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VIAJE ESTACIONAL por Mely Wolfy

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Notas del capitulo:

Holaaa…!
Lamento la tardanza… me ocupe en otras cosas y luego recordé que tenia que corregir cosas de ortografía y redacción y recién acabo de terminar y asdasdasdas… xD

En fin… les traigo invierno, que se supone tenía que haber colgado ayer pero que termine colgando hoy en la madrugada del 19 :v
#PerdonenMiImpuntualidad…

Sin más que decir… Nos leemos abajo ;3

VIAJE ESTACIONAL: INVIERNO

CAPITULO II – KOI
Part. 1

Odia el calor, en realidad no le gusta nada, ni un poquito, aunque le encante nadar en el río y usar ropa ligera y cómoda, eso no significa que le encante sentir los rayos del astro rey quemándole la piel.

Lo suyo era el invierno. El paisaje cristalino, el vaho saliendo de su boca al hablar, los copos de nieve cayendo gentilmente hasta cubrir todo como si se tratara de una sabana blanca y suavecita, el clima frío, lo amoroso que se ponía Shin-chan.

Ese último pensamiento en particular lo hace sonrojarse, deteniendo su paso, quedándose ligeramente hundido en la nieve. Se encuentran en diciembre, el cambio de estación hizo lo propio, sin dar tregua a que las estaciones se despidan gentil la una con la otra. Aquel día, el último día del otoño, se despidió de su mejor amigo Tatsuya, las hojas de los arboles ya en su mayoría regadas por el piso, crujían al pasar por ellas. Había regresado al palacio con la ayuda de su guardián –como normalmente solía apodar a Shin-chan- y continuo con su día normal hasta caer la noche, pero al despertar e ir nuevamente a la escuela, el primer día del invierno, sus ojos no daban tregua a procesar lo que veía delante de él.

El color blanco, yacía esparcido por todos lados. La nieve caía de los arbustos a su alrededor, de los árboles las estalactitas ocupaban el lugar de lo que alguna vez fueron hojas en colores cálidos, el río, congelado. Todo un espectáculo delante de sus ojos y es por eso que le encantaba esta estación. Era como el final de un ciclo, un buen ciclo que al terminar también, estrepitosamente daba con el inicio de la primavera, y todo volvía a florecer, colorido.

Mira el cielo, el sol sigue ahí, pero ya no calienta igual que antes, las nubes pomposas parecen cubrirlo, como si este también tuviese frío. Lo que cae del cielo, que en otras épocas serían gotas, llevan por nombre: copos de nieve, que descienden suavemente hasta cubrir parte de sus hombros, cabello, e incluso su nariz. Su mejillas, rojas, que no sabe si es a causa del frio o porque a pensando en aquel dragón todo el día.

Porque sí, a él no le costaba admitir que aquel sentimiento que nacía de su pecho y lo cubría al completo se llamaba amor. Pero no un amor cualquiera, no un amor cursi empalagoso -aunque muchas veces debía admitir que luego se tintaba así-, no, lo suyo era un amor devoto, un amor de esos buenos que ha leído en los libros y que cree casi extintos en la realidad, al menos así lo sentía.

Sabía el momento precioso en que había descubierto que su amor, no entraba en la categoría de cariño hacía un "hermano mayor" o hacía un senpai. Lo suyo era fuerte, demasiado, tanto, que le enfermaba la idea de que se encontrara una sexy dragona y lo abandonara. La solo idea de ver a SU Shin-chan con otra persona que no fuese él, le enfermaba, le daba asco, lo ponía triste, melancólico, rabioso.

Su intensión no era enamorarse a esta edad, había visto como siento de compañeros dejaban de lado muchas cosas por el dichoso amor, "amor" que luego resultaba en infidelidades, traiciones, separaciones de todo tipo, y una de las partes o las dos, sufrían y se hundían en una depresión que no solo duraba días, si no meses, y eso no era lo suyo. El tenía sueños. Sueños que cumplir, por lo que una pareja normal no estaba en sus planes -al menos hasta dentro de mucho- y es aquí, donde radicaba la diferencia que tenía con los demás… el no se había enamorado de una persona normal. Él, se había enamorado de una deidad de los cielos, que en algunas noches tomaba la forma de un impetuoso, grandioso y hermoso dragón, que surcaba los cielos vigilando que todo estuviese bien, que marchara tal y como lo indicaba la naturaleza, tal y como lo indicaba el superior.

Él no había pedido enamorarse, simplemente sucedió, fue a los 15 años, mientras leía un libro cursi y viejo para personas del "siglo" pasado, que se dio cuenta que lo que él sentía era ese amor del bueno. Bien es cierto que Shin-chan es una persona arisca, malhumorada, excéntrica, pésima en la cocina, contar chistes o entenderlos, y por si fuera poco, obsesivo de la limpieza y el orden. Pero también era dulce, amoroso, cariñoso, muy su manera y como su tsunderismo le permitiera ser, sobreprotector… y era aquí donde radicaba el problema.

Takao, ya no era un chiquillo, pero tampoco era un adulto como tal. Y Shintarou…él ya tenía más de mil años. ¿Cómo competir contra tanta distancia?¿Contra una abrumadora diferencia de edad? ¿Cómo decirle que lo dejar de ver como aun niño y que lo viera como algo más…? Como alguien que desease ser amado por él en todas las formas posibles existentes por el hombre… Más fuerte… más intimo.

-Takao…

Escucha su nombre de la voz que más le gusta. Sonríe. Midorima aparece de entre los árboles vestidos de blanco, escucha el sonido tan característico de la nieve al ser pisada, y su vista se dirige a la persona que le espera a unos 5 metros de distancia.

-¿Qué pasa Shin-chan? –sonríe, sonrojado, pero no le preocupa, puede culpar al frío por tener las mejillas color carmín.

-¿Cómo qué que pasa?, eso dime tú, has estado parado ahí con cara de idiota por unos 15 minutos.

-¡Shin-chan! ¡Que grosero! – se queja berrinchudo, y eso que hace poco que pensaba cositas bonitas de él.

-No soy grosero…. Tenemos que irnos, la temperatura esta descendiendo. –camina de vuelta al río, arrastrando por la nieve su largo traje. Uno de sus cuernos choca con las estalactitas, provocando que caigan y le golpeen el hombro –¡Ay!

-JAJAJAJAJAJAJA – y ahí esta de nuevo, esa risa burlona.

-¿¡Quieres apurarte!? -Takao no borra su sonrisa, lo sigue, corriendo tras él como siempre lo ha hecho.

El río tiene en la superficie una enorme capa de hielo, lo bastante gruesa como para que a veces los pueblerinos se vayan a patinar ahí. El sol de las 6 de la tarde, le regala a la Tierra sus últimos rayos de luz de ese día, creando un prisma brillante sobre el hielo.

-Es hermoso… - menciona Takao adelantándose a Midorima corriendo entre la nieve hasta llegar a la pista de patinaje que les ha regalado la naturaleza. En cuanto pone el primer píe, resbala, intenta mantener el equilibro pero finalmente cae de sentón en el hielo.

-Cada año es lo mismo ¿cuando aprenderás que no sabes patinar? –le observa desde la orilla con una ligera sonrisa.

-Moooo Shin-chan… En lugar de estar ahí paradote deberías ayudarme-dice, intentando ponerse en pie con mucha dificultad, moviendo sus brazos de un lado a otro hasta que logra equilibrarse. –Anda ven… - se desliza de un lado sin despegar las piernas de la pista.

-No quiero…

-Vamos Shin-chan, anda yo te enseño….

-Si me vas a enseñar así como patinas…

-¡Shin-chan! – se queja, quedando de pie con los brazos a cada lado. –Anda, deberías intentarlo aunque sea una vez… - se desliza con las manos hacía atrás hasta donde esta Midorima, lo toma de las manos y de un tirón lo trae consigo. Midorima se abre chistosamente de piernas, se para erguido y nuevamente sus piernas se vuelve a abrir, Takao vuelve a soltar otro grupo de sonoras carcajadas, es chistoso ver y sentir como Shin-chan se agarra fuertemente de sus manos para no caer.

-Takao esto no es divertido, joder para ya….

-No… -sonríe ladino. –Si quieres detente tu…

Midorima lo intenta, pero en el instante que suelta a su pequeño, sus piernas se mueven de un lado a otro en un baile chistoso, que termina con de espaldas en el hielo deslizándose suavemente. Una nueva ola de risas.

-Soy una deidad… un dragón… no nací para ser ridiculizado, nací para que me adoren…

-¡Que presumido eres! -Takao se acerca a él, mirándolo desde arriba. –Es que acaso tu de verdad ¿nunca has patinado sobre hielo?

-No… porque haría algo tan estúpido.

-Ahora entiendo porque estas tan amargado… tantos siglos viviendo en la Tierra y nunca te has dado el lujo de disfrutarla como se debe… -le extiende la mano.

Midorima la toma sin mirarlo si quiera. Pero para lograr ponerse en pie, Kazunari le coloca sus manos sobre los hombros, y comienza a deslizarse suevamente hacia atrás por el hielo.

-Observa como muevo mis piernas… ahora hazlo tu, veras que es divertido una vez que lo logras. –le sujeta los brazos, para que de esa manera Midorima no se suelte de su hombros y caiga nuevamente.

Poco a poco, Midorima lograr deslizar sus piernas tal y como lo indica Takao, pero aun no se siente lo suficientemente confiando como para soltarse de él. Mira a su alrededor y entonces se percata de que la noche ya ha caído.

-Ahora iremos un poco más rápido… - aumenta la velocidad, siente a Midorima aferrarse más fuerte.

-Takao espera, aun no estoy lis… ¡Cuidado! –Midorima le da la vuelta, pero no es lo suficientemente rápido, choca contra el tronco de un árbol que ha quedado atrapado por el hielo en la superficie, haciendo que caiga de espaldas llevándose consigo a Takao -que cae en su pecho-, deslizándose velozmente dando círculos hasta llegar a la orilla donde se entierran en la nieve.

-Pffff JAJAJAJAJAJAJA… -Midorima avienta la nieve que esta encima de ellos a todos lados irritado.

-Joder Takao tu siempre… -alza al rostro acomodándose los lentes, callándose abruptamente. Sus caras están muy cerca, sus narices casi pueden rozarse. Sus cabellos azabache caen a un lado de su cara y es entonces que se percata, que Takao brilla bajo la luz de la luna. Que sus ojos, son una galaxia inmensa y misteriosa atrapada en esa bonita mirada suya; Labios partidos a causa del frio y mejillas rojas, que toma con su mano, deslizando su dedo pulgar por esta, retirando la nieve que ha quedado impregnada ahí. Puede sentir su propio corazón acelerado y sus ganas de besarlo se incrementan. Acerca poco a poco su rostro y… ¡No, esto no esta bien!

-Vamonos… -se levanta abruptamente, colocando un pie en el hielo que bajo él comienza a derretirse, creando nuevamente la burbuja de oxigeno. Takao consternado y aun sonrojado, rápidamente se pone a su lado sin decir nada más, la burbuja se cierra y ambos descienden. Congelándose nuevamente por donde ambos se habían ido.

-0-

Suspira, otra vez. Ya lo ha hecho mucho en lo que lleva de noche y eso que aun es relativamente temprano para ya irse a dormir. Se bota en su cama boca abajo, suspirando de nuevo, no entendiendo nada de lo que acababa de suceder allá arriba en la superficie.

Él intentaba decir algo, pero sentía que la respiración se le cortaba, no sabe si a causa del frío o por los nervios que le invadieron, pero aquellos ojos tan verdes y penetrantes con el brillo de la luna se le hicieron preciosos, como dos pequeñas esmeraldas. Su cabello de igual color, resaltaba aun más con la nieve a su alrededor.

Sus propias mejillas, se arrebolaron aun más cuando se percato que se encontraba sobre su pecho, siendo abrazado de la cintura, tan cerca de él que podía sentir su respiración sobre sus labios. Su corazón acelerado a mil por hora, cuando le ve acercarse sutilmente a él y de repente, congelado como el hielo cuando lo hace aun lado para levantarse…

Abraza fuertemente su almohada, ocultando solo la mitad de su rostro, su mirada, fijamente clavada en la puerta y las mejillas igual de sonrojadas. Quiere preguntarle que paso exactamente, porque se acercaba a él; porque no quiere plantearse hipótesis, ideas que le ilusionen el corazón y que luego estas sean cruelmente aplastadas.

Pero necesita respuestas, al menos una creíble que no lo lleve al infierno o mate sus esperanzas.

-00-

Midorima respira profundo. Deja la pluma sumergida sobre el tintero y enrolla el pergamino que le da a uno de sus súbditos, quien inmediatamente hace una reverencia y sale del salón. Otros dos entran con la nueva muda para la cama y el té de la noche.

-Quiero dos juegos de sabana… por favor. –Midorima se frota el cuello, se levanta de su mueble individual, sirviéndose el té humeante que amablemente Yahiko le acababa de traer.

-¿Señor…?

Midorima se sonroja estrepitosamente… sabe lo que realmente quiere preguntarle Yahiko.

-E-Eso es porque no tiene caso lidiar con él… M-me refiero a que cada invierno es lo mismo. Llega a mitad de la noche porque disque tiene frío y se mete a mi cama. Y por más que lo corro a su habitación se rehúsa y además…

-Señor… -Yahiko y su otro compañero se tapan la boca con sus manos, no quieren soltar la carcajada pero es inevitable. Ríen estruendosamente. Su propio amo ha confesado una verdad que ya todos sabían desde hace años. –Solo quería informarle que esta regando todo su té desde hace un rato.

-¡Me lleva la…

-Permítanos… -menciona el otro, tomando un pañuelo con el que limpia la mesa y las figurillas que se han mojado, Yahiko se arrodilla y limpiando el que se ha regado en la parte inferior del traje.

-Lo lamento…

-No se preocupe… -talla la tela con el pañuelo, no le dirige la mirada, pero se aventura a comentar. – De hecho, desde hace algunos meses, Ud. no parece conectado a la Tierra. Es decir, es como si siempre estuviera pensando en lo mismo.

-…Olvidaba que eres demoniacamente perceptivo. –avergonzado desvía la mirada a otro punto de su habitación.

-¡Muchas gracias señor! – ríe por el intento de cumplido.

El otro sujeto termina y hace una reverencia para irse del lugar, sabe de sobra que el comentario de su compañero tiene otras intenciones explicativas.

Miōjin se levanta, guía su mano hacía el cuello con el pañuelo, limpiando la tinta que ha quedado esparcida a lo largo de este.

– Ud. debería ser sincero consigo mismo y decir lo que siente.

-No es tan sencillo… hay… muchas cosas de por medio. –retira la mano de su acompañante; No es que le desagrade el contacto (puesto que esas atenciones hacia su persona siempre las ha tenido) pero desde que tiene esos sentimientos hacía aquel joven, no tolera que otros lo toquen en lo más mínimo. Se siente como si lo traicionara.

Miōyin entiende y sonríe sincero retirando su mano. A su amo le tiene un cariño, porque no es tirano, como ha escuchado de otros dragones. Y porque le debe la vida.

El pelinegro baja la cabeza. Hecha un ultimo vistazo desde la rendija en donde los observa comentar y sonreírse mutuamente, y cierra la puerta, cuidando de no hacer ruido.

Mira el reloj postrado en la pared. Ya son más de la 1 de la mañana y aun no hay señales de aquel revoltoso pelinegro. No puede dormir así, y no es porque tenga frio, porque sinceramente Takao exagera con todo eso, la temperatura en las profundidades se mantiene igual, si hace calor arriba, es lógico que el agua y la temperatura se sientan frescos, lo mismo sucede a la inversa; Pasan otros 15 minutos, y no lo soporta más, retira las sabanas dispuesto a buscarlo, pero se queda sentado al borde de la cama. Su conciencia lo detiene.

Porque sabe perfectamente que si lo busca, que si entra a su habitación, no podrá parar jamás…

-0-

-Vayaaaaa…. –Reo le pica una mejilla, asegurándose si aquel bulto negro con aura deprimente sigue vivo. Lo comprueba cuando chilla de dolor porque este le ha mordido el dedo. -¡Taka-chaaan!

-¡Oyee! ¿porque le haces eso a mi chico…? – Himuro toma el dedo de su novio Reo Mibuchi y lo besa con delicadeza.

-Que dulce eres mi Tat-chan… - se sonroja, dándole un casto beso en los labios.

-No tan dulce como tu…

-¡Aaaahhh que asco! –se voltea hacia la ventana del instituto, viendo la nieve caer.

-Parece que alguien se despertó de mal humor… -Tatsuya le sacude la cabeza, pero Takao no parece querer hablar.

-Vamos… ya dinos que te pasa, no has querido desayunar y no has estado hablando hasta por los codos, en serio comienzas a preocuparme.

-No es nada… -dice con voz floja.

-Eso no te lo cree ni tu mamá… - Himuro se cruza de brazos exasperado.

-Reo es mi mamá…

-Ps no te creo… -menciona Reo, sentándose en la silla frente a la banca de Takao, apoyando su codo en la mesa y su rostro en la mano. –¿Es un problema de amor…?

Takao se estremece, y pronto se cubre el rostro en la banca con los brazos cruzados. Le han atinado.

-Takao…

-Uds… -ambos guardan silencio, escuchándole atentamente. –Uds… antes de estar juntos… ¿les rompieron el corazón?

-¿Qué? –dicen al mismo tiempo.

-Eso… ¿Qué si a Uds. les han roto el corazón? –Takao los observa a los ojos, hace un esfuerzo titánico por no querer romper en llanto ahí.

-Tu bien sabes que sí… Recuerda a ese gigante peli-morado que me engaño con una fresa diabólica…

-Es cierto, perdón por olvidarlo… - sonríe avergonzado… -¿Y tu Reo-chan?

-Bueno… a mi nunca me había gustado nadie, hasta el ultimo año de la secundaria cuando ingrese y pues… me enamore de Tat-chan…

-No quiero ser grosero… y discúlpenme si lo soy… pero Reo… ¿Cómo estas tan seguro que lo tuyo con Tat-chan es amor?...

-Eso es sencillo de responder… -Takao lo mira expectante. Mibuchi sonríe. –Por que él me mira de la misma forma en que yo lo miro cuando estamos juntos….

Después de dicha conversación, lo que resto de día no mejoro ni un poco en el animo de Takao, por lo que preocupado, Tatsuya se ofreció llevarlo lo más cerca que podía hasta su casa, tal vez con algo más de privacidad como mejores amigos, por fin ese pequeño halcón se atrevería a hablar.

-Mibuchi…

-Esta bien Tat-chan, ve con él… Además me da miedo que se quiera arrojar a la nieve y morirse ahí congelado. –Himuro ríe ante tal comentario y le agradece con un beso el gesto comprensivo.

-¡Qué asco!

-Ya quisieras tú estar igual… -se golpea la frente con su mano, cuando se da cuenta del comentario.

-¡Tatsuya! Mira lo que provocaste… - le reprende Reo, porque ahora Takao se ha arrojado a la nieve, dramático.

-¡Anda! Ya levántate o te golpeo ahí mismo… -lo toma de los pies y se lo lleva arrastrando por toda la nieve, quejándose como si de un muerto se tratase…

-Adiooooos…Reooooo-chaaaaan…

-¡Joder Kazu, levántate!

Mibuchi ríe con ganas.

-00-

La nieve sigue cayendo, ligera, bailando como si se tratara de un dulce ballet, al cual se le debe apreciar.

Ambos amigos caminan juntos, con las manos en los bolsillos de su chamarra. Hace 10 minutos que nadie ha dicho nada, porque Tatsuya le esta dando tiempo para que sea él el primero en iniciar la conversación, pero se esta desesperando, y aunque preguntar no es lo suyo, cree que ahora es lo mejor.

-Takao…

-Tatsuya…

Ambos detienen el paso, mirándose. Himuro niega con la cabeza, inventándole a continuar.

-Recuerdas cuando te conté… acerca de la verdadera identidad de Shin-chan…

-Si… eso fue hace 3 años. Aun sigo sorprendido por eso, al principio no te creía, pensaba que era algo de tu alocada imaginación, pero cuando me pediste que los espiara y vi como te sumergía con él en el rio y ya no saliste… fue como… ¡wooow!

Takao sonríe de lado y reanudan el paso.

-Una vez le pregunte a Shin-chan si alguna vez se había enamorado. Él respondió que si, que había sido de otro dragón. Uno de color azul cuyo nombre original es Ka-Riu pero que todos los conocen en su forma semi-humana como Kuroko Tetsuya… y… eso me hace pensar… si acaso solo entre deidades se pueden enamorar…

-Takao… no me digas que tú…

-Así es… estoy enamorado de él Tat-chan… pero… -Takao muerde su labio inferior, frustrado, dolido, enojado. Himuro le coloca una mano en el hombro como apoyo moral, sin saber que responder. Estas eran situaciones extraordinarias que la vida regalaba y a las cuales no se les tenía una respuesta. –Es solo que mírame… apenas acabo de cumplir 16 y él tiene ni recuerdo que tantos miles de años existiendo…yo…

-Sinceramente no se que decirte Takao… -detiene el paso frente a la colina donde suele bajar su amigo para dirigirse al río. –Nunca me he enamorado de algo tan extraordinario como un dragón… tampoco puedo decirte que hacer exactamente en estas cosas. Tu me viste dolido por lo de Mura, temeroso por volver a sentir amor, horrorizado por la idea de tener que volver a confesarme y que volviera a suceder lo mismo. Pero lo que si te puedo decir es que tras una confesión solo existen dos respuestas. Y el "No", ya lo tienes asegurado.

-Es solo que no es tan sencillo…

-Yo creo que sí… Aunque no te estoy diciendo que te confieses ahora, eso debes hacerlo cuando te sientas preparado… Pero si te soy sincero, por todo lo que me has contado de él a través de los años de él, la manera en que te trata de un tiempo para acá es… diferente… es como si trata de que sus sentimientos lleguen hasta ti…

-¡Tat-chan! No me des más esperanzas… - le golpea el hombro sonrojado.

-Ya sabes que yo solo digo lo que creo y pienso… - mueve los hombros restándole importancia. La nieve sigue cayendo, ligera y danzante abrazando sus cuerpos. El vaho que sale de sus labios y el escalofrió que siente en su cuerpo le indica que la temperatura ha comenzado a bajar y que pronto debe volver a casa.

Antes de despedirse, hecha un último vistazo a su amigo, esperando que todo atisbo de tristeza haya desaparecido de sus ojos. Nota que sus mejillas se han puesto más rojas de lo usual.

-Takao… -se acerca a su amigo, desliza su mano por la nuca del contrario y junta su frente con la suya. Cierra los ojos y Takao le mira como si nada, un gesto al cual ya esta acostumbrado. –Creo que tienes fiebreeeeeeeee… -De repente, Tatsuya rueda colina abajo hasta chocar contra un gran árbol, que por el impacto la nieve le cae encima sepultándolo por completo.

-¡Taaat-chaaaan! – Takao grita entre sorprendido y preocupado, buscando a su alrededor que fue lo que lo hizo resbalar, en ese momento, al mirar hacía abajo, se percata que la nieve en donde yacía su amigo parado, ahora es una fina capa de hielo. -¡MIDORIMA! –grita colérico.

-¿Qué sucede? – una voz, seria y fúnebre le responde. Takao voltea, y lo ve sentado en la rama del árbol que ha tenido justo detrás de él.

-¿¡Qué significa esto!? – señala la evidencia a su lado.

-Pues eso se llama Hielo, y es cuerpo sólido y cristalino en que se convierte el agua por el descenso de la temperatura.

-No me refiero a eso… tú… ¡idiota! –le arroja una bola de nieve, que le impacta directo en la cara, haciéndole perder el equilibrio, caer de espaldas.

-¡BAKAO! –Midorima sale de entre la nieve, caminando colérico hasta donde se encuentra él, esquivando las bolas que le arroja.

-Aléjate tú… pinche Dragón loco del caos… - Takao corre colina abajo lo más rápido y cuidadoso que puede.

Voltea, pero no lo ve a la vista, por un momento ha olvidado que los dragones no corren… vuelan, y para cuando se percata, ya lo tiene a un lado suyo.

-Takao… -vuelve a decir con voz fúnebre. El nombrado pega un grito, pero Midorima ya lo ha tomado y lo carga aun lado de sus costillas. –¡Nos vamos!

Kazunari pataela, refunfuñando, maldiciendo e insultando a ese odioso dragón. Pasan aun lado de Tatsuya, quien ya se ha quitado más de la mitad de la nieve que la ha caído encima. La mirada que le dirige el dragón, seria, fría y asesina le provoca un escalofrió que le recorre toda la espina dorsal.

-¡Lo siento mucho Tat-chan! –Midorima tiene demasiada fuerza como para poder escapar, por lo que se despide resignado con la mano en el aire.

-No preocupes… nos vemos mañana… -menciona, pero el dragón se ha volteado nuevamente para dirigirle otra mala mirada. Luego los pierde de vista entre los árboles. –Creo que por fin tienes tu respuesta, Takao…

-0-

-Me podrías explicar… ¿que diablos estaban haciendo Uds. dos allá arriba? – el peliverde suelta al moreno a las orillas del congelado río.

-Haber… un momento, ¡yo no tengo porque darte ninguna explicación porque no estaba haciendo nada malo! ¡Él que debería darme una explicación eres tú! ¿Por qué le hiciste eso a Tatsuya? –le pica el pecho con su dedo índice en punta.

-No tengo porque darte explicaciones, no estaba haciendo nada malo. – dice con voz pastosa, levantando la cabeza con superioridad, acomodándose los lentes.

-¿¡Ahora resulta que arrojar a la gente por la colina es legal no!?

-Pues explícame entonces ¿porque diablos estaba tan cerca de ti? ¿Acaso quería besarte? ¿¡Te ibas a dejar!? –grita enojado, señalando el lugar en donde estaban hace pocos minutos.

-¿Qué? Diablos ¡no! Él solo se estaba asegurando de que no tuviera fiebre. Creo que noto que mis mejillas estaba muy rojas.

-Pues que observador me salió…¿Acaso no sabe que existen los termómetros? ¿Qué nunca los ha visto? Por que si es así ¡Gustoso le regalo un libro de medicina para que los conozca!

-¡Shin -chan! ¿¡Qué diablos te pasa!? ¿¡Por qué estas tan enojado!? –grita frustrado.

Entonces Midorima se percata del humor con el que le habla, de las preguntas que le realiza. Cierra sus ojos, se calma por un momento y respira profundamente. Cubre de nuevo sus brazos con las mangas del traje como siempre los suele llevar y camina río adentro.

-Nada… es hora de volver a casa, la temperatura esta bajando y… ¡AUCH! ¿¡QUE DEMONIOS!? –Takao le ha arrojado un zapato a la cabeza.

-¿¡QUE DEMONIOS TE SUCEDE A TI!?

-¡Takao basta ya! Estas haciendo que se me agote la paciencia… deja de comportarte como un niño y ven aquí ahora y vamos al maldito palacio… -alza la mano para comenzar a crear el circulo de oxigeno.

-¡No, no voy a ir! –el peli-negro aprieta su chamarra con fuerzas, frustrado, estresado, reteniendo la ganas de llorar.

-¡Takao ya es suficien…- su voz deciden, sus ojos se abren sorpresivamente. Frente a él, unas pequeñas lagrimas recorren las mejillas de su tesoro.

-¡Eres un idiota! –Takao lo mira sonrojado, con su mirada cristalina a acusa de las lagrimas-¿Porque no puedes dejar de tratarme como a un tonto? ¿Porque no puedes dejar de verme como a un niño? ¿Porque no puedes darte cuenta de que yo te quiero…? –la voz se le entrecorta.- Que en serio te quiero… no como a el guardián que me protege y que me rescato de una vida miserable… -intenta secar las lagrimas con la manga de su chamarra, pero es inútil.- Si no que te veo como a aquel, al que le deseo entregar todo de mi…de mi alma y de mi cuerpo… -gimotea un poco y esa escena le recuerda a Midorima aquella vez que lo rescato del árbol cuando niño- Pero creo que realmente soy un bakao, porque he sido el único que se ha imagino una vida entera juntos mientras que tu…

Sus ojos se abren al limite de lo permitido, su rostro se sonroja al completo. Midorima yace inclinado ligeramente hacía él, manteniéndole de puntillas, sosteniéndolo de la cintura con su brazo derecho, y la mano izquierda posada en su nuca, acariciando sus finos sus cabellos negros…

Un beso.

Midorima le estaba robando su primer beso.

Notas finales:

TA-DAAAAH!
XD

Y bieeen chicas hermosas y chicos hermosos!
Que les pareció?

Espero les haya gustado esta primera parte de invierno, porque sip, ni yo pensé que tendría al final 5 capítulos un fanfic de 4 estaciones :v …
#QueIronia xD

Nos vemos el 20 o 21 de mayo! :D
y Muchas gracias por continuar leyendo!

Abrazos y mordidas
Mely Wolf ~


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