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Pink haired men por Suzuru

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─ El número que ha marcado está apagado o fuera de cobert… ─ Se Hun suspira profundamente y cuelga, sin dejar que la voz femenina pre-grabada termine la frase. No sé qué esperaba, se dice.

 

No es la primera vez que trata comunicarse con Tao y no lo consigue. Probablemente ha cambiado de número, lo sabe. Y sin embargo lo sigue intentando, con la esperanza de que responderá y podrá preguntarle por fin todas las dudas que le distraen todo el tiempo.

 

“¿Estás bien?”

 

“¿Por qué no me dijiste nada?”

 

“¿Seguimos siendo amigos?”

 

 

“¿Me quieres?”

 

─ ¿A quién llamabas? ─ Jong In rodea con el brazo el cuello del joven y tira de él hacia atrás, con la intención de mirar por encima de sus hombros y curiosear la pantalla de su móvil. Se Hun reacciona al instante.

 

─ A Dong Hae hyung. Quería hablar con él un poco. He oído que pronto se irá a cumplir el servicio militar así que quería contactar con él antes de eso, pero no me lo cogió. Supongo que está ocupado ─ responde con naturalidad mientras guarda su celular en el bolsillo disimuladamente.

 

─ Oh… ─ se hace un silencio largo y pesado en el que ambos permanecen inmóviles en su posición, sin mirarse. Entonces Se Hun se arrepiente un poco de haber utilizado a su mayor como excusa, más cuando sabe que la situación del grupo de sus superiores es delicada y todos los miembros se sienten algo inquietos por ello también. ─ ... ¿Es por eso por lo que estás tan triste?

 

Se Hun levanta una ceja y clava su mirada en él, incrédulo ante lo que acaba de oír, pero pronto recupera la calma en su expresión, como es habitual.

 

─ ¿No te dije ya ayer que no estaba triste?

 

─ Ya, bueno. Puedes decir lo que quieras, pero no te creo. Es obvio que si lo estás, no lo vas a decir. Eres un orgulloso y crees que no puedes mostrarle debilidad a nadie, porque eres el más joven y piensas que te vamos a tratar como un niño. ─ habla con calma, haciendo caso omiso de la mirada cínica que le dedica su amigo. Hace una pausa, y entonces suaviza su semblante esbozando una suave y dulce sonrisa que hace que sus ojos se entornen levemente ─ Pero, ¿sabes qué? Todos ya lo hacen. Deberías disfrutar más de tu juventud y de ser mimado por nuestros hyungs~.

 

El menor abre tanto la boca que casi se le desencaja la mandíbula.

 

─ ¿¡De que vas!? ¡Pero si tienes la misma edad que yo!

 

Con un rápido movimiento Se Hun se libera del agarre del pelirosa y sin darle tiempo a reaccionar le propina un golpe con el puño, seco y contundente, al brazo ajeno. Inmediatamente, la víctima grita un “¡Ay!”. Sólo entonces Se Hun sonríe, sin esconder su satisfacción.

 

El sonido de alguien tocando la puerta se lleva toda su atención.

 

- ¡Jong In, Se Hun! ¿Estáis listos? Ya es hora de irnos.

 

- ¡Sí, hyung, ya vamos!

 

Ambos jóvenes reaccionan y rápidamente cogen sus maletas ya preparadas y hechas la noche anterior. Revisan por última vez que no se dejan con una rápida ojeada a la impersonal estancia antes de abandonarla definitivamente. Al salir, saludan al mánager que ha venido a buscarlos y sin decir nada más, caminan tras él hacia la salida del edificio.

 

Mientras avanzan, Se Hun saca su teléfono móvil con una mano. Con algo de esfuerzo, consigue conectar los auriculares y colocarse uno en la oreja. Acto seguido, desbloquea la pantalla introduciendo la contraseña, 080412, con la intención de buscar el reproductor de música, pero se desvía de su objetivo unos segundos para revisar sus mensajes y su line, sin encontrar lo que espera.

 

─ ¿Te sientas conmigo?

 

─ ¿Eh? ─ alza la mirada para dirigirla a Jong In, y debido a lo repentino de la pregunta, el moreno tarda un poco en procesarla ─ Ah, claro.

 

Hace amago de desviar su mirada de nuevo a la pantalla del teléfono, pero algo llama su atención. Sin avisar ni detener su marcha, acerca su mano al pelo de su amigo y con cuidado lo acaricia con el fin de peinar un pequeño mechón que se ha levantado.

 

Le cuesta un par de repeticiones subyugar esa pequeña guedeja que parece empeñada en levantarse de nuevo y hacerse notar sobre la rosa melena restante. Jong In permanece en silencio hasta que deja de sentir el cálido y agradable tacto de los dedos ajenos sobre su testa.

 

─ Gracias, pero no deberías haberte molestado. Me voy a poner un gorro de todas formas ─ dice, divisando la salida principal no muy lejos, y al resto de miembros esperando frente a ésta con sus respectivas maletas al lado.

 

─ Bueno, da igual ─ Se Hun echa un rápido vistazo a su amigo y suspira ─ Ese color realmente te queda bien. Es una pena que no lo muestres más.

 

─ ¿Tú crees? Las fans también lo dicen ─ una sonrisa satisfecha aparece en los labios de Jong In. Nada le complace más que los halagos de las fans. Bueno, quizá sí. Los halagos de Se Hun le complacen un poco más ─ Pensé que el rosa no se vería bien conmigo.

 

─ A ver, no te ves tan genial como yo... ─ hace uso de un tono burlón y altanero con una media sonrisa ladina ─ ... pero luce bien en ti. Y no sé cómo, pero haces que el color se vea masculino.

 

─ Ya, bueno. Es que soy MUY masculino, ya lo sabes…

 

Por primera vez en muchos días, Se Hun ríe con ganas y sin control. Y Jong In sabe que lo ríe de verdad por cómo su voz suena aguda al hacerlo, y por cómo abre la boca, que forma de una perfecta D girada 90º a la derecha, de manera que deja ver sus blancos dientes, entorna los ojos y se forman pequeñas arrugas cerca de la comisura de sus labios.

 

Se Hun riendo desde el fondo de su corazón rompe con la imagen fría y sofisticada que a priori da y eso, a ojos de extraños, puede parecer desconcertante, hasta desagradable. Pero a los ojos de Jong In es la cosa más preciosa del mundo. Y lo es aún más cuando él era la causa de su alegría.

 

─ ¿De qué te ríes? ¿Tienes algún problema conmigo? ─ le regaña él “ofendido” mientras Se Hun se tapa la boca en un intento fallido a propósito de disimular su burla.

 

Antes de que el pelirosa pueda quejarse de nuevo, Jun Myeon les interrumpe cuando les riñe por llegar tarde. Ambos se disculpan con un “perdón, hyung” y el grupo emprende su camino hacia la furgoneta que los llevará al aeropuerto.

 

Durante el trayecto, cada vez que Se Hun mira a Jong In no puede evitar una sonrisa divertida, a lo cual él responde alzando la ceja, fingiendo descontento.

___________

 

Todo el grupo en el avión está durmiendo. Todos a excepción de Jong In ─ algo bastante inusual ─, que se entretiene observando a través de la ventana mientras en sus oídos suena una canción lenta. De vez en cuando comprueba que Se Hun sigue dormido en el asiento a su izquierda.

 

Aunque no puede escucharlo porque lleva los auriculares puestos y el volumen de la música está a un nivel perjudicialmente alto, nota que respira profunda y sonoramente por cómo su pecho sube y baja a un ritmo lento, relajado. Es señal de que está completamente K.O.

 

En los últimos días Se Hun ha estado como medio zombie. El cansancio en el grupo no es algo raro. Los ensayos, los conciertos, las ajustadas agendas, los múltiples viajes… Pero, a diferencia de otras épocas con horarios demasiado apretados, Se Hun ha perdido la energía y la presencia. Le recuerda demasiado al estado taciturno en el que entró tras la marcha de Lu Han.

 

Tiene una leve idea de la causa, pero no tiene forma de comprobarlo. Se Hun no lo va a confesar. No a él, por lo menos.

 

En completo silencio, hunde su dedo índice en una de las delgadas mejillas ajenas y rápidamente lo separa, dejando que el músculo retome su aspecto inicial. Ninguna respuesta por parte de su víctima. Una suave risita escapa de su garganta.

 

Vuelve a probar. Esta vez, sin embargo, va un poco más lejos y pellizca débilmente la misma zona. Viendo que no hay reacción, estira un poco la carne atrapada bajo las yemas de sus dedos y la libera sin cuidado, de manera que se recoloca con un sonido hueco. Otra risita.

 

Clava su mirada en él, casi expectante. Nada, sigue inconsciente. Sus labios se curvan divertidos. Permanece un par de minutos inmóvil, sin hacer nada más que observar a Se Hun dormir, ajeno a todo. Suspira, aún en sueños, y Jong In inconscientemente le imita. Se ve completamente indefenso.

 

Entonces se pregunta si no fue una mala decisión pedirle que se sentara a su lado, porque ahora no puede dejar de mirarlo y tiene que contener las ganas de revolverle el pelo, de jugar con sus dedos y de enrojecer sus labios a base de besos.

 

Está jodidamente enamorado de Se Hun y cada día que pasa, empeora. A veces se sorprende a sí mismo mirándolo intensamente, sin discreción ninguna, o buscando su calor sin su permiso, ya sea cogiéndole de la mano, tocándole el trasero o abrazándolo.

 

Por suerte ─ o por desgracia ─ Se Hun es cariñoso e inocente, así que por muy, muy, muy mal que se le de a Jong In disimular, él no sospechará nada y responderá o ignorará su contacto con calma naturalidad. Y a pesar de que le encanta que no niegue su afecto, a veces demasiado íntimo, también lo odia, porque sabe que si se lo permite es porque lo considera un hermano y nada más.

 

No le importaría ser su segundo plato. No le importaría no ser su primera opción. No le importaría que acudiera a él por soledad o desesperación. No le importaría nada, mientras le diera una oportunidad. Porque con una oportunidad, podría conquistarlo, podría enamorarlo, podría hacer que cayera en él tanto como él ha caído en Se Hun.

 

O podría salir mal y por fin sería capaz de rendirse.

 

Frunce el ceño ante la impotencia, sin apartar la mirada del rostro ajeno. “Estoy aquí, idiota. Nótame ya” piensa, pero no lo dice. “Te quiero. Date cuenta” grita mentalmente, y espera que de alguna forma su compañero, inconsciente, reaccione a sus pensamientos. Pero por supuesto Se Hun no despierta.

 

Jong In pincha la nariz ajena, evitando así que tome aire. Pronto el chico se retuerce en su lugar en un intento por liberarse de la molesta obstrucción que impide la entrada de oxígeno. Rápidamente se acomoda en su asiento y cierra los ojos simulando estar dormido, mientras Se Hun mira confuso y aún adormilado su alrededor.

 

___________

 

“¡Oh Su Ho! ¡Oh Su Ho! ¡Oh Su Ho! ¡Oh Su Ho!”

 

Drop That y las voces de las fans junto a la de Chan Yeol, que se distingue de las de las demás dada su gravedad, retumban en sus oídos y acompañan su caída cuando las piernas le fallan. Por suerte aterriza sobre sus rodillas.

 

La cabeza le da vueltas, está mareado. Sin siquiera poder permanecer arrodillado, gatea con pesadez y hace un esfuerzo por sentarse lo más rápido posible. Respira. Escucha las chicas gritar preocupadas su nombre.

 

Cómo si esos lamentos hubieran presionado un botón en él, el joven saluda al público y las anima con movimientos enérgicos pero aún suaves y cuidados a seguir alentando al líder.

___________

 

Tic, tac.

 

Tic, tac.

 

Tic, tac.

 

Tic.

...

 

Tac.

 

Un gruñido.

 

Poco a poco, Se Hun abre los ojos y al reconocer el olor a limón del ambientador con el que Jun Myeon rocía su cuarto para que no huela a juventud masculina, suspira. Se incorpora, no sin algo de esfuerzo, y oye un “chof” sobre sus piernas. Es un pañuelo húmedo que, por la reciente humedad que siente sobre su frente, supone que estaba en su frente antes de levantarse. Sin hacerle mucho caso, recorre con la mirada la estancia. Su cuarto, vacío. Logra localizar su teléfono móvil sobre la mesita de noche, sobre la cual también descansa su despertador digital que marca las 23:52.

 

El moreno suspira largamente y con esfuerzo logra levantarse. Siente su cuerpo pesado y le da la sensación de que en cualquier momento perderá el equilibrio. Ahora recuerda porque no toma siestas... Le sientan como una patada en el estómago. De hecho, de no haber sido por la insistencia de los miembros, no lo habría hecho.

 

Quizá en otras ocasiones no habría cedido, pero siente la necesidad de ser cauteloso y, para esto, ser obediente. No puede dejar que sus mayores vean a través de su cansancio de ninguna manera, ni dejándolo expuesto en exceso ni privandose de descanso. Es un balance difícil de mantener, teniendo en cuenta que no es capaz de controlar su sueño.

 

Hasta cierto punto le parece... estúpido pasarse las noches en vela por Tao. Cuando apaga las luces y su cuarto queda en silencio lo recuerda, tal y como una vez él dijo que recordaba a su familia en China en esas circunstancias, y lo extraña. Lo echa tanto de menos que le duele el pecho y se le revuelve el estómago.

 

Es absurdo. Se retuerce en su cama, da vueltas y más vueltas y se desespera tanto como giros da, porque está cansado pero no puede dormir y le pican los brazos porque falta algo entre ellos. Falta alguien entre ellos.

 

Ligeramente mareado, extiende el brazo para encontrar una pared y descansar su peso hasta que recupera el balance. Se toma un par de minutos en los que concentra su atención sobre el poster de Star Wars que tiene colgado Jun Myeon sobre el cabezal de su cama.

 

Una vez siente que puede caminar sin tropezar consigo mismo, retoma su marcha hacia el exterior de su cuarto. Para su sorpresa, las luces del salón están encendidas y un programa de variedades suena de fondo. Avanza silenciosamente hacia al sofá, donde distingue una figura tumbada, con la barriga al aire y el pelo rosa alborotado. Jong In duerme a pata suelta, “tapado” con una manta que realmente no llega a cubrir más que sus pies y parte de la pierna izquierda.

 

Se Hun lo mira allí, descansando felizmente, y siente que el nudo en su estómago se deshace un poquito, y la tensión a la que estaba sometido desaparece también un poquito. Se le humedecen los ojos a medida que una pequeña envidia y una gran soledad invaden su mente. Odia sentirse así.

 

Se le entela la vista. Alza la barbilla y respira hondo, pero parece que cuanto más intenta contenerse, menos lo consigue. Frustrado, chasquea la lengua y huye al baño. Se desnuda sin cuidado, notando como ya algunas gotas cruzan sus mejillas y delatan lo que se empeña en negar al mundo. Abre la ducha y, pese a su urgencia, espera a que el agua salga caliente, forzado a silenciar sus sollozos unos segundos más. Cuando por fin el agua se templa y entra, llora.

 

Le cuesta 20 minutos terminar de ducharse y para alguien que acostumbra a hacerlo en 5, es inusual.

 

Cuando por fin sale del baño tiene los ojos rojos y las manos arrugadas. Camina de vuelta a su cuarto cubierto por una toalla de la cabeza a las rodillas, como un niño pequeño, dejando un rastro de agua y huellas líquidas a medida que avanza. Cuando llega a su habitación se seca sin ganas y se viste con lo más cómodo que alcanza a ver en cuanto abre el armario: una camiseta negra y unos pantalones de chándal grises.

 

Mientras peina con cuidado su pelo, se plantea la opción de volver a la cama e intentar descansar, pero la descarta inmediatamente con una sonrisa amarga en los labios. Dormir de nuevo después de una siesta y con su reciente insomnio… bastante difícil. ¿Quizá debería comer? Sí, hará eso. Con suerte la calidez de la comida en su estómago substituirá la molesta sensación de soledad que parece atascada allí.

 

Vuelve sobre sus pasos, evitando pisar las partes húmedas que él mismo ha dejado por el parquet, y una voz masculina muy efusiva presentando dos nombres que desconoce le sobresalta. La televisión. Busca el mando a distancia con prisa y apaga el maldito trasto antes de que despierte a Jong In, que sigue tirado en el sofá exactamente igual como lo dejó: con media pierna tapada y la barriga al aire. La única diferencia es que ahora un hilito de saliva le cae por la comisura de los labios y moja el cojín donde descansa su mejilla derecha.

 

Hace mucho que viven juntos pero no importa cuantas veces le vea en ese cómodo y cómico estado, lejos de la imagen de idol y más alejado aún de su posición de visual, siempre le sacará una sonrisa. Se siente tentado de volver a su habitación, coger su móvil y sacarle una foto, pero decide ser bueno y perdonárselo esta vez. En vez de eso, se acerca a él con pies de gato y se agacha a la altura del sofá. En silencio extiende la mano hacia el estómago ajeno y baja su camiseta, protegiendo así su ombligo, y acto seguido la mueve sin prisa hacia la manta, la cual sube con la misma lentitud, procurando no despertar su amigo.

 

Jong In dormido se ve completamente indefenso. El pelirrosa suspira, aún en sueños, y Se Hun inconscientemente le imita.

 

Se pregunta cómo estará. Últimamente está tan concentrado en aparentar que está bien que ni siquiera se acuerda de preguntar si los demás lo están de verdad.

 

─ Hola…

 

Se Hun parpadea un par de veces cuando sus pensamientos son interrumpidos.

 

─ Hola… Perdona, no quería despertarte.

 

Jong In niega suavemente con la cabeza.

 

─ Está bien. No debería haberme dormido, de todas formas ─ habla con tono ronco y perezoso, y los ojos se le cierran por mucha resistencia que ofrece ─. Se suponía que estaba aquí para hacerte compañía cuando despertaras. Los demás han ido a cenar fuera. Pensé que si no encontrabas a nadie en casa al levantarte te ibas a sentir solo…

 

Jong In se incorpora lentamente, haciendo un esfuerzo por espabilarse, mientras Se Hun siente que cierta inquietud empieza a sacudirlo. El pelirrosa se frota los ojos suavemente y bosteza antes de posar sus ojos sobre su amigo y dedicarle una pequeña y dulce sonrisa que acrecienta el nerviosismo del contrario.

 

─ ¿Has comido?

 

─ A eso iba.

 

Un silencio se abre paso entre ambos, acompañando la mirada cansada que comparten, aunque con razones diferentes.

 

─ Oye, Se Hun… - Jong In ve como el moreno se tensa ante su llamada y hasta cierto punto, le da ternura. Es completamente transparente ─ Te prepararé un buen ramen instantáneo, ¿qué te parece?

 

─ No pensaba comer nada más elaborado que eso, así que me parece perfecto ─ responde Se Hun con una suave sonrisa, sin darse cuenta que sus hombros se relajan al instante.

 

Ambos se levantan y juntos caminan hacia la cocina donde, justo como ha prometido, Jong In le prepara a Se Hun la cena. Una vez listo le sirve el bol humeante y se siente frente a él para acompañarlo mientras come. Observa tranquilamente como sorbe gustosamente los fideos y con la cabeza entre las manos nota que los ojos de Se Hun ya no están rojos ni hinchados.

 

Notas finales:

Antes de dar por terminado el fic, quisiera hacer un par de aclaraciones, así como si fueran curiosidades (?)

 

El título, Pink haired men (traducido algo así como "Hombres pelirrosas") hace referencia a Jongin y Tao, que en la época en que escribí la historia (la era de LOVE ME RIGHT), llevaban el pelo teñido de rosa.

 

Cada capítulo está titulado con una flor. Ambas son (o pueden ser) de color rosa, y su significado en el lenguaje de las flores, también en el título, están relacionados con el capítulo.

 

Pues hasta aquí mi primer fic. Espero poder terminar pronto mis otros proyectos y traer nuevas historias~ Hasta entonces~ Y gracias por leer ´ A `)/


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