19-Te he elegido.
Así que has venido a por otro castigo—dijo el pelinegro ni bien separó sus labios del otro. A Shinya le dolieron sus palabras pero como no podía alegar su verdadero motivo porque su mente se hallaba confusa y turbada no le respondió y el ceño del otro se frunció mostrándole su implacable mirada. De inmediato el general dio vuelta a su ex hermano y con rudeza tomó sus caderas mientras lo empujaba a un lado para que el cuerpo del ojos azules quedara entre la cama y el mismo. Mientras ambas manos de Hiiragi se deslizaban por el blanco torso de Reynard su hombría rozaba los muslos de este haciendo que lanzara gemidos con la sensación de ese erecto miembro tocando su piel desnuda—Deberías bajar tu voz o… ¿Acaso quieres que tus subordinados de afuera piensen que su rey ha caído tan bajo como para disfrutar con lo que le hace un hombre? ¿Te atreves a perder el respeto de tus lacayos, rey?—susurró el pelinegro en los oídos del otro para atormentarlo pero también para provocar un placer masoquista en el ojiazul que al contenerse sentía su ser agonizante de placer.
¡No!-dijo con voz entrecortada Shinya.
¿Qué? ¿Vienes hasta aquí y me provocas y luego quieres que me detenga?—preguntó el ojos rojos con sarcasmo en su voz. De hecho Kureto se esperaba eso. Es por eso que la respuesta lo sorprendió de tal manera.
No… no es eso… yo…—Shinya volteó su cabeza y un poco su rostro para ver la barbilla y boca del otro y tocarla con su mano derecha—Yo…--¿Cómo decírselo? Esa dulce y amarga sensación mezclada en su interior con su ansiedad de estar con él y sin quererlo las palabras se hicieron presentes sin su autorización—Yo… soy tuyo—antes de que sus labios alcanzaran su objetivo.
El pelinegro tardó unos momentos en caer en la cuenta de lo que estaba pasando--¿Mío? ¿Acaso crees que creeré en eso? Tú vienes aquí porque ya no te atreves a ser tocado por tu querido Guren. ¿No es así? Como te atre…--dijo.
¡Yo… soy tuyo!—dijo de nuevo el ex Hiiragi tocando de nuevo esa fibra interior del cruel general que lo volteó para tenerlo de frente y mientras lo hacía fue sorprendido por un pasional beso y unas manos que fuertemente lo mantenían cara a cara con el otro para que no pudiera escapar de sus labios. Las dudas de pronto se hacían intangibles dentro de Pendragon, su cuerpo se entregaba sin autorización y su lengua no le obedecía. Porque todo el estaba hambriento de Kureto—Sé mío—añadió después sin ninguna vergüenza.
¿Tuyo? ¿Acaso me pides que sea tu aliado? ¡Ja! Como si tu padre…--pero los labios del otro acallaron a Hiiragi.
Quiero estar contigo—dijo el ojos azules mientras su cuerpo era sometido por la hombría del otro una y otra vez--¡Ah ah ah!—ya no se trataba de pensarlo, se dijo mientras gemía sin poder controlar su voz. Verlo en ese estado era el peor afrodisíaco para Kureto pero este se negaba a creer que el otro quería estar con él.
¿Crees que me conformaré con ser el remplazo de la basura de Ichinose?—preguntó el pelinegro lleno de rencor contra el otro pelinegro quien poseía algo que siempre quiso para él.
¡Tú no eres su remplazo!—dijo el ojos azules. Todo en él le pedía de una vez aclarar las cosas--¡Yo te elijo a ti!—
¡Porque no puedes estar con él!-dijo el pelinegro mientras pujaba más y más hondo en el interior del otro.
¡Eso no es cierto! Yo estuve con él—le aclaró con angustia Shinya y el otro se detuvo en seco.
¿Qué dices?—preguntó lleno de ira el ojos rojos mientras su rostro se contorsionaba y agarraba cada una de las muñecas del otro para sujetarlas contra la cama. Hecho que de nada valía contra un vampiro pero en esos momentos las razas no importaban. Sus embestidas se tornaron brutales mientras seguía hablando--¡¿Es…tuviste con él?! ¡¿Ahora?!—cada palabra era una acusación, llena de desesperados celos.
Si… yo…--dijo el peliblanco.
¿Entonces a que has venido aquí?—preguntó el ojirrojo lleno de total frustración.
Yo pude estar con él pero…--dijo el ojos azules.
¿Pero?—preguntó lleno de sorpresa el otro.
Te lo dije… yo… te he elegido a ti—contestó el rey mientras tocaba con una de sus manos el rostro atónito de Kureto.