Se encontraba acostado en su cama, junto a la persona que más admiraba, su mente aún trataba de adaptarse a la maravillosa idea de que aquello hubiera sucedido. Jamás durante toda su existencia creyó que podía caer presa de aquellos desbordantes sentimientos, más allá de la idolatría se escondía el amor, cuando lo supo tembló de miedo, una amalgama de sensaciones se apoderó de él y huyó como un cobarde, pero ahora no podía escapar, mucho menos después de la increíble noche que pasó con la persona que desde hace tiempo le había robado el sueño
Resultaba increíble como él, tan violento como reservado había caído en las redes del amor, pero mucho más increíble resultaba que su inquieto y apasionado amor fuera correspondido. La noche anterior lo había descubierto y esa misma inesperada noche se entregó sin reservas, como un chiquillo que abría por primera vez los ojos al mundo, fascinado, con miedo pero decidido, en los profundos y tranquilos ojos vio reflejados los propios, comprendió que después de aquella entrega nada podía ser igual, ni para él ni para la persona que amaba.
Miró a su lado cuando sintió un pequeño movimiento, pero la persona que yacía acostada a su lado no había despertado aún. Se removió entre las cálidas sábanas y le dedicó una sonrisa casi tímida, en esos momentos se sintió muy ajeno a sí mismo, él había destruido todas y cada una de sus barreras, las miradas y sonrisas de amor solo él podía verlas, le pertenecían desde siempre. Si el idiota de Ichigo lo viera en esos momentos muy seguramente se burlaría sin miramientos, pero no le importaba, nada había que importara más en esos momentos que su adorado Byakuya
–Hisana –escuchó el leve murmullo en los labios de su querido Capitán. Renji frunció las cejas en un gesto de dolor mientras lo observaba, de pronto el recuerdo de la confesión de amor se tornó doloroso, todas las palabras ahora eran como un eco, quizás una alucinación. Se sintió derrotado, apretó los labios y quiso huir tan rápido como sus escasas fuerzas se lo permitieran, pero se detuvo al sentir movimiento de nuevo, miró con ojos vacíos a quien yacía acostado a su lado, –Adiós Hisana –la voz suave y tranquila de Byakuya devolvió a Renji las fuerzas que sintió cruelmente arrancadas cuando escuchó por primera vez el triste nombre
–Mi querido Capitán –susurró mientras observaba con mirada vehemente, se acomodó entre las sábanas y se abrazó al cálido cuerpo, escondiendo el rostro en el pecho, cerró los ojos y se aferró al cuerpo con mayor fuerza
Byakuya abrió los ojos y sintió el apretado abrazo, sonrió de aquella forma tan elegante y mística con que solía hacerlo, miró a Renji a su lado, con los ojos cerrados, sumido en un profundo sueño, aprovechándose de eso se giró en su propio eje y le imitó sin preocuparse de apariencias, abrazándose al cuerpo que yacía junto al suyo cerró los ojos y volvió a soñar, junto a Renji los días de dolorosos recuerdos habían quedado atrás