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Cautivo por LadyBondage

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Notas del capitulo:

Hola niñas bonitas, dije que subiría la última parte ayer pero ha llovido a cantaros y se me fue la luz. Pero aquí está el final, y con una sorpresa... Ahora, quería preguntarles, ¿les gustaría un fanfic donde Naruto sea el malo? Y si es así, ¿seme o uke? lo he pensado pero no sé si el dark Naruto les agrade, en fin. 

 

Gracias a todas por sus lecturas, comentarios, y marcas de favoritas. Este capitulo se lo quiero dedicar a Cecy, mi niña, estoy super agradecida con tu apoyo y tus bonitos comentarios en todos mis fics, eres una adoración.

 

Te dedico el final.

 

Un besito a todas, y a leer.

Mío

[1]

 

— ¿Qué se supone que es esto, Hatake? —la voz fría de Madara increpa al detective, la orden de cateo brilla comente encima del escritorio y los ojos del Uchiha refulgen de ira.

—Ya lo explique, Madara. Tengo órdenes.

— ¿Ordenes de quién? Es mi derecho saberlo. —exige Madara hastiado de las miradas curiosas de sus empleados.

—De un magistrado por supuesto.

— ¿Y de que se me acusa o que se sospecha de mí? —el Uchiha se interpone entre Kakashi y el archivero.

 

Kakashi suspira.

 

—De homicidio en primer grado y secuestro de un menor de edad.

 

Y el silencio se hace, algunos curiosos se escandalizan, las miradas recaen en Madara quien tiene los puños apretados y los labios secos.

 

— ¿Eres consciente de la mierda que estás diciendo? —profiere enervado. Kakashi asiente.

—Lo soy. Y aun así estoy aquí, sigan buscando. —le dice a sus subordinados que inspeccionan minuciosamente el lugar.

 

Pero no hay nada que haga sospechar del mayor. Kakashi derrotado vuelve a suspirar.

 

—Se te llama a dar tu declaración el día de mañana en la policía de Konoha. No intentes faltar porque te tomaré como el sospechoso principal. —vocifera con voz dura. Madara lo toma del cuello de la camisa, sus hombres clavan sus ojos en Madara y algunos tienen la tentación de desenfundar sus armas.

— ¿Homicidio y secuestro de quién? —sus palabras destilan curiosidad y una línea de rabia.

—Homicidio de Minato Namikaze y el secuestro de su hijo, Naruto Namikaze.

 

Madara suelta a Kakashi de las solapas, abre la boca pero no sale palabra alguna. No puede creer lo que está escuchando, Kakashi advierte su incredulidad, es por eso que reduce las sospechas sobre el Uchiha.

 

— ¿Qué dices…? —Madara lo mira fijamente, Kakashi ladea la cabeza en otra dirección. — ¡Como que homicidio! Kakashi, respóndeme. —alza la voz asustando a todos los presentes.

—No puedo hablar más de esto, tengo que irme.

 

 

 

[2]

 

Sasuke juguetea con el móvil en sus manos. Una foto muy bien escondida de Naruto se visualiza en la pantalla táctil, es su pequeño sol con una amplia sonrisa de hoyuelos y mirada cielo. Toca con dedos temblorosos la imagen.

 

Hace cinco años que tomó al menor bajo su cuidado escondido detrás un manto invernal, lo primero que pensó fue aterrador.

 

«Irás a prisión por esto, Sasuke» pensaba constantemente, pero cuando esos ojitos llenos de anhelo lo miraban se olvidaba de todo lo que había hecho, si al final con ello pudo obtener a su rubio. Lo amaba, lo amó incluso cuando pensó que nadie más podría hacerle sentir lo que Minato el primer día que lo conoció.

Pero Naruto rompió cada esquema que tenía sobre su vida, se enamoró perdidamente, y ahora temía perderlo para siempre.

Si lo dejó ser libre fue porque Naruto estaba comenzando a debilitarse, no era idiota, sabía que su niño necesitaba volver a sus orígenes aunque eso provocara una abrumadora distancia.

 

— ¿Qué haces Uchiha? —Suigetsu llega a él, su presencia lo asusta, apaga la pantalla del móvil y gruñe por lo bajo. Su amigo confianzudamente coloca un brazo alrededor de sus hombros para atraerlo a él.

— ¡Aléjate de mí, idiota! —brama con la voz seca. Suigetsu sonríe ampliamente.

—Karin me ha insistido en que te invite a mi fiesta, ¿quieres venir? Di que no por favor, es la única oportunidad que tengo para ligar a chicas, contigo ahí no puedo hacer nada.

 

Sasuke frunce el ceño.

 

—No iré, tengo cosas que hacer. —replica para alivio de Suigetsu.

—Eso me agrada, ¿a dónde tiene que ir el importante Uchiha?

 

Y Naruto viene a su cabeza, su cálido cuerpecito y su boquita de durazno.

 

—Tengo una cita.

 

 

 

 

[3]

 

Madara e Itachi se regalan miradas cargadas de una sincera preocupación, Kushina no deja de mirarles con un destello de odio que no logran comprender. Ellos no hicieron nada malo, lo hablaron con Kakashi pero la mujer no parece creerles.

 

—Queremos verlo. —pronuncia finalmente Itachi, decidido. Kushina se echa a reír roncamente, burlándose del menor.

—Después de todo el daño que tu familia le hizo a mi hijo no esperes que te conceda tus peticiones, Uchiha.

—Te lo repito Kushina, nosotros no hicimos nada malo a Minato y tampoco a su hijo. —interrumpe Madara con la voz agria. —No puedes juzgarnos sólo porque realmente crees que lo hicimos, no tienes pruebas. Estoy dispuesto a someterme a cualquier prueba para confirmarlo.

 

Kushina se cruza de brazos, Madara suena tan sincero como preocupado que no puede dimitir de sus palabras. Y en parte el hecho de que se estén portando tan accesibles habla bien de ellos, eso aleja cualquier sospecha. Pero todavía faltan Fugaku, y su hijo menor, Sasuke. Aunque a Kushina se le acaba la paciencia, someter a Naruto a todo eso sólo provocaría más daño en su psique.

 

—Apreciábamos mucho a Minato como para hacerle daño, se lo aseguro. —le dice Itachi, él parece el más elocuente de los dos. Kushina no puede evitar que una sonrisa se asome en sus labios agrietados.

—He pasado por cosas realmente malas desde que Minato murió, siempre mantuve la esperanza de que mi hijo estaba vivo. —ella mira a través de la ventana las gotas de lluvia caer y resbalar por el cristal.

 

Un suspiro que duele se evapora como humo empañando el vidrio.

 

—Era mi amigo…—empieza Madara.

—Y mi esposo. —termina Kushina.

 

 

 

[4]

 

Naruto se abraza a la almohada pensando en él, siempre es en él. Incluso ha soñado que vuelven a estar juntos, lo extraña mucho. ¿Por qué no vuelve a por él? se lo prometió, le dijo que estarían juntos siempre.

 

—Quizá nunca me quiso. —sus ojos azules se anegan de lágrimas. No suelta ninguna pero están ahí, acompañando su soledad.

—Hola, pequeño.

 

Naruto deja de abrazar la almohada, se incorpora en la cama. Él reconoce ese tono áspero. Su rostro de niño se gira buscando la voz que lo ha llamado, y ahí está él, con su hermosa sonrisa blanca.

 

— ¿Me echaste de menos? —pregunta en un susurro. Naruto no puede creerlo, se talla los ojos y vuelve a abrirlos más de lo que puede.

— ¿En verdad eres tú? —baja de la cama torpemente, a trompicones se arroja a los brazos de algodón que lo reciben gustosos.

—Sí, soy yo. Tu amo. ¿Te has portado bien en mi ausencia? —el menor se estremece cuando ese aliento golpea su oreja. Huele a mentitas, y a tabaco.

—Odio estar aquí, por favor llévame contigo. —suplica con la voz entrecortada, está a punto de llorar.

—Lo haré amor mío, pero ahora no puedo.

— ¿Por qué no puedes? —Naruto tiene esa mirada añil que lo debilita. Quiere llevárselo pero sería arriesgado considerando el lugar donde se encuentran, colarse en el hospital fue fácil, contactos y un uniforme de enfermero le fue suficiente.

—Tendremos que esperar, pero por ahora, tienes que guardarlo en secreto. ¿De acuerdo? —le dice con la voz dura, y Naruto asiente, no le queda de otra más que obedecer.

— ¿Cuándo podremos estar juntos de nuevo?

 

Sasuke ensancha su sonrisa, consiguió lo que quería, Naruto ahora dependía absolutamente de él, un logro más a su curriculum.

 

—Pronto. —promete.

 

 

 

[5]

 

Itachi fue el primero en someterse a la prueba de polígrafo la cual arrojó resultados verdaderos, y Madara le secundo poco después, ninguno de los Uchiha había tenido algo que ver con el accidente de Minato, Fugaku aunque reacio, terminó por aceptar participar en el reconocimiento. Los demás Uchiha ni siquiera tuvieron un vínculo con el Namikaze pero aun así la prueba les fue aplicada.

 

El último en realizarla fue Sasuke, y salió igual de limpio que su hermano. Kushina sabía que en esa familia estaba el culpable de la desgracia de su esposo pero Kakashi insistía en que seguramente Naruto estaba confundido. Ella no lo aceptaba, confiaba en la inocencia de Madara, Itachi e incluso de Fugaku, sin embargo, cuando Sasuke asistió a la sala de pruebas, algo en ese muchacho la estremeció por completo.

—Naruto ya está listo para reconocer a su captor. —Kushina le dice a Kakashi.

 

Hatake suspira intranquilo.

 

—Aún no está listo. —responde a ella, pero Kushina se niega a aceptarlo. Ha pasado un mes desde que Naruto volvió a sus brazos, empero, a pesar de ser su sangre no la trataba como una madre, constantemente insistía en no querer estar ahí, él quería volver a casa.

— ¿De qué lado estás? —deja su taza de té sobre la mesa, Kakashi la mira con un rostro de circunstancias.

—Del tuyo, por supuesto cariño, sólo que no quiero exponer a Naruto a una presión más circunstancial a la que ya lo hemos sometido. —razona él.

—Mi hijo es fuerte, está preparado para afrontarlo. Entiéndelo, el asesino de Minato está cerca de nosotros y ni siquiera nos damos cuenta.

—No es fácil lo que me pides, yo tengo que dar esa autorización.

—Entonces hazlo y ya. —replica ella alzando la voz. Kakashi niega con la cabeza.

—Podría perjudicarlo, podría perjudicarte a ti, entiéndelo. No quiero que te pongas mal si Naruto reacciona de una manera que no esperas a lo que me pides. Él no está preparado para afrontar tantas cosas. Es un niño.

 

Kushina aprieta los puños debajo de la mesa.

 

—Deja de preocuparte por mí, preocúpate por mi hijo.

— ¿Qué no me preocupe por ti? —Kakashi suelta una risa sarcástica, Kushina afila la mirada en su contra. —Estás embarazada, ahora más que nunca me preocupo por ti y por lo que pueda sucederle a ese bebé que llevas dentro, me parece increíble que seas tan desnaturalizada sobre estas cosas, tal vez a ti te importa una mierda, entiendo lo que pasa pero el médico te dijo que tu estado no era el mejor precisamente, pero olvida, soy un idiota. Durante estos años lo único que he hecho es preocuparme por ti, siempre lo hice, desde que Minato murió no dejas de culparte, y no dejas de quererle. —Kakashi se pone de pie, el orgullo y la ira lo hacen doblar el amor que siente por esa mujer.

 

Siempre supo que Kushina no iba a amarlo porque sólo era un reemplazo del amor que perdió, y que tal vez la idea de volver a ser madre no le agradaba del todo. Kushina guarda silencio, escucha a Kakashi dolido, tiene mucha razón.

 

Ha estado cegada todo ese tiempo, Kakashi la estaba apoyando en todo sin pedir nada a cambio. Desde la llegada de Naruto se distanció de él porque no quería que su hijo se diera cuenta del tipo de relación que tenían pero a Naruto eso le importaba bien poco.

 

—Kakashi…

—Iré a fumar, por favor no digas nada. —él mete las manos en los bolsillos de su chaqueta, y se dirige a la puerta. A Kushina le escocen los ojos. No quiere llorar más. No quiere que Kakashi tenga lastima de ella.

 

Y lo deja ir.

 

 

 

[6]

 

— ¿Planeas un viaje o algo así? —Itachi entra a la habitación de Sasuke sin pedir permiso, el menor ni lo mira, sigue concentrado en guardar todo dentro de su equipaje.

—Si —responde Sasuke sin dudar. Itachi frunce el entrecejo.

—Con el asunto de los Uzumaki en pleno apogeo, no te recomiendo que salgas del país.

Sasuke entiende la preocupación por su hermano pero está más que claro que si se queda pueda ser aprehendido por lo que ocurrió hace cinco años y no tiene en estipulado en su haber pisar una prisión.

 

—Ya tenía pensado viajar, no voy a detenerme por una mujer loca. —le dice Sasuke a Itachi.

—Kushina no te lo va a permitir.

 

Sasuke se echa a reír burlonamente.

 

— ¿Y quién va a impedírmelo?

 

Itachi presiente que algo anda mal, lo puede sentir. Sasuke parece nervioso pero no lo deja entrever pues su hermano es muy listo, oculta las cosas a la perfección.

 

—Mañana Naruto será sometido a una prueba de reconocimiento, quieren que asistamos. Kushina insiste en que uno de nosotros tuvo algo que ver con la muerte de su esposo.

—A ella jamás le importó Minato.

 

 

 

[7]

 

Sai suspira, Ino lo mira fijamente a los ojos. Su esposo parece algo aturdido, durante toda la mañana no ha pronunciado palabra, como si algo lo estuviese afectando por dentro.

 

— ¿De qué quieres hablar? —le pregunta dubitativa. Sai la mira fijamente a los ojos. Ya no puede seguir ocultándolo más, la última vez que habló con Sakura, ella fue muy firme al terminar el idilio que llevaban sosteniendo desde que se conocieron, nunca tuvo un real cargo de consciencia hasta que la pelirrosa se lo hizo ver.

—Es sobre nosotros.

 

Ino relame sus labios, ambos sentados uno frente al otro.

 

—Yo…

—Sé que tienes una amante. —le interrumpe antes de que comience su larga lista de errores. Sai se queda mudo de la impresión. No creía haber sido tan obvio como para que Ino se diera cuenta.

—No preguntes como lo sé, sólo lo noté todo el tiempo, pero decidí callar porque eras tú quien debía decírmelo. Y ahora que eres capaz de afrontarlo, tal vez deberíamos separarnos. —sus bonitas manos se enredan en el borde de la falda estirándola hasta que roza las rodillas, Inojin no está, salió con su madre a dar un paseo. Y mejor así, no quería que su hijo fuese testigo de lo que sucedía.

 

Sai era egoísta pero no podía serlo ahora, no con la mujer a la que había lastimado.

 

— ¿Me amas, Ino? —Sai le pregunta echándole sal a la herida. Es una pregunta estúpida, ella aprieta los labios y mira hacia otro lado, las lágrimas vienen pero no derramara ni una.

—Es obvio que lo hago, pero también es obvio que tú no me amas. Si tuviste una amante es porque ya dejé de gustarte, estoy dispuesta a llevar el divorcio de manera pacífica, nuestro hijo te ama tanto, y yo sé que debes ser feliz al igual que yo debo serlo. La pregunta es, ¿quieres ser feliz, Sai?

 

Por primera vez, Sai reflexiona sobre lo que realmente quiere. Ino tiene razón, no la ama, la quiere y en cierto punto la respeta. La separación la iba a entender su hijo, es un niño listo. Sin embargo, por Sakura siente algo diferente, cada vez que se encuentra con ella, su corazón no deja de latir, por alguna extraña razón no quiere soltarla cuando sus brazos se enredan alrededor de su cuerpo.

 

—Supongo que sí.

 

Ino sonríe amargamente.

 

—Entonces, sé feliz.

 

 

 

[8]

 

Naruto recibe una visita, una enfermera de aspecto alegre entra a su habitación deja una carta sobre su regazo y se va, tan rápido que él no tuvo tiempo de preguntarle nada. Tomó el papel entre sus dedos y cuidadosamente lo desarrugó, la misiva contenía un lenguaje en código que sólo él y otra persona conocían.

 

Su mirada repasa cada línea y cada fragmento, una sonrisa discreta nace en sus dulces labios.

 

«Si quieres que estemos juntos de nuevo, no me reconozcas, finge que nunca me has conocido, y prometo que volveré por ti.»

 

Corrió al cuarto de baño, destapó el váter e hizo añicos la carta arrojando los restos al inodoro, tiró de la palanca, la sonrisa se mantuvo en su rostro.

 

—Es hora Naruto, tenemos que ir a la comisaria.

 

Naruto asiente cuando la voz de un enfermero llega a sus oídos.

 

 

 

 

[9]

 

Itachi recibe a Kushina en la oficina de Kakashi, sometieron a Naruto a la prueba de reconocimiento pasándole las fotos de todos los Uchiha, Naruto negó firmemente, y admitió que no sabía quiénes eran, jamás los había visto según él. La Uzumaki no tuvo más opción que aceptar lo que su hijo decía, ya había sido grabado a confesión, el juez no haría algo al respecto, por lo que concernía el caso estaba cerrado por falta de pruebas, pero ella sabía que algo estaba mal. Kakashi ya no la escuchaba, después de aquella discusión se distanciaron un poco.

 

—Debe estar feliz, Uchiha. No se encontraron pruebas en su contra.

—Siempre estuve seguro de mi inocencia. —proclama Itachi mordaz sintiendo leve compasión por la fémina.

 

Kushina emite un profundo suspiro.

 

—Es cierto, siempre estuviste consciente de ello, ¿no? lamento haber tenido que hacerlos pasar por ello.

 

Itachi sonríe escueto.

 

—Si me disculpa, tengo que retirarme. —se despide de Kushina, la mujer asiente dejándole ir.

 

El Uchiha se dirige al estacionamiento, ha pensado mucho en Sasuke, había algo en Naruto que le hizo dudar de momento. Cuando al pasarle la foto de su hermano su boca se abrió y luego negó fervientemente pero no dejaba de ver la foto como si lo reconociera, e incluso una sonrisa discreta nació en sus labios pequeños.

 

—Sasuke… contesta. —vuelve a marcar el numero pero no recibe respuesta. Bufa enojado, y golpea el volante con ambas manos, el tráfico le impide avanzar.

 

 

 

 

 

[10]

 

Itachi entra a la habitación de su hermano, no hay nadie pero su móvil reposa sobre la cama. Sin pensárselo lo toma entre sus manos, desbloquea la pantalla, Sasuke había introducido una clave pero él era muy listo como para no adivinarla. A veces su hermano era predecible.

 

Itachi busca con insistencia en el móvil, va desde la agenda hasta sus redes sociales, debe de haber algo que lo incrimine.

 

Entonces se mueve a la galería, hay otro candado de seguridad. ¿Quién ocultaría la galería a las demás personas? Está bien que Sasuke sea muy hermético pero algo oculta, lo presiente.

 

Y ahí lo ve, las fotos de Naruto, son más de cincuenta, en todas ellas el pequeño rubio posa con una amable sonrisa. En otras se le muestra completamente desnudo atado a una cama con evidentes marcas de abuso sexual, Itachi abre la boca sorprendido. No puede creerlo. Sospechaba pero quería que sólo se quedaran en sospechas no en una evidencia real que podría llevarlo a la cárcel.

 

— ¿Qué haces aquí? —la voz de Sasuke interrumpe su letargo, aún tiene el móvil en las manos, Sasuke lo ha visto. — ¿Qué haces con mis cosas?

 

Sasuke se acerca a su hermano arrebatándole el aparato de las manos, Itachi lo mira fijamente queriendo decir algo, sin embargo no sabe que es con exactitud.

 

—Todos estos años… tú… tú siempre lo supiste.

—Es mío, tengo derecho sobre él. —Sasuke emplea un sombrío tono de voz. Itachi lo toma de los hombros zarandeándolo en repetidas ocasiones, hincando las uñas en la tela de su camisa.

— ¡Es un niño, por dios! ¡Mataste a un hombre y raptaste a su hijo!

 

Sasuke se separa bruscamente de su hermano, sus ojos negros destilan ira pura, Itachi pasa saliva, jamás había visto así al menor.

 

— ¡Yo no lo maté! ¡Fue un accidente! Y yo… yo salvé a Naruto. Lo llevé conmigo a un lugar para ponerlo a salvo.

—Abusaste de él durante cinco años, Sasuke.

—Nunca le haría daño —replica el menor.

—Lo hiciste, dañaste a un menor y mataste a su padre, irás a la cárcel por esto.

Sasuke deja escapar una sonora carcajada cargada de cinismo, Itachi frunce el ceño contrariado por la actitud de su hermano.

 

—Eso no sucederá, tú no dirás nada. —Sasuke deja de reír, camina en dirección a un Itachi sorprendido, sus ojos negros clavados sobre los suyos.

— ¿Por qué estás tan seguro? —el aliento mentolado de Sasuke lo inhibe, la sonrisa que muestra el menor no deja lugar a dudas.

—El caso se cerró, nadie va a creerte ahora. Naruto está de mi lado, hagas lo que hagas, ese niño me ama y no permitirá que me pase nada malo. Soy todo el mundo que conoció en ese encierro.

— ¿Por qué lo liberaste? ¿Por qué le hiciste todo ese daño Sasuke? —Sasuke se encoge de hombros, se sienta al filo de su cama y acaricia suavemente las sabanas de seda añorando volver a tener a Naruto entre sus brazos.

—Quería conocer el mundo de afuera. —sonríe como si recordara algo. Itachi afila la mirada sobre su hermano, luce tan tranquilo como nunca antes. —Sólo le solté la correa un poco, jamás iba a dejarlo completamente solo, me ama y yo a él. Ahora ha aprendido.

—No voy a hundirme contigo, Sasuke. Se lo diré a todos.

 

Itachi se dirige a la puerta, no puede seguir escuchando toda la perorata de su hermano, todas esas falacias que salen de su boca.

 

Pero la voz de Sasuke lo detiene.

 

—Tienes razón, Itachi. Díselos, diles a todos la clase de persona que soy, húndeme y hunde a la familia, me muero por ver a la prensa afuera de casa, a padre y madre preocupados por mí, a Madara tratando con los abogados de la familia. Nuestro apellido manchado porque Itachi no quiso cerrar la boca. Hermano mayor, no todas las personas son buenas en este mundo, entiéndelo. —Sasuke aunque no pueda ver a su hermano a la cara, sabe que ha logrado hacer mella en él.

 

El mayor no dice nada más, simplemente se retira de la habitación de Sasuke con el corazón en la garganta.

 

 

 

 

[11]

 

—Kakashi ve a dormir, yo me haré cargo. —Kushina le dice en voz baja, el Hatake asiente en silencio, el bebé entre sus brazos duerme tranquilamente.

 

Un año, es un ángel de cabellos rojos y mirada verde, es precioso, le gusta mucho cargarlo cuando llega cansado del trabajo, su sonrisa bonita siempre lo recibe.

 

Tiene una familia ahora, una pequeña familia que ama, dos hijos. Naruto es hermano mayor, y lo hace muy bien su trabajo. Y Kushina es una madre ejemplar.

 

Todos asistieron a terapia, lo que madre e hijo vivieron no fue fácil, la justicia jamás actuó para ellos alegando falta de pruebas y poca cooperación de Naruto. En cambio, el rubio parecía estar bien con eso, no tocaban el tema, ya no más. Para él fue un suceso que suprimió de su cabeza, y hoy es un adolescente hermoso de muchos amigos. Porque si, algo que tenía el rubio de Kushina era esa vena parlanchina con la que se ganó el corazón de cuanto niño se le cruzaba por enfrente.

 

—Descansa, me quedaré con él. —repite la pelirroja, él le da al pequeño durmiente, tiene que darle la razón. El trabajo en la oficina es cargante, últimamente no ha dormido mucho.

 

Itachi Uchiha sin embargo fue a visitarlo la última semana sólo para desearle felices fiestas, el invierno volvía más recrudecido que antes, pero antes de irse preguntó por Naruto. A lo que él no contesto, Naruto era tema privado, los Uchiha no tenían que pintar ahí, aun así Itachi le dio un presente para el menor.

 

«Es un zorro de nueve colas, como la vieja leyenda. Pensé que le gustaría.»

 

Es extraño, porque cuando a Naruto le dio el regalo, una sonrisa que pocas veces había visto apareció e iluminó por segundos su bonito rostro.

 

— ¿Sucede algo? —Kushina le pregunta curiosa por su actitud distraída. Él menea la cabeza alejando esos pensamientos que insisten en instalarse en su cabeza.

—No es nada, iré a dormir. —le deja un beso en la frente mientras ella le sonríe.

 

¿Por qué Itachi le dio un regalo tan significativo a Naruto?

 

Tal vez jamás podría entenderlo…

 

 

 

 

[12]

 

—Hoy tenemos un nuevo profesor. —Kurenai alza la voz atrayendo a todos sus alumnos, el silencio reina en el salón de clases. Nadie hace más ruido del necesario.

 

Las niñas en la clase comienzan a desatar murmullos y los niños ni siquiera prestan atención, todos menos Naruto quien parece ansioso.

 

—Reemplazará a Iruka-sensei a partir de ahora, es un maestro joven pero con mucha experiencia, así que quiero que lo traten muy bien. —todos los alumnos asienten. —De acuerdo, adelante profesor. —los ojos curiosos de los alumnos se dirigen a la puerta.

 

Un aura masculina hace su aparición, es alto de cabellos ébano y mirada noche, blanco como las estrellas en el firmamento, una sonrisa de lado se hace presente. Las niñas se sonrojan por lo malditamente guapo que es y los niños se intimidan un poco. Pero a Naruto se le detiene el corazón.

 

Sasuke busca entre todos esos mocosos a su niño.

 

Lo encuentra en una esquina con la sonrisa preciosa que ha echado tanto de menos.

 

—Buenos días niños, yo seré su nuevo profesor, pueden llamarme Sasuke.

 

 

 

 

 

[13]

 

«— ¿Por qué no dijiste nada? Tenías la oportunidad de hacerlo y no lo hiciste. —Sasuke cuestiona a Itachi, el mayor bebe de un solo trago el tequila que se ha servido, el alcohol le hace arder la garganta.

—No pude, no quiero verte tras las rejas…

—Entonces formas parte de esto, Itachi, me pregunto… ¿por qué? ¿Qué motivos tienes para hacer esto?

 

Itachi entonces esconde una sonrisa pecaminosa.

 

Porque Sasuke no fue el culpable directamente de la muerte de Minato, él sabía que su hermano estaba coladito por el profesor. Madara lo sabía también, y fue el mayor quien le pidió sacar a Sasuke de su camino, los Uchiha no comparten, deben de saberlo bien.

 

Pero a Itachi se le ocurrió una mejor idea, él no iba a deshacerse de su hermano, se desharía de ese maldito rubio.

 

Una visita al estacionamiento, cortar los frenos e huir sonriendo. Qué hipócrita seria acusar a Sasuke de un crimen cuando él ayudó al menor indirectamente a obtener lo que siempre deseó.

 

Itachi velaría por la seguridad de su hermano hasta las últimas consecuencias, y si Sasuke era feliz con su pequeño juguete, él no tenía por qué entrometerse.

 

—Ninguno, simplemente podemos vivir con esto. Sólo sé más cuidadoso.

 

No me gustaría tener que hacerle daño a otra persona…»

 

 

FIN


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