1.
El día siguiente había sido extraño, el día después de la propuesta absurda de Tao. Cuando despertaron no se hablaron, ni en el camino al colegio. En el receso Sehun no encontró a Zitao, no es que lo estuviese buscando, pero no lo había visto "por ahí."
Si Huang quería actuar de aquella manera entonces así sería. Oh estaba determinado, también, no sería el quien hablara primero. Con los exámenes cerca se distraía estudiando, por lo tanto mantendría su cabeza ocupada.
Infantil, pensó algunas veces cuando por accidente se cruzaba con su amigo en el camino y este no le dirigía la palabra.
Quería que Tao fuese quien desistiera de aquella idea, pero sabía que no sería fácil.
Más de cinco días pasaron y Zitao ni miraba a Sehun, todo porque él había rechazado su loca idea acerca del primer beso. Era realmente un mimado cabeza dura. Toda tenía que ser a su manera. No estaba para aguantar a alguien así.
La semana pasó sin problemas para el menor. Concentrado en los exámenes él no estaba pendiente de si su amigo estaba o no tratando de evitarlo. Pero ahora que los exámenes habían acabado y era fin de semana, sentía falta de alguien para pasar la tarde.
– Que mierda. – Murmuró, mientras arrojaba el cubo Rubik al aire, y volvía a atraparlo con su mano para arrojarlo otra vez.
Estaba aburrido. Hoy era el día en el que iba a la casa de su amigo, por lo general pasaba el fin de semana allí, algunas veces cambiaban, pero era casi siempre así. Día de semana en la casa de Sehun y fines de semana en la casa de Zitao. Y eso porque así estaban más cómodos, ya que durante la semana la casa de Sehun quedaba vacía y los fines de semana la madre de Tao iba a ayudar a su padre en el restaurante dejándolos solos.
Se levantó y fue hasta la sala, donde su padre miraba la TV. Pensó en sentarse a su lado para acompañarlo o no. Suspiro, tomando su decisión.
– Ya vuelvo. – dijo caminando hacia la puerta. – Estoy yendo a la casa de Tao.
Subió hasta la casa de él por las escaleras, después de todo estaba cerca. Y luego ya estaba frente a su puerta, no entró como habitualmente hacía, solo toco el timbre. No sabía si su amigo iba a querer atenderlo.
Pero Tao lo hizo, con una expresión malhumorada abrió la puerta.
– ¿Qué?
– Hola también. – saludó Sehun.
– Hunf.
– Ah, vamos, aún estás enojado sólo porque no quise... – dejó de hablar cuando percibió que estaba en el medio del corredor. Asuntos así no debían ser tratados en un lugar público.
– Entra.
El menor lo hizo, y ni bien Tao cerró la puerta continúo.
– No es acerca de lo que es, si no de que no hayas querido ayudar a tu amigo. Yo haría cualquier cosa para ayudar a mi mejor amigo, pero tú no pareces compartir el mismo pensamiento. – Iba caminando, mientras su amigo se sacaba los zapatos.
– Pero es un pedido complicado, ¿no crees? – comentó siguiendo a ZiTao que iba a su cuarto.
– No, no lo creo. No te pedí que tuviéramos sexo, sólo un beso. Eso no te va a hacer menos hombre. – se sentó en su cama.
– Y nosotros, ¿Qué va a pasar después de eso? ¿No va a ser extraño?
– ¡Claro que no! No hay sentimientos involucrados, es sólo un experimento.
Y él sabía que su amigo no iba a desistir tan rápido sobre aquello, y no tenía ni idea de cuánto tiempo él podría ignorarlo sólo por eso. Recordó cuando tenían catorce años y Zitao quería ir a una fiesta. Sehun no quería, pero tuvo que ir ya que el otro estuvo un mes sin hablar con él. Era siempre así... Y fue con ese pensando que aquellas palabras escaparon de sus labios:
– Está bien...
– ¿Está bien qué? – Tao miró a su amigo, sin creer que él realmente estuviera aceptando.
– Está bien si hacemos eso que tú quieres. – No consiguió ni mencionar lo que él quería. Era extraño decir algo como "Está bien, podemos besarnos", lo hacía parecer más serio de lo que realmente era. Solo era una experiencia.
– ¿Estás hablando enserio? ¿Después no te vas a enojar por hacer algo que no querías? – preguntó como si el infantil de la historia fuese el menor y no él.
– Adelante con eso.
–Ves, ya te enojaste. – Dijo, torciendo el labio superior.
– Esto ya es vergonzoso, no empeores las cosas. Si tardas mucho voy a desistir.
– ¡No, no! – se levantó de repente.
Se miraron por largos minutos.
– ¿Qué hacemos? – preguntó Sehun.
–Ves, si fuese con una chica esto realmente sería vergonzoso. Por eso digo que tenemos que practicar.
–Tao, esto ya es vergonzoso... Y no tiene que haber una chica involucrada.
–Ya, ¿entonces cierra los ojos?
– ¡¿Por qué?!
– ¿Vas a besarme con los ojos abiertos?
– ¿y cómo sé que no vas a burlarte?
– Confía en mí
– Hm... – Sehun gimió confundido sobre qué hacer. Aquello era tan incómodo. ¡Estaba a punto de besar a su mejor amigo!
Aún inseguro, el menor fue cerrando los ojos.
Y ahora, ¿qué tenía que hacer? Zitao no lo sabía, pero sujeto el rostro de su amigo, sintiéndolo estremecerse ligeramente. Su nerviosismo sólo dejaba al mayor inseguro.
Se acercó poco a poco y sintió la respiración del otro golpear contra sus labios. Ahora era definitivo, si el juntara sus labios, o no... Podía sólo alejarse y fingir que era una broma, ¿no era mejor así? Y hacer como su amigo sugirió, quedar con una chica, y tener así la experiencia que quería.
Pero él no quería dar marcha atrás con su idea ahora. Él fue quien lo sugirió, así que era una buena idea. Observó el rostro de su amigo cerca de él y, finalmente, cerró los ojos.
Junto sus labios, sintiendo la temperatura más cálida de su amigo. Fue una sensación extraña, y el nerviosismo lo golpeo justamente en el estómago. ¿Y ahora que decía hacer? La respiración irregular de Sehun soplaba en su cara.
La idea era suya, ahora tenía que saber qué hacer y cómo hacerlo. Era sólo un experimento después de todo, y sabía que como su amigo él podía equivocarse, fue por eso que lo sugirió. Sintió sus manos empezar sudar, por eso las retiro del rostro de su amigo.
Se alejó un poco, pero no mucho. Abrió los ojos y vio al otro hacer lo mismo lentamente. Estaban tan cerca que sus narices podían tocarse, y en la mirada, los dos cargaban aquella pregunta "¿Y ahora?".
Volvió a acortar el espacio entre ellos y el menor volvió a cerrar sus ojos, esperando por Zitao. El mayor esta vez encajo sus labios capturando el inferior del otro. Intentando recordar algo que había leído sobre los besos en internet. Chupo levemente, pensando si estaba bien hacer eso, y luego, lentamente inclinó la cabeza a un lado, incentivando al otro a hacer lo mismo, sólo que para el otro lado. Y entonces sus labios tuvieron un mejor encaje.
Movieron sus labios lentamente, intentando pensar en escenas de películas que ya habían visto para imitarlo. Fue en lo mínimo... cómico. Sus dientes acabaron chocando entre sí y ellos terminaron riéndose. Percibieron que nerviosos acabaron acelerando las cosas y parecían desesperados queriendo besar.
– Besas muy mal. – dijo Sehun.
– ¡Ha! Mira quien habla – pasó el dorso de su mano por sus labios limpiando la saliva de los dos.
– ¿Y ahora?
– Intentemos de nuevo... Esta vez con más calma. – rió al final.
Sehun no rechazo o lo impidió cuando el otro se acercó y una vez más junto sus labios. Estaba más a gusto con esa idea, a pesar de aún parecerle medio extraño. Esta vez tuvieron más calma y se dejaron sentir el labio del otro de manera diferente.
Sehun sintió la lengua húmeda del otro deslizarse por sus labios, y en reacción los entreabrió, así Tao tomó su boca. Entrando en un territorio extraño la lengua de Zitao descubría el espacio y tocaba la del otro, descubriéndola. Sehun movió su lengua, y juntas comenzaron a sentirse, jugando y masajeando.
Y después de ese pequeño suceso se separaron. Pudo no haber sido perfecto, pero era mejor que el primero.
Sehun sentía vergüenza de admitir que había sido mejor, porque parecería que le había gustado. Pero no era como si le hubiese disgustado, pero era un chico, y él sólo podía decir que le había gustado si fuese con una mujer. Que complicado eran aquellas cosas que pasaban por su mente. Al final, ¿le había gustado o no?
– Mejoró. – Comentó Zitao casualmente. – Creo que estamos en el camino correcto.
Pero Sehun permaneció callado.
– Ves, ahora cuando estemos por besar a un chica, ya sabremos qué hacer.
– Hubiera sido mejor si la primera experiencia hubiese sido con una chica.
– Deja de hablar como si hubieses tenido que lamer el piso. – reclamó, ofendido.
– ¡No es eso! Estaba sólo hablando de una situación normal.
– ¿Fue tan malo?
– E-e... No lo fue. – Admitió con dificultad.
– Entonces listo, fin del asunto.
Y realmente ese fue el fin del asunto, volvieron a ser como antes, conversaron, rieron y la tarde transcurrió de manera normal y natural, y aquél beso parecía ni haber ocurrido.
2.
Ya era casi mediodía del domingo y los dos amigos aún estaban durmiendo, compartían la misma cama cuando dormían en la casa de la familia Huang, ya que en el cuarto de Tao él tenía una cama de dos plazas.
El primero en despertar fue Sehun, quien busco el reloj que su amigo tenía en la mesita de noche, viendo la hora. Ya era relativamente tarde, pero para un domingo nunca era realmente tarde. Los chicos pasaban mucho tiempo durmiendo aquél día de la semana, y el resto del día pasaba aburrido, porque domingo servía para eso, aburrimiento.
Volvió a acostarse, con pereza de levantarse. Pero con el tiempo pasó a estar incómodo por estar tanto tiempo acostado, mirando a su amigo que aún dormía, así que comenzó a tocarlo
– Tao... – llamó, pero el otro sólo se acomodó dándole la espalda. – Taaaaoooo. – dijo alargando las sílabas mientras lo sacudía.
– ¿Qué? – preguntó malhumorado.
– Tengo hambre, levántate.
– Ve a la cocina y toma algo ¿Desde cuándo necesitas que vaya contigo?
– Pero estoy aburrido, dame atención. – tiró del hombro del otro haciendo que terminase acostado mirando al techo. Y como un niño aburrido comenzó a tirar de los párpados de Tao, logrando que abriese los ojos. – ¡Anda, anda!
– ¡Que mierda! – sujetó las manos de su amigo. – Quédate quieto, Hun. – tiró del menor para así abrazarlo, queriendo que de ese modo dejase de moverse tanto. Volvió a cerrar los ojos.
– ¡¡Anda, Tao!! – comenzó a luchar para no dejar que el mayor durmiese.
En un movimiento rápido, Huang que aún lo abrazaba, se acostó de lado, con su amigo frente a él, y lo agarró con sus piernas también afirmándolo en el lugar.
– ¡Quieto! – aunque ahora estuviera totalmente despierto no dejaría al otro ganar aquella "competencia".
– Aish... – murmuró cuando no consiguió soltarse, el moreno era queriendo o no más fuerte.
Cuando el menor dejo de querer salir de su agarre, Tao lo soltó. Ambos terminaron acostados de espalda a la cama, mirando el techo.
– ¿Vamos a tomar el desayuno? – preguntó Oh.
– Vamos. – El moreno respondió dando un largo suspiro al final, sólo para dar énfasis de que no estaba nada feliz de tener que levantarse.
Caminaron hasta la cocina encontrándose una nota de YaLing, madre de Zitao, avisándoles que el desayuno de ellos estaba preparado, aquél tipo desayuno asiático, con arroz y eso, y que el almuerzo también estaba listo en la heladera, sólo debían calentarlo.
Después de comer pasaron el día distrayéndose con la TV, al final de la tarde Sehun fue a su casa, y al día siguiente una nueva semana comenzó.