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El mejor destino por Browl

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Notas del capitulo:

chan! sigue acá jajajajaja 

Capítulo 2:

Sugawara no tenía remordimientos de su vida en preparatoria. Sabía que había tomado la decisión correcta al entrar al equipo de voleibol y no abandonarlo a pesar de que estaba por comenzar una nueva etapa. Si lo pensaba cuidadosamente, no creía haber hecho nada mal; sabía que cada uno de sus pasos lo había llevado al mejor destino existente. Que el camino que había recorrido realmente era el acertado.

…Y aunque sabía todo eso, y a pesar de que era feliz, una parte de él seguía sintiéndose miserable.

Era irónico, porque la persona que lo había motivado y dado fuerzas para continuar, sobre todo al principio,  era la misma que lo hacía sentirse así. Daichi siempre tuvo un efecto importante en él; a pesar de que no lo enalteciera y lo considerara un compañero más que un capitán, lo respetaba profundamente. Incluso admiraba, pero no de esa manera ciega que por valorar a alguien se olvida de sus defectos. No, era más… era. No importaba. Ya nada era relevante en realidad, porque a pesar de ese sentimiento de compañerismo, a pesar de la admiración o el respeto, se separarían.

“Así es la vida” pensaba Suga, mientras simulaba disfrutar la fiesta de despedida y seguía meditando al respecto. En la vida te juntas con personas, convives con ellas, puede que inclusive lleguen a transformarse en el centro de tus pensamientos, pero nada de eso asegura que la relación sea para siempre. La vida era un conjunto de encuentros y desencuentros ¿no? De eso se debía tratar, también había tenido amigos valiosos en secundaria y ahora apenas los veía, seguramente pasaría lo mismo.Puede que se vieran una o dos veces al año, pero ya no sería igual. Lo que era una amistad profunda ahora, se transformaría en algo menos intenso, y con el tiempo, en recuerdos. Nostalgia. Quizás un día Daichi le contaría a sus hijos sobre Karasuno, y tal vez lo incluyera en su relato. O puede que no, que simplemente siguiera con su vida… que…

¿Eran Daichi y Yui los que salían del gimnasio?

Sí, lo eran. Lo más probable es que comenzaran a salir. No había sido el único que se había dado cuenta de ese encuentro, y ya compartía miradas de complicidad con el resto. Ellos los habían ayudado, creado instancias en que pudieran estar juntos. Esto es lo que debía pasar, parte del destino que había escogido.

Aun así dolía. No podía estar allí para cuando volvieran de su encuentro; tendría que felicitarlos, pero todavía no se sentía con las energías para ello. Fingió tener que ir a buscar algo al cuarto del club, necesitaba respirar y estar solo un momento. Solo unos minutos, no pedía demasiado, solamente un poco de tiempo.

La frente apoyada en la puerta, la respiración profunda. Todo su cuerpo temblaba, como si éste diera muestras de cómo se sentía en realidad por dentro.

—Siempre he pensado que Hinata y Kageyama son muy molestos – comentó una voz. Tsukishima también estaba allí. Estaba tan perturbado que ni siquiera se había dado cuenta de que ya había alguien en el club.

—Creo que todos lo sabemos – comentó Suga riendo incómodo y recuperando la compostura—. Incluso ellos mismos, se los has dicho a la cara. ¿Qué haces acá, por cierto?

—Eran demasiado escandalosos; Hinata y Sawamura seguían intentando que comiera más pastel. Yamaguchi se les unió— añadió, diciendo por lo bajo “traidor”. Sugawara no estaba seguro de si esperaba que el oyera eso también o no. O si debía comentarlo.

—Aun así…

—De todas formas, ese no era mi punto – siguió hablando esta vez levantándose desde la esquina donde había estado descansando—. Hinata y Kageyama son unos estúpidos, pero al menos son lo suficientemente valientes e idiotas para luchar por lo que quieren.

—Eh…

—Nos vemos.

Y así como así, luego de descolocar a su ex vice capitán, Tsukishima se marchó, como si el comentario que dijera no tuviera la menor importancia. Como si sus palabras no acabaran de quebrar la máscara de cordialidad y felicidad que se había puesto. Como si no le hubiera recordado su cobardía.

En ese momento Suga decidió no volver a la fiesta. Seguía siendo cobarde al fin y al cabo.

****

Las noches de marzo seguían siendo heladas, pero no importaba. A pesar de no poder volver a la celebración, necesitaba aunque sea una última vez regresar al gimnasio. Ya todos se habían marchado, los gritos de antes eran solo un recuerdo en su memoria en esos momentos, y aunque una parte de él se arrepentía por no haber disfrutado más de la despedida, sabía que había hecho lo mejor. Quizás por eso mismo, por los recuerdos. No quería arruinar todo lo que habían creado.

Estaba terriblemente asustado de que alguien más se diera cuenta de lo que sentía. Le daba miedo lo que pudiera pensar Daichi o el resto de ellos de sus sentimientos. Era algo más que el temor al rechazo amoroso, con eso podía tratar porque de partida nunca se había hecho expectativas, pero no podría quedarse tranquilo si por culpa de lo que sentía todo acabara empañado. Todos los buenos momentos ocultos tras un manto de incomodidad.

—Nunca volviste –dijo Daichi desde la entrada. La respuesta de Suga fue una sonrisa tranquila y un pase rápido  del balón que si Sawamura no hubiera estado atento lo habría golpeado con fuerza.

—No, me sentía nostálgico. Lo siento.

— Te entiendo. No puedo creer que todo terminó.

—¿Vienes a despedirte del gimnasio también? –preguntó esta vez Suga mientras el pelinegro se acercaba a él.

—No, en realidad quería conversar contigo. Estuve hablando con Ennoshita y me dijo que vas a estudiar a Tokyo también ¿Por qué no me dijiste?  Creí que ibas a quedarte en la prefectura, sobre todo desde que dijiste que dejarías el voleibol.

—No me malentiendas, nunca dije que dejaría el voleibol –dijo golpeando el abdomen de su amigo—, solo que no lo practicaría a nivel universitario.

—Eso no responde la pregunta.

—Simplemente no se dio la ocasión –contestó finalmente desviando la mirada. En realidad era una decisión de último momento de la que no había querido hacerlo parte, de preferencia no quería volver a verlo; Tokyo era una ciudad grande, si tenía suerte no se encontraría nunca con él allí.

Daichi rió, una de esas risas intranquilas que más que diversión reflejan incomodidad.

—Por algún motivo eso me pone de muy mal humor. ¿Por qué no encontrarías tiempo para decirme esto? Vamos a estar en la misma ciudad…

—Lo siento, lo siento. Mi error, de todas formas…— tomó aire antes de continuar— ¿Yui se te declaró?

—Gracias a ti.

—Ah… entonces fue en el hospital.

—Sí –nuevamente la respuesta fue cortante—. Soy un estúpido, fui el último en darse cuenta.

—No te sientas mal, estas cosas pasan. De pronto quien creías tu amigo de la infancia, se transforma en algo más.  Me alegro por ustedes.

La sonrisa parecía real, estaba seguro de ello. A pesar de que estaban uno frente al otro, Daichi no podría encontrar en ella nada falso, porque en el fondo sí que se alegraba que él fuera feliz.

—¿De verdad? ¿Te alegraría que Michimiya y yo estuviéramos juntos?

Ni siquiera suspiró.

—Sí.

—¿Por qué?

—¿Necesitas siquiera preguntar eso? Porque eres mi amigo y quiero lo mejor para ti.

—¿Y asumes que eso es lo mejor para mí? ¿Que puedes interferir en mi vida y planificar encuentros?

—No creí que te molestara y además todo terminó bien ¿No?

—¿Qué tenemos de bueno Michimiya y yo juntos? –preguntó esta vez Daichi sin intentar ocultar su mal humor. No se le daba la gana ser comprensivo con su compañero; desde que entendió que todas esas veces que lo habían dejado solo con ella no era por su amistad sino porque esperaban algo más de ellos se había sentido muy  enfadado—. ¿Ya planificaste nuestra boda, Suga? ¿La cantidad de hijos que tendremos?

—¿Por qué estás siendo así?

—¿Cómo? Solamente te estoy pidiendo consejos… ya que sabes mucho sobre lo que es mejor.

Sugawara no contestó, la mirada que antes observaba a su amigo ahora estaba pegada al piso. Se suponía que todo estaría bien, incluso se había preparado para un Daichi exultante de felicidad, pero no para esto. Encontraba particularmente cruel que le preguntara por su boda o hijos, aunque sabía que no lo decía en serio.

Sawamura  suspiró.

—Déjalo, soy un idiota. En realidad no es tu culpa nada de esto, solamente estoy enfadado por haber tenido que rechazar a una amiga. Fue incómodo.

Suga sabía que no debería sentirse tan feliz por esto, sabía que en realidad no tendría que sentirse aliviado tampoco, pero aun así no podía evitarlo e incluso una risita tonta se escapó de sus labios antes de sobreponerse y volver a mirar a Daichi.

—En serio eres un tonto ¿eh? ¿Por qué la rechazaste? Creí que se entendían bastante bien.

—Ya sé que creías eso – replicó cortante—, pero no puedo estar con alguien simplemente porque es mi amiga. Si me hubiera gustado de forma romántica, no habría estado tanto tiempo inconsciente de sus sentimientos.

—A veces pasa.

—Supongo, pero no con Yui— hubo un momento de silencio que finalmente fue roto cuando Daichi le devolvió el balón a Suga— ¿Vas a seguir despidiéndote del gimnasio? Si es así te espero afuera.

—Sí…

Lo único que podía ver ahora el armador de Karasuno era la espalda de su capitán. Su mente sabía que en realidad solamente iba a estar fuera, pero otra parte de él sentía que esa despedida era más real que cualquiera que pudiera tener con el gimnasio. Que la silueta de Daichi saliendo del gimnasio era el verdadero fin; que esto era el punto final de su paso por el equipo de voleibol.

No fue un acto meditado, probablemente fue simplemente que su mente decidió quedarse en blanco unos segundos y dejar que lo que sentía se hiciera cargo de sus movimientos. No había otra explicación para que pusiera todo su trabajo de ocultar lo que sentía de lado, se acercara a Daichi y sostuviera con fuerza el borde de su chaqueta.

—Me alegra que rechazaras a Yui. Sé que no debería ser así, pero me hace más feliz que no sientas nada por ella.

Sawamura ni siquiera volteó a verlo, se quedó quieto mientras Sugawara hablaba con la tranquilidad que lo caracterizaba. En realidad, lo sorprendía su fortaleza, aunque claro si solo se hubiera dado la vuelta habría visto que silenciosamente, lloraba.

—Sé que no debería estar diciendo esto también, que puede arruinarlo todo. Siento ser tan débil, pero no podía seguir así… Te quiero.

—¿Por qué?

—No estoy seguro… simplemente pasó.

—No, por qué creíste que no debías decir nada—  había volteado a verlo, la respiración la tenía agitada, pero la mirada era firme sobre Suga.

—Soy un hombre, Daichi. Sé que no esperabas que tu compañero de equipo se te declarara.

—¿Y pensaste que me tomaría tu declaración menos en serio que la de Yui solo porque eres hombre? ¿Tenías la suficiente confianza para creer que sería feliz con la declaración de Michimiya, pero no la tenías de que al menos si me decías lo que sentía te trataría con respeto? ¿Esa es la imagen que tienes de mí?

—¡No te valoraba menos por eso! Soy consciente de que no es normal lo que siento; intenté que me gustara alguna chica. Incluso coqueteé con…

—¡¿Y por qué es anormal?! – lo detuvo la pregunta de Daichi.

—¿¿Por qué estás tan enfadado??

—Porque… ¿por qué si me querías nos dejaste solos a Michimiya y a mí?

—Ya te lo dije, ¿por qué sigues sacándola a colación?

—¿Y por qué me dices que coqueteaste con otros? ¿Te has sentido siempre así por los hombres? ¿Te ha gustado alguien más?

—¿Por qué el interrogatorio?

—Responde… por favor.

Nuevamente los pillaba el silencio, aunque de cierta forma esta vez se sentía menos asfixiante. A pesar de que la situación era surrealista Suga sentía ganas de reír, porque no vio vergüenza ni rechazo en su amigo. Lo que vio…

Rió.

—Te he querido desde primer año. No sé cómo quieres que sepa si me sentiría así por otro siendo que cuando comenzaron a importarme estas cosas ya sentía algo por ti… ¿Cómo te sientes  tú respecto a esto?

—Yo… — él también rió— Creo que me siento aliviado.

Suga terminó de romper la distancia que los separaba, y esta vez no tomó su chaqueta ni algo sutil por el estilo. Esta vez lo abrazó con fuerza, sabía que Daichi no se alejaría, que no lo apartaría de su lado. A pesar de eso cuando sintió que sus brazos lo envolvían se sintió ridículamente feliz.

—Estabas celoso – susurró contra su pecho, sonriendo.

—Bueno, sí. Ahora que lo dices… — dijo Sawamura, esta vez con la voz menos tirante. Más relajado de lo que había estado desde que saliera del hospital—. Por eso me molestaba también que insistieras tanto en verme con otra.

—Eres negado con estas cosas.

—Al menos lo mío es inconsciente, tú conscientemente querías alejarme.

—Lo siento.

—Está bien – habló suavemente, abrazándolo con más fuerza. En realidad nunca habían estado tan cerca el uno del otro, pero se sentía muy normal, como si siempre debieran haber estado así—. Yo también te quiero— dijo esta vez acercando su rostro al de Sugawara, compartiendo una mirada antes de besarlo.

Era ridículo pensar que hasta hace cinco minutos estaban más lejos del otro de lo que habían estado en estos tres años de preparatoria. Y era ridículo porque el estar ahora así con el otro se sentía además de adecuado, placentero. No solo a nivel físico o de atracción sexual, sino que a uno más profundo, Daichi se sentía feliz de poder sentirlo cerca, de poder besarlo. De saber también que no lo quería con nadie más, que el abrazo que se hacía incluso más fuerte ahora, era una muestra de los verdaderos sentimientos de su hasta ese entonces, amigo.

Y más aun, de saber que no se separarían. Probablemente eso era lo mejor.

 

Fin

Notas finales:

Okay, probablemente este es el mayor spoiler anticipado que nadie nunca jamás ha hecho JAJAJA pero de verdad que odio los finales tristes, así que dificilmente escribiré uno así. De hecho, no soportaba dejar el capi anterior ahí solito y triste, por eso tuve que subirlos juntos jajajajajaj 

Gracias por leer a quienes hayan llegado hasta acá! 

Besos!!

 

 

Agregado:

(Esto es  en verdad más que por odio, porque me da risa el tema jajajajaj y quería ser polémica (?) jajajaj Si a alguien le gusta mucho la chica esta no se sienta ofendido y ignore esto)

Mil maneras de morir (versión Yui)

Yui iba caminando tranquilamente por la calle, cuando una actualización de facebook la distrajo. Era Daichi contándole al mundo su relación con Sugawara. Y así como el amor para Sawamura floreció, una bala perdida le llegó a esta mina en la cabeza. 

Estas cosas pasaban... te puede pasar a ti, a mí o a cualquiera que se interponga en el amor de las parejas de Haikyuu. 

Todos hemos aprendido una gran lección.


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