y girara el rostro, ocultándose de Taehyung. Casi podía jurar que hubo un rastro de vergüenza y dolor en sus ojos.

— ¿Kim Taehyung? —Taehyung desvió la mirada del cuerpo del bailarín para encontrar a una chica menuda y de cabello rubio claro. Dio un paso atrás, sorprendido. Tan concentrado estaba mirando al chico que no notó cuando la chica se detuvo al lado suyo.

— Soy yo…

— Soy Choa, seré tu guía de ésta noche. Por aquí, por favor —sin esperar, la rubia se encaminó por uno de los pasillos del club.

Taehyung dudó si debía ir con la chica o no, sin embargo, sus pies comenzaron a moverse solos y ya estaba tras los pasos de la chica.

Los primeros metros del pasillo estaba iluminado con luces neones de color rosa y azul y había pedazos de espejos pegados en las paredes y el techo. Aunque Taehyung tenía muchas cosas en su cabeza, se tomó su tiempo para mirar con atención todo el lugar.

Las luces neón dieron paso a unas lámparas finas y a una serie de habitaciones. Para entonces, Taehyung comenzaba a sospechar qué es lo que estaba haciendo ahí. Abrió su boca para alegar por qué estaba siendo llevado ahí, pero la chica se detuvo y abrió la puerta de una habitación.

— Ésta será su habitación por la noche, Kim Taehyung-ssi.

— E-espera, yo nunca pedí esto —la voz de Taehyung salió con un ligero tono de histeria. Choa lo observó por un momento y luego asintió.

— La discreción es algo muy importante aquí —comenzó a decir. Taehyung la miró como si hablara en otro idioma, elevó una ceja —, nadie sabrá que usted ha contratado los servicios de la Luna de oro.

Taehyung estaba a punto de comenzar a tirar de sus cabellos y arrancárselos uno a uno. Él nunca habría pedido eso, nunca se atrevería a contratar servicios sexuales. ¡Joder! Ni siquiera creía que pudiera pedir una caja de condones sin sonrojarse como un adolecente.

¿Luna de oro? ¡Ni siquiera sé qué es eso!

Choa lo miró con un gesto ausente, casi tan frío como el rostro del bailarín hace unos instantes atrás. Aquello lo hizo preguntarse si era un gesto practicado o realmente todas las personas que trabajaban ahí miraban de esa forma.

— Kim Taehyung-ssi, hágame el favor de entrar y esperar a que su servidor llegue —mando la chica, impasible. Taehyung guardó silencio y asintió.

Ella abrió la puerta y se hizo a un lado para dejar que Taehyung se adentrara. Eso estaba mal. Taehyung dio media vuelta para salir de la pieza, sin embargo, Choa fue más rápida y cerró la puerta antes de que él pudiera decirle algo más.

Taehyung infló las mejillas y frunció los labios. Se quedó de pie en medio de la habitación por unos minutos, pensando en todo y nada a la misma vez. Su mente estaba llena de ideas que no llegaban a ser coherentes.

Negó con rapidez y se hizo camino hasta la puerta, no se quedaría a estar con alguien desconocido. No necesitaba favores sexuales.

Se detuvo en el lumbral de la puerta al ver a dos personas a unas puertas de la suya. El hombre de traje estaba tomando con fuerza el cabello del bailarín, quien tenía un gesto de dolor en su rostro. Taehyung contuvo el aire, quería intervenir, pero no estaba seguro si era lo mejor o sólo empeoraría las cosas.

— Me escuchas, putita, sólo debes abrir las piernas y complacer en todo lo que quieran —escuchó decir al hombre de traje. Taehyung apretó su mano sobre el picaporte.

— Púdrete imbécil —respondió el bailarín.

— ¿Así le hablas al que mantiene tu culo?

— Jamás seré tu puta, Kang, en tu vida me tendrás en tu cama…

Taehyung desvió la mirada y se volvió a encerrar en la habitación en cuanto vio al hombre levantar su puño en contra del bailarín. Taehyung se sentó sobre la mullida cama y puso su mirada sobre la alfombra.

¿Y si realmente no todas las personas estaban en este mundo porque lo desearan?

La puerta de la habitación se abrió segundos después, dándole paso al bailarín. Taehyung lo observó con los ojos pintados con sorpresa. El pelinegro por otro lado, no se había dignado en levantar la mirada del suelo. Parecía rendido y abrumado.

— Hola, soy la Luna de oro y hoy seré su acompañante…

Taehyung observó segundo a segundo, cómo el bailarín se comenzaba a quitar el abrigo y la camisa con movimientos robóticos, casi ensayados. Cuando llegó a su pantalón, Taehyung se puso de pie y frenó las manos del pelinegro, colocando sus manos sobre las contrarias.

Hoseok levantó la mirada, con el ceño fruncido y miró al hombre frente a él. Sus ojos cobraron un brillo de sorpresa y se congeló en donde estaba. El bello chico de la licorería estaba frente a él, deteniéndolo y sin mirarlo con lascivia.

— T-tú…

— No lo hagas.

Hoseok bajó la mirada al escuchar la petición del chico. Nuevamente en todo este tiempo, se sintió avergonzado de sí mismo.

 

 

Notas finales:

Les ha gustado? 

Los amo!  XOXO'S 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).