Francisca había sido mi compañera desde jardín de niños, ya no recordaba la razón por la cual nos odiábamos pero así era. Ella me despreciaba, no me dirigía la palabra y yo para no me quedaba tranquila tampoco. Años de constante odio y deseos de superar a la otra llegaban a su fin este año. A mis 16 años por fin la tendría lejos, por una vez en la vida.
Primer día de clases de mi ultimo año, ahí estaban mis amigas de toda la vida y también estaba “ella”. Pero todo estaba destinado a cambiar ya desde ese primer día. A los pocos minutos de estar en el aula entro la directora.
- Alumnos, les presento a una nueva profesora que estará encargada del área psicopedagógica de los cursos que están en su último año, como es el caso de ustedes. La srta. Matus le dirigirá unas palabras ahora.
- Hola jóvenes, mi nombre es Verónica Matus y tal como dice la sra. Directora mi misión aquí es ayudarlos en lo máximo posible, tanto en la parte académica, como psicológica y todos los problemas que puedan surgir.
Pasaron los días y nada era distinto, trabajos, mis amigos, fiestas, todo era como siempre… hasta que me mandaron a llamar la directora. Fui tranquila por que sabía que no era culpable de nada.
- Adelante srta. Valenzuela. Se preguntara por que la llamo.
Solo la mire, esperando a ver que más decía.
- Pues la llamo para entregarle esta hoja para que se la entregue a sus padres, es para que luego de clases venga a una hora para hablar con la profesora Matus.
- ¿Y por que? No entendía por que me estaban llamando solo a mí.
- La profesora Matus se lo explicara en su momento. Se puede retirar srta. Valenzuela
Así sin ninguna explicación volví a mi aula, no entendía nada. Solo me llamo la atención que pasado unos minutos llamaron a Francisca a la dirección.
El papel decía que debía asistir esa misma tarde, ¡que fastidio!, pero era obligatorio y mis padres no permitirían que faltara. De mala gana me dirigí caminando al colegio, de todas formas no deseaba llegar muy rápido.
Al llegar a la oficina de la profesora Matus, casi me caigo por la sorpresa. ¡Estaba sentada al lado de la puerta Francisca!
- Por suerte llegas.
Me dijo apenas mirándome
- la profesora me dijo que te esperara aquí y que luego entráramos las dos
- ¿y que quiere con nosotras dos?
- ¿y yo que se?, entremos de una vez para poder marcharme.
¿Qué pasaba aquí?, no entendía nada. Solo tendría que esperar a ver que quería la tal profesora de nosotras dos. La situación no podía ser peor, un día por la tarde, en el colegio y con Francisca.