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AMORES ROBADOS por desire nemesis

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Notas del capitulo:

 

¿Y bien que quieres?—preguntó Hiiragi.

 

Guren no podía usar en esos momentos la habitual sonrisa despreocupada. Por mucho que lo quisiese la imagen de la sombra de sí mismo que era Shinya en su imaginación se lo impedía. Su sangre hervía con una ira irresoluta que pugnaba por sobresalir. 

9-El secuestro.

 

¿Y bien que quieres?—preguntó Hiiragi.

 

Guren no podía usar en esos momentos la habitual sonrisa despreocupada. Por mucho que lo quisiese la imagen de la sombra de sí mismo que era Shinya en su imaginación se lo impedía. Su sangre hervía con una ira irresoluta que pugnaba por sobresalir.

 

Kureto percibió la amenaza de traición tras los ojos negros y sin decir palabra dejó los papeles en el escritorio--¿Esto tiene que ver con Shinya?—preguntó aunque lo sabía.

 

Con los dientes apretados el otro le dijo—No entiendo tus razones para llevarlo a tu edificio y hacerlo morir de hambre lentamente mientras lo torturas—

 

Si bien la suspicacia de Ichinose no era sospechosa, ya que los otros habían compartido años de amistad y no quería decir que el otro se interesara sentimentalmente en el peliblanco y lo acontecido entre ambos solo podía ser físico por parte del ojinegro y eso no le molestaba a Kureto sino más bien los sentimientos que envolvían a su ex hermano, era molesta. Cualquier interés de parte del coronel por Shinya lo hubiera sabido pero más el sentirse reclamado y más porque el que lo había sumido en ese estado era el otro y todo lo que intentaba el ojirrojo era salvarlo.

 

Para tu información es todo lo contrario. Si lo llevé a mi edificio es para mantenerlo a salvo de posibles amenazas, entre otras él mismo—dijo el general.

 

¡Como si fuera posible! ¿Acaso no es tu familia la que lo quiere muerto?—preguntó Ichinose.

 

Si bien era cierto que los otros Hiiragi querían borrar a su hermano de la historia familiar, Kureto estaba haciendo en secreto reuniones para arreglar la situación de Shinya. Pero en esos momentos eso no importaba porque lo único que quería era disolver su asociación con Ichinose y partirlo por la mitad como la carroña que era.

 

¡Además me dirás que esos golpes que tiene son un tratamiento para mejorar su estado de ánimo! ¿No?—preguntó Guren que tampoco se podía contener.

 

Entonces ambos llevaron sus manos a las empuñaduras de sus armas dispuestos a blandirlas. Mirándose con infinito odio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un segundo antes de que la furia se descargara sintieron las detonaciones y como se movía el suelo bajo sus pies. Ambos se quedaron quietos un momento mientras la tierra se volvía a quedar quieta mientras su instinto les dictaba que algo muy malo había sucedido cerca.

 

Un soldado sin aliento entró entonces en la oficina de Kureto y anunció—¡Señor nos atacan los vampiros!—

 

¿Por donde?—preguntó el general.

 

¡Entraron por el muro oeste y atacaron de inmediato su edificio!—contestó este sin dilación.

 

Coronel y general se quedaron de piedra. Si encontraban a Shinya en el estado actual del mismo sería una presa fácil. Indefensa para un vampiro sin su arma.

 

Ambos corrieron. Kureto el primero y al pasar empujó al estático soldado que aun no salía del asombro de la incursión enemiga y la vista de como atacaban el cercano edificio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tanto Hiiragi como Ichinose se deshicieron fácilmente de los vampiros que les estorbaron el paso pero las ansias de arribar a la celda de cada uno competían con el infinito.

 

Al llegar se dieron cuenta de que los vampiros habían llegado primero por el camino lleno de soldados malheridos y con la esperanza de llegar antes de que algo malo le ocurriera a Shinya corrieron como si sus propias vidas dependieran de ello.

 

La puerta de la celda colgaba del gozne inferior y cerca podía verse un soldado partido por la mitad, arañazos de metal contra la pared y parte del marco de la misma derrumbado. Eso solo podía ser gracias a la fuerza de un vampiro.

 

¡No pueden estar lejos!—dijo Ichinose luego de que ambos entraran y no vieran rastros del ojos azules.

 

¡Eso no tienes que decírmelo!—respondió el ojos rojos agriamente antes de darse la vuelta y correr, Guren hizo lo mismo. Fuera obtuvieron la dirección en que la horda enemiga había huido y de inmediato se dispusieron a seguirla seguidos de los hombres de Kureto ya que desde la disolución de la compañía demonio lunar Guren era un subcomandante de este.

 

Llegaron a una pequeña mansión en los límites de la antigua Tokyo después de casi acabar con todos los enemigos. Tenían la certeza de que dentro de esta se encerraban la cabeza de los enemigos y Shinya tal vez como rehén.

 

Al entrar con cinco soldados, todo lo que quedaba del destacamento de cincuenta que los acompañó desde la ciudadela amurallada, se dieron cuenta de que estaban en lo cierto y de que recuperar a Shinya no sería poco difícil.

 

¡Pero mira quien vino a rescatar a Hiiragi! ¡Otro Hiiragi! ¡Y el coronel Ichinose! ¡Y pensé que estabas en desgracia, generalito!—dijo el vampiro noble con una sonrisa.

 

Ferid Bathory—casi escupió Hiiragi mientras el vampiro agarraba por el cuello a Shinya que estaba de rodillas debido a la gran fuerza de este.

 

¡Oh, el gran general conoce mi nombre! ¡Me siento halagado de ser tan popular entre los humanos! ¡Aunque de seguro es porque he matado a más de un ciento de ustedes!—dijo sin perder la sonrisa el peliplateado mientras los miraba con su sonrisa maligna.

 

¿Qué hacen aquí? ¡Váyanse!—les dijo el cautivo estirando una mano hacia ellos mientras la otra se mantenía en el suelo pues estaba de rodillas.

 

¿Quién dijo que el ganado podía hablar?—preguntó el vampiro con media sonrisa antes de hundir el rostro de Shinya en el concreto del suelo.

 

Ambos pelinegros quedaron impactados y agarraron las empuñaduras de sus armas mientras sus soldados hacían lo mismo.

 

¡Eres el ultimo que queda sabandija! ¡Si lo matas no tendrás nada que evite que te desollemos aquí mismo!—dijo Guren y por un segundo Kureto mordió su labio. Iba a decir algo parecido pero como el otro no tenía reparos en decir ciertas frases lo había mencionado antes.

 

Bathory sonrió con más malicia--¿Me estás diciendo que negocie con humanos?—preguntó y mientras lo hacía aflojaba la presión del pie con el que había pisado la cabeza del ojos azules para luego posarlo en el suelo mientras miraba con soberbia a los pelinegros.

 

En ese momento ambos vieron como Shinya tras este elevaba su cabeza del que escurría un fino hilo rojo y con un ojo cerrado por la herida les decía con los labios--¡Váyanse!—

 

Guren y Kureto estaban a punto de ir en su rescate cuando observaron como el otro se hacía con una pistola tirada en el suelo vaya a saber por quién y disparaba. Instantaneamente ambos pelinegros supieron que el objetivo era la tubería del gas.

 

Guren gritó ¡No! Mientras Kureto sabía que la poderosa puntería de Shinya no fallaría. El estallido fue colosal pero solo atestó una mitad de la sala mientras solo un viento caluroso atacó a la parte donde los pelinegros estaban. Para cuando ellos y los subordinados sobrevivientes de la explosión, dos, se levantaron toda la estructura estaba envuelta en llamas y toda la otra parte de la sala era invisible por las llamas que la devoraban.

 

Ambos pelinegros miraban azorados el lugar que antes había ocupado Shinya con la esperanza de que de alguna forma reapareciera a salvo. Pero luego de un minuto la estructura comenzó a desplomarse y un soldado dijo al general--¡Señor! ¡Tenemos que evacuar el edificio!—Kureto no le oyó ni la primera ni la segunda vez. Un pedazo de material cayó a los pies y no lo conmovió. Tampoco al coronel a su lado. Mas si hizo saltar al soldado.

 

¡Señor! ¡Señor!—llamó el soldado antes de que Kureto recobrara la conciencia de donde estaba. El general lo miró--¡Debemos evacuar!—después de mirar una vez más en dirección a donde Shinya fue visto por ultima vez volteó y se fue. Guren tardó un minuto más. Un rato mas tarde la mansión era una ruina humeante.

 

 

Notas finales:

 

¿Y?

¿Les gusto?

¡Apuesto que me odian!

¡Mate a Shinya diran!

¡Y es cierto!

u.u

Culpen a mi musa.

Ella me dijo que lo hiciera.

 

Mata ne


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