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WONDERLAND: El jardín de las maravillas por Lula Mato

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Notas del fanfic:

¡HOLA!

Nuevo Fan Fiction, lo he tenido en mente desde hace meses pero no sabía cómo armarlo así que las cosas van a ir surgiendo de a poco. 

Será bastante corto máximo seis o siete capítulos, uno por cada miembro de B.A.P así que la espera no será tan larga, eso quiero creer yo también. 

Ojalá le den una oportunidad y espero que sea de su agrado.

 

N/A: Será bien porno, avisando voy, todos los capítulos contendrán lemon y casi nada de romance. Pero si le voy a meter un poco de corazón para que no sea tan vacío.

Notas del capitulo:

Pues bien, eme aquí otra vez con nuevas cosas bastante raras que aparecen en mi mente y cuestan desarrollar en una computadora, pero bueno ya está.

Primer capítulo del mini-fic así que espero que les guste.

 

¡A LEER!

 

 

El aire fresco golpeaba mi frente haciendo que unos pocos cabellos bailen con las ondas del viento. Estaba sentado en una rama enorme sobre mi tutor que inútilmente trataba de enseñarme algún conocimiento de ese aburrido libro sin dibujos. No es que no me agrade aprender, la verdad me encanta conocer cosas nuevas, soy muy curioso, pero para mí las páginas de papel sin ningún dibujo era como una mancha blanca y sin nada interesante a lo que prestar atención.

 

Es por eso que el profesor da por terminada la clase de hoy y regresamos a la casona donde decido subir a mis aposentos y tomar un refrescante baño.

 

Confieso que últimamente he estado bastante alborotado se podría decir, mi atención ya no se centra en cosas como la lectura ni la música, es más, creo que he dejado de lado esa parte artística que en mí habitaba. Ahora a mis cortos diecinueve años siento que me afectan las personas. Concretamente los hombres.

 

Es raro, está mal pero ¿qué se puede hacer en esta vida si no es disfrutar lo que ella amablemente nos provee? Además, soy joven y debo vivir mi vida como pueda. Como hijo de un comerciante bastante reconocido en Europa y mi madre siendo dama de la corte de la duquesa de esta villa. Vivo en una casona bastante grande pues mi familia tiene poder. Papá es de un pequeño país asiático y mamá es del antiguo continente así que mis facciones son una mezcla bastante exótica para la mayoría de las personas que me conocen.

 

Obviamente es sorprendente ver a un joven con piel de porcelana, ojos grandes pero rasgados -cortesía de papá- y rizos rubios -gracias a mamá- de bastante altura y con castañuelas perladas cubiertas por unos labios finos y rosáceos. ¿Cómo me describiría a mí mismo? Andrógino, si me preguntaran. Considerando mi aspecto físico también está el que sea bastante descarado, arrogante, fisgón y travieso, eso me ha dado una fama bastante peculiar en la sociedad.

 

-Niño JunHong, su baño está listo- La mucama se despide con una pequeña reverencia y se marcha. “Me gustaría usar ese vestido, seguro yo podría hacer que la falda de holanes se contonee de la manera correcta” pienso mientras veo como desaparece por la puerta con mi ropa sucia.

 

Tomo una pequeña toalla afelpada y me dirijo directo a la bañera de porcelana dura que se encuentra en el cuarto de baño. El agua está en su punto y se nota como pequeñas ondas de vapor salen de ella para morir en el ambiente más frío cerca del techo. Me sumerjo hasta el pecho completamente desnudo y cierro los ojos apoyando la cabeza en la base contraria al grifo.

 

Realmente mi mente no está andando como yo quisiera, las cosas se tornan más difíciles de resistir últimamente. Los compañeros de mi padre entran y salen de la casa con porte señorial y a mí me tiemblan las piernas cada que su mirada se posa sobre mi anatomía, son ya adultos pero eso no quita que sean agradables a la vista, lo que más perturbado me tiene es que algunos no esconden su penetrante ojeada y algunos hasta los pequeños roces a mis manos al momento de saludar o al almuerzo pasando la sal. ¿Es demasiado pedir que no hagan eso? Mis hormonas se altera de sobremanera.

 

El piso cruje de manera sutil pero es mi casa, son mis paredes, mis tablones en el suelo, es mi puerta y sé distinguir cuando las cosas pasan. Entonces enfoco la mirada al espejo y por su reflejo veo que el portón de madera blanca está entreabierto dejando una minúscula rendija que cualquier otra persona no notaría. Pero soy meticuloso con mis cosas, sé dónde, cómo, cuándo y qué he dejado en cada sitio de mi hogar, y eso no lo he hecho yo. Alguien me espía.

 

Bueno si alguien se ha dignado en venir a verme mientras ducho, habrá que darle un motivo por el cual regrese por su camino satisfecho de su decisión.

 

Entonces empiezo a recordar cuando tenía quince años y jugaba con Himchan el hijo de un acupunturista traído de Asia bastante solicitado en esos tiempos. Estábamos en el jardín trasero de la casa.

 

-Por qué las rosas de este jardín no serán rojas en vez de blancas- Mirando las dichosas flores con el ceño fruncido yo me encontraba apoyado en su hombro sentado de piernas cruzadas.

 

-No sé, a mí me gustan así- Le respondí en un tono bastante molesto. Nunca me habían dicho nada sobre las bellas rosas de mi casa, es más, yo las consideraba como las más hermosas de la villa y su comentario me había enojado.

 

-No te enojes, ven- Dijo y me jaló con fuerza hasta el lindero del patio donde había un frondoso árbol que tenía una rama enorme a donde me gustaba llevarlo y sentarnos cada que venía de visita.

 

Nos sentamos él apoyado en el tronco pues había subido después que yo, y a mí me apoyó contra su pecho. Solíamos ser cercanos aun siendo Himchan mayor que yo por cuatro años, en ese entonces él tenía diecinueve y yo estaba empezando a sentir lo que las hormonas le hacían a mi cuerpo.

 

Ya estando en su pecho empezó a suspirar sobre mi cuello y yo sentí desfallecer. El recuerdo de ese momento había llevado a mi mano hasta esa zona de mi cuerpo, masajeando delicadamente con los dedos acuosos sobre mi piel, pasándolos como si fuera una pluma mojada y deliciosa.

 

Luego de haber susurrado profanas cosas sobre lo fácil que sería apretar mi fino cuello hasta dejarle marcas, Himchan fue bajando su mano hasta encontrarse con mi pecho, pasando por mis pezones sobre la tela de mi camisa blanca. El mismo recorrido hice yo con mis manos poniendo bastante esmero en masajear los puntos sensibles que bien conocía de mi anatomía mientras veía por el espejo al ser que estaba detrás de la puerta.

 

En el árbol, bajo la puesta de sol estábamos nosotros haciendo cosas indebidas a los ojos de Dios y como testigo el campo, las flores y los animales. Mis manos se posaron en los muslos del muchacho a mis espaldas haciendo un remolino con las yemas sobre la tela azul de su pantalón hasta subir y posarlas detrás de mí trasero donde estaba su punto débil.

 

-Aprieta- Fue una súplica más que una orden la que salió de los labios de mi amigo, entonces lo hice.

 

Con ambas manos sostuve su miembro y le di un apretón no tan fuerte pero lo suficiente como para notar las condiciones en las que se encontraba. Cerré los ojos y mis manos descendieron hasta mi propio miembro rozándolo suavemente casi sin tocarlo.

 

Pude recordar como los finos dedos de Himchan se posaron sobre mi pantalón negro formal pero entonces me tomó de la cintura y dio vuelta hasta quedar frente suyo y pude ver su rostro, sus labios rojos entreabiertos, luego sus manos desataron la correa que estaba sujetando mi ropa.

 

Era raro, nunca habíamos hecho tal cosa, solo había algunos besos de por medio en cada visita suya pero no llegamos jamás a ese nivel. Quise besarlo pero él no me lo permitió, entonces sacó mi miembro y lo acunó sólidamente sobre sus dedos de telaraña.

 

-Hazlo tú también- Me ordenó serenamente y así lo hice. Desaté el botón de sus pantalones y lo saqué, era igual al mío, solo que la punta estaba más rosa y viscosa.

 

Jamás había visto otro pene más que el mío pero el de Himchan me marcó, definitivamente me gustó y fue él quien desató al ser lujurioso que hay en mí, él me creó, es su culpa. Entonces en la bañera ya con mi miembro erecto pasé mis dedos sobre la punta recordando la sensación viscosa del amiguito de Himchan, y lo tomé en mis manos para poder iniciar un vaivén sutil mientras tenía la mirada sobre el espejo, podía sentir cómo el ser detrás de la puerta que me miraba, dio un brinco y sus pulmones se quedaron sin aire.

 

Himchan me apegó más a su cuerpo y nuestros falos quedaron unidos, mis ojos se cerraron por la sorpresa y la sensación, estaba caliente pero a la vez frío por el viento de verano que pasaba y volvía entre nosotros, acariciando nuestros pedazos de carne desnudos. Lo mismo sentí mientras me masturbaba en la bañera, al levantar mi pene sentí el aire tocar la punta y mis huesos se estremecieron.

 

Era hermoso ver como del glande de ambos brotaba algo parecido a una baba que realmente me fascinaba. Mi primera vez haciendo esto y me era imposible dejar de observarlos, ambos rosados, orgullosamente erectos y a punto de escupir toda su esencia. Tomé la iniciativa y puse mis manos sobre la del mayor y empecé a moverlas, nuestras extensiones se frotaban maravillosamente y era como sentir uno de los placeres más grandes, ese que el comer chocolate no te da, ni que correr libremente por el jardín te brinda. Era uno más íntimo pero a la vez más pecaminoso.

 

Sólo podía gemir, pegué mi frente a la frente de Himchan y él siguió con los movimientos, lentos y tortuosos hasta que me harté.

 

-Más rápido- Susurré entre jadeos por la falta de aire y él no me hizo esperar. Su mano subía y bajaba velozmente haciendo que mis mejillas tomaran un color carmín y las piernas que estaban colgadas en los costados del tronco sintieran espasmos.

 

Aumenté la velocidad de mi mano mientras que mordía el anverso de la otra, no podía permitirme que se escuchara mi voz, no le daría ese gusto al fisgón de mi puerta. Pude sentir el crujir de la madera bajo sus pies y bajo la tina, supe que estaba haciendo lo mismo que yo pues también se escuchaba un sonido poco acuoso pero débil afuera.

 

Himchan y yo tuvimos un orgasmo y fue el primero de muchos que tendría en mi vida. Ambos terminamos exhaustos pero no nos bajamos de aquella rama, solo corregimos las vestimentas y volvimos a acurrucarnos hasta que hizo frío y nuestros padres nos empezaron a llamar para acudir a la cena.

 

Y en la bañera mi mano jalando frenéticamente mi miembro sumando al recuerdo de él, hizo que también tuviera un orgasmo, manchando el agua de la bañera con mi semilla, al igual que el ser del marco de mi puerta, a juzgar por su respiración y los sonidos secos de gotas sobre la madera del piso. Sonreí mientras miraba por el espejo a la rendija entreabierta y tome una toalla y salí del baño por la puerta que daba a mi recámara.

 

Tenía órdenes de mi madre para prepararme porque en la noche y las próximas setenta y dos horas, mi casa estaría llena de invitados para el bacanal que se realizarían en honor a las cincuenta primaveras de mi madre. Invitados de toda la villa vendrían y lo que escuché por rumores de las mucamas era que uno que otro amigo venido de Oriente de mi padre estaría también.

 

Esta celebración promulga mucho porque el tema se basa en personajes del libro Alicia en el país de las maravillas, el favorito de mamá y hay que disfrazarse de algo. Espero que sea divertida o tal vez yo busque entretenerme con alguien. Seré Alicia por dos noches y tal vez el vestido de holanes me quede espléndido.

 

 

 

Notas finales:

Si llegaste aquí es porque has acabado y sé que te ha gustado o al menos me dejarás un comentario para saber qué tan mal estuvo.

Gracias por dejar tu tiempo conmigo, leyendo mi trabajo.

 

BESOS

Con mucha baba // *3* :P--__  //


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