-No todos lloramos de la misma manera, hay sonrisas que esconden miles de lágrimas.
Para ser sincero nunca creí en mis sentimientos por ella, pero aun así el que la hubiese encontrado con su mejor amigo me hizo sentir lamentable, ¿Qué tan malo tuve que ser para que ella llegase a eso? Ya no había vuelta atrás y ahora estaba solo, no tenía familia y mucho menos amigos.
Seguí caminado por las calles mientras intentaba calentar mis manos del frio, era el peor momento para estar solo, antes de las fiestas y en vacaciones de invierno, realmente no podía hacer nada, no puedo decir que mi corazón está roto pero creo que dependí de este sentimiento para ocultar mi debilidad, nunca creí en el amor sincero y no creo que lo haga, simplemente es algo sin sentido.
Me puse a pensar que tal vez he tomado las decisiones incorrectas todo este tiempo, siempre que me equivocaba o me sentía triste sonreía para no demostrar que tan infeliz soy, suena realmente patético. Ahora estoy en medio de la calle esperando el cambio del semáforo para poder cruzar, pero ¿A dónde debería ir? No tengo a alguien para hablar de ello y no tengo ánimos de estar en casa, tal vez deba seguir caminado sin rumbo.
Sentí como una gota de agua caía en mi mejilla e instintivamente levante la vista al cielo observando como lo que creía agua era nieve, había empezado a nevar, mala suerte la mía, no había traído una sombrilla, pero realmente no me importa lo que pase ahora; cansado de esperar el cambio del semáforo decidí ir al parque que estaba en la misma calle, avance entre los juegos que empezaban a llenarse de nieve hasta llegar a los columpios, me senté en ellos sin moverme, no sentí un impulso para hacerlo, me dedique a mirar como las aves se ocultaban en sus nidos, me pregunto ¿Por qué no habrán emigrado al sur?¿No es lo que todas las aves hacen? Tal vez estoy hablando tonterías pero siento que si no me concentro en algo más tal vez pueda cometer una locura.
No sé cuánto tiempo he pasado sentado aquí, media hora o más, no lo sé, mis fuerzas me han abandonado por completo, tal vez deba rendirme y dejar de fingir alguien que no soy; tengo frio por la nieve que ha caído sobre mis hombros, pero no puedo hacer nada para evitarlo, cerré los ojos esperando el pasar del tiempo, no podía resistir más.
-Si te quedas aquí podrías enfermar.
Una suave voz me saco de mis pensamientos, abrí mis ojos buscando al responsable topándome a un joven de cabellos negros y una piel pálida, cuando lo mire me sonrió como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo.
-¿Quién eres?
-Soy Uchiha Sasuke, ¿Cuál es tu nombre?
-Naruto- contesté sin ánimo a su pregunta pero eso no pareció importarle y sonrió de nuevo. Realmente no tenía ganas de hablar, y mucho menos con alguien a quien no conozco, pero al ver su expresión me han dado ganas de ver qué clase de persona se acercaría a otra en medio de un parque sin nadie alrededor.
-Naruto es un nombre algo singular- me dijo con un expresión un tanto sorprendida, ¿Acaso estaba buscando una pelea o algo por el estilo? Este tipo empieza a molestarme.
-Al igual que Sasuke- le hable del mismo modo provocando una reacción un tanto “singular”.
-No lo hacía con mala intención- se disculpó enseguida, pareciese como si lo hiciera todo el tiempo.
-¿Qué es lo que quieres?
-Solo quería saber cómo estabas- respondió algo apenado.
-¿A qué te refieres con eso?- interrogué, ¿Acaso este tipo era algún bondadoso benefactor o algo por el estilo?
-Bueno no te lo tomes a mal, es solo que vivo al cruzar la calle y te vi desde mi ventana, te veías deprimido así que quise venir a ver como estabas- su rostro estaba rojo, era obvio que estaba sonrojado, creo que el mundo me estaba jugando una broma.
-¿Así que te dedicas a espiar a los demás desde tu ventana?
-No es así, yo simplemente me preocupé por ti- su expresión ahora mostraba que estaba avergonzado pero eso realmente no me importaba, solo quería que se marchase, ya había escuchado demasiadas incoherencias el día de hoy.
-No necesito esto, me voy- me levanté y le deje hablando, realmente no le tome importancia a lo que me decía pero cuando estaba a punto de salir del parque vi como algo caía ante mí, me incline a ver que era y me sorprendí al ver que era un ave, la levante entre mis manos y le observe, era demasiado pequeña.
-Está herida, debemos llevarla a un lugar seguro- escuché la voz de Sasuke a mi lado pero fui incapaz de voltear, mis ojos estaban concentrados en aquella ave, por un momento pude verme en su situación, solo y lastimado en mitad del invierno –Naruto necesito que la lleves a mi departamento- al escuchar eso le mire, en sus ojos había seguridad, algo que yo no poseía, y como las abejas siguen a la reina, le seguí.
Entramos a su departamento, era espacioso y tenía un enorme ventanal, ahora sé porque miraba hacia afuera, yo también lo haría si fuese él, me condujo a la sala donde coloque al ave en una almohada, enseguida procedió a revisarla mientras yo observaba sin decir nada.
-Parece que no tiene algo grave, debió colapsar por el frio- ante sus palabras me tranquilice.
-¿Entonces estará bien?- pregunté a lo cual él me miro sonriendo afirmando mi pregunta, sentí como su sonrisa calentara una parte de mí, no sabría como explicarlo.
-Dejemos que descanse por ahora, mientras tanto, ¿Quieres un poco de café?
-Si no te molesta.
Debido a que en su departamento no había separación entre la sala y la cocina pude observar como preparaba dos tazas de café, mire cada uno de sus movimientos, eran suaves y fluidos, su cabello negro, su pálida piel que parecía de porcelana, su complexión era delgada pero no lo aparentaba a simple vista, finalmente mire sus ojos, eran del color de la noche, negros pero tenían un brillo que asemejaba a las estrellas. No sé en qué momento me distraje pero cuando me di cuenta estaba frente a mí, tome la taza que me ofreció y bebí un sorbo, el café calentó mi cuerpo y volví a verle a él, vi como sostenía su taza mientras bebía, algo dentro de mí me insistió a tocarle, pero no lo hice.
-¿Cómo supiste que no tenía nada grave?- pregunte debido a mi curiosidad y también para reprimir esa sensación de acercarme a él.
-Soy veterinario, así que no fue muy difícil saberlo.
-Eso es asombroso, nunca pensé que fueras uno- mi tono de voz se escuchó más de lo normal provocando que soltara una pequeña risilla.
-Bueno, lo soy pero ¿Qué hay de ti?
-Soy un escritor- respondí sin darle importancia pero su rostro pareció sorprendido.
-Es la primera vez que conozco a un escritor.
-Ya había escuchado eso- me reí ante aquello, normalmente cada vez que decía mi profesión recibía la misma reacción.
-¿Qué tipo de libros escribes?
-Trabajo en literatura pero tengo libros de todos los temas, desde cuentos infantiles hasta libros de investigación.
-Eso se escucha muy interesante, me gustaría leer uno de tus libros.
-Sería un honor para mí que lo hicieras- ante aquello pude ver que sus mejillas se tornaron de un color rojo, no sé qué pasaba por su mente para que pudiese mostrar esa reacción y tampoco podía entender por qué quería tocarlo aún más, tal vez era a causa de cómo me sentía y solo buscaba algún tipo de contacto.
-¿Te gustaría quedarte a cenar?- pronuncio aun con esa expresión, guarde silencio al no saber qué decir, fue demasiado repentino, pero pude ver como se ponía nervioso –No tienes que aceptar si no quieres.
-Está bien- respondí, después de todo no tenía nada importante que hacer, era mejor compartir algo de tiempo con alguien más que estar solo en casa, pero pareció no escucharme ya que me miro algo confundido, ¿Será que no me escucho bien?- Dije que acepto quedarme a cenar.
-Entonces ¿Qué te gustaría cenar?- volvió a mostrar esa sonrisa peculiar.
-Estoy bien con cualquier cosa.
-Iba a preparar fideos, ¿Estas bien con eso?
-Claro, son de mis favoritos.
No sé qué fue lo que me impulso realmente para quedarme pero mientras le observaba desde la mesa como preparaba la cena me sentí como si tuviese un hogar, no es que no tuviera uno es solo que sentí como si perteneciera a este lugar. El tiempo paso muy rápido o simplemente no estaba poniendo atención a mi alrededor, me concentre demasiado en la persona que estaba frente a mí que no note cuando había colocado un plato ante mí, creo que me he perdido en mis pensamientos mucho últimamente.
-¿Qué estas esperando? Pruébalos y dime que te parecen- sonrió solo para mí, es lo que quise creer, se sentó en la silla a mi lado esperando mi reacción, tome el tenedor y los probé.
-¡Están muy buenos!- exclame bastante sorprendido, aunque los sirvió de una manera muy sencilla tenían bastante sabor –Esto sabe muy bien, Sasuke.
-Gracias, me esforcé mucho al prepararlos.
-¿Son difíciles de hacer?
-No, es solo que los hice para ti- lo dijo con tanta facilidad que sentí como mi cara se calentaba, incapaz de responder ante aquello susurre un pequeño gracias.