Nada funcionaba como debía funcionar eso era más que evidente para todos a su alrededor y no era justo, simplemente no era justo, porque cada intento, cada esfuerzo por parte de ambos terminaba simplemente en un desastre, nunca lo entendería y comprendería, simplemente era injusto ¡Era demasiado pedir! Que por una vez, solo por una vez su estúpida arrogancia y autosuficiencia no lastimaran al hombre que más amaba sobre todas las cosas, el cual aunque nunca lo admitirá en voz alta era su razón de levantarse cada día y segur luchando en ese mundo de mierda.
Simplemente nunca entendería que vio en él, es siento que tenía sus virtudes no lo negaría pero lamentablemente sus defectos eran mucho mayores todo consecuencia de la tragedia que vivió a tan corta edad, nadie lo sabía ni siquiera su fiel mayordomo pero siempre hacia su mayor esfuerzo por superar ese dolor inmensurable, que un tiempo atrás lo consumió lentamente hasta que entendió que si no lo superaba terminaría mas solo de lo que por sí ya estaba. Pero no era solo eso lo que más le atormentaba y frustraba era su personalidad cerrada, antisocial, sin contar su infinita desconfiada hacia otros que no fueran Alfred, siempre sin importar nada tenía un plan elaborado para todo contingencia sea mala o buena incluyendo su relación con el kryptoniano, no necesita ser un genio para saber que si seguía así no solo terminaría su relación con Kal sino que seguramente rompería con una amistad tan largo como el universo mismo.
Su forma de comportarse era incorrecta y él lo sabía pero simplemente no podía evitarlo, sin importar lo que hiciera o digiera terminaba hiriendo al kryptoniano, era tan difícil dedicarle una suave sonrisa junto con pequeño besito en los labios seguido de porque no leve te amo, era tan difícil eso.
Al parecer sí.
-Si me permitiera opinar maestro Bruce, sus acciones deben parar de no ser así ambos terminaran dañándose y no es sano.-murmura Alfred apareciendo sigilosamente en la habitación, observando a Wayne recargado en el ventanal.
-Acercarse tan sigilosamente es de mala educación Alfred
-Probablemente debería tomarlo en cuanta la próxima vez, que se vista de murciélago para perseguir criminales, maestro
Sin poder evitarlo la sombra de una sonrisa surca su rostro, no podía evitarlo ese hombre lo conocía tan buen que podía garantizar que era el único que podía consolarlo y sacarlo de su negación autodestructiva.
-No hay nada que pensar Alfred, esto no está bien lo único que causamos es sufrimiento para ambos, tención y malestar para los demás. La verdad no se en que pensaba cuando acepte.-declara fríamente sin despegar su mirada del paisaje frente suyo, le dolía todo lo que estaba diciendo pero era la verdad.
Una verdad que ni él ni Clark quieren admitir, pero verdad al fin y al cabo.
Aun así no podía dejar de sentir ese malestar en la boca del estómago, ni olvidar la mirada y expresión del hombre cuando le decía esas palabras llenas de veneno, frialdad y desesperanza. Sabía que no tenía el derecho a decirle nada pues fue error suyo, un pequeño descuido que pocas veces cometía a pesar de todo lo dicho, él lo salvo arriesgando no solo su vida sino la seguridad de algunos civiles en el proceso.
¡Y ese era el verdadero problema! No podía simplemente aceptar que el hombre de acero eligiera su seguridad por encima de la vida de cientos de inocentes, simplemente era inaceptable, simplemente no lo aceptaba y no lo aceptaría, Clark no tenía que a ver ignorado las órdenes dadas.
¡Era Superman por todos los cielos!
Su deber era proteger y velar el bienestar de las cientos y miles de personas que habitan el planeta, no podía darle el lujo de pensar en interesas propios, su vida y la vida del resto de la liga era insignificante cuando la población corría peligro.
Y por eso mismo no le importo que en ese momento no estuvieran solo, que tanto Barry como Hal los estaban observado a unos escasos metros de distancia, no le importo que Superman cruzara los brazos sobre el pecho y plantara fuertemente los pies en la tierra formando una mueca de incredulidad y furia entre mescladas mientras alegaba mil y un escusas para demostrar con creses que sus motivos fueron los correctos.
No le importo que el hombre delante suyo lo contemplara como lo más impórtate para él, simplemente le dirigió una mirada cargada de frialdad, desaprobación y decepción evidentemente había lastimado a Kal, quien al poco tiempo no pudo con el sabor amargo que bajaba por la garganta y se asentaba en su estómago apretó ambos manos hasta convertirlas en perfectos puños.
-No debiste desobedecer las ordenes, mira lo que provocaste. Este continente pudo diezmarse por tu imprudencia. No vuelvas hacerlo, tu deber es proteger personas para eso viniste a este mundo, solo eres una herramienta que sirve a nuestros propósitos, no lo olvides.-declara fríamente y sin remordimientos importante poco el imperceptible encogimiento del otro.
El ambiente entre ellos se volvió pesado y frio a cada segundo trascurrido y el solo lo contemplo en silencio sabiendo que las palabras no servirían de nada.
-Yo no veo de esa manera, la seguridad de ustedes, de ti siempre será mi prioridad.-dice fermenten Superman sabiendo que su argumento no serviría de nada, pero no quería quedarse callado si lo hacía estaba seguro explotaría.
-Lo que tu creas es irrelevante aquí extranjero tienes un propósito cúmplelo.-sentencia fieramente ignorando las crecientes lagrimas aglomerarse en las cuencas contrarias.
Contempla el vigilante nocturno con impotencia como el kryptoniano realiza su mejore fuerzo para permanecer tranquilo, pero es claro su fallo el temblor en sus hombros lo delata.
-No es tan fácil Kal, pero el bienestar de la gente siempre será prioridad para la liga sobre cualquier circunstancia -piensa para si Batman al contemplar como el superhombre derramar silenciosamente lagrimas llenas de tristeza y dolor.
Deseo poder estrecharlo en sus brazos y retractarse de lo que dijo pero no podía flaquear en ese instante, sino todos sus esfuerzos se derrumbarían.
Sin más e importándole poco el estado del héroe, le dio la espada dirigiéndose con paso calmado al trasporte aéreo despegando a los pocos segundos, dejando atrás a un muy inconsolable kryptoniano que lo único que hace es alejarse de la zona, intentando deshacer el nudo asfixiante alojado en su garganta.
Todo había salido mal desde el inicio y era enteramente su culpa, simplemente no era bueno para expresas sus emociones y todo lo que conllevaba ese tema en particular, todo era un desastres y como consecuencias de su ineficacia para ser humano y ahora se encontraba encerrado en su recamara en total penumbras recargado en la ventana sintiéndose miserable consigo mismo, teniendo como único testigo, las escasa luz de la luna que intenta filtrarse por las costosas cortinas que haciendo su mejor esfuerzo para impedirlo.
Seguramente toda la noche se lamentaría de su actitud, diciéndose así mismo que todo era necesario para salvaguardar la tierra y a sus habitantes los cuales no estarían a salvo si su salvador, su esperanza, el hombre en que toda la población tenia fe y confianza volvía a cometer el mismo error que hace escasos cinco días había cometido.
¿Ese era el verdadero problema?
¡Por supuesto que sí!
Lo eligió a el sobre todo las cosas, el idiota extranjero, simplemente no titubeo en su decisión y eso era lo que realmente lo molestaba, su relación estaba complicándolo todo, no solo distraía al hombre de sus obligaciones sino que por lo visto lo hacían desobedecer ordenes claramente necesarias.
Solo de pensarlo se estremecía con el recuerdo de hace algunos días, ese momento en que pensó que todo había acabado que su vida había llegado a su fin que todo lo hecho y dicho hasta ese momento ha dado lugar a ese instante en el tiempo, no lo negaría aun no quería irse aun sentía que tenía que hacer algo importante en este mundo pero todos esos pensamientos se esfumaron al ver la gran roca acercarse a él con rapidez.
Ya no necesitaba esforzarse ni siquiera hizo el intento de esquivarla, ya no tenía caso, simplemente se rindió a lo inevitable.
Cerró los ojos y se dejó llevar.
Pero el golpe y dolor junto con la muerte misma que probablemente sentiría con tremendo impacto, nunca llego, todo lo contrario una cálida sensación comenzó a inundarlo desde el exterior hasta llenarlo por completo, conocía esa sensación de memoria como no hacerlo si era el mismo efecto que sentía cuando Kal lo abrazaba en las innumerables noches llenas de besos robados y caricias dadas no se necesitaba ser un genio para darse cuenta del repentino cambio que lo rodeaba.
De un momento a otro fue consciente de que ya no estaba en el trayecto de impacto de ese gran asteroide, y confirmo sus sospechas cuando abrió los ojos y fue recibido por una mirada llena de sentimientos aleatorio, una mirada que trasmitía la preocupación y alivio que su portador sentía al verlo a salvo, importándole muy poco que el astro estuviera colisionándose en algún lugar del antártico.
¡Era inaudito!
No podía permitir que eso volviera a suceder, sin importar que su pecho se contrajera del tremendo dolor que en ese momento lo envolvía y la asfixiaba hasta casi desmayarlo tenia que terminar con esa relación, tenía que hacer que Clark se decepcionara de él, tenía o más bien debía de hacer que el kryptoniano se desenamorarse de él, costara lo que costara.
Pero francamente era más doloroso y difícil de lo que pensó desde un principio.
Nunca especuló enamorarse así de una persona y dolía no lo negaría, dolía demasiado saber que tenía en su poder la capacidad de ser feliz y no poderlo tomar, ya sea por una razón u otro pero, pero esto era diferente condenadamente diferente, ese hombre, su hombre tenía un deber con la humanidad que no podía dejar de lado; ni siquiera por él.
Así debían ser las cosas y anqué muriera lentamente por dentro prefería mil veces anteponer el deber con el planeta, con la liga que su propia felicidad, había altas posibilidades de que al concluir esto, Superman lo aborreciera tanto o más que a Luthor pero era un riesgo que debía correr, por el bien de todos.
-Espero que algún día llegues a entenderlo y puedas perdonarme.-murmura Bruce a la nada.
Después de todo ya había dado inicio su plan para destruir esa relación que desde un principio estaba destinada al fracaso, solo que ambos eran demasiado ciegos para verlo.