27-Dos gatos jugando.
¿Y bien?—dijo el pelirrojo sentado en la silla de una habitación en la que penetraron con Ferid para hablar cómodamente.
Este miraba dentro del pequeño frigobar que ahí había al parecer interesado en su contenido.
¡Que mal gusto!—dijo sacando un frasco con un líquido carmesí un gesto de disgusto fingido—
El propietario de este dormitorio solo tiene AB negativo—se quejó mientras el que estaba sentado en la silla lo miraba con una ceja levantada y su cara sobre su mano mientras mantenía las piernas cruzadas, la silla de madera pintada de dorado y tapizado bordó crujió un poco cuando Eusford movió la pierna encastrada en la otra como un niño que aburrido espera.
¡Cuéntame de una vez! ¿Quieres?—pidió no sin fastidio en su tono Crowley.
¿Contarte? ¿Qué quieres que te cuente?—preguntó el otro ahora con una copa en la mano y con la otra mano apoyada en la cadera mientras le sonreía de su típica forma falsa.
¡No importa!—dijo de pronto el pelirrojo, parecía fastidiado con la actitud del otro por lo que Bathory sonrió al creerlo vencido pero las palabras que dijo después de que cruzara por su lado hizo pensar al peliplateado—Después de todo puedo imaginarlo bien—
¿Ah, si?—preguntó repentinamente interesado Ferid. Le intrigaba que era lo que la mente del otro había deducido y que no. Aunque de apariencia ruda, Bathory sabía muy bien que el otro tenía una mente brillante.
Sin que lo viera porque ahora Bathory estaba a sus espaldas Eusford sonrió. Aunque Ferid era conocido por todos como un gran estratega y paciente cazador también tenía una inesperada debilidad debido a su mente analítica y esa era la curiosidad. Estaba bien consciente de cuanto lo estimaba el otro y podía apostar a que el otro aunque dudaba de que conociera la verdad sentía la imperiosa necesidad de saber hasta donde había deducido bien.
Se aprestó a jugar con Don Gato y su falsa liviandad.
Pero dudo que a ti te interese. ¿O si?—preguntó Eusford y el otro soltó una estruendosa carcajada.
Pero mi querido Crowley—dijo sonriente, apostaba que el otro estaba jugando al gato y al ratón, pero hacía tanto que nadie lo invitaba a un juego como ese que el placer de jugarlo excedía sus intenciones de ser reservado por lo que sonrió verdaderamente esta vez y añadió--¿Cómo no querer saber lo que tu mente ha descubierto de tu hermano mayor?—usando el apelativo que en más de una ocasión el otro le diera por primera vez.
El otro ahora de perfil se tocó la barbilla como decidiendo lo que iba a decir aunque ya todo estaba fríamente calculado y Bathory lo sabía por lo que sonrió mientras lo miraba.
Ambos se miraron de frente y se sonrieron ampliamente, luego Eusford se acercó al peliplateado que lo miraba atento pero aun sonriente como él—Esta claro que no te agradan los humanos—dijo el pelirrojo.
¿En serio? Pero si yo ayudé a…--decía el otro cuando fue interrumpido.
¡No interrumpas por favor hermano mayor!—le pidió Crowley con el índice sobre los labios mientras hablaba.
¡Mi error!—dijo Ferid después de un momento de sorpresa—Por favor prosigue—estaba un tanto cabreado, solo un poquito pero lo estaba, el pelirrojo lo sabía aunque el otro intentara ocultarlo, pero también estaba mortalmente intrigado y el sexto progenitor lo sabía.
Pero… a quien odias más es a los vampiros—dijo Crowley haciendo que por primera vez la falsa máscara del otro colapsara.
¿De que diantres estás hablando? ¡Esa es una acusación bastante peligrosa!—dijo enfurecido del todo el segundo, acercándose peligrosamente a Crowley, durante el segundo que le tomó a la copa de cristal derramar su contenido y se romperse en pedazos estaba a un lado del otro con su espada desenvainada y el filo en su garganta--¿Acaso quieres morir?—preguntó de nuevo sonriente el peliplateado pero esa sonrisa era bastante aterradora ahora, sus ojos relucían como carbones sobre la sonrisa retorcida lo que le daba la pista a Eusford de que lo que había tirado había acertado de lleno en un sensible punto. Estaba cada vez más cerca de la verdad.
Tú no harías eso hermano—dijo el pelirrojo.
¿Apostarías tu vida a eso?—preguntó, con su ancha y falsa sonrisa, Bathory.
Dije que me dejaras hablar, no es así. Temo que me mal expresé, me disculpo por ello—dijo el pelirrojo—No es a los vampiros a quien odias—se corrigió aunque Ferid no caería con una argucia tan infantil, pero sirvió para que aflojara un tanto su presión sobre la piel de Crowley, un milímetro cúbicó.
Realmente no creerás que me creeré eso—dijo el disgustado segundo con sus ojos como navajas.
Pero el afloje fue el necesario para que Eusford llevara a cabo la maniobra que deseaba y en un segundo después de hacer su cuerpo un tanto para atrás atacó.
Ferid se quedó tan sorprendido por su ataque que no pudo reaccionar por más de un segundo cosa un poco rara en él y es que de pronto sus labios estaban siendo presionados avariciosamente, seductoramente, su cintura estaba siendo aprisionada por un brazo del sexto y sus cuerpos estaban en contacto en un noventa por ciento. La mano que sostenía su espada ahora estaba siendo presionada por la de Crowley, de pronto la lengua de Eusford intentaba penetrar a su boca. Entonces Ferid pensó “¿Qué importa? Si eso es lo que quiere vamos a jugar un rato” y aflojó su boca para dejarla entrar.
Despacio esta exploró el paladar mientras la mano en la espalda del segundo bajaba deslizándose por una de las nalgas. La homosexualidad no era rara entre los vampiros y tampoco normal, era una opción que algunos habían seguido tal vez por curiosidad pues sus aparatos reproductores no funcionaban y el deseo sexual realmente parecía más una consecuencia del aburrimiento que de la excitación. Era para mentes inquietas por lo que tanto él como el pelirrojo caían claramente en esa categoría. Aunque en más de una vez se descubrió a si mismo mirando el cuerpo del otro cuando estaba de espaldas a él en alguna batalla nunca en realidad había pensado en una situación así entre los dos pero la verdad no le disgustaba.
Ferid separó sus bocas para ir a por el cuello del otro que por un segundo pensó en la posibilidad de ser mordido hasta que sintió la sedosa lengua de Bathory deslizarse sobre la piel del cuello. Como era de esperar el otro conocía las mismas técnicas de seducción que él había aprendido en su vida humana y en su experimentación de siglos con el tacto, única cosa que permanecía igual a sus días de humano.
¿Y bien? ¿Qué es en realidad lo que ibas a decirme?—preguntó el peliplateado parando por un segundo para luego proseguir.
Crowley con los ojos cerrados disfrutando del trato contestó—En realidad siempre odiaste la sociedad de los vampiros. ¿No es así? Eso de ir subiendo de escalafón en escalafón mientras que los sangre pura te trataban como a una basura deshumanizada. Eso debió dolerle a tu ego—
¡Jajajaja! ¿En realidad soy tan fácil de leer?—preguntó de pronto alegre el segundo separándose un poco para verse frente a frente por lo que Crowley también lo miró.
Eso y que aun no los perdonas por lo que sea que los vampiros te hicieron en tu vida pasada—dijo el pelirrojo de pronto sorprendiendo al otro—Sospecho que tú no eres como yo y los otros. ¿Verdad Ferid Bathory?—preguntó después aguzando su mirada Eusford—Tú si recuerdas. ¿No es así?—la mirada del otro se agudizó más diciéndole que a Crowley que de nuevo estaba en terreno peligroso por lo que en cuanto el otro abrió la boca para discutir sus labios la sellaron con un beso esta vez frenético que tuvo de nuevo el efecto de sorprender a Bathory, de pronto cargó contra Ferid que terminó sentado en la misma silla en la que Eusford estaba sentado antes.
Por un momento el peliplateado pensó en matarlo en ese momento. Era demasiado peligroso ese acierto. Jamás creyó que alguien siquiera se lo imaginara. Las alarmas habían sonado en su cerebro cuando habló de su odio a los vampiros pero ahora su cuerpo se negaba a tensarse de la manera que requería para matar al peligroso bastardo. ¿Qué hacer? ¿Por qué su cuerpo ahora no le obedecía?
De repente deteniendo su accionar el pelirrojo se separó un poco apoyándose solo con sus brazos en los posabrazos de la silla mientras lo miraba sonriente, la espada de Ferid cayó inerme en el suelo—Quizás te preguntes… Por qué tu cuerpo no te responde como quisieras, hermano mayor—dijo haciendo que un malestar casi físico pasara por la psiquis del otro. El pelirrojo acercó su boca al oído del otro muy feliz y susurró—Hay más de una forma de atrapar a un ratón—
La respuesta vino a la mente del peliplateado en seguida—Veneno—dijo.
El otro se hizo para atrás, sonrió ante el acierto y contestó—Pero no te preocupes, no en una cantidad que pudiera afectarte demasiado, sabemos que no puedes morir así pero si baja drásticamente tu capacidad física y me aseguré de que esta estuviera al mínimo a la hora de hablar contigo—
Esto lo tenías planeado de antemano—le dijo el peliplateado.
Por supuesto hermano mayor. Las celadas hay que planearlas con mucha anticipación y conocer muy bien al objetivo—dijo, se acercó al oído y afirmó—Y yo te conozco muy bien, hermano mío—después se alejó un poco de nuevo mirándolo como el gato que disfruta de la agonía del ratón.
¡Muy bien! ¿Qué más quieres decir?—preguntó el peliplateado con cara contrariada pero resignada también.
¿Yo?—preguntó el otro como si la idea no se le hubiera ocurrido y luego agregó simplemente--¡Nada!—
¿A quien quieres engañar con eso? Sé perfectamente que no te tomarías este trabajo si no planearas hacer nada—dijo, algo ofendido en su intelecto, el segundo.
Pero yo no dije que no iba a hacer nada—dijo Crowley muy complacido—Dije que no iba a decir nada y con como has reaccionado siento que he descubierto más de ti en estos minutos que en todos los años que te he seguido. ¿Sabes? Siempre me han intrigado tus verdaderas motivaciones y verdaderos propósitos ya que tu solo muestras lo que te sirve. Eres un condenado retorcido por lo que me fue muy difícil imaginar que podía decir para captar tu interés pero algo impactante debía decir para mantenerte interesado mientras el veneno iba haciendo efecto. Pensaba interrogarte cuando estuvieras en este estado y a la vez evitar que me mataras, pero ya no es necesario porque sin querer acerté con mis pocas sospechas—
Los ojos de Ferid hervían de furia. Ser capturado así no era para nada su estilo.
Pusiste el veneno en esa sangre. ¿Verdad?—preguntó el peliplateado. El otro levantó una ceja, como sorprendido y luego sonrió. Ferid trincaba los dientes--¿Ahora qué?—
Pues ahora viene mi venganza—contestó el pelirrojo. Alguna vez me dijiste que te sorprendiera y apuesto a que esto lo hará—añadió mientras metía una mano debajo de los pantalones de Ferid que si puso cara sorpresa al sentir el tacto en semejante lugar.
¿No pensarás…?—preguntó casi colapsado el segundo.
Los colmillos de Eusford brillaron en su amplia sonrisa que se separó para decir—¡Sor-pre-sa!—
La lengua del pelirrojo hizo el mismo pleriplo por el cuello del otro que la del peliplateado antes y pareció disfrutar largamente de su contacto mientras bajaba y subía por ella y a la vez que su mano acariciaba vastamente el vello púbico del otro, apresándolo entre sus dedos y halándolo un poco, no lo suficiente para lastimar pero si para que sintiera una molestia pequeña. El quejido que prosiguió fue de molestia y algo más.
Al parecer tu estado relajado te proporciona más percepción… hermano—susurró el pelirrojo aventando su cálido aliento a la oreja del otro mientras sonreía con satisfacción.
Tú…--trató de increparlo el peliplateado pero sus labios de nuevo fueron cubiertos con lasciva lujuria mientras la otra mano de Crowley bajaba de un lado los ajustados pantalones, una nalga quedó descubierta mientras la otra proseguía cubierta mientras la mano delante empezaba a manosear con frenesí la hombría de Ferid quien comenzaba a arquearse con las sensaciones, inconscientemente empezó a gemir dentro de la boca del otro, una de sus piernas involuntariamente terminó rodeando la del otro.
Parece que disfrutarás el incesto—ronroneó sobre sus labios Eusford antes de volver a atacarlos. Mientras primero uno y luego dos dedos atacaron la entrada del sorprendido Bathory este gemía dentro de la boca del pelirrojo quien se veía más entusiasmado por ello.
Los pantalones bajaron hasta medio muslo, la sensación repentina del aire frío sobre la piel de los muslos fue un nuevo aliciente para el fervor que se agolpaba dentro del cuerpo del peliplateado.
Los dedos fueron retirados de pronto y cuando abrió los ojos al sentir esto y la boca dejada, Ferid se topó con los ojos del gato rojo y escuchó su voz preguntar--¿Qué quieres, hermano?—
Era un juego, un juego en el que ya estaba vencido, se dijo Ferid pero contestó--¿Por qué preguntas estupideces justo ahora?—antes de besarlo y sentir como el otro lo penetraba en una embestida.
Juntos sintieron como el placer y la lujuria dominaba sus cuerpos mientras se montaban en una salvaje montaña rusa de espasmos y agonía mezclados con deseo y júbilo como nunca antes ambos sintieron. Las embestidas eran tal cual el oleaje estrepitoso del océano en contra de una pequeña barcaza que era arrastrada por la feroz corriente de los mares de pasión para culminar en la punta bravía del oleaje poderoso. Ambos se dejaron caer sobre el regazo de la silla y el suelo, mitad y mitad luego de que sus inocuos flujos dejaran sus cuerpos, sus pechos agitados aun pugnaban por el aire extra que necesitaban mientras aun recordaban el éxtasis de cada toque.
Deberíamos hacer esto más seguido, hermano—le dijo Crowley a Ferid desde su pecho donde tenía la cabeza, adornada de una encantadora sonrisa, apoyada. Vio la sonrisa que de pronto le dedicó el otro y añadió—Es decir… si no me matas antes, claro—