Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cautivo por LadyBondage

[Reviews - 74]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola niñas bonitas, ¿cómo van sus deducciones?

La proxima semana viene el final, apuesto a que ya tienen sus cartas sobre la mesa.

 

A leer.

El cielo de sus ojos

[1]

 

Quince años. Sasuke estaba en la etapa donde la adolescencia abandona la niñez y los deseos dormidos comienzan a tomar más relevancia en la vida de un hombre. Sus padres habían alegado que su educación no estaba siendo suficiente cuando sugirieron que tomara clases privadas con un académico loable en las afueras de su casa en Tokio. Sasuke no dijo nada pero su desacuerdo se mostró fehaciente en sus facciones que dibujaban uno de los rostros más agraciados de todo Japón.

 

Minato Namikaze llegó a su chalet una tarde donde la primavera erigía un sol cariñoso que habitaba cada parte de la habitación de estudio destinada para él y su profesor.

 

Se conocieron torpemente, Minato arribó tarde a darle clases, un punto en su contra, todos los Uchiha detestan la impuntualidad, sin embargo, Sasuke perdonó tal falta cuando unos bonitos ojos azules lo miraron con candidez. Y fue ahí, en ese instante fugaz que Sasuke se permitió embriagarse con unos irises tan preciosos, donde podías ver el cielo reflejado, un cielo puro libre de nubes, un cielo claro, eterno.

 

Con el tiempo, aquella mirada fue atrapándolo más y más, los sentimientos que creía no podían existir en él, se albergaron y crecieron. Minato los alimentaba con sus sonrisas de sol y su cabello de oro. Pero la felicidad no dura para siempre, y él aprendió que perder también es para todos, nadie está exento de salir con el corazón roto. El orgulloso Sasuke Uchiha terminó recogiendo las esquirlas de un amor vacío.

 

La noche que decidió confesarse, fue rechazado dulcemente con esa sonrisa lastimera.

 

 

«Lo siento Sasuke, creo que te he dado ideas erróneas. Cuando seas más grande, entenderás»

 

 

¿Entender? ¿Qué debía entender? Porque a su parecer, la única persona por la que estaba verdaderamente interesado desechaba sus sentimientos aludiendo su falta de madurez, experiencia, su edad, y por si fuera poco. Minato le dijo que no le gustaban los hombres.

 

¿Cómo podía rechazarlo a él? al gran Sasuke Uchiha, el chico por el cual todas las niñas mojan sus bragas cuando las mira, y se sonrojan cuando él les regala una que otra palabra.

 

Minato lo empujó a un abismo sin fondo. A partir de su rechazo, Sasuke se cerró entorno así mismo, alejándose de cualquier indicio sentimental por bien propio.

 

 

 

 

[2]

 

—Kushina, tranquilízate, no sabemos si es él. —Kakashi dice con la voz seca intentando detener el llanto de la pelirroja.

 

 

Ella no pudo dormir después de aquella noticia, y espero despierta hasta la madrugada para asistir puntual a la oficina de Konoha, donde Sai los vería con su hijo, porque una corazonada le decía que era su Naruto, su pequeño querubín que aquella noche de frio invierno se perdió, o más bien, fue hurtado.

 

—Por favor, no me pidas eso. Estoy segura que es él. —susurra a Kakashi con la voz quebrada por el llanto.

 

 

No pasan ni diez minutos cuando Sai arriba a la oficina con un pequeño que sostiene de la mano derecha. Kushina al igual que Kakashi se ponen de pie, el niño tendría aproximadamente doce años, de complexión delgada y cabello arrebatadoramente rubio. La duda se disipó, ese niño era Naruto.

 

No se lo pensó dos veces, prácticamente corrió hacia su hijo arrebatándoselo de las manos a Sai. Naruto estaba seriamente confundido. No tenía idea de lo que ocurría a su alrededor, sólo era consciente de esos brazos cálidos abrazándolo con fuerza.

 

 

—Kushina, tranquilízate por favor. Vas a asustarlo.

 

 

Ella en su repentina marea de sentimientos maternos olvidó todo recato y se dejó llevar por la nostalgia, el amor, y el dolor. Naruto estaba entre sus brazos, era su hijo, en cuanto lo toco una corriente eléctrica erizo cada vello de su cuerpo. No había que dudarlo, todo el parecido con Minato se avivó en esos tiernos ojos añiles.

 

Haciendo caso a las palabras de Kakashi, tuvo que apartarse de su niño con las lágrimas derramándose sobre el piso. Sai un poco avergonzado carraspea para atraer la atención de la mujer y su superior.

 

 

—Lo siento, lo siento. No volverá a ocurrir, es sólo que… —Kakashi se posiciona a su lado pasando un brazo alrededor de sus hombros atrayéndola a su cuerpo.

 

—Relájate, linda. Él está aquí. —Naruto busca a Sai con la mirada. Es en la única persona en la que confía por ahora. Este le regresa la mirada, Naruto le sonríe de lado tímidamente.

 

—Naruto, te llevaré con alguien de mi entera confianza, ¿de acuerdo? —le dice al menor acuclillándose a su altura. Naruto asiente sin emitir palabra alguna.

 

 

Kushina mira a ambos hombres con la vacilación haciéndose presente en sus ojos verdes. Sai y Kakashi se miran preocupados.

 

 

—Es parte del protocolo, Naruto necesita ser revisado por un médico legista y después yo hablaré con él.

 

 

 

 

[3]

 

Hinata atrapa su labio inferior entre los dientes. No era lo que esperaba ni tampoco imaginaba que el daño había sido más grande de lo que se veía a superficie. Kakashi a su lado lee sin poder creer todo lo que hay en ese informe pulcramente redactado por su puño y letra.

 

 

—Tiene que ser una maldita broma. —sus ojos obscuros buscan algún indicio que le diga que Hinata está jugando, pero no es así, en esos ojos grises lo único que puede vislumbrar es la incertidumbre y la tristeza.

 

—Lo siento mucho Kakashi, pero creo que tendrás que decírselo a Kushina, yo no puedo hacerlo. —la joven médico baja la cabeza. El detective toma los papeles entre sus manos arrugándolos, un destello de ira que jamás pensó sentir, y un odio mudo hacia una persona que jamás ha visto.

 

 

Naruto fue ultrajado y golpeado durante cinco años, el reporte de Hinata sólo confirmaba una cruda verdad que pensó nunca volvería a vivir. Sus víctimas normalmente no tenían un papel importante en su vida, pero esto era diferente. Kushina era algo así como una pareja, no solo una mujer con la que se acostaba, ella significaba más en su vida, y saber algo tan brutal como una violación sólo desencadenó la rabia guardada en su interior.

 

 

—La última vez que ocurrió fue hace un mes aproximadamente. A partir de ahora tendrás mucho trabajo que hacer Kakashi, y te recomiendo que lo trabajes con ambos apropiadamente. Porque Naruto me dejó entrever que el daño psicológico fue más allá. —Hinata toma asiento detrás de su escritorio. Kakashi levanta una ceja.

 

— ¿A qué te refieres? —la pregunta sale disparada como una bala de acero. Hinata suspira profundamente antes de decirlo.

 

—Creo que nos enfrentamos con un caso severo de codependencia y probablemente, síndrome de Estocolmo. Naruto no dejaba de temblar cuando lo toque, miraba a todas partes y cuando… —se sonroja tenuemente, luego carraspea para continuar. —Cuando lo toque ahí… —Kakashi sabía a qué se refería. —él me empujó y dijo que no debía hacerlo, porque él se enojaría mucho, después lloró como por diez minutos y finalmente se quedó dormido. Pero entre sueños murmuraba un nombre, algo muy escueto pero alcancé a escucharlo.

 

— ¿Un nombre?

 

—Sí, creo que tenemos una pista de la persona que se lo llevo pero necesitaras hablar con él para poder aclarar mis conclusiones.

 

 

 

 

 

[4]

 

— ¿Aun sigues aquí? —Sasuke se recarga en la puerta con los brazos cruzados, observa curiosamente a Shisui acomodarse la corbata mirándose al espejo.

 

—Toca la puerta antes de entrar, idiota. —el mayor ruge y Sasuke sonríe ladino.

 

— ¿Así que también iras a esa misa estúpida para conmemorar a un hombre que no hizo nada de provecho? —las palabras afiladas nadan en su veneno, Shisui frunce el ceño.

 

—Fue tu profesor, no puedes ser tan desconsiderado. —Shisui se da la vuelta mirándolo a los ojos, Sasuke chasquea la lengua.

—Un idiota soñador con muchos enemigos.

 

— ¿Está hablando tu corazón herido o tu orgullo acrecentado? —la sonrisa abierta de Shisui lo provoca, deja su pose despreocupada, y se dirige a su primo en tres elegantes zancadas.

 

—No me hagas enfadar, imbécil. —su voz suena contundente quebrando la soledad y esa mirada burlona.

 

 

 

 

 

 

[5]

 

—Kakashi, ¿qué pasa? —Kushina tiene los ojos hinchados, los labios resecos y las manos frías, y aun así, parece tan fuerte como un roble, es malditamente atractiva cuando sus verdes promesa lo miran con la esperanza jactada en ellos.

 

—Hay algo que debo decirte, y quiero que te tranquilices. ¿De acuerdo? —toma su rostro entre sus manos, reparte caricias en las mejillas con los pulgares, ella traga saliva en seco. —Naruto tendrá que asistir a terapia, y tú también. Además de que lo inscribiré en mi grupo de los miércoles.

 

 

Ella no entiende, sus ojos se mueven de lado a lado.

 

 

—Pero… ese grupo es para víctimas de vio… —nuevamente las lágrimas acuden a sus ojos. —Oh dios mío, Kakashi dime que no es cierto, dime que es mentira. Por favor, dime que es mentira. ¡Es mentira! ¡No puede ser cierto! ¡Oh dios, mi bebé! —se aparta violentamente de Kakashi abrazándose así misma, rompe en un amargo llanto saboreando el desazón de la verdad. Su corazón golpetea su pecho con fuerza queriéndose salir de su cuerpo.

 

 

Su pequeño, su niño había sido devorado por un monstruo que se escondía entre las sombras, que le había arrebatado todo lo que amaba en un parpadeo.

 

Un monstruo que sin saberlo, ella conocía. Aquel que dijo llamarse amigo.

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).