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Confrontación Milagrosa por Ritsundere

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— Entonces, eres igual a Ryota—dijo Akashi matando al "rey" de Akira.

— Y tú si estabas estudiando mi forma de actuar, vaya chico—dijo sonriendo y devolviéndole la jugada, Akira con tan solo ver como jugaban aquellos chicos y la forma en la que Akashi jugaba, aprendió lo básico del juego.

— Si lo sabías ¿Por qué seguiste el juego?—preguntó Akashi dejando de lado el tablero y las piezas para ver al chico.

— Porque me llamó la atención en qué forma te basas para deducir las cosas, además, quería ayudar a la causa. No soy como el rubio oxigenado copión.

— ¿A qué te refieres? A caso...—dijo pensando en sus teorías.

— Seh... La copia perfecta es diferente a tener la capacidad y la habilidad para hacerlo, en resumen, la copia tiene límites, un final... En cambio, ser lo no tiene final alguno—explicó con tono de voz calmado y bajo.

"Ya veo el problema, en realidad si existe este tipo, no hace copias y las perfecciona, él puede hacerlo sin ningún problema, él es de alguna manera diferente a Kise, pero exactamente ¿En qué?" se preguntaba Akashi viendo más de la cuenta a su oponente.

— Bueno, como esta estupidez a terminado es hora de decir jaque mate—dijo Akira levantándose ya de su lugar.

— Espera un momento —levantó la voz el pequeño de cabello fresa. Akira lo vio por un momento esperando las indiferentes palabras del emperador.

— ¿Cuál es el propósito de que estés aquí?—dijo sin tanto rodeo.

— Escucha Akashi, yo no vine a quitarles la luz que aman—suspiro cansado ya.

— ¿'Quitarles'? ¿Por qué hablas en plural?

Sonrió con burla. — La Generación de los Milagros tienen un problema más grande que ganar la Winter Cup, Aomine, Kise, Kuroko y tú ya cayeron—dijo Akira volviendo a sonreír.

— La Generación no tiene nada que ver en esto —Akashi estaba molestándose.

— ¡Oh vamos! ¡Akashi! ¡Por el amor al baloncesto! Aomine y Kise están más que fumados por Taiga ¿Qué no te diste cuenta, emperador absoluto?—dijo ironizando el tono de su voz.

Por primera vez en la larga, pero muy corta vida de Akashi no encontraba la forma de salir de aquel aprieto, pues sabía que Akira tenía razón, Aomine Daiki, Kise Ryota, incluso él, estaban estancados en aquellos sentimientos.

— Kagami Taiga será mío.

— ¿Qué...? Haz el favor de no hacerme reír —dijo con burla causándose a sí mismo una pausa para calmar una risa. — Akashi, no te metas con algo que nunca fue tuyo, Kuroko Tetsuya tiene más derecho que tú o cualquier otro miembro de la generación—reclamó.

Akashi decidió callar, mantuvieron una guerra de miradas por un lapso de tiempo de diez segundos, ambos suspiraron y Akira fue el primero en decidir voltear e irse, sin más así lo hizo. El emperador lo vio hasta que en un pestañear Akira se desvaneció en el aire.

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El rebotar del balón, el rechinar de las suelas de los zapatos y la presión de juego, eran música para Kagami. Seirin trabajaba duró para conseguir sus siguientes metas, tanto grupales como las personales.

— Kagami-kun, Kuroko-kun ¿Donde está Akira?—preguntó Riko a sus jugadores estrella.

— Aquí estoy, siento llegar tarde, es difícil salir de las garras de un león—dijo mientras saciaba sus tripas con un delicioso chocolate de maní. Aida lo observó un momento y luego decidió hablar.

— Bien... ¡Mañana hay juego! Necesito que se pongan las pilas para mañana —ordenó como entrenadora que es.

— Tengo que decir algo—dijo Akira mientras levanta la mano para pedir permiso para hablar.

— ¿Qué pasa?

— No puedo jugar, si yo jugase con ustedes ganaríamos muy fácil, y eso no sería divertido—explicó.

— ¿¡Eh!?—gritaron confundidos.

"Eso me recuerda a alguien" se dijo Kuroko.

Kagami sabía a lo que refería su amigo de hace años, aunque la verdad aquella razón sonaba algo egocéntrica y cruel, era nada más y nada menos que la verdad, así de simple.

— Necesito que te vayas—dijo directa la chica.

— ¡Entrenadora!—Kagami quiso intervenir, pero Riko lo detuvo con un chitón.

— No quiero sonar como Seijuro, pero... Estoy seguro que perderán, muchas personas los han visto, saben cómo juegan, es por eso que van a caer—Akira trató de avisar a sus compañeros, pero al parecer la castaña no quería ceder.

Akira asintió y les hecho un último vistazo a las personas que correrían por su ayuda. — Kagami—nombró al pelirrojo en signo de advertencia. Salió, dejando el rechinar de la puerta, el cual era el único sonido que se escuchaba.

— Entrenadora ¿No fue muy ruda?—preguntó el pequeño chihuahua de Furihata Kouki.

Ella negó. — No. Si en verdad eso llegara a pasar, no dudaré en buscar y pedir ayuda. Por ahora ¡Quiero que muevan esas piernas! ¡Ahora!

Con un fuerte «si» todos respetaron las instrucciones de su querida entrenadora, ella quiere ganar, le gustaría sentir el placer de ganar como equipo como muchas otras veces, aun así, la inseguridad e incomodidad en su pecho, no la dejaban pensar bien.

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De: Akashi Absoluto mis Polainas
Asunto: Noticias

Akira Ryo antiguamente estuvo en Teiko, incluso estuvo en el equipo de baloncesto, aunque por circunstancias desconocidas salió.

Aomine movía sus labios silenciosamente mientras leía el mensaje de su ahora ex capitán. Inmediatamente decidió teclear una respuesta, pero desecho la idea al recordar la propuesta que firmo con Akashi aquel día.

— Daiki, esta será la única forma en la que ayudare, la primera y última. El resto tendrá que venir por tu cuenta.

— Por supuesto.

Cerró los ojos y meditó las cosas, hoy estaba ansioso. Mañana, jugaría su amado tigre, Aomine está loco por él. Sonrió.

"— ¡Kasamatsu-Senpai! ¡Vamos! Hoy juega Seirin, quiero ver qué pasa con Kurokocchi, Kagamicchi y el nuevo—gritó Kise. Su buen amigo, y superior no dudo en propinar le un buen coscorrón a Kise por haber llamado la atención."

"— ¡Shin-Chan! ¿¡Por qué traes este gigante tigre de madera!?—reclamó el pelinegro con ojos de guajolote, el pobre chico era quien cargaba con semejante cosa.

— Takao, cállate. Es mi objeto de la suerte de hoy—dijo cerrando sus ojos y acomodando sus lentes, pero solo para esconder el pequeño sonrojo que cargaba."

"— ¡Dai-Chan! ¡Qué bipolar eres! Primero no querías venir, y ahora si ¿Por qué?—preguntó Momoi entre cerrando los ojos de forma acusadora.

— Satsuki, no molestes. No tenía nada bueno que hacer y esto es lo único bueno—dijo el morenito viendo de lado para evitar a su peli rosa amiga."

"— Muro-chin, quiero dulces.

— ¿Qué...? Espera ¿Ya te has comido las dos bolsas de papitas?—preguntó molesto, pues su efectivo no era tan grande para satisfacer al gigante.

— Déjame ¿Por qué estamos aquí?

— Fue tu idea—contestó resaltando el tu."

Seijuro estaba sentado cómodamente admirando el escenario que tenia frente a él. Sus ex compadres de Teiko también se tomaron la molestia de venir al partido.

"Lo sabía" pensó Akashi.

Los cinco milagros sonrieron al ver a la persona que buscaban.

— Eh... Kuroko, ¿no has sentido eso?—dijo Kagami sintiendo un escalofrío por su espalda, se sentía súper observado.

— No sentí nada, Kagami-kun. Creo que estas delirando.

— ¿¡Qué estás diciendo, bastardo?!

Mientras el once y el diez peleaban por babosadas, Kuroko se colocó en guardia, pues le había llegado un olor a milagro desesperado.

 


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