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Confrontación Milagrosa por Ritsundere

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— Akira-kun, hay un problema—mencionó Kuroko preocupado. El chico sólo esperó viéndole elocuente a lo que sea. — Es probable que Midorima-kun empiece ha tomar ritmo—concluyó.

— Tienes razón, debemos hacer algo antes que eso pase, te dejo el resto; sabes que hacer—respondió, y Tetsuya asintió.

En la ronda final con tan sólo nueve minutos, Seirin tendrá que utilizar sus tiros de tres sí quieren ganar. El tiempo fuera de Shutoku ayudó a Riko para forma nuevas estrategias, esquemas y jugadas. Y aunque el partido fuese amistoso y en el instituto de Shintarou, había muchísima gente (incluyendo a la Kiseki No Sedai), las cosas se estaban calentando un poco.

— Bien chicos, defensa tres tres, cuatro cinco, dos tres... No olviden que Takao-kun es un peligro mayor aún más sumándole a Midorima-kun. Capitán, necesitamos de tus lanzamientos—pidió sintiendo como una gota de sudor se resbalaba en su sien.

Otsubo pasó el balón a las manos del Rey de las Distancias, cual inmediato se colocó desde el otro lado en área de defensa e impulsar desde la boca de su estómago y lanzarla. Sin embargo, el pelirrojo se alzó deteniendo sus lanzamientos y a sus compañeros anima. El peliverde sin causa alguna no le molestó aquello, se atrevería a pensar (jamás decir [a menos de que sea a solas con cierto cejas raras]) que le gustó que lo detuviese, y notando aquello, Kagami sintió un leve escalofrío en su cuerpo.

¿Qué diablos?

La bola naranja fue adquirida por Izuki, el pelinegro dribló un par de veces haciéndoselo muy fácil anotar dos puntos, y el bullicio de la afición no se hizo de rogar. Shutoku gritaban por aquí, mientras otros Seirin dejaban salir. Con la ayuda de los tiros fantasmas, el Air Walker y el tiro meteoro de Kagami, combinado aquella intensidad con la que juegan la luz y la sombra llegaron a noventa y nueve puntos. No obstante, el equipo naranja alcanzó los ciento cinco, siendo que es bastante sorpresivo. Esto en tan sólo cuatro minutos.

— ¿Qué fue lo que pasó?—preguntó Mibuchi Reo asombrado por el renacer del equipo visitante.

— ¡Uhm! ¡Seguro que es ése chico bastante alto! Desde que entró el entorno cambió—respondió Kotaro, el rubio de Rakuzan.

— Será interesante cuando juguemos de nuevo con ellos, ¿no crees Akashi?—opinó el mastodonte de Nebuya viendo de reojo al chiquitín del pelirrojo fresa. …ste solamente cachó asentir, pues ahora estaba dándose cuenta de algo.

— ¿Tú que piensas, Chihiro?—cuestionó Seijuro bastante curioso.

El cabellos grisáceos dejó de lado su libro, el cual contaba con una serie de novelas ligeras; las favoritas del chico. — …l es como una sombra—comentó haciendo que dos de sus compañeros abrieran los ojos de la impresión.

— Pero—interrumpió fijando su vista en Akira. — No sólo es eso, puede deslumbrar como luz cuando quiera. En eso se diferencia entre Kuroko, yo y él.

Seijuro asintió de acuerdo a lo dicho, era exactamente lo que pensaba. Al empezar la cuenta regresiva desde los cinco minutos, Shutoku no perdió el tiempo en obtener el balón y pasarlo al prodigio del equipo. Para mala suerte de Seirin, Taiga no estaba tan cerca de Midorima para detenerlo, y aunque Ryo tuviese esas habilidades hay algo especial que en verdad no puede, el salto de ese mendigo pelirrojo. Asimismo, por eso no iba ha dejar que perdiesen. Los chicos de naranja lograron un triple sin tanto esfuerzo, pues Shintarou nunca falla, a menos que...

— Bien muchachos, seis puntos de diferencia. Hay que acabarlos—ordenó Jumpei.

«¡Defensa, defensa, defensa!»

«¡Shutoku... Shutoku...!»

Puede que fuera de terreno fueran amigos, pero cuando se trataba de darlo todo por lo que amas, eran rivales hasta que se acabaran los últimos diez minutos.



Hace aproximadamente dos semanas antes de la llegada de Akira, el padre de éste (quien era un muy buen amigo del señor Kagami) le pidió a su hijo el menor que ampliara sus horizontes, el chico ya era mayor de edad y pues sí él quería podía elegir su sendero.

Pues Akira y Taiga vieron esa solicitud como la máxima oportunidad para que el dorsal dieciséis fuese a Japón ha ayudar al tigre enjaulado, y aunque el pelirrojo no supiera porque sus amigos, (incluso su mejor amigo) se comportaban de una manera un tanto diferente -extraña- respecto a él, quería saberlo. El motivo lo desconocía, eso sí, él no era tan tan estúpido para no notarlo. Además de que esos chicos no eran un libro cerrado pues, hasta Kuroko había estado más raro de lo normal.

Ha quedado una cosa bastante clara, y es que Akira Ryo se maravilló con la idea de ir hasta Japón y forma un equipo, se maravilló con la idea de no volver y jugar para el equipo Jabberwok, menos con aquel tipo que se hace llamar "El Mago", Nash Gold Jr. Pero esa es otra historia no más, o menos importante. Le fascinó devolverse hasta Alex, Tatsuya y Taiga.

Sin embargo, había algo en que no estaba de acuerdo. Kagami tiene asuntos pendientes que resolver en Estados Unidos, Akira terminó lo que sea allá en ese país, ahora puede resolver lo que anda mal en el país de origen.

Lastimosamente, o tal vez... Tan sólo tal vez no, Kagami Taiga ya estaba escribiendo sus últimas palabras con su modismo al jugar, dando sus últimos pases y lanzamientos junto a sus compañeros de baloncesto. Todo aquello acababa con tan sólo respirar, él finalizaba su historia en Japón, finalizaba su historia en Seirin.



— Al menos todo terminó bien—dijo uno de los calienta bancas mordiendo de su pan.

Habían perdido, no por mucho. Por uno, como cuando sólo faltaba un punto para ganar matemáticas.

— ¿Bien? Sí no hubiera sido por el golpe que se dio éste idiota con el aro, hubiéramos ganado—reclamó Hyuuga señalando a Kagami, quien comía ajeno a lo que pasaba a su alrededor.

— Relajen esas arrugas; el protagonista no siempre debería salir victorioso, hay cosas que no podemos evitar simple y sencillo. Otra cosa, ellos merecían más ese sentimiento de no perder... Habrán muchas cosas más por las cuales serán emocionantes por conseguir—animó Akira lamiendo la cuchara sucia de chocolate.

El resto de chicos suspiraron, ese otro estúpido tiene razón, dicen que lo importante es divertirse, aunque en lo más profundo de sus corazones como personas egoístas o lo conocido como naturaleza humana, era querer ganar, y lo que menos sintieron fue diversión.

Por alguna razón, algo desconocido. Sentían que algo andaba muy mal con esos chicos arco iris.

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