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Confrontación Milagrosa por Ritsundere

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- ¿Cómo hizo eso?-preguntó Momoi sorprendida. Akira hizo exactamente lo que Aomine Daiki hubiera hecho en ese instante.

- Necesitó de tres meses y medio para conseguir las habilidades de toda la generación-mencionó Himuro recordando el pasado.

- ¡Pero es imposible! Si él puede hacerlo ¿Significa que es como Ki-chan?-dijo recapitulando la escena.

- No. No es como Kise, solo piensa cual es la diferencia entre hacer una copia, y en tener la fuerza para hacerlo sin ningún problema o consecuencia-explicó.

Himuro aún recordaba el hecho de como fue que Ryo se dio cuenta de las ocultas habilidades que poseía. Poco después de que se hicieran amigos (Kagami, Akira y él) el castaño informó a sus amigos que tendría que regresar a Japón por asuntos familiares.

Cuando el chico solo tenía catorce años hizo el examen de admisión en una prestigiosa escuela llamada Teiko, ingresó sin ningún problema.

"- No quiero-fue lo que dijo Akira a su padre.

- Ryo, no tienes ningún pero que valga, ¿Entiendes? Entrar a Teiko no significa que haya sido sólo por su nivel académico, sino por el club de baloncesto-recriminó.

Akira temía por su futuro, si no lograba entrar en ese club deportivo, su padre lo mataría, gracias a su experiencia ya ganada en América, y gracias a Himuro logró cupo en el equipo.

- ¿Quienes son ellos?-preguntó Akira asombrado.

- ¿¡No sabes!? Son los prodigios de la escuela, han ganado como diez victorias consecutivas-explicó su compañero igual de impactado, pues eso chicos de cabellos bastante interesantes eran asombrosos en el baloncesto, es mas, Akira pensaba que ese poder "ese talento" era ridículo.

Akira presenciaba cada partido de Teiko, cada torneo, cada práctica, siempre estaba allí para verlo, con el paso del tiempo esos chicos talentosos adquirieron el apodo de "Generación de los Milagros". Sin embargo, Ryo tenia la acorazonada de que las cosas no terminarían bien, y así fue. Tan grande fue su decepción que decidió graduarse de la preparatoria y regresar a Estados Unidos, sin importar a donde se vea, él salió con la promesa de superarlos en demasía, ser los seis, en uno solo.
Siempre tuvo su vista puesta en ellos, descubrió hasta el más mínimo defecto"

- Luego de eso regresó a América en busca de nosotros, por desgracia Taiga ya había hecho sus maletas y subido a un avión. Me dijo sobre la generación, de sus avances, me contaba con lujo de detalle sus partidos, y el final que obtuvieron. Pero cuando le vi a los ojos, su determinación fue más que notable-terminó de contar Himuro.

- ¿Por qué nunca me di cuenta de ello?-dijo para ella misma.

- Momoi-san, no es que no te hayas dado cuenta, él no se dejo ver-sonrió Himuro.

- Asombroso... Un momento, ¿¡El equipo de Tetsu-kun llegó a los ciento cuarenta puntos!?

- Mientras que el de Aomine-kun a los cien... Te has sobrepasado-dijo en un susurró.

- ¡Waa! ¡Kiracchi es muy bueno!-gritó Kise con gotas de sudor resbalando por su rostro. Midorima estaba flexionado apaciguando su respiración, sin embargo Atsushi y Aomine no estaban tan cansados, pero si suspiraban entre cortes.

"¿Qué clase de jugador es este?" Pensó el emperador, por primera vez en un partido, jamás se había sentido tan... A gusto.

- ¡Muy bien equipo!-sonrió Akira.

Akira chocó los cinco con Kagami, le revolvió el cabello a Kuroko, le propinó una buena palmada a Akashi en la espalda que hizo que se tambaleara un poco.

También chocó el puño en el brazo de Aomine, Kise aceptó gustoso un "choca los cinco" le dio un chocolate a Atsushi, quien lo aceptó sin pensar, y por último así como a Kuroko, terminó revolviendo le los cabellos a Midorima. Todos los milagros incluyendo a Momoi, tenían un signo de interrogación sobre sus cabezas. El chico está muy feliz que terminó felicitando a ambos equipos.

- Es tan emotivo como siempre-dijo Tatsuya sonriendo.

- ¡Genial! Si quieren pueden ir a comer algo-animó Momoi a sus compañeros para que se ganaran el corazón del tigre. Aomine fue el primero en reaccionar. Tomó la mano de Kagami para irse, pero alguien los detuvo... Kuroko estaba sosteniendo la otra mano de su luz.

"Ay no, otra vez no" pensó el diez cerrando los ojos esperando cualquier cosa.

Momoi, y Himuro retrocedieron diez pasos con una gota de sudor en sus frentes. Sacaron una bolsa de chuchería, grande para compartir y empezaron a apreciar la escena. Mientras tanto el segundo más alto tenia su máxima concentración en devorar todos sus dulces.

- Kagami-kun... Vamos al Maji-dijo Kuroko sosteniendo aún la mano del pelirrojo.

- Kagami, ¿Te gustaría jugar un uno a uno conmigo?-incitó Aomine sujetando más fuerte la otra mano de Kagami.

- ¡Un momento! Aclaremos las cosas plebeyos-dijo Akashi en plan de emperador de la época del Absolutismo.

- Bien, entonces que Kagami elija a uno de nosotros... Solo recuerda que ya no pudimos hablar-aconsejó, comentó y recalcó Shintarou ajustando sus anteojos.

- Nee... Kagachin, me prometiste que ibas a salir conmigo a comer dulces-recordó Murasakibara.

- Escuchen...-empezó a decir Kagami.

- ¡Kagamicchi! Tú dijiste que hablaríamos y saldríamos sólo nosotros dos-dijo Kise con un puchero infantil.

- Taiga, te ordeno que me acompañes a mi casa a cenar-le demandó Seijuro.

- Kagami-kun, Kagamicchi, Taiga, Kagami, Bakagami, Kagachin-sonaron sus voces seguidas una de otras. Kagami estaba nervioso, no se explicaba el actuar de sus compañeros. No entendía porqué se esmeraban tanto en estar con él como moscas zumbando todo el día en su oído.

- ¡Elige!-gritaron al mismo tiempo.

- Chicos... Yo, es que, ustedes...-Kagami no llegaba a una conclusión, estaba confundido. No quería dejar a los otros solos por irse con uno.

- Momoi, ¿No crees que deberíamos intervenir?-preguntó el compañero de Atsushi. Se voltearon para verse y sus labios estallaron en bufido, y carcajadas se escucharon en las gargantas de ambos.

- ¿¡Como crees!?-gritó la voluptuosa peli rosa, limpiando una lágrima falsa bajo su ojo izquierdo.

- ¡Ja, lo sé! ¡Está más bueno que una novela!-gritó Himuro en burla viendo como salia humo de la cabeza de Kagami.

Como aquel día, los seis prodigios empezaron a jalar a Kagami de un lado para otro.

- ¡Elige! ¡Ya!-gritaban.

- ¡Bien! ¡Bien! ¡Sueltenme!-gritó cediendo a las peticiones de tan irritantes personas. Kagami suspiro al sentir que aquellas manos ya no lo sujetaban. Satsuki puede ser la persona mas malévola que puede existir.

- Chicos... ¿Por qué no dejamos que Akira decida?-dijo Momoi sonriendo. Akira se asustó, tomó su mochila lo más rápido que pudo preparándose para escapar de la muerte.

Momoi lo detuvo sosteniendo su suéter y lo tiró al suelo, el chico amante de la azúcar la miró mal, y ella solo sonrió inocente.

- Akira... Haz el honor-pidió Satsuki.

Desde el suelo les hecho un ojo a uno por uno, le había dolido el trasero, esa chica tenia mucha fuerza. Suspiro y al fin decidió.

- Mientras más brille la luz, más fuerte se hace la sombra. Pero si ambas son luces brillará todo a su alrededor-respondió, se levantó del suelo y sacudió sus harapos.

- ¿Qué significa eso?-preguntó enojado el morenito.

- Elemental, mi querido Aominecchi... Tenemos que compartir a Kagamicchi-dijo ajustando gafas falsas. Los demás solo pudieron verlo mal, iban a decir algo en contra de eso, pero la voz de Akira les interrumpió.

- Por más sorprendente que se escuche, Kise tiene razón-dijo Akira enviando una sonrisa a Kagami.

'¿Qué...?' 'No es posible' 'Kise es idiota' 'Kise-kun no tiene la capacidad para pensar tanto' cosas como esas pasaban por las cabeza se sus compañeros.

- Kise... ¿Cómo... Tú pensaste en eso?-preguntó Shintarou indignado.

- ¿Eh...? Es más fácil entenderlo a él, que a ustedes-dijo viendo al mencionado devorar chocolates.

- ¡No se preocupen! Que vaya cada uno a su casa, y así descansan. Yo me voy con Tatsuya-el pelirrojo tomó del brazo a Himuro para irse de una vez por todas.

- Taiga... No seas aguafiestas-le dijo Akira agarrando el otro brazo de Himuro, quedando así en medio de los dos;la tensión era evidente.

"No te atrevas hijo de la..." pensó Kagami el mensaje para Akira.

"¿Te me calmas ó te calmo?" regresó la respuesta mentalmente.

"Por favor chicos, no hagan escándalo. Nos miran raro" intervino Himuro en los pensamientos de ambos.

- ¿Soy yo ó pareciera que hablarán entre sus mentes?-preguntó Kise a Kuroko.

- Así parece, están... Peleando.

Akashi ya se estaba cansando de tanta mierda, estaba listo y predispuesto para tomar a Kagami entre sus brazos por más que le costara, encerrarlo en el sótano de su mansión, y no dejar que nadie más lo viera. Así que tomó la decisión más conveniente, y necesaria para "arreglar" la situación nivel "Emperador Absoluto".

- Bien, como nadie se decide... Tomare cartas sobre el asunto-dijo el uno setenta y ocho elevando la voz como todo líder que es. Todos -sin excepción alguna- expresaron rostros largos, sabían que Seijuro era cruel en la toma de una democrática decisión, cuando se sabe que no es así.

"Kagami... Haz algo carajo" pensó Akira, este chico sabía que el tigre de Seirin conoce la situación, si no fuera por la "moralidad" de Taiga no estuviera enredado en la situación tan comprometedora que lo envuelve.

- ¡Akashi! No te preocupes... Me iré contigo si es necesario-sonrió amable Kagami.

- ¿Qué?-exclamó asombrado el león;ni él lo creía.

- ¿Habla en serio?-dijo Kise deprimido, enojado, y sin creerlo.

Taiga caminó hasta Akashi, el cual se puso muy nervioso ante la fiera que tenia frente. Kagami agarró de la mano al chico y se fueron dejando a una bola de idiotas con la boca abierta.

- ¡Kagamicchi!-gritó Kise saliendo detrás de su ex capitán y su tigre, gracias a Dios, Akira detuvo al rubio con un abrazo. El otro se sorprendió.

- Tranquilo... Kagami estará bien, ya veras-apaciguó el llanto el rubio sobando su espalda.

- Himuro-kun... ¿Cuán loco, extraño, raro, y más lindo puede ser Akira?-preguntó Momoi viendo la escena.

- Nada más cuando se lo propone, a veces llega a ser como tu madre, pero te acostumbras-respondió.

Aomine chasqueo la lengua molesto, estaba frustrado ¿Qué más podría hacer para alejar a Kagami de todos? ¿Qué más estaba a su alcance? Por más que lo intentaba, jamás lograba quedarse a solas con su rival; aquel que le ha quitado el sueño por las noches, el que invade todo su ser ¡Simplemente no puede dejar de pensar en él! ¡Quería a ese pelirrojo gimiendo su nombre debajo de él! Daiki suspiro, necesitaba descansar, y sin duda alguna mañana iría a recoger a Taiga a su escuela, lo raptarla y si era necesario, se lo llevaría a escondidas de Tetsu y Akira.

Eso sí... Tetsuya estaba que escupía fuego por sus poros, desde que se enteró que sus compañeros también estaban locos por Kagami, no había podido estar a solas con su luz ¡No es justo! ¡…l vio al chico antes! ¡…l prometió estar a su lado como su sombra! Pero no... Ahora resulta que sus "amigos" también lo quieren. El peli celeste no aguantaba las ganas de golpearlos a todos, desde hace tiempo ya sentía cierta atracción por Kagami, desde hace mucho que quería abalanzarse sobre el tigre y comérselo a besos, lo quiere solo para él. Obviamente defendería lo que siempre fue suyo, no dejaría que su luz fuese arrebatada de la sombra.

Pero, Midorima estaba más que indignado, se supone que Taiga hablaría con él, se supone que dejaría de una vez su tsunderismo y rebeldía; de una vez por todas acorralar a Kagami en cualquier pared y meter su lengua dentro de esa boquita. El cabellos verdes moría por tocar ese cuerpo, moría por escuchar a Kagami susurrar su nombre con dulzura, moría por tomar al chico entre sus brazos y jamas dejarlo escapar. Por más objetos de suerte que tuviera, por más que predicciones que leyera, Oha Asa siempre le brindaba algo de mala suerte. Estaba decidido, no dejaría que nadie tocara ese cuerpo, lo quería y sólo para él.

Por otro lado estaba el gigante de dos metros, Murasakibara siempre que conseguía, hablaba de Kagami con Himuro, y es que no solo quería aplastar a Kagami, sino que también quería pasar su lengua por ese cuerpo bronceado, quería compartir sus dulces y chucherías con él, quería llevarlo a comer y disfrutar de su presencia. Aunque pareciera que Atsushi fuera el más antipático de todos, en verdad tenia corazón, el que siempre bombeaba por Taiga cada vez que lo miraba, el que se descontrolaba como loco cada que miraba al pelirrojo con alguien más ¡Hasta celos de Tatsuya tenía! Murasakibara quería hacer sonrojar al muchacho y morder sus mejillas, hacer que Kagami Taiga se aferrara a él para que no pudiera vivir sin su gran presencia.

¡Dios! ¡Kise estaba más que desesperado! Lo único que quería ese chico irritante era estar entre los brazos de Kagami, ser el suertudo de sentir los mimos del tigre, probar esos carnosos labios, morderlos y que solo a él pertenecieran. Kise sabía que sus compañeros ahora rivales serian un problema serio si se trataba de Taiga, pero no quería darse por vencido, no señor. Ryota está seguro que Taiga le iba a pertenecer por más difícil que fuera obtener su atención.

No solo eran pensamientos morbosos o pervertidos, amaban con locura a ese pelirrojo. No saben en que momento ni cuando Kagami Taiga les robó un suspiro de idiota enamorado. Los seis prodigios cazarían el corazón del tigre, vivirían por él, y seguramente recordarían cada facción sobre él, porque lo aman con desesperación.

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