Insecto.
—Rei, creo que eso es un insecto —pude haber acabado sordo por el espantoso grito.
*
—Tengo hambre —me picas de forma molesta el hombro por mientras lloriqueas por tu falta de comida.
—Akira, ya eres grande, ve a prepararte algo —pienso en ignorarte y meterme en mi celular para distraerme de tus berrinches.
—Tengo hambre, hambreee —sigues molestando con tus dedos hasta que te hartas y comienzas a golpearme a puño cerrado.
—¡No me jodas Akira! —ya molesto dejo el celular en la mesa de centro y camino directo a la cama.
—¡Taka! ¡Taka! —me sigues.
—No.
—Ándale señor “Buri vivo” —te carcajeas.
—Ya vas a empezar —ruedo los ojos—. Tú solo puedes prender la estufita y hacerte tu comidita, pinche flojo —me aviento hacia la cama, termino en una posición incómoda pero la cama es tan suave que me deja escapar un suspiro de placer.
—No sé cocinar, ¿Acaso planeas que intoxique a nuestro hijo? —casi pego un salto al escucharte decir eso.
—¿¡Quéééé!? —te miro sorprendido y feliz al mismo tiempo, ¿Me has dicho la palabra “hijo”? ¿Nuestro? Soy la persona más feliz del mundo.
Me incomodo un poco al mismo tiempo que te miro confuso.
—¿De qué te ríes? —te pregunto extrañado de tu actitud.
—Taka, solo llevamos dos meses de noviazgo y nunca hemos tenido sexo. Realmente eres despistado —sigues riendo hasta sentarte en el suelo.
—Con eso no se juega. Te daré tu jodida comida.
—No te enojes.
—Es que me molesta —me dirijo hacia la cocina—, no puedes jugar con algo como eso, ¿¡Qué va a pasar si llego a pensar en que me engañaste!? ¡Te pude haber dado un golpe en la cara! —me volteo para mirarte, te sientes incomodo por la mirada que de inmediato bajas tu cabeza para ver el aburrido suelo mientras juegas con tus manos apenado— ¡Madura de una vez! No vas a poder seguir jugando así, tal vez Uruha te lo acepte pero yo quiero que esta relación vaya en serio. Dime ¿¡Cuantas jodidas veces no terminamos enojados por alguna tontería que dices!? Siempre, escúchame bien ¡Siempre es tu jodida culpa, tuya! Ya dirás tú que fuera una vez a la semana ¡Pero es de todos los días! ¡Y mínimo tenemos tres peleas al día!
Veo como temblando te levantas del suelo para correr fuera de la habitación.
—¡Dame la cara! —te grito al verte salir y dar un portazo— no me importa que llores, de alguna forma vas a comprender.
*
Estuve esperando tu llegada por tres horas, un poco harto me levanto del comedor y voy en tu búsqueda. Sé que estás con Uruha, él siempre te soporta cada uno de tus berrinches, pero creo que debe de haber un paro.
Al caminar hasta la puerta la toco levemente y logro apreciar un gemido largo.
—¿Qué? ¿Akira? —guardo silencio y me pongo atento a todo.
—Shi-shima-ah yo te amo. ¡Hummn! ¡Shima-ah! —ese es ¿Aoi?
Seguro de no querer seguir escuchando como Uruha se folla a Aoi, me dirijo al cuarto de mi ultima “esperanza” que es Kai. Repito el mismo paso, la única diferencia es la puerta.
—¡Voy! —tus pasos resuenan por todo el lugar hasta llegar a la puerta y abrirla — ¿Qué pasa mi querido Taka?
—¿Se encuentra Akira? —me miras confundido.
—Vino, pero tuvimos una pequeña discusión y se fue diciendo “¡Nadie me entiende!” como niña de quince años en plena pubertad pensando que todo el mundo está en su contra. Pensé que estaba contigo. Parecía muy sentido.
—¿Te dijo algo más? ¿Algo sobre su falta de madurez?
—Me dijo que —piensas un poco para mirarme algo apenado—, que tú dijiste que era inmaduro y yo le dije que sí, que debe aprender a no comportarse así —pausas unos segundos—. Me dijo que le gritaste en la cara que por su culpa siempre se ocasionaban peleas y yo le dije que era verdad, ya después se fue gritando como niña puberta.
—¿De casualidad sabes donde se encuentra?
Reflexionase unos minutos.— La verdad no. Pero él no saldría del lugar, ya sabes como de ponen con todas esa patrullas. Tal vez esté en el living.
—Gracias Kai.
Camino hacia el elevador y presiono el botón para bajar. Espero unos cuantos segundo y el elevador se abre en mi cara, me subo intranquilo, habrá gente afuera y no quiero que pase nada malo. Presiono para bajar a la primera planta a lo cual la máquina obedece a segundos.
Después de buscando por mas de quince minutos y tratando de que la gente no me mire o se de cuenta que ando solo, resignado comienzo a subir las escaleras. Hubiese sido una buena idea haberme ido por las escaleras.
Estas recostado en la pared, mientras con tus piernas las presionas en tu pecho, sentado en los duros escalones maltratando tu espalda. Suspiro un poco antes de pensar en cargarte o despertarte. De que puedo hacerlo, lo hago, pero son muchos pisos para soportar tu peso. Toco con delicadeza tu hombro esperando a que reacciones, aunque no lo haces.
—Rei, vamos Reí, despierta —ejerzo fuerza para ver si las cosas cambiaban—. ¡Rei! —halzo la voz.
Comienzas murmurando cosas sin sentido hasta que dices mi nombre.
—Me duele la espalda —ries apenado, haces que me arrodille a tu lado para que puedas abrazarme—, cargame Taka.
—De que puedo hacerlo, lo hago. Se vería gracioso por nuestra estatura, pero ahora no quiero.
—Lo siento, he pensado las cosas y creo que soy un idiota —te recuestas en mi hombro.
—No te sientas mal, si te digo las cosas no son para dañarte, yo de verdad que deseo una relación segura y seria, dejando de lado los juegos de la “tipica pareja enamorada”. Te amo Akira —busco tus labios para plantarte un beso.
—No sé como es que sigues siendo mi pareja. Debo artarte mucho —vuelves a esconderte en mi hombro.
—No, mi amor por ti es tan grande que soportaré muchas cosas más, aunque me enoje —golpeo tu espalda tratando de animarte—. Vamos al departamento.
—Vamos.
*
—Rei, creo que eso es un insecto —pude haber acabado sordo por el espantoso grito.
—¡Matalo, matalo! —te tapas con las sábanas.
—Abriré la ventana para que dejes de gritar.
Me levanto de la cama para abrir la enorme ventana, pero que sorpresa es ver como una mosca aparece en mi dirección. Doy un manotazo al aire para espantarla, pero algo al tiene encima de mí, divertido por la situación decido tuitear unas cosas graciosas.
Unos minutos después de que la mosca desapareciera al igual que el insecto gigante, regreso a la cama.
—¿El insecto? —preguntas alterado mirando hacia todos lados.
—Pues… digamos que se perdió de mi vista.
—¡Y si está entre nosotros! —levantas las sábanas mientras las sacudes con rudeza.
—Akira, solo es un insecto, no hace nada.
—Eso no lo sabemos, ¡Que tal si es venenozo! ¡No conocemos los animales de aquí!
—Con que pareja me vine a meter.
Decido que para que dejes de hacer escándalo debo buscar en el departamento a ver si se encuentra por alguna parte y sacarlo o si no decirte que se fue. Solo me haré tonto buscandolo y después te diré que no hay nada.
—No está entre las sábanas, ni debajo de la cama, ni entre las maletas, ni en el ropero, ni en algún lado. Ese insecto ya se debió de haber ido, ya deja de temblar.
—Me dan asco.*
—Pues no hay nada.
—¿Me lo prometes? —me miras directo a los ojos, te encanta ser así conmigo para que yo caiga rendido a tus pies ¿Verdad?
—Te lo prometo.
Me acerco a tu boca, dejándote sin aliento al instante me empujas de los hombros para que te deje respirar un poco, ignoro tus súplicas y sigo quitando el poco aire que tienes, te remueves en mis brazos para después abrazarme por el cuello ignorando tu falta de aire, unos cuantos segundos bastaron para separarnos y volver a juntar nuestras bocas restregando nuestras saliva el uno al otro, te recuesto en la cama, tomo tu cadera y comienzo una leve caricia por tus piernas semi desnudas, me acomodo entre ellas logrando sacarte un suspiro seguido de varios temblores en tu cuerpo, de nuevo besos tus hermoso labios para después bajar por tu cuello. Te hago señas para que te levantes.
—Desvístete para mí, Aki.
Tu cara se torna rojiza, con lentitud comienzas por quitarte la playera dejando ver tu cuerpo hermoso. Seguido de eso, bajas tu pequeño short dejándote en bóxer, alzo una ceja para mirarte.
—¿Qué pasa con tu bóxer? Cariño —tapas un poco tu cara por mientras sacas un bufido molesto.
—Me da vergüenza —no se si reír o besarte.
—Yo te lo quito.
—Espera, estamos empezando, ni duro estoy.
Solo suspiro para volverte a acostar. Ignorando lo que me dices desciendo hasta el elástico de tu bóxer, para arrancarlo de su lugar, te levantas exaltado.
—¡Takanori! —me gritas molesto.
—Nunca entenderé por que no te gusta estar desnudo sin estar excitado, me preguntó si te masturbas antes de desnudarte para bañarte.
—¡Por su puesto que no lo hago! Solo no me gusta que me veas así —tu cara de nueva cuenta se a puesto roja.
—¿Pero si te gusta que te vea excitado? Eso es extraño, debería ser al revés.
—¡Aggg, ya cállate!
Te aviento con brusquedad a la cama para tomar entre mis manos tu miembro dormido, me miras desesperado, ¿Qué es lo que te desagrada? Le resto importancia y comienzo un lento vaivén, gruñes al tiempo en que avienta tu cabeza hacia atrás. Me encanta ver tus caras (cuando te masturbo, ya que nunca quisiste llegar a más, hasta ahora), es divertido. Bajo la cabeza hasta quedar enfrente de tu pene, lo atrapo entre mis labios, tu abres los ojos sorprendido, jaleas al notar que te estoy mirando. Dejo que mi saliva escurra un poco para comenzar un arriba-abajo desenfrenado, tu miembro comienza reaccionar ante las caricias y tu igual, para este momento ya estas dejando que fluidos recorran mi boca, que sabor mas amargo.
—Ta-taka —agarras mi nuca para tratar de separarme— ya.Me separo para dar una ultima lamida a tu erecto miembro. Suspiras.
—Voltéate —golpeo tu muslo esperando que me hagas caso.
—Humm.
Todo tu cuerpo sufre pequeños temblores, con mi lengua recorro tus testículos para pasar a esa pequeña entrada, embarro un buen de saliva dejando entrar un dedo, gimes bajo, eso me da la señal para empezar un adentro-afuera y eso hago.
Después que mis dos dedos entran sin dificultad, palmeo tu nalga izquierda recibiendo de tu parte un fuerte gruñido de molestia.
—¿Listo? —asientes mientras retiro mis dedos para posicionarme.Entro de forma lenta, siendo tu primera vez, no quiero lastimarte, aunque no te notas nada nervioso.
—Taka, humm —empiezo con algo lento—, vamos.
—¿Rápido Aki? ¿Quieres que te parta ese lindo culito? —me dirijo a tu oreja para morder tu lóbulo— ¿Quieres mañana no poder levantarte?
—¡Aah! ¡No digas eso!
Hay muchas cosas que te molestan, que me parecen divertidas, tus caras de satisfacción al ver que comienzo un vaivén rápido y certero haciéndote retorcer de placer sin dejar de gritar mi nombre.
—Shhh, nos van a escuchar —beso tu espalda perlada de sudor.
—Ahh, no impo-orta —me encanta tu sumisión, eres tan fácil de manipular.
Ligeramente cambiamos de posiciones, tu quedas debajo de mi, tomándome por los hombros, mientras yo tomo tus caderas para hacer un ritmo más rápido y fuerte. El clímax está cerca y eso lo sabemos, me miras molesto.
—¿Qué… pasa?
—¡El insecto! —que buena forma de arruinar todo — ¡Dijiste que no estaba! —te separas de forma brusca y empiezas a buscar con que cubrirte.
—¡No señor! ¡Un jodido insecto no me va a quitar mi noche de sexo! —vuelvo a tumbarte, ya que habías salido de mi y te habías levantado para cubrirte.
—¡Ta… ah! —entro de una sola estocada, dando en ese punto certero que tanto te hace retorcer de placer.
—Te amo Akira —sigo como un loco desenfrenado, tu vista se mantiene detrás de mi, como si tuvieses miedo de que el insecto salga volando otra vez.
—Ya no…
Aprietas mis hombros, mueves tu cabeza hacia el lado izquierdo y gimes mi nombre. No tardo mucho en seguir después de ti.
*
—Listo, el insecto ya se fue.
Después de haber terminado, corriste al baño para “refugiarte”, cosa estúpida.
—Espero que no eches más mentiras.
—¡Ya sal del baño, que quiero orinar! —golpeo la puerta.
—¡Me estoy bañando! —frustrado sigo tocando la puerta— ¡Ya basta! —abres la puerta dejando a la vista todo ti cuerpo.
—Quítate.
—¡Grosero! —me encanta vivir contigo, cada día hay nuevas cosas, me haces reír y en ocasiones llorar.
—Te amo Akira —solo me diriges una pequeña sonrisa para seguir aseándote.
~ F I N ~