Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cautivo por LadyBondage

[Reviews - 74]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, aquí otra parte de la historia. ¿Ya hicieron sus apuestas? Porque en cinco capitulos más y se termina.

Nos leemos pronto.

 

Desertor

[1]

 

Incorrecto.

 

Toda su vida creyó que ese tipo de sentimientos que habían florecido en él como flores de primavera habían apagado el invierno en su corazón. Y que quizá, con el tiempo, sólo lo vería a los ojos como lo que realmente era: y no como su primer y único amor, el hombre que siempre tenía una mirada cándida para él.

 

Pero todo terminó en un abrir y cerrar de ojos. Cuando en un acto desesperado de tanto amor acumulado, él decidió confesarse, y la cruda respuesta no sólo lo golpeó con la fuerza de un huracán, también despertó a la bestia que dormía en su interior. Y esa voz de hielo que le repetía una y otra vez que nunca sería feliz con la persona que amaba.

 

Porque no lo quería.

 

Entonces hizo lo que cualquier enamorado haría; destruyó todo sentimiento, pero para ello tenía que matar a la persona que alimentaba su amor.

 

No todo salió como planeaba, realmente no quiso que muriera así, pero pasó. Su onírico delirio se marchitó, cada pétalo de crisantemo se esparció en la nieve, y esos ojos azules se cerraron para siempre.

 

Lloró, abandonó sus miedos y dejo su rencor en el olvido cuando aquella vida que tanto idolatraba yacía entre el mundo de los muertos.

 

Sin embargo, en medio de tanta agonía, un hálito evaporó cualquier sollozo. Pues fueron otros ojos azules como el cielo que lo miraron asustados.

 

Y perdió de nuevo la cordura. Su viejo amor renació en un querubín con las facciones rotas de la impresión, atemorizado por lo que había ocurrido, asustado por la sangre.

 

Él decidió tomarlo cuando aún las sirenas de la policía no alcanzaban a hacerse escuchar, cuando la ambulancia todavía no se asomaba a llegar.

 

Se llevó a su amor dorado entre promesas y sonrisas cortas. Y él niño aceptó estar a su lado, a partir de entonces, ese amor creció en la ventisca del invierno.

 

 

 

 

[2]

 

El pequeño Inojin sale de la tienda de flores corriendo a recibir el abrazo de su padre. Sai sin dificultad alguna, toma a su niño entre brazos y le da un saludo escueto, el niño solo se limita a sonreírle más.

 

 

—Llegas temprano. —dice Ino frente a los dos hombres, ella lleva la gabardina obscura encima y su cabello largo rubio cae a sus costados bailando sobre su espalda.

 

—Me escapé de algunos deberes —contesta apacible. Ino sonríe discretamente mientras se enfoca en cerrar la puerta de su negocio, pone las dos llaves de seguridad.

 

—Ha sido un día agotador, me preguntaba si…

 

— ¿Quieren ir a cenar a Ichiraku? —interrumpe Sai antes de que Ino diga algo más. Ella se queda callada unos segundos, luego mira los ojos de su hijo entusiasmado ante la idea.

 

—Si —dice finalmente recibiendo un grito de guerra por parte de Inojin.

 

 

 

 

 

[3]

 

—Te has saltado tus responsabilidades, Sasuke. Padre está enfadado por ello —Itachi señala esa falta con la voz de trueno que sacude los cristales. Sasuke chasquea la lengua, fastidiado.

 

— ¿Me estás regañando? —pregunta esquivo. La idea de que su hermano sea superior incluso en los aspectos laborales, le irrita demasiado.

 

 

Itachi frunce las cejas en una actitud taciturna. Sasuke se está poniendo difícil otra vez. Es normal que el menor tome todo apecho, como si lo estuvieran insultando todo el tiempo, pero si no le ponía limites ahora, después le sería imposible controlarlo.

 

 

—No, Sasuke, pero si me obligas, voy a reportarte. No tienes más derechos que los demás subordinados. Así que ve organizando tu horario sino quieres que te delegue a un menor puesto.

 

 

Sasuke de dos zancadas rodea el escritorio de su hermano, y toma a Itachi del cuello de la camisa levantándolo de su cómodo asiento. Itachi posa una mano sobre la muñeca derecha de Sasuke para aminorar el agarre.

 

 

—No me amenaces Itachi, no sabes con quien te estás metiendo. —farfulla entre dientes.

 

—No es una amenaza Sasuke, es advertencia. Búscame y me encontrarás. No soy como los idiotas de tus amigos, a mí no me vas a venir a hablar así, porque puedo echarte de aquí con un pestañeo —sonríe mostrándole los colmillos a su hermano.

 

 

Dos lobos territoriales dispuestos a pugnarse su lugar dentro de la empresa. Es así como los ve Madara cuando entra a la oficina de su sobrino encontrándose con esa no tan grata escena.

 

 

—Ya es suficiente, Sasuke. —su cruenta voz rompe la tensión. Ambos hermanos se separan abruptamente. Ni Sasuke ni Itachi previnieron la invasiva entrada del patriarca Uchiha.

 

—Tío —Itachi se pone de pie acomodándose la corbata y la camisa. Sasuke ladea la cabeza ignorándolos.

 

—Su padre me ha dicho que mantenga un ojo sobre los dos porque temía que pelearían a partir de que tú —señala a Itachi. —tomarás el puesto, y veo que no se equivocaba.

 

 

El menor truena la boca, es una manera de insultar a Madara por tratarlo como un niño pequeño. En su lugar, Madara emite un suspiro cansino.

 

 

—No te preocupes tío, Sasuke ya se iba. Hablaré luego con él. —salta Itachi a la defensiva de su torpe hermano menor. Nuevamente escudándolo de sus actitudes incorrectas.

 

—Mhm, por esta ocasión lo pasaré por alto pero si vuelvo a ver otra escena como esta, ambos serán reportados. No quiero que se hable mal de ustedes, son hermanos y deben verse como tal. No pelear como perros y gatos.

 

 

Sasuke no puede seguir un minuto más dentro de ese lugar, sin decir nada, sale echando humo omitiendo los constantes llamados de Madara para que se detuviera.

 

 

—Tu hermano es muy difícil. —Madara dice tranquilo mientras toma asiento frente a Itachi.

 

—Tiene el carácter explosivo de papá —alude el mayor de los hermanos con una sonrisa sardónica en sus labios. Madara asiente dándole la razón.

 

—Por cierto, ¿irás a la misa anual que ofrecen en la universidad para recordar a tu maestro? Cada año asistes. —Madara juguetea con una pluma mientras el rostro sereno de Itachi pierde la compostura por breves segundos que no pasaron desapercibidos para Madara.

 

—Sí, ¿y tú?

 

—Era un buen colega y amigo, claro que asistiré. Su viuda también era amiga de la familia.

 

—El dolor la ha vuelto una mujer terca, aun asegura que su pequeño vive.

 

 

Madara sonríe melancólico, recordando añejos recuerdos que mantenía en su memoria bajo llave.

 

 

—Es normal, Itachi. Kushina amó a Minato como no tienes idea, y perder a su único hijo fue un golpe muy duro. Pobre mujer, por años no se ha rendido en su búsqueda.

 

 

 

[4]

 

— ¿Bueno?

 

—Kakashi, perdón que te despierte. Pero necesito un favor urgentemente.

 

 

Tres de la mañana, Sai no puede dormir. El asunto de Sakura lo mantiene en vilo, decidió investigar las últimas desapariciones de menores de edad por el distrito Shibuya, y encontró algo curioso en los datos.

 

Un niño fue reportado por una mujer, y las características son idénticas a las de Naruto. La persona que estaba a cargo del caso, era Kakashi Hatake, el mejor detective del departamento de policía y además, psicólogo infantil.

 

 

—Niño, tengo que dormir, algunos tenemos trabajo mañana. —le recuerda Hatake ligeramente molesto. Del otro lado de la línea Sai pasa saliva.

 

—Es algo muy importante, es sobre el caso Uzumaki.

 

 

Kakashi que se encontraba atrapado entre los brazos de una pelirroja, cuidadosamente se aparta, atraído por lo dicho por Sai. Sigiloso, sale de la habitación arrinconándose en el umbral del pasillo que lleva a las escaleras donde no pueda ser escuchado.

 

 

— ¿Qué quieres decir con eso? —susurra muy bajito pegándose el teléfono a la oreja y echando un vistazo por el pasillo. La puerta de la habitación principal sigue cerrada.

 

—Lo he encontrado.

 

 

Justo en ese momento, Kushina abre la puerta, su cuerpo grácil se vislumbra gracias a la escasa luz de las bombillas que aún se mantenían encendidas.

 

 

—Kakashi, ¿qué sucede?

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).