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Confrontación Milagrosa por Ritsundere

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La Guerra Fría se caracterizó porque no hubo un enfrentamiento directo. Sin embargo, en la Guerra Civil, muchas persona e incluso países tuvieron recaídas económicas y territoriales.

Bueno, ¿Y eso en que nos ayuda? Las confrontaciones no son tan extensas o peligrosas, si mucho se arregla hablando hasta llegar a un acuerdo.

He de admitir que si fuera así, la confrontación milagrosa ya se hubiera solucionado, pero por ello mismo las cosas no avanzan.

— ¡Por favor! Tatsuya te necesito ahora—rogó el pelirrojo desesperado.

Es momento de pedir refuerzos.

— Y ¿Qué quieres que haga? No puedo ir a interrumpir tu cita así como así—contestó.

— Claro que puedes, si no fuera porque el resto está aquí, las cosas no estarían saliendo de este modo—le explicó.

— Te recuerdo que eres tú el que no sabe tomar decisiones—reclamó del otro lado del teléfono.

— Y por eso mismo lo hago... Tatsuya, en unos meses yo me...—Kagami no alcanzó finalizar sus palabras, pues Kise apareció de la nada.

— Kagamicchi, ¿Qué estás haciendo?—inquirió sospechando del tigre.

Un 'Espero tu ayuda' salió de los labios de Kagami en tono de murmuro, es evidente que el pelirrojo sabe de la situación actual. De no ser porque tiene asuntos importantes que atender, no estaría pidiendo ayuda a su hermano mayor.

Llevaban buen rato disfrutando de los postres del lugar, el local no era muy grande pero los pasteles, helados y demás no eran sólo fantásticos a la vista, sino que también hacía estragos culinarios al paladar. La pareja se la estaba pasando de maravilla, si no hubiera sido porque el pelirrojo se dio cuenta que estaban siendo observados/espiados/asechados, no se sentiría incómodo y tampoco hubiera pedido ayuda al gringo emo.

— No sé Kise, ¿No te parece que está pasando algo raro?—preguntó nervioso.

¡Vamos! ¡Kise no puede ser tan idiota! El rubio Debería -debería- saber que algo no anda para nada bien. Hasta Bakagami lo notó.

— Uhm... ¿Hablas del mesero? Te ha estado mirando todo el tiempo—reprochó cruzando sus brazos por encima de su pecho. Taiga chocó su mano contra su propio rostro.

"¿En serio, Kise?" Pensó en ese momento exasperado. Es decir, Taiga quiere al chico, pero a veces Ryota se pasa de la raya.

— ¿De qué hablas? ¿No te sientes observado?—preguntó. Kise rascó su nuca en signo estar súper mega confundido.

— ¿Debería...?—dijo bastante inseguro. Taiga no sabía si tirarse un tiro ahí mismo.

— Honey, ¿No entiendes nada, eh?—le dijo.

Kise inclinó la cabeza de lado preguntándose qué significaba honey, pero no le dio tanta importancia. Taiga, un tanto exasperado, tomó la mano pálida del rubio para regresar a su mesa.

Ya sentados ahí, Kagami con su dedo índice, le indicó al chico que se acercara. Ryota no dudó, y con con sutileza acercó su rostro al del pelirrojo. El chico de ojos carmesí tomó a Kise de la nuca.

En ese momento, el corazón del más bajo empezó a latir en demasía, su estomago se volvió un caos, ¿¡Qué es lo que va hacer!? Gritaba su subconsciente.

Las vías respiratorias del chico rubio volvieron a su función cuando sintió la respiración de Kagami cerca de su oído. Dejó escapar un suspiro de alivio, joder que casi se moría de un paro cardiaco.

— Escucha, ellos están aquí—le susurró al oído.

— ¿E... Ellos?—respondió algo tartamudo, pues el aliento cálido de Kagami le hacia estragos.

— Midorima, Aomine y Kuroko. Si ellos están aquí, tal vez los otros dos también—murmuró devuelta. Kise se separó del chico expectante.



— ¿Qué es lo que mis bellos ojos acaban de ver?—preguntó el narcisista de Daiki.

Kuroko lo sostenía de un brazo, y Midorima ayudaba del otro lado. Hace un momento, vieron la escena que se montaron los otros dos, de algún modo, Aomine quiso lanzarse y sus dos acompañantes le detuvieron;sin embargo, Kuroko y el tsundere peli verde, no estaban muy lejos de las mismas sensaciones.

— Cállate, Aomine. Nos verán—regañó el de anteojos.

— O ya nos vieron—dijo el fantasma tan inexpresivo como siempre. La zanahoria y el morenito pararon su bulla para ver preocupados al peli celeste.

Tetsu conoce bien a su adorado tigre, se encargó de saber el más mínimo defecto del chico. Por alguna razón, Kuroko notó un cambio de ánimo en el dorsal diez.

— ¿De qué hablas? ¿Dices que Kagami ya nos vio?—interpeló Midorima asustado, no quería que Kagami pensara que fuese un metido.

— ¿Saben que espiar está mal?—escucharon la voz suave de un pelinegro.

— Himuro-kun... Y Akira-kun—nombró Tetsuya. Himuro asintió como saludo, mientras Akira levantó la mano agitándola de un lado a otro.

Aomine no le agradaba Himuro, ya que al ser el hermano no biológico sabía más del pelirrojo que el mismo Kuroko, y eso, ya era un problema. Pero eso es lo de menos.

— Que interesante—susurró Akira viendo todo a su alcance. Sus labios eran una linea recta, la postura del asunto no era divertida. Era obvio que Aomine los quería matar, Kuroko es un flemático amenazador, y Midorima no parecía cómodo.

— ¿Qué pasa?—cuestionó el muchacho del lunar.

— Ustedes tres no eran los únicos custodiando a Taiga y a Kise—parafraseó, hizo una pausa. Disimuladamente, llevó su vista a un chico con la espalda encorvada y con una gorra color crema. — Por allá se encuentra el gigante...—hizo el ademán de buscar algo y señaló con la mirada a alguien más bajo con lentes de sol negros acompañado por tipos robustos. — Y, por allá, el absoluto.

Una gota de sudor se resbalaba por los sienes de aquellos cinco.

— Me pregunto cómo es que ese tipo sabe todo—razonó Tatsuya tanto para él como el resto.

"Es Akashi, es como Satán" recapacitaron los tres que fueron sus compañeros en Teiko.

Akira exhaló y decidido a su vez, se encaminó al encuentro del peli morado, al llegar se sentó frente a él colocando un delicioso caramelo nerunerunerune sobre la mesa, los favoritos del chico de dos metros y ocho pulgadas.

— Ra-chin, los dulces son justicia. Sabes bien como sobornarle a alguien como yo.

— Te ví comer diez seguidos en todo el momento que nos vimos, supuse que son tus favoritos. Además, tu delicioso plato de Dolsot Bibimbap, me dice que te encantan los platos simples pero grandes, como el estofado de crema y la pasta de tinta de calamar... Uhm... Comida coreana—analizó.

Como dice el muy conocido y viejo refrán: "eres lo que comes" y Akira no tenía mucho problema en leer a la gente.

— Me atrapaste, eres bueno, ¿Qué quieres?—preguntó devorándose el nerunerunerune.

— Mira, Murasakibara... Taiga y Kise están teniendo una linda tarde, ¿Por qué no los dejas y mañana prometo llevarte a tu Kaga-chin para que salgan, eh?—negoció.

Atsushi se lamió los labios. No sonaba para nada mal, no señor. Asimismo, es bastante fácil sobornar a Murasakibara Atsushi.

— Eso suena muy placentero, bien... Me voy. Fue un placer hacer negocios, Ra-chin—se levantó de la silla, y a la salida caminó. Luego de aquello, se devolvió junto a Himuro y los otros tres, quienes miraron la escena con la boca abierta.

— Genial, uno menos... Ahora... ¿Qué harás con el señor todo poderoso?—dijo Aomine algo sarcástico.

'Taiga, Murasakibara está fuera. Puedes irte con el teñido' pulsó la tecla para enviar y así...



— ¡Great, Kise! Hoy fue nuestro día de suerte, ¿Quieres irte? Yo sí—Taiga (nuevamente) tomó al rubio de la mano y escaparon, pero, desgraciadamente Akashi les vio.

Justamente en ese momento, cuando Seijuro estaba listo para seguirlos. Alguien se interpuso en su camino.

— Oh, eres tú, ¿Qué haces aquí?—preguntó Akashi con desagrado viendo a Akira. Sus ojos trataban de buscar por donde se habían ido esos dos...

— Lo que haces no es sano, si quieres acercarte a Taiga puedes hacerlo pasado mañana, estará libre.

Akashi le miró por segundos y se dio la vuelta para irse.

— Eres sorprendente, Akira-kun—comentó la sombra a su lado.

— Tks... Que molesto—le siguió Aomine.

Midorima ajustó sus lentes;Himuro sonrió divertido y vehemente a Akira.

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— ¡Me la pasé muy bien contigo, Kagamicchi!—exclamó emocionado. Kagami le sonrió sutilmente sonrojado.

Se vieron por un lapso pequeñísimo de tiempo, y con todo el valor del mundo, Ryota le dio un beso en la mejilla;salió corriendo después de eso.

"Kise... Uhm, Kise"

— ¿Ya lo pensaste? Queda poco tiempo—le avisó Ryo saliendo entre las sombras.

…l negó, y ante a esa respuesta, Akira sonrió.
Notas finales: No sé como... Verán, lamento la tardanza. Por razones académicas, estuve realmente ocupada, y en país, el mes de septiembre está lleno de festividades. Por eso, el tiempo es poco y las clases son importantes, ya que son los últimos meses de clase. En fin, espero que les guste y sean bienvenidos a opinar.

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