Los finales felices existen solo en los cuentos de hadas junto con los dragones, princesas, castillos, hechiceros malévolos, hadas madrinas y los caballeros de brillantes armaduras y ahora lo comprendía más que nunca, había sido un ingenuo al pensar que en algún momento de su vida lograría encontrar a ese persona especial para compartir tantos momentos llenos de felicidad, tristezas, angustias y miedos al igual que sus padres habían hecho.
¡Que equivocado estaba!
El nunca encajaría en la tierra sin importar lo que hiciera, el simplemente no pertenecía a ese lugar hiciera lo que hiciere, intentara lo que intentara nunca encajaría ¿La razón? Era diferente siempre fue diferente por el simple hecho de ser un extranjero y nada cambiaria ese hecho. Su ser eternamente estaría dividió en dos mitades, las cuales chocaba entre si pretendido alcanzar una armonía que jamás conseguirá por que invariablemente la primera parte anhelaba una vida normal, tranquila como toda persona normal podría tener y la segunda deseaba proteger y ayudar a otros, aspirando crean un mundo mejor o en su defecto mejorar el actual.
Siempre habría intentado encajar en ese mundo.
Lástima que tuvo que caer para descubrir la cruel verdad el nunca perteneció a ese mundo, solo era un instrumento el cual era utilizado para salvaguardar la integridad del todas los residentes de ese planeta, y dolía profundamente dicha revelación y más si la persona que amas con tanta intensidad la gritaba en pleno rostro.
Eso lo destrozo profundamente más que las acciones del murciélago.
De una cosa estaba seguro, dolía enormemente que el hombre que amara con locura le hablara y tratara como un simple objeto el cual solo tenía la misión de resguardar la tierra, ese planeta que también fue su hogar cuando su mundo fue destruido, el mismo lugar que alguna vez con tanto desespero quiso encajar pero que jamás logro hacerlo, no lo negaría no tenía caso hacerlo, había pensado ilusamente en algún momento que Bruce soltó tales palabras producto del enfado del momento.
¡Había errado al creer en eso!
No podía creer que su mundo se estuviera derrumbando a su alrededor y el simplemente no podía hacer nada para detenerlo, todo sus esfuerzos y dedicaciones no sirvieron de nada todo ellos eran destrozados y él no podía pararlos. El caballero de Gotham, está en una conferencia declarando en cadena nacional, que el Bruce Wayne había conseguido lo que ningún otro aria ni en un millón de años arrebatarle la pureza al hombre de acero, convertir a ese supuesto dios en su servicial puta.
¡No podía creerlo!
Era tan irreal todo eso, el hombre hablaba con soberbia y arrogancia contando con detalle sus encuentros, porque si Wayne afirmaba a los reporteros que habían sido más de uno, se jactaba de haberle hecho el favor al hombre de acero y todo eso era respaldado por comprometedoras fotografías. Estaba seguro que el sonido de algo quebrándose había sido su corazón, se negaba a creer que Bruce había hecho eso, tal vez todo era un montaje que alguno de sus enemigos formulo para fracturar su vínculo y separarlos pero sus esperanzas se esfumaron cuando minutos después Lois histérica y exaltada le llamo contándole todo lo que el playboy había confesado y que ella en primera fila había escuchado.
El desea explicarle con firmeza que todo aquello no era cierto, que él no era ninguna ramera que había las piernas al primero hombre que le susurrara palabras bonitas, simplemente deseaba gritarle al aparato entre sus manos que todo eso no tenía que estar pasando, que todo lo que había creído simplemente fue una ilusión del corazón.
Un corazón que anhelaba ser amado.
De un momento a otro está atravesando las puertas de la mansión Wayne, dirigiéndose con firmeza al lugar donde de seguro se encueraba el.
-Cómo pudiste decir algo así Bruce engañar a todas esas personas buscando castigar algo que para ti era incorrecto.-dice entre dolido y alterado adentrándose a la sala observando como Wayne se encuentra recargado a lado del ventanal detrás de él, Alfred contempla todo con enorme tristeza.
Una parte de él conserva la esperanza.
Bruce sonríe lleno de arrogancia sirviendo un poco de whisky como si la presencia del hombre no significara nada en ese momentos, toda su porte era de un hombre confiado y galante, reflejaba a fuego vivo la actitud de Brucie esa máscara en la cual el defensor de Gotham se ocultaba.
-No entiendo porque tanto drama, esas palabras las cuales dices son mentiras forman mensajes que reflejan una verdad que nunca has querido enfrentar. En serio creías una persona con mis virtudes se fijaría en alguien como tu.-declara con arrogancia moviendo su brazo libre señalándose a sí mismo mientras acompaña sus venenosas párrafos con una gran sonrisa llena de autosuficiencia la cual deja más que estático al reportero.
La esperanza de ser amado por alguien como Bruce.
El ambiente en ese cuarto se volvía pesado y asfixiante a cada segundo, los hechos sucedidos las palabras formuladas y las intrigas lanzadas no ayudaban en mucho, era como si el universo quisiera joder vidas de personas que intentan no unirse en la miseria que representaba la existencia.
-B-bruce pero d-de q-que estas...-se arma de valor y pregunta con inseguridad pero una fuerte carcajada corta su pregunta y antes de que pueda formular otra es interrumpido de nuevo.
-¡Vamos! Solo mírate no tienes personalidad, careces de gracias eres un cero a la izquierda, poco notado por los que te rodean toda esa fachada tuya de dios salvador, el hombre de acero, hijo de Kriptón solo es eso una fachada.-dice sin una pica de delicadeza importándole el dolor que atraviesan esas orbes azules.
Una esperanza que murió con esas palabras.
Clark con movimientos de cabeza niega fervientemente todas las palabras dichas por el hombre-No es cierto, dime que estas mintiendo. Que solo me estás diciendo esto para castigarme por desobedecerte, no puedes hablar en serio Bruce
Siguió obteniendo risas como respuesta.
-Nunca te diste cuenta de mis intenciones, del verdadero propósito de todo esto, de los infinitos esfuerzo que realice para tolerar tu presencia tanto tiempo, porque si avía esperado mucho por este momento. Verte de esa manera tan vulnerable, frágil fue mucho más fácil de lo que pensé.-murmura maliciosamente mientras examina una de tantas fotografías que para ese momento circulaban por la red, sin más se la lanza al desconsolado repostero.
Le tomo unos segundos a Clark en reconocer la escena plasmada en el papel, hay delante suyo se contemplaba un par de figuras que danzaban entre ellas repartiéndose caricias, besos y toques íntimos cubiertos únicamente por sábanas blancas esa imagen revelaba la noche en la que ambos se unieron por completo tanto en cuerpo y alma, había sido su primera vez, el momento en el que se entregó ciegamente al hombre frente suyo después de semanas de cortejo.
-Cómo puedes ver solo sirves para pasar el rato, el perfecto distractor de una vida llena de diversión y despreocupaciones.-murmura complacientemente Wayne.
Todo se sentía extraño como si su alrededor es tuviera girando, todo en lo que creía solo eran ilusiones formas por la sed de venganza de un hombre que a su criterio era el indicado para darle una lección a ese extranjero enviado de otro mundo , las duras palabras resonaban en su mente taladrando todo a su paso impidiéndole pensar con claridad, sus ilusiones y esperanzas había sido aplastadas por aquel que alguna vez le había jurado amarlo y en quien creyó lo aceptaría tal y como era, que estúpido había sido, como alguien como Batman amaría a un ser como él y hay el resultado.
Nunca pensó sentir un dolor semejante al producido por la krytonita verde al parecer otra vez se había equivocado, se le estaba haciendo costumbre debía corregir eso.
Un silencio se extiende en el ambiente, tan pesado y penetrante que es tan fácil de cortar con un cuchillo, las tres entidades en el lugar solo se mantienen quietas a la espera que alguien quien sea corte este funesto ambiente.
-Felicidades, conseguiste lo que querías, destruiste la imagen y dignidad de Superman y le has hecho creer a todos que es una puta, lo felicito sr. Wayne disfrútelo.-murmura el hijo de la casa de Él, rompiendo así con el ambiente tenso y desolado, su voz vacía carente de cualquier emoción.
No se atreve a ser contacto visual con B sabiendo que si lo hace se derrumbaría y no le quería el gusto de verlo así. Sin decir más sale volando alejando cada vez más de la mansión dirigiéndose a un cualquier parte del globo.
Alejándose de todo lo que le causa dolor.
En la sala Bruce solo lo observa mientras que su fiel mayordomo contempla todo con gran tristeza y pesar sabiendo que su maestro ha dejado ir a la única persona que puede hacerlo feliz.
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Se sentía como si una eternidad hubiera pasado y talvez así era no lo sabía a ciencia cierta después de todo en el espacio el tiempo trascurría de diferente manera, pero sin importarle el tiempo trascurrido en ese lugar se sentía seguro, protegido a salvo. El gran astro siempre tenía ese efecto en él, flotar frente al sol siempre le provocaba una increíble sensación de paz el calor y la luz irradiada le ayudaba a dejar de pensar, cuando la tierra lo hacía sentir sofocado venía a el quien como una madre le brindaba protección haciendo desaparecer la tristeza y soledad que lo consumía poco a poco.
A pesar de ello el problema que enfrentaba era más grande que cualquier conflicto que hubiera confrontado, el amor. Ese sentimiento que deberá extasiar a las personas que lo padecer causándoles infinita felicidad y alergias, en su caso le provocaba dolor y agonía sin fin, lo peor del caso es que no existe antídoto para sus efectos.
Ni siquiera toda una eternidad en la atmosfera solar, pero podía intentarlo total ya no había nada que lo atara a ese gran planeta azul, todo lo que una vez creyó y amo se convirtió rápidamente en veneno que estaba seguro sino se alejaba terminaría matándolo.
-A veces aunque duela, lo más sano es decir adiós.-murmura suavemente sin despegar su vista del astro rey.
No había duda que las palabras dolían más que los golpes, y las frías e indiferentes silabas que Bruce le lanzo acrecentaba el vacío que sentía en su pecho. Tal vez era cierto lo que decían por ahí no puedes elegir si van a hacerte daño en este mundo, pero si eliges quien te lo hace; después de todo la depresión no es un efecto colateral de la soledad, la depresión es un efecto colateral de ser traicionado.
-Si tan solo pudiera acerté ver lo que yo aria por ti, lo que estaría dispuesto a dar con tan que me mires como yo te miro.-susurra a la nada, una lagrima se desliza por su mejilla.
Después de todo el mundo no es una fábrica de conceder deseos y que manera de averiguarlo.