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¡Voy a robar tu corazón! por Milkin_Black

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Notas del capitulo:

Hola hola *o* /

Me alegra mucho poder saludarlos, y espero que todos estén disfrutando su fin de semana.

Para comenzar quiero agradecer a todas las personitas que han leido la historia, y en especial a quienes han dejado su comentario, de verdad mil gracias por sus hermosas palabras.

Este capítulo creo que es el más corto hasta ahora, y bueno, vamos a ver si el castaño logra sobrevivir luego de haber abrazado a Shaka. Sin más, los dejo con la actualización esperando que se diviertan un poco...

Todos contuvieron la respiración en cuanto el furioso sueco comenzó a caminar hacia el recién llegado, con el único fin de exterminarlo por atreverse a tocar sin el más mínimo tacto a su prometido.

El castaño ignorante del grave peligro que lo acechaba, seguía con sus efusivas muestras de cariño. De pronto al abrir los ojos notó cierta cabellera peliceleste acercándose a gran velocidad.

“Debe ser él”…pensó bajando de improviso a su rubio amigo solo para estrechar entre sus fuertes brazos a un Afrodita atónito que no había visto venir aquel abrazo.

-¡¡Tú debes ser Afrodita!!- exclamó feliz el castaño apresándolo emocionado -¡¡Me alegra tanto conocerte!!...¡¡Shaka siempre se la pasa hablando de ti!!

Mientras era sacudido de un lado al otro, Afrodita se relajó al percatarse de que aquel extraño  hombre tal vez en realidad no era un enemigo o posible rival, sino solo  un  amigo de Shaka y nada más. Aun así cuando al fin el ojiverde lo bajó, Afrodita no perdió la oportunidad de darle un fuerte zape en la cabeza –Eso es por zarandear a mi novio –dijo para luego colgarse del brazo del rubio a quien no soltaría por el resto del día.

El castaño lo miro extrañado, solo para luego mostrar una encantadora y jovial sonrisa -¡¡Eres justo como Shaka dijo!!

En ese momento los presentes se permitieron relajarse. Una vez pasado el percance inicial, y ya que Afrodita comprendió que aquel guapo y gallardo hombre llamado Aioria no representaba ningún peligro, el resto de su familia se acercó con excesiva curiosidad, y sin la más mínima pisca de vergüenza o recato lo interrogó incansablemente, preguntando desde su altura y peso, hasta si tenía novia.

Aioria era uno de los dos mejores amigos de Shaka. Se conocían desde  niños, y aunque eran muy diferentes, desde el primer momento se habían vuelto prácticamente inseparables. Aioria venía de una respetable y famosa familia de abogados cuya residencia principal se hallaba en Grecia, sin embargo su padre que tenía un gran espíritu altruista y aventurero había roto la tradición familiar, optando por ser médico en una organización que viajaba a lo largo del mundo entero ayudando a los más necesitados. Aunque era un trabajo muy pesado y que exigía grandes sacrificios, la madre de Aioria siempre estuvo a lado de su esposo, y cuando nacieron los pequeños Aioros y Aioria les inculcaron ese mismo espíritu caritativo y libre.

Durante un largo tiempo vivieron en la India, y por diversas razones su padre y el de Shaka se hicieron no solo colaboradores, sino grandes amigos. Y el Sr. Radhav además, admirado por los maravillosos valores demostrados por la familia del griego, fomento en todo momento la estrecha relación que se dio naturalmente entre el castaño y su hijo menor, quienes prácticamente crecieron como hermanos.

El castaño ahora siendo un adulto, trabajaba como biólogo enfocándose en la reforestación y protección de áreas naturales, así como el cuidado de especies en peligro de extinción, por lo que casi siempre se hallaba viajando de un país a otro, haciendo de verlo una tarea muy difícil. Por todo ello Shaka se sentía muy emocionado y agradecido de verlo ahí, acompañándolo en aquel momento tan importante de su vida.

En tan solo unos minutos Aioria conquisto por completo el corazón de los Lindberg, quienes no dejaban de preguntar sobre sus viajes, y escuchar con expectación cada curiosa y divertida anécdota, sobre todo cierto gemelo peliazul que seguía con la mirada cada uno de sus movimientos.

Además, en cuanto amaneció al siguiente día, fue notorio que la  llegada del castaño había dado cierto dinamismo a todos en la casa, pues Aioria parecía gozar de energía inagotable y siempre estaba jugando, moviéndose, lleno de un lado a otro sin parar, contagiando a todos con su ligera risa, su ánimo y gran optimismo.  Luego de empeñarse en colaborar toda la mañana en las labores de la casa, fue prácticamente obligado por Lugonis  a irse a divertir con los otros. Entonces se le ocurrió una idea genial para conocer a los demás y entretenerse un rato…

-Aioria, en realidad no sé si sea buena idea, yo nunca he hecho esto –susurró nervioso Camus en un intento por hacerlo cambiar de opinión.

El otro solo sonrió y poniéndole su cálida mano en el hombro le dijo con total honestidad –Ya verás que no es tan difícil, solo debes lanzarla hacia donde esté yo y listo –y acto seguido se fue a tomar su posición.

El pelirrojo trago saliva nervioso. Aun no comprendía muy bien cómo es que había terminado metido en todo eso, pues de haber sido consciente jamás se le habría ocurrido participar en ese improvisado tochito…”Al menos estamos en el mismo equipo”…pensó viendo de reojo a Afrodita y Milo quienes sonrientes lo animaban.

A la señal de Aioria todos se colocaron en sus respectivas posiciones. Uno de los equipos  estaba conformado por Camus, Milo, Afrodita, Aioria y Alice, mientras que el otro lo integraban Shaka, Rebecka, Stella y los gemelos Saga y Kanon, quienes aunque tenían vasta experiencia jugando, usualmente terminaban peleando entre ellos lo que resultaba perjudicial para su equipo.

-Muy bien…a mi señal iniciamos…¿Listos?...¡¡¡Ahora!!!

Al instante todos comenzaron a correr muy entusiasmados. Saga sin perder el tiempo decidió aprovechar la ocasión para tener cierto contacto con Camus con la excusa de querer  taclearlo, pero mientras el corría hacia el galo no vio venir por su lado derecho a un feroz peliceleste que con una fuerza casi inhumana lo tacleó, haciéndolo caer estrepitosamente hacia el pasto.

-¡¡Wow, si!!- gritó Afrodita muy emocionado, dejando boquiabiertos a todos quienes jamás habían imaginado que tuviera esa faceta. Y es que si algo caracterizaba al sueco era su feroz espíritu competitivo, y en cuanto se iniciaba el juego dejaba salir a esa bestia de fuerza abismal y rapidez sin igual cuyo único objetivo era obtener la victoria.

A partir de ese instante todos trataron de tener un poco de precaución, pero sus vanos intentos terminaban cuando el peliceleste saltaba sobre ellos con nulo tacto, haciendo trizas al equipo contrario. Por supuesto Shaka era la excepción, y cada vez que el rubio tenía el balón Afrodita se le acercaba coquetamente, y nunca pasaba de darle un leve toque o abrazarlo por la cintura para tratar de inmovilizarlo.

Pero pronto el otro equipo reaccionó, y mientras Shaka fue enviado a tratar de contener a Afrodita quien sin poder resistirse a sus encantos terminaba por ceder sumisamente ante el cálido tacto del otro, los gemelos y las chicas contraatacaron sin piedad.

Uno y otro fueron cayendo victimas de fuertes tacleadas, empujones, e incluso alguna que otra patada involuntaria.

Por instinto Milo se esforzó en defender a Camus quien fungía como quarterback, aunque realmente lo que lo movía era el deseo de mantener al francés lejos de las manos de Saga quien en cada ocasión trataba de llegar hasta él con la clara intención de derribarlo.

Sin embargo, pronto Kanon lo notó, y aunque su principal objetivo era  acercarse al sexy castaño que desde la noche anterior le había despertado un gran interés, la situación de su hermano le dio tanta pena que decidió ayudarlo. Entonces comenzó a enfocarse en Milo a quien una y otra vez dejo en el suelo.

El griego en vano forcejeaba y corría intentando librarse del gemelo menor para poder frenar después a Saga, pero Kanon siendo más alto, rápido y fuerte le hacía tal tarea prácticamente imposible.

Por fortuna, Aioria quien tomaba muy enserio el juego, a sabiendas de que el pelirrojo estaba en clara desventaja dada su inexperiencia y físico, decidió convertirse en su fiel protector, y mientras el chico lanzaba hacia Alice quien por su ternura y delicada apariencia casi siempre era subestimada, él se encargaba de detener a Saga.

Tan solo unos minutos después Milo y Saga estaban ya bastante molestos con toda esa situación.

El griego al levantarse por cuadragésimo quinta vez del suelo se topó de frente con la bella imaginen de un inmaculado Shaka que permanecía impecable a diferencia del resto que en mayor o menor medida se veían sucios y llenos de tierra y pasto.

En un intento por molestarlo, y por qué no, también desquitar la frustración que sentía por no poder librarse de Kanon,  Milo decidió convertir al hindú en su presa. En cuanto el juego se reinició, el heleno salió corriendo con todas sus fuerzas tomando desprevenidos a todos, e incluso a Shaka que estaba más ocupado por lanzar el balón.

-Te tengo- susurró a poco más de un metro lanzándose salvajemente  contra él.

Con lo que no contaba Milo era que el otro poseía unos reflejos felinos, y en  un rápido movimiento logró esquivarlo. Lo último que Milo vio fue a un francés horrorizado mientras le caía encima.

-Auch…-susurró Camus sintiendo como si una locomotora lo hubiese aplastado.

Al oírlo Milo se levantó un poco, dispuesto a disculparse, pero al abrir los ojos, esa inesperada visión lo dejo mudo. Y es que tener de nuevo al galo así de cerca, trajo a su memoria las imágenes del día anterior…” Es hermoso” confirmó delineando nuevamente con la mirada las bellas facciones ligeramente contraídas por el dolor. Pronto su respiración se volvió muy agitada, y era casi imposible separar los ojos de los trémulos labios que yacían entreabiertos resultando sumamente seductores. Entonces Milo se olvido de Afrodita, del juego, y de todo, en su mente solo estaba ese bello francés debajo de su cuerpo con los ojos aun cerrados.

Por su parte, Camus luego de reponerse del shock inicial se dio cuenta de que le costaba trabajo respirar debido a que Milo seguía echado sobre su cuerpo –Milo…-susurró en un hilo de voz abriendo ligeramente los ojos para alentar al otro a levantarse. Lo que vio lo dejó mudo, y es que desde esa posición  pudo apreciar claramente como el cabello de Milo brillaba intensamente bajo el influjo de los rayos solares, haciéndolo ver casi etéreo, y resaltando el turquesa de esos intensos ojos que lo miraban fijamente. Entonces reparó en aquel cuerpo fuerte que se encontraba sobre él, apresando deliciosamente cada parte de su propia anatomía, y sin poder evitarlo soltó un ligero gemido.

-¡¡Maldición, eres un bruto!!...¡¡¿No ves que lo estás aplastando?!!-gritó Saga furioso apunto de quitarlo él mismo de encima de SU francés, pero fue detenido por su hermano que acertadamente intuyó que aquello solo ocasionaría una pelea.

-¿Se encuentran bien?- cuestionó Afrodita acercándose a ellos realmente preocupado.

-Yo si…¿Camus, te encuentras bien? –preguntó el heleno levantándose cuidadosamente para no lastimarlo más –De verdad lo siento, no quería hacerte daño –explicó consternado ayudando al otro a ponerse de pie.

Camus sonrió ligeramente al escucharlo –No te preocupes, fui mi culpa por estar distraído –respondió tratando de tranquilizarlo aunque sin poder evitar llevarse la mano a la cabeza pues en verdad le dolía.

-¿Puedes caminar? –cuestionó el sueco ayudando a Milo a sostenerlo. El francés solo asintió –Creo que lo mejor será finalizar el juego.

-No es necesario, de verdad estoy bien –dijo el pelirrojo esforzándose por dibujar una sonrisa, después de todo se había dado cuenta como los demás disfrutaban a su modo de aquel momento de esparcimiento, y él no quería arruinarles la diversión.

-Pero Camus, tú…

-No te preocupes –intervino Milo- Yo lo llevaré   a nuestra habitación, y me voy a encargar de que se recueste y descanse un poco.

Afrodita y los demás intercambiaron miradas no muy seguros.

-De verdad que estoy bien, no se preocupen. Además me sentiré terrible si ahora mismo dejan de jugar por mi culpa- pronunció convenciendo a los otros quienes los despidieron con cálidas muestras de afecto.

 

 

 

-¡¡Todo es culpa de tu novio, si él no se hubiera quitado ese bruto no habría golpeado a Camus!!- gritó Saga  muy molesto tanto por los golpes recibidos durante el juego como porque un completo extraño se había ido con Camus, mientras él mismo no se le había podido acercar ni una sola vez..

-¡¡¿Qué?!!...¡¿Entonces Shaka debía dejar que lo golpearan?!...¡Eso es lo más tonto que has dicho!- gritó Afrodita ofuscado, pues detestaba que se metieran con su pareja.

Por fortuna Shaka logró controlarlo antes de que le saltara a su primo encima. Kanon por su parte hizo lo propio tratando de hablar con su hermano, pero fue en balde, pues éste simplemente se marchó molesto a la mansión.

Aioria  solo presenciaba sorprendido todo ese drama familiar, preguntándose cómo su amigo había terminado unido a esa peculiar familia.

Luego de un instante en silencio en el cual nadie sabía que decir para acabar con esa extraña atmosfera, Alice comentó -¿Y ahora qué? Ya ni siquiera podremos jugar porque ahora los equipos quedaron disparejos.

-Entonces ¿qué tal si me les uno?- dijo arrogante Alexio llegando como el héroe para salvar el momento.

Aioria aceptó encantado, pues gracias a Shaka sabía que el italiano había sido en su época de estudiante un prodigioso deportista, capitán del equipo de soccer, no. 1 en atletismo, y campeón de yudo, por lo que resultaba emocionante jugar junto a alguien así.

Las chicas en cambio no estaban tan felices, presentían que algo tramaba Alexio, pues era demasiado extraño que de la nada simplemente llegará con la intención de jugar. No por nada en su época de estudiante se había ganado el apodo de Death Mask, así que no debían confiarse.

Y tenían razón, Alexio que había estado observándolos desde hacía rato, encontró tras la partida de los otros una manera para desquitar un poco la aversión y el desagrado que sentía hacia Shaka, por lo que sin dudarlo decidió participar en aquel absurdo juego.

Finalmente todos aceptaron y con Alexio reforzando el equipo de Afrodita reiniciaron el juego.

 

 

Por su parte, en cuanto llegaron a la habitación, Milo llevó a Camus hasta la cama donde lo ayudo a recostarse.

-En serio lo siento, creo que no medí mi fuerza, yo…no quería lastimarte –se disculpó nuevamente Milo demasiado apenado con el pelirrojo.

-Tienes razón, creo que exageraste un poco…-susurró sintiendo el cuerpo bastante magullado –Aunque me alegra que haya sido yo y no Shaka –confesó sorprendiendo al rubio –No finjas Milo, se perfectamente lo que planeabas.

Al instante Milo se sonrojo –Pero ya ves, simplemente no pude alcanzarlo, y en su lugar te lastime a ti.

-Afortunadamente…¿Te imaginas lo que te estaría haciendo Afrodita si hubieras llegado a tocar a Shaka?... –bromeo recostándose de lado para poder apreciar con claridad el rostro de Milo que yacía a sentado a su lado.

El heleno levantó los ojos meditando en lo recién escuchado, y súbitamente sintió un escalofrío recorrer su piel al darse cuenta de que el otro tenía razón, y de haber acertado seguramente ahora mismo estaría siendo víctima de un intenso dolor.

-Uff, creo que estoy de acuerdo contigo…parece que aplastarte me salvó la vida –dijo divertido peinando con cuidado algunos traviesos cabellos rojizos hacia un costado del rostro galo –Supongo que te debo las gracias por amortiguar la caída.

-Jajajaja….así es, estas en deuda conmigo…Además es mejor así, después de todo ni siquiera me gustaba mucho ese juego.

-¿A no? …Entonces dime Camus, ¿qué es lo que de verdad te gustaría hacer? –preguntó con una sonrisa seductora, hallándose repentinamente feliz de poder estar solos.

 

 

Luego de que en las primeras jugadas todo marchó con normalidad, los integrantes de ambos equipos se permitieron relajarse y disfrutar del encuentro con tranquilidad. Incluso Afrodita comenzó a medir su fuerza, lo que los demás agradecieron mucho.

-Perfecto, ahora Stella tienes que recibir el balón, Rebecka y yo te cubriremos. Shaka, tú vas a lanzar  lo más fuerte que puedas, ¿de acuerdo? Si lo hacemos bien, la victoria es nuestra –dijo muy animado Kanon -¡¡Vamos equipo!!

De inmediato regresaron a sus posiciones, y a la señal de su improvisado capitán, o sea Kanon, comenzaron a correr. Todo pasó tan rápido. Stella corrió, Afrodita era contenido por Rebecka, mientras Kanon trataba por todos los medios de proteger a su lanzador, pero un momento de descuido se vio vencido por Aioria quien lo tacleó terminando ambos en el suelo. Shaka lanzó y todas las miradas se concentraron en aquel pequeño balón que poco a poco se iba acercando a una nerviosa Stella bastante preocupada de no soltarlo. Ese breve momento de distracción bastó para que fuera de la vista de los demás Alexio se precipitara violentamente contra Shaka, que al estar desprevenido recibió el golpe de lleno acabando en el suelo muy dolido y con dificultad para respirar.

-¡¡¡Shaka!!!- gritó de inmediato Afrodita corriendo hacia el rubio que no podía ni moverse -¡Shaka, amor!...Trata de respirar lentamente –dijo tratando de recostarlo sobre el césped –Cariño, ¿dónde te golpeó? ¿qué sientes? –preguntó insistente revisándolo con la mirada.

-No es…nada…solo…dame un momento…-musitó entrecortadamente el rubio a quien le dolía bastante todo el lado izquierdo del cuerpo donde había recibido el golpe.

Lleno de rabia por ver a su novio tan lastimado,  Afrodita se levantó encarando a Alexio -¡¡¡¿Qué demonios te pasa?!!!...¡¡¿Por qué hiciste eso?!!

De inmediato Kanon se colocó entre ambos tratando de calmar al peliceleste, mientras Aioria se encargaba de ayudar a Shaka –Afrodita, cálmate por favor. Fue un accidente.

-¿Un accidente?- intervino Rebecka indignada por la actitud del italiano -¡¡Pero si lo atacó cuando ya había lanzado el balón!!

-¡¡¿Acaso tienes la mínima idea de lo que hiciste?!!- cuestionó rabioso el sueco forcejeando con el gemelo que apenas si podía detenerlo -¡¡Kanon, suéltame!!

-Afrodita…ya basta…-pidió el rubio con seriedad una vez que estuvo de pie con la ayuda de Aioria –Fue mi culpa por no estar atento, así que no tienes porque agredir a tu primo- dijo, pues desde hace bastante tiempo había notado la aversión que el italiano sentía hacia su persona, pero no podía culparlo a sabiendas de que le estaba “quitando” a quién más quería.

Al oírlo Afrodita se soltó de Kanon, y aunque no muy convencido aceptó dejar aquello por la paz, al menos por el momento, y lentamente caminó hacia su novio.

Ver a su primo responder tan dócilmente ante las palabras del hindú, hizo hervir la sangre de Alexio, quien apretó los puños con fuerza –Ja, ¿Qué pasa Afrodita? ¿Eso es todo?...¡¿No se supone que me darías una lección por tocar a ese inútil hindú?!- exclamó con amargura intentando provocar al otro.

Afrodita estaba a punto de reaccionar, pero  sentir la mano de Shaka sosteniéndolo por el brazo lo hizo detenerse en seco, lo que logró hacer enfadar aun más a Alexio.

-¡¿Lo ves?!...¡¿Qué se supone qué es eso?!...¡¡¿Acaso no puedes actuar por ti mismo?!!...¡¡Siempre es Shaka esto, Shaka aquello!!...¡¡¡Maldigo el día el día en que se conocieron, porque lo odio!!!- gritó completamente harto de toda aquella situación.

Ante lo dicho por Alexio sus tres primas y Kanon permanecieron en silencio comprendiendo hasta cierto punto su actitud. Y es que Alexio y Afrodita habían crecido juntos, compartido bromas, momentos difíciles, juegos e ilusiones; manteniéndose siempre uno a lado del otro. Habían estudiado en las mismas escuelas, hecho los mismos viajes, y hasta hacia relativamente poco no habían imaginado un futuro separados, quizá porque inmersos en la idea de que eran aun jóvenes nunca pensaron realmente en el hecho de que algún día uno o ambos tendrían una pareja, habría un matrimonio, quizás hijos y entonces irremediablemente tendrían que distanciarse. Entonces fue que Shaka apareció en la vida del sueco, y en un abrir y cerrar de ojos Alexio fue desplazado en el corazón de Afrodita quien solo tenía ojos para el rubio en quien terminó volcando por completo su atención.

Afrodita en cambio, estaba tan acostumbrado a ese tipo de peleas con el italiano, que solo atendió a la parte sobre que maldecía su unión y odiaba a Shaka, así que lleno de enojo e indignación contesto sin siquiera pensarlo -¡¡Pues si tanto te incomoda lo nuestro, no te molestes en venir a la boda!!

-¡¡¿Qué?!!- cuestionaron Rebecka, Stella y Alice al mismo tiempo.

-Afrodita no lo hagas –pidió Shaka tomándolo del brazo.

-No Shaka, Afrodita tiene razón, no sé ni siquiera para que me molesté en venir  -interrumpió Alexio entre dientes para luego regresar a la mansión.

-Afrodita, no puedes estar hablando en serio –intervino Kanon al percatarse de que aquello era más serio de lo que había imaginado, pero ante la actitud fría del sueco optó por ir detrás de Alexio para intentar arreglar las cosas.

 

 

 

Ya de regreso en su habitación, Afrodita notó a Shaka demasiado serio.

-¿Ocurre algo amor?

El hindú suspiro deteniendo su labor de preparar las cosas para tomar una ducha –Creo que te excediste con Alexio, no debiste decir aquello sobre la boda.

-¡Pero él te lastimó adrede y luego dijo esas horribles cosas!- dijo el sueco poniéndose de pie.

-Amor –repuso Shaka tomándolo de las manos -¿De verdad no lo entiendes?...Alexio lo único que intenta es llamar tu atención. Antes de conocerme ustedes eran tan unidos que es natural que se sienta abandonado ahora. El amor nos ha cegado y olvidamos que por mucho que nos amemos no estamos solos, tenemos amigos y familia que forman parte de nuestra vida, por lo que debemos hallar el modo de no dejarlos de lado, y hacerles saber que aunque vamos a iniciar nuestra propia familia ellos siempre formaran parte de ella.

Ni bien terminó de hablar Afrodita selló sus labios con un beso suave al tiempo que lo abrazaba por el cuello–Amo escucharte –susurró sugestivamente a su oído.

-¿Y bien? ¿hablarás con él?- cuestionó Shaka besándolo en la frente, haciendo que el peliceleste dibujara un encantador puchero de fingida molestia.

-Está bien, lo haré, pero ahora…hay algo más importante que debo hacer –indicó al tiempo que iba levantando poco a poco la camisa de su pareja.

Shaka sonrió ante la coquetería y sensualidad con la que lo miraba su novio mientras lentamente desnudaba su torso –Amor, hablo en serio.

-¡Yo también!...Juro que hablaré con Alexio, pero primero quiero cerciorarme de que estés bien…-y lentamente comenzó dejar ligeros besos sobre la tersa piel de su pecho.

-Estoy bien, te lo aseguro – dijo tratando de concentrarse en lo que estaban hablando y no perderse en las excitantes sensaciones que le provocaban los suaves labios suecos.

-Mmmm, bien, te creo… pero quiero confirmarlo yo mismo –y sin más lo mordió del labio.

Shaka ya no pudo más, y cayendo en las manos del deseo lo tomó por la cintura y apreso sus labios en un beso demandante. Y así entre besos, caricias, y ropa regada en el suelo llegaron lentamente al baño donde tomaron una larga y muy placentera ducha.

 

El que para nada estaba feliz era Saga, quien dando vueltas en su cuarto trataba de decidir si ir o no a ver a Camus. Aunque en realidad le preocupaba saber si se encontraba bien, lo más  importante era asegurarse de que aquel griego mantuviera sus manos a una buena distancia del francés…-¡Maldición!- gruñó poniéndose de pie para rápidamente abandonar la habitación.

 

De entre todas las cosas que Camus pudo pedir optó sin duda por la correcta, y lo supo desde el momento en que Milo comenzó a leer. La idea al inicio era quizá molestar al rubio, aburriéndolo al obligarlo a recitar algunos poemas, o tratar de pronunciar tecnicismos de algún libro de ciencia, pero el astuto griego supo elegir bien, y terminó por seleccionar del estante un libro de cuentos que giraba en torno a una princesa de hielo.

Camus estaba fascinado, pues aparte de que la voz grave y varonil del otro resultaba sumamente placentera para los oídos, el rubio sabía sacar lo mejor de la lectura improvisando voces y dramatizando cada pequeña línea.

-‘¡Mataré al dragón!...dijo el guapo y valiente príncipe blandiendo su afilada espada ‘–leyó el griego, que dando brincos por toda la habitación agitaba en su mano una sombrilla.

-Jajajaja, estoy seguro que no dice nada sobre “guapo y valiente” –comentó Camus muy entretenido viendo al otro sonreír y jugar cual si fuera un niño pequeño.

-Bueno, creí que necesitaba mejorarlo un poco…bien, ahora veamos, ¿en dónde iba?... ¡ah, si!…’Luego de una feroz batalla, el increíble príncipe venció a la legendaria bestia, y a paso veloz atravesó el castillo en busca de la princesa’ –dijo gateando en la cama hasta llegar junto al francés cuya mano tomó.

 Camus se sorprendió un poco, y aunque obviamente no le agradaba convertirse de repente en “la princesa” del cuento, decidió seguirle el juego y demostrarle que su ocurrencia no había logrado molestarlo.

-‘Y entonces la halló, como una visión hermosa capaz de cegar sus ojos. Sin poder evitarlo, el príncipe  bajo el influjo de sus encantos, se acercó lo suficiente para poder acariciar tiernamente aquel blanco rostro’ –pronunció al tiempo que tocaba suavemente la cara del francés cuyas mejillas se habían tornado rojas…”Es realmente muy  hermoso” pensó Milo olvidándose vagamente del libro que depositó sobre la cama mientras con la mirada fija en las nerviosas orbes carmesí, lentamente iba acortando la distancia entre sus rostros.

Camus se sintió sofocado, e intimidado por la cercanía del otro, por lo que nerviosamente pregunto –Y…¿qué hizo…el príncipe?- musitó sintiendo a ese cálido aliento rozar su cara.

Milo poco a poco cerró los ojos –Él…la besó…- y sin haberlo planeado, atrapó los labios galos contra los suyos.

Camus sintió a su corazón dar un brinco en el pecho, y sin saber cómo o por qué, enredó sus manos entre los rubios cabellos atrayéndolo más hacia sí. Al sentirlo, Milo se permitió capturar con uno de sus brazos aquella esbelta cintura, y con el otro lo tomó del rostro mientras su lengua pedía permiso para invadir la dulce boca francesa. Camus accedió, abriendo ligeramente los labios en tanto una corriente eléctrica atravesaba todo su cuerpo.

 

-¡Camus, necesitamos hablar!- dijo Saga entrando de repente solo para quedar petrificado ante tal escena.

 

 

Notas finales:

Y ese fue...

De verdad espero que les haya gustado.

A mi en particular me agradó la llegada de Aioria, quien de a poco va conociendo a esa peculiar y divertida familia.

Lo que no está tan bien es ese lio entre Afrodita y Alexio, pero por fortuna parece que Shaka logró hacer entrar en razón al terco pecesito.

Y bueno, ¡primer beso de Milo y Camus! ...aunque al final fueron interrumpidos por Saga, quien de seguro les armara un buen lío (¿se han dado cuenta que en la casa de Afrodita al parecer nadie toca la puerta?).

Y bien, creo que eso es todo por ahora.

De antemano agradezco infinitamente su lectura.

Les mando un fuerte abrazo, y mis mejores deseos.

Cuídense mucho.

Bye Bye


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