Pov Kouki
Un ave que no vuela... Era como me sentía en ese momento. No podía sentir mi cuerpo, y con desesperación intentaba abrir mis ojos pero no podía, sentía como si no hubiera dormido por años, como si una fuerza misteriosa me estuviera cerrando los ojos.
Primero pensé que estaba muerto, no se rían, nadie a escrito un libro en primera persona que diga 'cómo se siente estar muerto' pensé con sarcasmo riéndome de mí mismo.
Estaba intentando organizar mis pensamientos negativos para hacer algo pero los "estaré muerto!!!" siempre me dejaban en pánico. Cuando estaba seguro que iba a empezar a hiperventilar la voz de los doctores me sacó de mis pensamientos. Quería hablar pero no podía y cada vez me desesperaba más, sinceramente quería decirles "déjenme paniquearme augusto!!!".
- El paciente está muy mal. No puedo creer que haiga alguien que pueda sobrevivir a un accidente de esa magnitud -dijo el doctor mientras podía escuchar cómo movía unas cosas, por alguna razón la enfermera suspiraba, era obvio que estaba enamorada del doctor.
De repente sentí algo helado contra mi pecho, pero cómo era posicionado en diferentes partes de mi estómago supe que era un estetoscopio. Aunque sabía que no estaba muerto (porque dudaba que alguien se enfermara ya muerto).
- Yoshimura san creo que el paciente necesitará otra bolsa de suero la que tiene ya se le está acabando - dijo recibiendo un suave/seductor 'sí' del doctor pero por el tono puede deducir que… ¡Se estaban coqueteando los condenados! Los coqueteos seguían y cada vez eran más directos para mi gusto, si no supiera de mi condición podría decir que estaba más rojo que una remolacha.
- P por f favor ya no más - dije como si la vergüenza me hubiera dado las fuerzas suficientes para terminar mi tortura, los doctores dieron un pequeño salto en respuesta.
Con mucho esfuerzo pude abrir mis ojos y por alguna razón lágrimas cegaron mi visión. En realidad no sabía si estaba llorando o si mi vista estaba nublada dado al accidente, -realmente espero que sean lágrimas- me dije a mi mismo.
La pareja se disculpó pero yo solo pude soltar una sonrisa – sabe creo que no está del todo mal, al menos es mejor que el silencio – dije mientras intentaba limpiarme las lágrimas.
- ¿Eh?.. Bueno dime chico ¿cómo estás algo te duele? – dijo mientras masajeaba mis brazos para que las sangre fluyera según su explicación o lo que pude entender, biologia nunca fue mi materia favorita. Me empeze a asustar cuando me di cuenta de que no podía mover mis brazos o piernas. Después de los primeros intentos me detuve estaba muy asustado como para pensar que tal vez no me pudiera mover.
El doctor como si hubiera leído mis expresiones dijo – no te preocupes estás asustado tienes que tranquilizarte para que tu cerebro envíe señales claras a tu cuerpo, solo relájate – intente calmarme pero era difícil.
– Ahora dime como se llaman tus papás, tenemos que contactarlos – dijo tomando una carpeta para empezar a escribir los datos.
- Kou y Kiyomi Furihata - dije mirando el techo - pero no se molesten en llamarlos no los miro desde que tenía 9 años - dije recordando cuando les llore para que no me dejarán solo pero no les importo prácticamente me crié solo.
El doctor me miró sorprendido, él estaba acostumbrado a lidiar con los "quiero a mi mamá!!!" mi situación era uno de esos casos raros que siempre hace que los doctores piensen que eres un chico rebelde.
Esperaba una reacción de disgusto pero creo que el entendido que no estaba solo por elección.
Para ser sincero yo me acostumbré a estar solo desde temprana edad, tengo que admitir que primero era muy difícil para mí, pero como pasaba el tiempo más me acostumbraba - Sabe primer dolía pero al tiempo me di cuenta que era lo mismo que siempre, papa en el trabajo y mama con sus amigas - dije devolviendo la mirada al doctor que me miraba sorprendido y con un poco de pena.
- Lo siento - dijo bajando la mirada - ¿dime recuerdas qué fue lo que te paso? - dijo sentándose cerca de mí. Por alguna razón no recordaba nada solo un fuerte dolor y después que todo se tornó negro. Le expliqué que no recordaba nada del accidente.
- Recuerdo que soñaba que estaba en un cuarto - le dije mientras él tomaba asiento - había un espejo grande y yo estaba en el, pero mi reflejo no dejaba de reírse y se enterraba las uñas en las piernas - dije recordando la cara sin expresión de mi reflejo.
- Empeze a sentir mucho dolor en las piernas, como si me las estuviera enterrando a mi - dije recordando que no podía moverme y como el dolor empezaba a subir por todo mi cuerpo quemándome.
- Le gritaba que parara... pero solo las enteraba más, cuando mire a mi lado había una niña, era muy bonita pero su cara se estaba pudriendo - dije recordando la cara blanca de la niña y como su cabello le llegaba a los pies.
- Después ella me abrazo, ella se estaba metiendo adentro de mi y yo solo podía pensar "sácala!!! sácala!!" - dije mientras el doctor me miraba con interés.
- Fue una sensación muy extraña como si sintiera que no pudiera respirar y un sentimiento de tristeza me invadió y de repente me mire a mí mismo pero no como en un espejo, ahí estaba pequeño y estaba llorando - dije recordando que en ese oscuro lugar y vacío. El doctor me escuchaba atento y escribía esta vez en una libreta todo lo que le decía.
- ha de creer que estoy loco - le dije soltando una pequeña risa.
- ¿Dime te molestaría que escribiera de esto? - dijo mirándome - tu historia es muy extraña sabes, quiero saber más tu pasado y de tus sueños - dijo mirándome serio, por alguna razón empecé a contarle mi vida, primero pensé que era porque necesitaba a alguien que me escuchara, pero sentía como si estuviera obligado a contarle.
- Todo empezó cuando tenía 5 años yo vivía con mi madre materna se llamaba Rin a mi papá nunca lo conocí, pero aun así éramos muy felices….
…………………...Flashback………………….. (Pov Narrador)
- Mami que pasa porque lloras - dijo un niño castaño mirando a su mamá una mujer alegre de ojos color miel que estaba estaba llorando. El pequeño niño se le acercó y secó sus lágrimas para después abrazarla sabía que su mamá cada día se mataba trabajando para salir adelante y por eso nunca se quejaba de su ausencia. Todos los días después de la escuela él trabajaba cortando el césped de sus vecinos, de tutor en su escuela y entre otros trabajos para ayudar a su madre en secreto.
Los días que los niños de la escuela lo molestaban o cuando estaba triste siempre se ocultaba en una cueva que estaba cerca que los riscos era un pueblo pequeño y húmedo que era muy conocido por atraer turistas por sus ricos y montañas.
El chico tenía sospechas de que algo le pasaba a su madre, ahora llegaba más tarde y empezaba a actuar raro. Primero pensó que era porque había conocido a alguien pero ella empezaba a llorar cada vez que miraba a Kouki hasta que un día salieron, no era muy frecuente sus salidas, normalmente no tenían ningún lujo pero empezó a notar que sus madre cargaba joyas y un celular nuevo.
Lo ignoro pensando que era un regalo de algún admirador pero no le gustaba que ella recibiera regalos, pensaba que le querían quitar a su mami. Ella nunca le había presentado a un novio era como si se lo estuviera ocultando.
“Orfanato Ángeles en la Tierra”
Decía el cartel que de la entrada de un edificio viejo en el que miraba muchos niños, en ese momento el niño entendió…. Esta sería su nuevo hogar, iba a ser abandonado, las lágrimas no faltaron y extrañamente no provenían del pequeño.
Miró a su madre llorar y le dijo – no te preocupes vendré por ti solo es por un tiempo hasta que consiga dinero verás cuando cumplas años haremos una fiesta – dijo dándole a entender que su temporada en ese lugar iba a ser corta.
El niño embozo una sonrisa triste y le dijo – Siempre te esperare no te preocupes por mí – dijo mientras miraba a su mama marcharse cuando la visualizo en el auto ya yéndose las lágrimas no paraban, se estaba conteniendo de no salir corriendo detrás de ella……….
-Ella nunca regresará- Le dijo una voz al castaño que buscaba el proveniente de la voz.
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Ya habían pasado 3 años era su octavo cumpleaños y el niño no dejaba de mirar por la ventana esperando a su madre para que cumpliera su promesa. Todos sus cumpleaños era lo mismo, siempre esperaba a su mama en una banca en la puerta del orfanato esperando hasta que las personas del orfanato lo obligaban a meterse porque era ya era muy tarde.
Los niños del orfanato se burlaban de él diciendo que ella nunca regresaría que lo había abandonado pero el niño no les hacía caso y se quedaba ahí mirando el camino esperando alguna señal de su mamá que nunca llegaba. Cada cumpleaños salía corriendo a un árbol en el cual se trepaba y pasaba horas escondiéndose y llorando.
Un día a los 8 años se cansó de esperar y decidió que sería él, el que iría a buscarla y así fue como el castaño se escapó del orfanato. Kouki la busco en todas partes desde el departamento en el que ellos estaban hasta donde ella trabajaba.
- Esa mujer se fue a Tokio - dijo el hombre que era el encargado de cuidar las plantas en los departamentos en los que antes vivían. Kouki no tenía en donde dormir siempre se iba a un callejón después de estar consiguiendo dinero para un ticket de tren para Tokio, le costó meses y muchos trabajos el juntar el dinero.
Uno de sus trabajos era de jardinero en una casa de ricos, así fue como conoció a un niño pelirrojo con cual entabló una bonita amistad. El niño se llamaba Akashi Seijuro hijo de un conocido empresario, primero pensó que el niño sería muy presumido pero en realidad le ayudó a conseguir el dinero para irse.
- No te olvidare Sei - dijo el niño sonriéndole a su amigo con tristeza sabiendo que quizás sería la última vez que lo miraría. Akashi abrazo al pequeño y le dio un collar que tenía una piedra roja con dorado que ellos habían recogido en un lago y que les había parecido bonita. El castaño le dio otro collar parecido pero la piedra era negra con un poco de azul metálico. Akashi limpio las lágrimas de Kouki y le dio un beso en la mejilla que dejó rojo al castaño.
- Kouki cuando crezca te buscare y me casaré contigo - dijo el pelirrojo mientras le tomaba la mano al castaño que estaba paralizado y temblando como un chihuahua. - Y no tienes derecho a decir que no Kouki - dijo haciendo un puchero que saco una sonrisa del más pequeño que asintió.
Ese día el niño abordó un tren a Tokio sabiendo que nunca olvidaría a ese pelirrojo. El pequeño era muy cuidadoso sabía que si lo encontraban lo reportarían y sería enviado al orfanato. El pequeño se sentó junto con una mujer mayor sabía que cualquier que los mirara pensaría que era su abuela. El niño miraba como las familias pasaban enfrente de él y deseaba que su familia fuera así una vez que encontrara a su madre. Miro a una mujer muy parecida a su mama y reconoció el lunar que ella tenía en su cuello, el niño salió corriendo a donde se bajó la mujer y corrió detrás de ella.
-¡MAMA! - grito Kouki llamando la atención de la mujer que cuando lo miró se quedó en shock si era ella. Pero después el niño se dio cuenta de algo que le destrozó el corazón, la mujer venía agarrada de la mano de un hombre y un niño más pequeño que él en la otra mano. La mujer vestía un vestido de seda y arriba un saco de piel con un montón de joyas decorando su cuello. Fue como un balde agua fría para el pequeño, ahora todo tenía sentido…. fue abandonado por dinero….
El pequeño bajó la mirada y miro como algunas lágrimas se le escapaban a su madre. En la pequeña mochila que traía atrás sacó una caja y se la entrego con un “Espero que seas feliz” acompañado con una sonrisa triste mientras se iba subiéndose al tren de nuevo. Miro por la ventana a la mujer que abrió la caja y se puso a llorar en el suelo mientras el hombre y el niño la miraban extrañados. La caja contenía un collar que ella le había dicho que quería cuando apenas era un niño, la caja decía feliz cumpleaños y contenía cartas que decían que la extrañaba y que siempre la esperaría.
La mujer salió corriendo para alcanzar el tren pero era muy tarde las puertas se habían cerrado pero pudo visualizar a su hijo con los ojos apagados como si toda vida se hubiera ido de sus ojos. Se sentía como la cosa más repugnante de todo el mundo cuando empezó a recordar a Kouki cuando le tenía preparado el desayuno o la cena y cuando disimuladamente él ponía dinero en su bolso. Las sonrisas que le daba aun cuando lo había abandonado en el orfanato ahí fue cuando se dio cuenta lo sola que estaba, su esposo siempre estaba trabajando y su hijo siempre con sus amigos o tomando clases de piano.
- Mamá estás haciendo el ridículo levántate que nos están mirando – dijo el pequeño recibiendo una afirmación del hombre que parecía estar avergonzado de estar junto a ellos. Se levantó y se fue con ellos mirando sus espaldas preguntándose que si valió la pena haber dejado a su hijo por esa vida.
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