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Mil caras, mil pecados, mil secretos. por katzel

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Notas del capitulo:

Por fin el capítulo que cierra esta historia. Espero haber conseguido compartir algo de misterio, fantasía e interés en quienes están leyendo el relato. He deseado fervientemente formular un héroe algo atípico esta vez. Uno reflexivo y aunque apasionado, pausado y cauto por el paso de los años. Queda lejano de los referentes fantásticos, orientales o victorianos que suelo abarcar y por eso le tengo cierto aprecio. Los fans del gran maestro Urasawa encontrarán errores de tiempo y espacio que no han sido a propósito. Me disculpo por ello. Es mi pequeño tributo a una obra magnífica de gran profundidad. Si han llegado hasta aquí, como siempre:


Gracias Totales!!

Qué extraños somos los humanos… La tristeza se diluye con el tiempo, y al final, sólo quedan los buenos recuerdos; retenemos sólo lo que nos conviene.
Es la manera de seguir viviendo…
Naoki Urasawa, "Another Monster"

 

Los Libri Prohibiti son los libros publicados clandestinamente durante el regimen nazi. Actualmente hay un archivo muy amplio de estos textos que puede ser visitado por mediación las instituciones de Derechos Humanos. Entre todos ellos, hay un cuento pequeño, ilustrado. El dibujo es de un novato y apenas se ven las líneas fuertes de lo que será su estilo maduro...

Algo tienen de perturbadores estos dibujos... nada que sea censurable externamente, pero cavan profundo en la mente cada vez que se observan. El libro tiene tapas azules e inscripciones a lápiz, realizadas suavemente, casi perdidas por el paso de los años. Las hojas están amarillas y la humedad ha empezado a afectar los hilos delicados de la pasta. No hay otro libro como éste en ninguna biblioteca asequible. Y según mi investigación, puede llegar a ser el único que sobrevivió la terrible guerra. En la cinta de papel que me dejó Svetan estaba la ubicación exacta de este cuento:


El Monstruo de los mil rostros

"En un país de cuento de hadas, de grandes castillos de piedra y casas de sombrero de bruja, vivía antiguamente un monstruo que tenía mil caras. Él podía mostrar la cara que más le conviniese para así engañar a todo aquel que se presentara. Lo que más deseaba este monstruo era ser querido por todos, por eso, cuando se encontraba con alguien, se presentaba como la solución a cualquiera de sus problemas o deseos. Este monstruo no mentía tan descaradamente como se pueda pensar, dado que se convertía de inmediato en lo que su mente destinara. ¿Por qué era un monstruo y no un héroe? Por la sencilla razón de que su final no era hacer el bien sin recompensa, sino ser amado por más y más personas, de la manera que fuese, como fuese y cuando fuese. El deseo cumplido sólo era un vehículo para amarlo y una vez obtenido este amor, iba a buscar a otra persona vacía para otorgarle un deseo. Este monstruo descubrió que era un monstruo cuando apenas era un niño. Sus padres habían muerto sin que los conociera y por mucho tiempo tuvo miedo y estuvo solo. La primera vez que usó sus poderes fue cuando se convirtió en el hijo adoptivo de una familia. Luego pasó a ser el predilecto. Después, el ejemplo de la escuela. Más tarde, el más amado del pueblo. Sólo entonces tuvo la confirmación de su naturaleza, ya que nada de ello tenía sentido para él, sólo valía si los demás lo admiraban.


En el país de cuento de hadas las cosas no iban muy bien y pronto se encontró con un soldado. Este soldado le habló de tal hazaña que de lograrse, no sólo lo amaría el pueblo, sino el mundo entero. Así decidió lo que quería hacer por puro egoísmo: concitar el amor de todos los seres de la tierra. Salió de las montañas y bajó a una ciudad de vidrios azules llamado Bohemia. Jugó con su nombre varias veces y barajó tan bien sus mentiras que no había quien lo conociese sin sentirse alegre. Mientras más crecía el monstruo, más habilidades ganaba y empezó a llamar la atención de los señores de las cruces negras. Sin embargo aún no se preocupaba por ellos. Un día encontró a un estudiante. Al inicio deseaba darle lo que les daba a todos. El problema fue que ese estudiante no quería nada. Era feliz tal y como era, lo cual era un peligro para su forma de pensar. Nunca se había cruzado con alguien que fuera feliz y estuviera completo. Le molestaba aquello, porque entonces no podría darle nada para que lo amara. Se resolvió a no separarse de él mientras cumplía su gran plan porque de nada serviría que todo el mundo lo recordara como un héroe si esa persona sencilla no lograba amarlo. Recurrió a lo único que no había recurrido con los demás: le dijo poco a poco lo que él era en verdad. Para su sorpresa, el estudiante lo quiso sin recibir nada a cambio y amaba su verdadero yo. Todo empezó a perder sentido. Ya no le interesaba que todo el mundo lo amase, ya que ese amor era vacío. El otro amor, el real, le había enseñado que había sido egoísta y que su discurso de héroe patriota no valía nada. Se sintió muy feliz. La noche que se dio cuenta que podía dejar de ser mil caras para volver a ser el niño que había sido abandonado en las montañas, le hizo una declaración silenciosa. Quería dejar su antigua piel y renacer. Pero uno de los hombres de la cruz negra que lo estaba siguiendo, llegó a su refugio y tuvo que matarlo y guardarlo en un gran baúl de madera. El Malvado Konrad de la Cruz Negra, el líder de los enemigos nunca se lo perdonó. Fue acorralado y posteriormente encarcelado, de ahí escapó triunfante con sus magníficos poderes. Luego - en la hora de la desgracia -, se encontró con un monstruo más grande que él, quien lo arrancó de su refugio y lo llevó a un lugar terrible... donde le quitaron una a una cada cara y al final vieron su verdadero rostro. Entonces - y sólo entonces - el monstruo murió."


Los lentes azules de luna rota y el papel escrito de su puño y letra temblaban tanto como podía permitirlo una mano cerrada y unas lágrimas que no querían salir. Leí el cuento una y otra vez, una y otra vez, en voz baja, en mi mente, a punto de gritarlo en medio del archivo donde el guardia me había dejado solo. Estaba seguro que Konrad el de la Cruz Negra, era Konrad Henlein, lider del partido de los Alemanes de los Sudetes. Ahora sabía lo que había pasado con él... los nazis lo habían hecho prisionero y por algún medio de tortura psicológica intentaron copiar su naturaleza distinta, su efecto de transformación interna. Recordé sus palabras en el puente, hace mucho: "yo soy la persona que quiero ser".

Pude haberme quedado con el cuento sin hacer nada más. En ese momento entendía cosas que jamás hubiera imaginado. Entendí cuánto había significado yo para Svetan Lom y la forma en que me había amado. Cómo había cambiado y lo que llevaba dentro de él... una vida entera que yo ignoraba. Y entonces lo amé aún más por ello.

Sentado, me abracé a mi mismo con fuerza, sacando el aire bajo mis costillas, me presioné y doblé en la silla hacia adelante con fuerza, dejando salir la rabia entre mis dientes presionados, -una rabia que era como el rugido de una pantera herida de muerte- resoplé hondo y duro, haciendo saltar saliva de mi boca, con las lágrimas que se habían desviado por la cara. Luego me senté recto, aspiré hondo y llevé las manos a las sienes. Tenía ganas de golpear, de arañar las paredes, de romper a patadas todos los muebles. Esto había ocurrido sin remedio. Pero abría las suturas de la herida quemante de su ausencia. No era tan fácil como llorar o gritar. Mi alma estaba partida en pedazos que no podían volverse a armar.

-- ¡Oh Svetan!

Konrad Henlein ya estaba muerto y muchos de los responsables, como Milenka, vivían su propio infierno personal. Durante mi juventud cacé nazis brutalmente. Pero esa no había sido la solución... el odio que nace del odio me dejaba tan pequeño y vencido como en ese momento, una caja vieja con un libro de cuentos.

Sin embargo no podía estar tranquilo, había algo que tenía que hacer... no podía conformarme...

Me dediqué a revisar las inscripciones con lápiz. Tuve que abrir la lupa de mi navaja para poder entender algo en medio de aquel amasijo de letras. No eran anotaciones suyas, sino de alguien más un tal Jirí Letzel... disidente, refugiado en la calle Mlynska Kolonada, Praga. Lo que ponía me pareció desconcertante.

“Hay casos humanos, combinaciones de genes, que dan como resultado habilidades increíbles. Hace poco conocí a un camarada capaz de transformar su rostro, voz y actitud en cualquiera que se lo proponga. Con algunos toques externos puede desaparecer como quiera, pero he descubierto que la raíz de su interpretación se basa en que "persuade" ser otro. Tiene un nivel de convencimiento devastador que nos ha servido para sobrevivir. No me parece que él sepa controlarlo ni que se dedique a ello, pero es real y en las manos equivocadas podría ser usado con resultados catastróficos. Los alemanes le siguen muy de cerca y creo que ha escapado de las mesnadas de Henlein con gran maestría. Sin embargo, temo que alguien de nuestro propio partido nos ha traicionado...”


Corrí los dibujos para encontrar más, unas páginas adelante.

“Se llevaron al camarada y también a una hermosa mujer. Lo único que me ha quedado es este libro de cuentos. Es perturbador en realidad. Cuando el camarada me lo entregó me dijo que El Padre de los Monstruos iba a desarmarlo para crear con sus restos un nuevo mundo. Tenía miedo... me entregó un mensaje y cuando llegaron los hombres le golpearon en la frente con un arma, recogí los lentes sangrantes y se los envié a M... a mí me derivaron a un lugar más tranquilo pero no tengo idea de lo que harán más adelante.”

Por último en la contratapa había algunas anotaciones finales.

“Han pasado ocho meses... todos los rehenes están sorprendidos. Hay demasiadas historias sobre laboratorios y pruebas psiquiátricas. No tengo ida de a dónde han llevado a mi joven amigo. En medio de la confusión he averiguado que el ilustrador de libros para niños, Emil Sebe, el autor de este volumen, es probablemente el traidor, cuyo nombre real es Klaus Pope. Dicen que Pope tiene una extraña teoría. Uno de los que había trabajado con él comentó: con los nuevos poderes que tengo, estoy seguro de que puedo convencer a quien sea de cualquier cosa... pero sobretodo, creo que puedo crear un nuevo ser humano sólo con mis palabras. Todo esto me supera... tengo la sensación de que el camarada está muerto. La horrible certeza de que Emil Sebe sea el Padre de Monstruos y que esta historia no haya hecho más que empezar...”


Busqué desesperado en los archivos sobre Jirí Letzel. Estaban la sección más inaccesible y sólo pude leerlos gracias a la ayuda de Jitka Haserová, la abogada que logró hacer a la milicia pagar por sus crímenes de guerra. Ella misma me entregó el diario de Jirí pero me dijo que no había nada de lo que yo buscaba. Sólo arrojó una luz terrible. Emil Sebe, Klaus Pope, era en verdad un peligroso criminal llamado Franz Bonaparta, y realizó experimentos a escala nacional. Parte de esos experimentos eran sus libros de texto para niños: "El Monstruo sin Nombre", "El dios de la paz", "El hombre de los ojos grandes", "El hombre de la boca grande", "Un lugar para el reposo", "La bestia durmiente en el bosque". Todos absolutamente retorcidos y capaces de lavar el cerebro con el método adecuado. Esos eran los embriones nacidos del "Monstruo de los Mil Rostros". Un plan para crear el ejército perfecto, sin moral, sin bien ni mal... cada vez más estaba convencido de que había destruído a Svetan para construir ese imperio macabro.

Agradecí la información y salí con paso firme del archivo.

Sabía perfectamente lo que tenía que hacer.

Si existen semillas nacidas de Franz Bonaparta, debo asegurarme que jamás germinarán. Tengo la verdad. La poderosa verdad y algunos años por delante. Creo que eso hubiera hecho dormir tranquilo a Svetan y si él estuviera aquí, trabajaría arduamente para que aquello que él recibió como un don no fuera utilizado para la más absoluta y oscura maldad.

No temas Svetan. No hay sombras entre los dos. Ya he llegado a ti. Ahora voy a protegerte. Al final del camino hay unas escaleras, una habitación, una noche de lluvia en Boheme y un beso. Sólo un beso a distancia mínima del cielo.

Notas finales:

Creo que todos tenemos ánimo de algo en un momento determinado de nuestras vidas. Ánimo de historias ligeras, graciosas, pasionales, de época, y a veces hay ánimo para una de estas. No critico ni alabo los escritos en los que yo misma he participado. Sólo comparto que es posible que mis reflexiones hayan avanzado por algunos caminos distintos. La emoción está, pero ahora creo que no es suficiente para expresar lo que deseo y la necesidad de una forma nueva, un tema, un fondo se hace mayor. Gracias por seguirme a lo largo de tanto tiempo. Os aprecio infinitamente. Saludos!!


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