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Cartas a Mi Chico Universitario por lakyday

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Notas del fanfic:

Inspirado en el fanart de 4fyour

De actualización intermitente...

Ni Haikyu ni sus personajes me pertenecen.-

I. Prólogo

Nishinoya suspiró por millonésima vez consecutiva ese día.

Estaba en la casa de su mejor mejor amigo, el calvito. Jugaban en la consola los últimos niveles que les quedaban para dar vuelta ese cojonudo juego. Tanaka miró al líbero con extrañeza, no sabía cuál era la razón de su falta de chispa últimamente mas tampoco podía decir que no tuviera una vaga sospecha.

- ¡Urusee! ¡Si sigues suspirando cada dos minutos vas a inflarte hasta explotar!

Se burló Ryu encarándolo con una grotesca pero graciosa morisqueta.

- ¡Eso es imposible, bakayaro! ¡Las personas no explotan!

Replicó Yuu, empleando una morisqueta igual de amenazante.

- Yo cumplo con advertirte, aho.

Tanaka volvió su atención a la pantalla.

- ¡No puedo evitarlo, Ryu...!

Exclamó abrazando desconsoladamente el cojín en el que antes apoyaba la espalda.

- Extraño demasiado a Asahi-san...

Mumuró con el rostro escondido entre el algodón.

- ¿Por qué no lo llamas? Te dio su número telefónico, ¿no?

Trató de ayudarlo Tanaka.

- Sí, pero... apenas lo llamé anteayer, no quiero molestarlo...

Ryunouske observó a su pequeño amigo, despatarrado de panza en el suelo y abrazado a un cojín con desánimo.

- Vaya... quisiera poder ayudarte, Noya, en serio...

Fue lo único que pudo contestar para consolarlo de alguna forma.

- al principio le mandaba mensajes cada vez que se me ocurría, pero siempre se disculpaba por no poder contestarlos todos... por eso dejé de hacerlo.

El calvo hizo silencio por unos segundos. A veces olvidaba lo tonto perdido que estaba su amigo por la ex-estrella de karasuno.

- Deberías llamarlo. Asahi-san es un buena persona, no creo que se tome mal el que quieras hablar con él... de seguro también echa de menos la escuela, el club, a sus compañeros... y a ti.

Nishinoya aceptó el consejo de su camarada. Se levantó del piso para buscar su celular dentro de su mochila y salió al pequeño patio trasero para estar más tranquilo.

Buscó el número de Asahi y presionó el verde. Se le hizo un nudo en el estómago al oír el tono de marcado. Demoró un par de pitidos, pero al fin descolgaron del otro lado de la línea.

- ¿Hola?

Oyó la voz de su estrella, atender algo distraída.

- ¡H-Hola, Asahi-san! Habla Nishinoya.

Contestó con el corazón acelerado y un revoloteo en su estómago como si se hubiese tragado una mariposa.

- ¡Ah, Noya! Qué bueno oírte.

- ¿S-Sí?

- ¡Claro! Justo me estaba acordando de ti.

- ¿En serio? ¿Por qué?

Quiso saber, asaltado por la curiosidad.

- Estoy con una compañera que quiere apuntarse en la selección femenina de voley, pero cree que no la tomarán en serio por su altura.

- ¡¿Eh?! ¡Dile de mi parte que su altura le tiene que importar un carajo!

Escuchó la animada y bella risa de Azumane desde el otro lado.

- Ya te oyó. Yo te lo dije...

El último comentario parecía ser para la chica, que aparentemente había alcanzado a oír sus gritos.

-Ups... lo siento, Noya, tengo que colgar. Estoy en la biblioteca.

- Ah, está bien. Entiendo.

- me han regañado por meter ruido.

Se quejó el grandulón con su típico tono de voz avergonzado.

- apenas unos meses de universitario y ya te estás revelando ¿eh, Asahi-san?

Azumane volvió a reír aunque más suavemente.

- Gracias por llamarme, Noya. Hablamos después.

- Que va, Azumane-san. Perdón por interrumpirte. Hablamos.

Se despidieron. Yuu no demoró en oír que cortaba la llamada y, por millonésima y una vez, suspiró de nuevo.

Meditó un momento antes de volver a entrar en la casa. ¿Con quienes estaría Asahi allí en la biblioteca? ¿Tendría algún examen pronto? ¿Qué estaría estudiando? ¿Cuanto tiempo habrían durado sus clases ese día? ¿Habría comido bien, habría descansado apropiadamente aunque fuese un rato corto? Sus conversaciones por teléfono no solían ser muy largas y siempre se quedaba con ganar de saber más. Y de decir más...

Entonces se le ocurrió una idea brillante a su parecer. Le escribiría preguntándole todo lo que quería saber y contándole todo lo que quería decirle, pero no en un mensaje por teléfono o un correo electrónico, quería que fuese algo más especial, más personal... más íntimo. Una carta escrita con su puño y letra, eso era lo que necesitaba hacer.

... Continuará...


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