El resto del día y la noche transcurrió rápidamente, hasta que llego el amanecer. Naruto se levantó perezoso de su cama y se dio un baño para posteriormente bajar a desayunar. No había dormido bien, se sentía cansado y con una sensación de frío. Su madre le sirvió la comida y se sentó a su lado intentando charlar un momento.
- ¿Terminaste tu tarea ayer? – pregunto curiosa
- Sí
- Qué bueno… porque tu profesor llamó ayer diciéndome que tenías varios trabajos atrasados
- No te preocupes, los he terminado y voy a entregarlos hoy.
- Bien, espero que me estés diciendo la verdad o tendrás muchos problemas jovencito – amenazó su madre – no quiero más quejas tuyas ¿entendiste?
- Ya te dije que si las hice, ¿Por qué no confías en mí por una vez en tu vida? – dijo molesto
- No me hables así, solo quiero lo mejor para ti
- Eso lo sé, pero necesito que me des un respiro por favor. – intentó relajarse pero se sentía terriblemente mal en esos instantes. Lo último que deseaba era iniciar una pelea con su progenitora
- ¿Un respiro? Lo que necesitas es más disciplina – comentó enojada.
- ¡Pues adelante! Castígame todo lo que quieras madre – retar a la pelirroja no era una idea muy cuerda, pero en esos momentos no tenía la capacidad de pensar claramente en lo que hacía.
- ¡Estoy cansada de ti! – grito - ¿Por qué ahora te comportas así conmigo?
- ¡Pues porque siempre es lo mismo contigo! No haces nada más que discutir conmigo, ni siquiera eres capaz de confiar en mi cuando hago cosas que son realmente sencillas. - se levantó de su asiento y la miro a los ojos – Desde que papá murió no haces más que reclamarme y quejarte por cualquier estupidez, además… - la mano de su madre impacto contra su mejilla evitando que continuara hablando.
- ¡NO MENCIONES A TU PADRE, NUNCA MÁS! – Estaba furiosa y comenzaba a descontrolarse - ¿Por qué no puedes ser un mejor hijo? – sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, y Naruto también estaba a punto de llorar.
- Lo siento – Naruto tomó sus cosas y se fue antes de que algo más sucediera. No era el momento adecuado de solucionar las cosas, lo mejor sería esperar a que su madre se tranquilizará. Ya arreglarían este asunto más tarde.
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Al llegar al aula fue directamente hasta su pupitre y como era la costumbre, se recostó. Aún era temprano, por lo que solo había un par de compañeros presentes. El rubio poco a poco se fue quedando dormido hasta que alguien lo despertó.
- Hola, ¿Cómo estás hoy? – y ahí estaba Sasuke de nuevo.
- ¿Puedes dejarme dormir? – pregunto desanimado. Ya tenía muchos problemas, no quería discutir con otra persona.
- No lo creo – El pelinegro notó algo raro en él, se veía tan deprimente - ¿Estás bien?
- Sí, solo estoy cansado
- ¿Seguro?
- ¡Por supuesto! ¿Quieres dejar de cuestionarme? – se exaltó llamando la atención de los demás – parece que todo el mundo se propuso molestarme el día de hoy
- ¡Wow! Tranquilo, no quiero pelear – trató de calmarlo pero no lo consiguió.
- Solo no me hables ¿puedes hacer eso? – de pronto un dolor recorrió su cuerpo. Se levantó rápidamente y salió, siendo perseguido por Sasuke.
- ¡Oye! ¿A dónde vas? - Naruto no se paró y continuo caminando pero cada vez más lento.
- ¡Solo aléjate de mí! – El rubio finalmente se detuvo, su visión comenzó a ser borrosa y sentía su respiración agitada
- ¿Qué te pa…? – El cuerpo del Uzumaki cayó al suelo, haciendo que el Uchiha se acercará a revisarlo – Idiota, tienes fiebre ¿Por qué has venido a la escuela?
- Es mi problema… no te metas – dijo antes de perder la conciencia
- Vaya… en verdad que nunca dejarás de ser una molestia – susurró
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Cuando recobró la conciencia, se dio cuenta de que estaba en la enfermería. Sus ojos se posaron en la persona que estaba sentada a su lado leyendo un libro con completa tranquilidad.
- ¿Ya despertaste? ¿Quieres que llame a la enfermera? – preguntó Sasuke sin apartar su vista del objeto.
- No… estoy bien, ¿Qué haces aquí? – pregunto seriamente.
- No podía dejarte solo, eres un desastre – sonrió y dejo de leer – No debiste venir si te sentías tan mal
- Prefería estar aquí, que en mi casa – poco a poco el rubio fue recordando la pelea con su madre. Realmente no quería volver pero tenía que hacerlo.
- Te vez triste ¿Te ha sucedido algo?
- Eso no es asunto tuyo, además ¿Por qué sigues aquí? De seguro las clases ya comenzaron – Lo único que deseaba era librarse de ese molesto pelinegro, pero no presentaba ni las más mínimas intenciones de abandonarlo.
- De hecho, las clases ya terminaron. Haz estado durmiendo todo este tiempo – aclaró.
- ¡¿QUÉ?! – gritó – No me digas que tú… ¿has estado sentado aquí durante tantas horas? – pregunto incrédulo.
- Así es, pero no hay problema. Le he comentado al profesor lo que te sucedió y me dio permiso para estar a tu lado – el Uchiha sacó una libreta y la guardo en el maletín del rubio – Estos son los apuntes del día de hoy. Shikamaru me los dio.
- … Gracias – murmuró.
- De nada, ahora que ya te sientes mejor. ¿Qué te parece si nos vamos?
- De acuerdo – Naruto se levantó y tomo sus cosas. Ambos salieron de la escuela, pero no se dirigieron la palabra durante todo el trayecto hasta su hogar. El pelinegro supo que su compañero estaba extraño por un motivo y estaba seguro de que tenía que ver con su familia. El rubio se detuvo frente a su casa se encontraba dudando en si entrar o no, el otro al ver esto decidió intervenir.
- Oye, ¿No quieres ir a algún lado conmigo? – preguntó
- ¿Un lugar? – repitió
- Si, aún es temprano ¿Por qué no vamos a otro sitio? – Esta era una valiosa oportunidad para conseguir su meta.
- Vale – Naruto se apartó de la puerta y se puso a un lado de Sasuke.
- Será divertido, te lo prometo – comentó con una gran sonrisa.