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Confrontación Milagrosa por Ritsundere

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— ¡Vamos! ¡Dai-chan! ¡No entiendo ni un carajo lo que me estás diciendo!—gritó Momoi frustrada, ya llevaba buen rato viendo la figura ofuscada y deprimente de Aomine, tirado en el suelo del rincón del gimnasio de Too.

La peli rosa elevó su ceja y colocó sus manos sobre su cintura, solo podía escuchar el siseo de la voz de su mejor amigo, susurrando cosas, que desgraciadamente no lograba escuchar. Entonces, sonrió perversamente.

— ¿Es por Kagami-kun, cierto?—dijo moviendo con rapidez, y desesperación su pie derecho.

— Bakagami... Estúpido y sensual Bakagami—dijo enojándose por no haber peleado más por el pelirrojo. Momoi suspiró con alivio, le dio un par de palmaditas al morenito y sonrió.

"Dai-chan, deberás hacer nuevas estrategias si quieres cazar al tigre salvaje, pues ya otros tienen en mira a esa luz".

— Satsuki...—dijo Aomine más calmado.

— ¿Qué pasa, Dai-chan?

— Dime una forma para atrapar a Kagami, secuestrarlo, no dejar que nadie más lo toque, al menos claro yo si—dijo.

— Creo que exageras las cosas un poco, Dai-chan ¿Secuestrarlo?—exclamó con curiosidad.

— ¡Me lo quitará! —gritó.

— ¿Quién?—preguntó la voluptuosa mujer, Momoi estaba al tanto de quienes eran esas personas, deseaba escucharlo de Aomine. Pero la chica tiene duda ¿Por qué dijo 'quitará' y no 'quitarán'?

— Akira.

"¿Akira-kun? ¿A él también le gusta Kagamin? Espera... ¿khé?" pensó Satsuki. 

🍬🍭🍬

— Murasakibara... —gimió en un pequeño grito el tigre.

— ¿Uhm... Kagamin?—dijo apretándolo más fuerte.

— Me... ¡Me éstas lastimando! ¡Suelta mi brazo!—gritó Kagami desesperado por el agarre.  Desde que Mura llego a interrumpir su "bello juego" de básquet, ha sido arrastrado de un lado para otro, probando y comprando dulces, aunque, por alguna extrañísima razón,  Kagami se sentía bien.

"Estúpido titán..."

— Kagamin... Te propongo un trato—dijo parando bruscamente en medio de la plaza de la pequeña convención de dulces. 

"Genial, hoy es el día de 'Kagami cumpliendo tratos con los milagros' ¿Es que esto no puede ser mejor?" pensó el joven con sarcasmo.

— ¿Bien...?—respondió dudando si estaría en lo correcto.

— Déjame invitarte a un postre, y luego te dejo ir—propuso Atsushi, el mencionado anteriormente, solo quería conquistar al tigre, pues Mura está bien seguro que la guerra ganaría. 

"Eso no suena nada mal, es comida y donde hay comida la luz te guíapensó Kagami con la agua en boca, tenía hambre. 

— ¡Bien! ¡Vamos que tengo hambre!—sonrió Kagami a Murasakibara por primera vez, el chicos de cabellos morados fantaseo escenas donde solo él quería conocer las expresiones del pelirrojo, ya que normalmente solo se encuentran cuando están en un partido, y sus rostros siempre son serios y competitivos.

Vagaron un buen rato por la plazuela, hasta que llegaron al restaurante de postres favoritos de Atsushi. Kagami devoraba esos pasteles, migajas resbalaban por sus cachetes, y Murasakibara le veía con el ceño fruncido mientras pensaba en lo tierno que se miraba el pelirrojo comiendo.

— Nee... Kagamin ¿Qué hacías con Mine-chin?—preguntó el grandote comiendo como persona "normal" a comparación de Kagami, por supuesto.

— ¿Con Aomine? Bueno...—contestó desviando la mirada con sonrojo y las mejillas llenas de comida, como una ardilla.

"Kagamin... Me dan ganas de... ¡No! Fuera impulso de idiotez" pensaba Atsushi negando continuamente, pues había tenido las ganas de tirarse le encima a Kagami.

— Estábamos... Jugando—dijo regresando su mirada al titán con ceño fruncido y rostro curioso.

— Yo no los vi jugando—dijo celoso.

— Y tú ¿Por qué preguntas?—dijo agresivo el cejas raras.

Ahora era Murasakibara el avergonzado, pues aquellos penetrantes ojos carmín estaban mirándole fijamente, y ahora mismo, Kagami se miraba jodidamente violable y apetecible con esa pequeña mancha de chocolate en su labio inferior. Mura, al darse cuenta de aquel detalle no evitó acorralar al pelirrojo contra la pared, pues estaba sentado junto a él, sin importar que hubiese un público, la atrevida lengua de Atsushi no evito caer en aquella dulce tentación. La húmeda lengua de Mura se deslizo por el labio inferior del pelirrojo limpiado los rastros de chocolate que posaba antes en ese mismo lugar.

— El tigre es muy dulce—susurró Murasakibara con tono juguetón y tentándole al pelirrojo unirse en un sonoro beso lascivo.

Kagami Taiga estaba completamente rojo, su corazón latía en demasía. La cercanía del gigante y la fragancia que emanaban de él era muy sofocante, pero deliciosa. La bonita nariz del peli morado rozaba tiernamente con la del tigre, era una digna escena que contemplar, y, lo bueno de todo es que nadie podría arruinar tal momento... Bueno, a veces, la suerte no siempre está de nuestro lado.

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Midorima Shintarou, el tirador número uno, caminaba tranquilo y rebosante de suerte gracias a la gloriosa Oha Asa. Estaba preocupado, no por cáncer, sino por leo.

El horóscopo de Kagami era una de las nuevas cosas que tomo Midorima como obsesión, pues no evitaba leer que día tan bueno o malo tendría el pelirrojo.

"¿En qué piensas Midorima? Simplemente te agrada Kagami, no es nada malo ¿Cierto? ¿Por qué...? ¡Siempre pensando demás! ¡Solo te cae bien!" Shintarou paro bruscamente su caminar, su mente (otra vez) estaba sacando chispas de tanto pensar. Se ajustó sus lentes, y al levantar su vista se encontró con una escena...

"¿¡Pero qué rayos!?" gritó mentalmente, rápidamente se escondió detrás de un arbusto, parecía un acosador, si Takao estuviera allí, el peli verde juraría que el chico se tiraría al suelo de la risa.

— ¿Qué tanto espías, milagro tsundere?—dijo una voz casi al estilo Kuroko. Midorima sintió un cosquilleo por su espalda, pues lo habían pillado desprevenido.

Al girarse se encontró con Akira, se sintió incómodo por un momento, solo lo había visto una vez, pero estaba seguro que ese tipo además de ser más alto, podría llegar a ser un monstruo dentro de la cancha. Midorima cerró sus ojos y ajustó sus lentes.

— ¿Quién eres?—preguntó el peli verde.

— Akira Ryo, un gusto, Midorima Shintarou—dijo mordisqueando un chocolate blanco. Ese gesto hizo recordar algo a Midorima, y si no entraba en ese lugar, Murasakibara la batalla ganaría.

— ¿Por qué no entras? Parece que Taiga necesita ayuda—alentó Akira.

— ¿Qué? ¡No! Kagami no es mi amigo, y no debería meterme en sus asuntos—dijo sonrojado, Akira sonrió levemente y volvió a morder su preciado chocolate ¿A qué hora moriría si seguía comiendo dulces de esa forma?

— Bien... Entonces lo haré yo.

"Este tipo ¿¡Qué cree que hace!?"

La campanilla de que alguien había entrado resonó en todo el lugar.

— Hey... Tigre—llamó Akira.

"Ahora mismo aplastaré a alguien" pensó el titán. 
Con el refunfuñar de Murasakibara, Kagami lo empujó y se escondió detrás de su ángel, pues tal parece que Akira siempre llega en el momento y tiempo indicado.

— Akira... ¿Qué haces en estos lares?—preguntó Atsushi molesto y apretando su puño, esperando a quien sea para darle un golpe.

— Midorima Shintarou está buscando a Kagami—dijo, señaló hacia afuera, y en efecto, Midorima estaba allí afuera.

"¿Midorima? Espera... ¿khé?" 

 


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