No tuvimos el suficiente valor para decir que paso, más allá de un desagradable momento con Iemitsu, pude ver en los ojos de mi hermano que no diría nada, por lo tanto, yo tampoco debía decirlo, o al menos no por el momento. Sabía que Alaude no dudaría ni un segundo en ir y masacrar a golpes a ese viejo desagradable y solo detrás de él, irían todos los demás: Desde los hermanos Gokudera, hasta los simpáticos mellizos, Lampo y Lambo.
Tras ver como Alaude se llevaba a mi hermano, me quedé junto a Kyoya, esperando calmarme igualmente y tratando de no mostrar esa parte “herbívora” que tanto me costó que dejara de verla, pero no fue sencillo porque temblaba como gelatina y aun cuando Kyoya me llevó a su cuarto donde me recostó en su cama podía dejar de pensar en lo que me dijo mi hermano. Siempre fui fanático de la fantasía, y tras un altercado similar años atrás es que deseaba tener superpoderes y poder romperles la cara a aquellos que quisieran lastimar a mis hermanos o a mí. Debido a los constantes acontecimientos en con las distintas parejas de Nana es que dejé de tenerle un mínimo de respeto, prácticamente mi respeto comenzaba a limitarse dado a que Giotto y Fuuta aun la veían como su figura materna.
A veces solo quería morderla hasta la muerte.
—Solo te harás más daño— Dijo Kyoya abrazándome por la cintura.
—¿Habré hecho algo mal en mi vida pasada, para que esto me pase? — dije mientras me aferraba a sus brazos. Kyoya no respondió.
—¿Entonces que crees que habrán hecho ellos dos para que pasen por lo mismo? ¿Qué habrá hecho Giotto o Fuuta? Ellos igual se preguntarán lo mismo. Tsunayoshi, nosotros no somos responsables de las mierdas que hagan nuestros padres quienes justifican sus actitudes con un simple: porque te yo di la vida. ¡Que se jodan! No tienes la culpa de nada, deja de pensar en ello — Pocas eran las veces en las que lo oía hablar así.
Realmente lo amaba y sabía que él me amaba de igual manera, lo amaba y no quería perderlo, quería tenerlo conmigo siempre y de ser posible jamás separarme de su lado. Kyoya era la paz en mi ingrata vida. Un te amo se coló entre mis labios que fueron sellados por los carnívoros labios de mi carnívoro favorito, Dios solo te pido que me dejes ser feliz a su lado.
Como lo imaginé Giotto nunca se lo dijo a nadie y cuando G vino a verme para preguntarme que pasaba, le conté la verdad, junto a Hayato tuve que calmarlo para que no fuera y matara a Iemitsu. No sería el único que lo hiciera, había una larga fila tras él, pese a ello, se decidió que pasaríamos el menor tiempo posible en casa, claro cuando él estuviese ahí.
A mitad de la segunda semana Gio me confronto por decirle a los chicos, casi como si no quisiera ver que él solo se delataba con sus acciones. Creo que ahí se dio cuenta de las grandes y verdaderas amistades que teníamos, al final mi hermano estaba cumpliendo su sueño de ser un chico popular. La mariposa abría su capullo.
Era navidad cuando mamá decidió traerlo a la casa de manera frecuente, nos fue incomodo, el único alivio era que siempre en aquellas fechas Fuuta se iba con su padre, Colonello, solo así nuestro hermanito no vería los horribles escenarios de siempre: Nana cayéndose de ebria mientras Iemitsu acosaba a mi hermano y yo tratando de que ninguno terminase peor. Al final fuimos a casa de los Spade, donde Deamon, Mukuro y su gemela, Nagi nos recibieron con los brazos abiertos y nos dejaron quedarnos con ellos.
—¡Mamá! ¿Qué mierda haces? — Gritó Giotto cuando regresábamos a casa y en la sala, Nana y ese idiota mantenían relaciones sexuales, como siempre estando ebria hasta el culo.
—¡Cúbrete por dios! —Exclamé mientras evitaba que los chicos viesen aquella escena.
Estúpidamente dijimos que podrían pasar un rato en casa después de clases, era viernes por la noche por lo que no habría problemas con que tomásemos algo, pero con Nana en ese estado tuvimos que modificar un poco los planes y después de que ese par de idiotas estuviesen lo suficientemente presentables es que decidimos comenzar una “tranquila” ronda de póker.
—¡Vamos Lampo, paga más! — Alentaba su gemelo al peliverde para que soltara las fichas, todos reímos.
Todo iba de maravilla, Giotto era “custodiado” por Alaude y G quienes no lo dejaron solo en ningún momento, así como Kyoya y Hayato cuidaban de mí. En algún punto las cosas comenzaron a subir de tono gracias a Nana que no dejaba de hacer sus estúpidos comentarios que lograron incomodarnos. Al inicio solo era pequeñas preguntas en cuanto a las relaciones que había en el grupo, más allá de mi hermano y Alaude, como lo era Hayato y Takeshi, o Deamon y Elena, quien era la principal víctima de los comentarios de mal gusto de Nana. La pobre chica solo podía reír nerviosa y seguirle la corriente, pero cuando mi estúpida madre comenzó a insistir a Iemitsu de irse al cuarto a terminar su asunto que dejaron a medias es que todo comenzó a ir hacia abajo.
—Mamá ya déjalo— dijo Giotto que trato de que mamá no fuera hacia atrás, cosa que no logro y ella cayó de bruces derramando el licor en los pantalones de Iemitsu que grito furioso antes de darle una bofetada.
Todos reaccionamos y mientras Giotto y yo fuimos con mamá, Asari y Takeshi se encargaron de echarlo de la casa, poco después mamá fue tras él, seguramente a implorarle perdón y a llorarle. Tras eso los chicos comenzaron a Irse menos Alaude, Kyoya, Asari y Takeshi, quienes se quedaron con nosotros.
Esa misma noche hicimos una denuncia, pues tal y como nos dijo Asari, éramos menores de edad, por lo tanto, la ley podría darnos algo de justicia.
Con el celular en altavoz los seis estábamos haciendo un circulo esperando a que la recepcionista comenzara a hacernos las preguntas correspondientes.
—¿Su madre ha sido diagnosticada clínicamente como Alcohólica? — dijo la anciana mujer del otro lado.
—No, pero cumple con todos los síntomas de dependencia, además fue a una reunión de alcohólicos anónimos— respondí yo.
—¿Y ustedes, han sufrido de alguna clase de negligencia? ¿Abuso sexual o violencia domestica? — Dijo la mujer con tono cansado.
—No, al menos no negligencia... verá hace tiempo una de sus parejas trato de abusar de mi hermano menor — respondió Giotto, entonces Kyoya me miro con preocupación — vivimos un tiempo con mi tía tras eso ¿Eso sirve de algo? — cuestiono.
—¿Qué tiempo tiene de aquel entonces? — cuestionó la mujer.
—Fue hace siete años— dijo él nuevamente con tono cansado, pues pasó demasiado tiempo.
—Miren lo que podemos hacer es enviar a un agente a investigar ya que ha transcurrido mucho tiempo del evento, por lo que o puede sonar a falsas denuncias por dos chicos que no aceptan al novio de su madre— respondió la anciana con un falso tono de preocupación.
Enojados colgamos la llamada, y nos quedamos en silencio unos minutos, poco después Takeshi y su hermano se fueron de la casa, solo quedaron Alaude y Kyoya, quienes se quedaron a nuestro lado y entre los cuatro pensamos que hacer nuevamente.
—Papá tiene una motosierra, se las puedo prestar, corta de todo… madera, metal— dijo Alaude.
—¿Qué tal una madre? —pregunté tras darle una calada a mi cigarro.
—¿Quieres matar a mamá? —Me preguntó Giotto.
Si, la iba a matar y lo haría con gusto.