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En un fin semana. por Hide Okumura

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Notas del capitulo:

La segunda parte <3 xD y última.
Lean uwu

—Tu...

—Takao... ¿Qué haces aquí?

—¿Qué? Vine de viaje con mis padres, ¿Recuerdas que no me dejaste terminar de hablar? El viaje era aquí. —habla notoriamente molesto, su usual forma de hablar está ausente ahora.

Al notar esto, Midorima se pone nervioso. Inusual en él.

¿Por qué le hablaba de esa forma? ¿Tanto le había afectado el no haberle acompañado? Aunque de todas maneras estaban juntos ahora.

—Lo siento —acomoda sus lentes y deja escapar un suspiro.

—No te disculpes, yo debo hacerlo por ser una molestia para ti. —suelta el azabache. De nuevo con un tono de voz aterrador a lo que estaba acostumbrado su compañero.

—¿Qué rayos estas diciendo, Takao?

—Solo digo la verdad, Midorima —agrega alzando la voz. Esto sí que sorprendió al chico. Una fuerte punzada de culpa se clavó en su pecho. ¿Culpa? Sí, algo le hacía pensar que la actual actitud de Takao era a causa suya, por siempre ser indiferente con él. Miles de emociones desagradables se acumularon de pronto; se puso de pie bruscamente, frustrado.

—No lo digas así. —habla sujetando a Takao de los hombros obligándolo a pararse.

—¡¿Eh?! —trata de soltarse del agarre, pero sus esfuerzos son en vano— ¿Decir qu-

—¡No es "Midorima"! ¡Es "Shin-chan"! ¡¿Recuerdas?!

Un silencio abrumador se siente en el ambiente. Si no fuera por el sonido de las olas, todo estaría en total calma
Takao quedó realmente sorprendido y miraba con los ojos mas que abiertos, a aquellos otros ojos verdes acompañados de un ceño fruncido. El radical cambio en Midorima le hizo caer en cuenta. Entonces... ¿Realmente se preocupaba por él? Toda la tristeza y enojo que había acumulado hasta ahora, se desbordó. De alguna manera las palabras de aquel tsundere, le conmovieron haciéndole sentir demasiado triste. Pero a la vez demasiado querido, aunque solo fuesen suposiciones suyas.

—Jajaja... Tu realmente... —de manera extraña el azabache reía y agacho la cabeza.

—Takao... —presiono sus dedos contra los hombros del mencionado que seguía sosteniendo.

De nuevo alza la mirada sin poder ocultar las lágrimas que ahora recorren su rostro. Pero su sonrisa seguía ahí, era realmente doloroso mirarle.

—Lo siento, Shin-chan, lo siento...

Sin resistirlo más, Midorima abraza al de menor estatura, acariciando su cabello y dejándolo llorar en su hombro.

—Idiota, yo soy el único que se debe disculpar.

Y así permanecieron un buen rato, dejando al resto del mundo atrás para centrarse solamente en ellos mismos, en ese abrazo.Poco a poco Midorima fue separándose del agarre dejando al descubierto el sonrojado rostro del azabache, quién aún soltaba pequeños espasmos a causa del llanto.

"Honestamente, nunca imaginé verlo de esta forma"

—¿Estás mejor ahora? —posa la punta de sus dedos en la barbilla del más bajo, para levantar su rostro y mirarle. El inesperado contacto le provoca un hormigueo— ¿Takao?

—Ah... no —si bien el llanto había parado, ahora estaba hecho un manojo de nervios al encontrarse con la intensa mirada de Midorima. Pero había algo un poco diferente, su mirar se notaba tan preocupado.

—¿No? —lentamente, como debatiéndose el hacerlo o no, coloca su mano en la mejilla del otro chico, quien se sonrojó al instante.

—Quiero decir, no hagas eso... —aleja aquella mano de su rostro sin ser necesario algún manotazo.

—Ah... ¡Ah! —de pronto cae en cuenta, ese toque había sido demasiado extraño. Pero de alguna u otra forma, no encontraba aquello desagradable, pero -aparentemente- Takao no pensaba lo mismo— disculpa.

Ninguno de los dos se atrevía a hablar, ¿Qué se podrían decir en un momento así? Era incómodo incluso mirarse. El de lentes coloca una mano en su frente echando la cabeza atrás y sentándose de nuevo, Takao estuvo a punto de sentarse también pero...

—¡¿Qué es eso?! —grita de la nada, de alguna manera rompiendo el hielo. 

—... es sólo un cangrej-

—¡QUÍTALO DE AHÍ! —tapando sus ojos, retrocede. 

Una leve sonrisa se forma en los labios de Midorima, por tan ridículo miedo. Con pereza se levanta de nuevo para tomar al indefenso animalito y llevarlo lejos; el azabache seguía con las manos sobre el rostro.

—Ya se ha ido.

—¡Mientes! Seguro sigue ahí y y... —unas manos posándose sobre las suyas le hicieron callar. Aún con los ojos tapados, Midorima había colocado sus manos por encima de las del azabache, retirando éstas lentamente hasta cruzar miradas de nuevo.

Absortos el uno con el otro, se entendían sin ser necesarias palabras, como si el mirarse fuese un idioma que sólo personas destinadas entre sí comprendían. Ambos sintieron lo mismo, la extraña pero ansiada necesidad de unir sus labios.¿Cuándo habrían imaginado hacer aquello con un hombre? Sin embargo, las circunstancias actuales los llevaron a eso. Y así, poco a poco aún algo indecisos de hacerlo, fueron acercando sus rostros hasta topar narices, sintiendo el caliente respirar ajeno. Midorima soltó las manos de Takao las cuales aún sostenía, para dar paso a posarlas sobre el rostro e inclinarlo hacia sí mismo, siendo él quien inició el beso.Inexpertos pero con mucho por descubrir, quedaron aproximadamente diez segundos así, sin atreverse a mover los labios, sólo presionando suavemente. Hasta que el más alto quiso ir por más, empezando a mover sus labios girando ligeramente su cabeza, a lo que Takao le imitó girando al lado contrario. Ahora sí que era un beso, y no simplemente presionar los labios.

En escasos segundos la intensidad subía, aquello que empezó como temerosos movimientos sobre los labios del otro, estaba convirtiéndose en algo más salvaje; en ocasiones hacían breves pausas solo para tomar un poco de aire y continuar. Así, con la conciencia ida a algún lugar lejano, Midorima tomó la cintura del más bajo acercando sus cuerpos. Quería sentirlo cerca, más cerca. Sus manos bajaron hasta el trasero, se posaron ahí pero pronto la curiosidad y el deseo se hicieron presentes empezando a acariciar esa zona.

Takao estaba dejándose llevar por completo hasta que el contacto tan cercano al cuerpo del otro chico, le hizo sentir aquello en su parte baja, y comprobó que Midorima estaba de la misma manera. Fue entonces cuando un poco asustado, se separó del beso y de aquel agarre.El más alto se molestó de repente pero cuando la conciencia le regresó de golpe, pudo notar que todo eso se estaba saliendo de control. ¡Estaban en plena playa! Y aunque ya estaba oscureciendo por completo, cualquier persona pudo encontrarlos ahí; no pudo pasar por alto el problema que ambos tenían en la entrepierna; unos minutos de besarse fueron suficientes para dejarlos en ese estado.

—Shin-chan... b-bueno será mejor que regrese, ya está oscuro ¿No crees? Jaja, ja... — dice el azabache riendo nerviosamente, acción que Midorima ya se esperaba.

—Lo sé, nos vemos después, ¿Bien? —todo lo contrario a Takao, a pesar de todo Midorima guardaba la calma, y le habló lo más natural posible.

Sin más, ambos caminaron apresurados a sus respectivos destinos, o más específicamente, el baño. Cuidadosos al caminar para no hacer notoria la erección que aún permanecía en ellos.

---.---

Midorima ya se encontraba en su respectivo cuarto. Daba gracias al cielo que cuando llegó no había nadie cerca que le hubiese visto.

Después de darle las buenas noches a los padres organizadores de aquella excursión y también a su hermanita, fue directo a dormir, o eso tenía planeado pero simplemente no lo lograba: dando vueltas de aquí para allá en la cama, boca arriba o boca abajo, llevaba aproximadamente una hora tratando de conciliar el sueño.Por una parte, el dormir en un lugar ajeno le era incómodo, por otra parte... No podía sacar a cierto chico de su mente; la imagen de ellos y lo que habían hecho horas atrás no le dejaba de rondar por la cabeza. Harto, sale de la habitación y de la residencia donde se encontraba, para dar un paseo nocturno a la orilla del mar, tal como lo había hecho antes.A pesar de ser altas horas de la noche aún de podían observar unas cuantas personas rondando por ahí, entre ellas un conocido.

—Ah... —dejo escapar de sus labios el azabache, al toparse frente a frente con quién menos quería toparse. ¡¿Por qué justo ahora?! 

—Buenas noches —dice Midorima de lo más normal, acomodando sus gafas con toda la calma del mundo. Pero también estaba nervioso.

—¿Bromeas? Es casi la una de la madrugada Shin-chan —trata de relajarse, diría cualquier cosa trivial para que ese extraño ambiente desapareciera.

—Sin embargo he visto gente aún por aquí —voltea a su derecha, a lo lejos se puede ver a una pareja muy acaramelada. Inmediatamente regresa la mirada al azabache, esperando -por extrañas razones- que éste no haya visto lo que él. Pero sí que los vio, haciéndolo sentir incómodo.

—¿Q-qué haces aquí?

—No he podido dormir, ¿Sabes de quién es la culpa? —se acerca a Takao sin quitarle la mirada de encima. Debía aclarar de una vez por todas lo que sentía. 

De inmediato el azabache se percató que Midorima le miraba diferente, con tanta intensidad en aquellos ojos pues a pesar de la escasa luz que había en la playa, pudo notar su penetrante mirar.
Estaba paralizado.
Ahora estaban a unos cuantos centímetros de distancia, pero el chico de lentes se había detenido.

—Hey, Takao —susurra— no puedo dejar de pensar en lo que pasó, es irritante. Estás ocupando toda mi mente, ¿Cómo te atreves? 

—Pfft... —trata de ocultar su carcajada, alejando un poco a Midorima, para poder recargar su cabeza en el pecho del mencionado— ¿Lo dices en serio? Como Shin-chan es tan seguido por algunas chicas creí que ya tendrías una novia o algo.

—No me interesan esas niñas en lo más mínimo —abraza a Takao, mientras que éste cierra los ojos, más relajado. Poco les importaba ahora si alguien los veía. Pero las probabilidades eran pocas.

—Entonces te gustan las mujeres mayores eh~

—Puede ser —sus labios se curvean ligeramente— Pero también hay un idiota que me gusta, aunque en ocasiones no lo soporto.

—Es un afortunado, pero seguramente él también tiene que soportarte —ahora es Takao quien abraza al más alto, volteando a verlo para encontrarse con su aún intenso mirar. Estaba decidido— Me gustas, Shin-chan. No sé cómo, desde hace un tiempo me tienes hecho un lío, pero ahora lo tengo claro, porque tu también me quieres... ¿No es así?

—Si no fuese así dejaría que me abrazases, mucho menos te estaría abrazando. 

Y después de esas palabras, ambos unidos con los ojos cerrados, solo se podía escuchar de nueva cuenta las olas del mar nocturno. Ambos imaginándose un mundo solo para ellos dos, donde solo ellos existían; aunque claro, nada de eso podía ser eterno.

Takao se separa con sumo cuidado y talla sus ojos de manera infantil.

—Ahora sí que tengo sueño Shin-chan... ¿Nos vamos ya? —sin pensarlo mucho toma a Midorima de la mano encaminándolo a una dirección diferente a la que él debía tomar.

—¡Espera! Yo debo regresar en donde está mi hermana menor.

—Pero quiero que veng- ¡¿Eh?! ¿Tienes una hermana? —se detiene bruscamente volteando sorprendido.

—Sí... Por eso debo regresar allá.

—Nunca lo mencionaste p-pero... ¡Oh, vamos! solo será un momento —vuelve a caminar llevando al otro chico de la mano —después de todo mis padres no están, me siento solo ahí ¿Sabes? 

Sin oponer resistencia de ningún tipo siguieron caminando hasta llegar a una casa bastante parecida a la que los padres de familia organizadores del viaje estaban usando. La casa en la cuál debería estar durmiendo cierto chico de cabellera verde pero en su lugar, estaba ahí, a la una de la madrugada en un lugar desconocido, aunque acompañado de un tipo no tan desconocido. 

Adentrándose al lugar, todo estaba completamente oscuro, pero no hubo necesidad de encender ninguna luz. Takao, quien en todo ese tiempo no había soltado a su acompañante de la mano, lo siguió -prácticamente- arrastrando hasta su temporal habitación.

—¡Hey, Takao! ¡No se ve absolutamente nada! ¡Ve más despacio! —grita Midorima después de haber tropezado al menos tres veces.

—Descuida, ya llegamos —dicho esto entre risas abre la puerta en frente suyo entrando y haciendo pasar al chico que llevaba de la mano. Por fin lo suelta y cierra la puerta.

—Pudimos haber caído ambos, ¿Sabes? ¿Por qué no eres más cuidados- 

Unos labios sobre los suyos le hicieron callar repentinamente.Las luces seguían apagadas y el otro no hizo mas que seguirle el juego, continuando el beso de manera desesperada; a pesar de no haber lámpara o foco algunos que les proporcionara luz, el de lentes pudo divisar la cama que se encontraba a escasos pasos de ellos. Sin cortar el beso, camina llevando consigo a Takao, con pasos torpes y lentos. Al toparse las piernas del azabache con la orilla de la cama, se detienen y separan sus labios, estaban rojos de oreja a oreja, y ansiosos por más.

—Hey, ¿Me trajiste para hacer esto? —habla de pronto el más alto sacando de las nubes al otro chico, que se encontraba medio mareado y fuera de sí a causa de su contacto anterior.

—No... No exactamente —dice entre risas— pero si no quieres seguir no importa e- 

Sin pensarlo demasiado, lo interrumpe arrojándolo a la cama para inmediatamente posicionarse encima de él.

—Yo no he dicho que no quiera.

Una nueva unión de labios comienza, esta vez más lenta y llena de suspiros.Las manos de Midorima toman lugar a recorrer aquel torso de arriba hacia abajo hasta llegar al vientre, donde cuela una de sus manos por debajo de la tela y sube nuevamente, acariciando y sintiendo mas de él. Gemidos ahogados quedan en la garganta de Takao, siendo el beso que aún continuaba el responsable de no dejar salir su voz.El más alto se percata de esto separándose del azabache, ocultando su rostro probablemente lleno de vergüenza, pero aún con todo eso algo le hacía continuar.

—Ahora puedes, deja salir tu voz. Dejame escucharte —habla justo en el cuello del otro, plantando un beso en ese lugar.

Inevitablemente suelta un quejido al sentir una nueva sensación, su espalda de arquea haciendo que su parte baja y la de Midorima hicieran contacto. Para sorpresa de ambos, ya estaban duros.Recarga sus manos en la cama, a los costados de Takao, para poder alzarse un poco.Casi por puro reflejo, vuelve a provocar que sus erecciones se junten, siendo ahora él quien se frota de manera lenta.

"Dios... jamás imaginé verlo de esta manera. Me encanta"

Pensó el azabache viendo con los ojos entrecerrados a quién se encontraba encima de él moviendo las caderas de esa manera. Dejándose llevar coloca sus manos en la cintura de Midorima no sin antes quitarle los lentes para dejarlos en la primer superficie plana que pudo divisar con la escasa luz.El otro ni siquiera se quejó y siguió, con los ojos cerrados.Takao empezó a recorrer la cintura del otro, bajando las manos hasta colar los pulgares en el resorte del pijama. Su intención era quitárselo pero estaba teniendo problemas para hacerlo.

—Ahh Shin-chan~ l-la ropa...

Si bien, ambos tenían pijama que eran simples pantalones de tela delgada, ahora eran demasiado estorbosos.Quería tener a su Shin-chan cerca, más cerca.En seguida Midorima se deshace de su prenda haciéndole lo mismo al otro chico, de paso quitandole también la camisa; éste abre las piernas para que el contrario se colocara entre ellas y seguir frotando ambos miembros, sólo con movimientos de la cadera de parte de los dos. El más alto aún no estaba seguro de despojarle también la ropa interior, no tan deprisa, pero probablemente no lo resistiría por más tiempo.Sin pensarlo mucho Takao va directamente a tocar la erección ajena; tocársela a alguien más era bastante extraño, pero podría acostumbrarse a ello.

—H-hey, no... —lo sintió demasiado, el ser tocado se sentía mejor que solo frotarse entre sí.

—¿Mmh? ¿No qué, Shin-chan? ¿Querías correrte sólo frotandote contra mí? Eres un pervertido —haciendo un gran esfuerzo para no gemir mientras hablaba, el azabache baja de un tirón el bóxer de un ahora sorprendido Shin-chan.

—Tu, eres aún más pervertido —no hizo falta que Midorima actuara, el mismo Takao se deshizo de su propia ropa interior.

Ahora sus miembros se frotaban sin ninguna tela de por medio. La sensación les hizo sacar un sonoro gemido a ambos.A pesar de lo expuestos que estaban el uno del otro, les era imposible mirarse a los ojos. Era demasiada la vergüenza que sentían; pero alguien tenía que romper el hielo. El sonrojado azabache toma con ambas manos su propio pene y el ajeno para hacer más cercano el contacto. Acariciando ambos miembros desliza sus manos de arriba a abajo, en ocasiones concentrándose sólo en la punta estimulando esa parte del contrario, donde al parecer era más sensible. Había encontrado un punto débil en su querido tsundere. Suspiros, jadeos, los gemidos que seguían sin sacar por completo pero que de vez en cuando se les escapaba alguno, eran los sonidos que reinaban en la habitación que tan sólo unos minutos atrás se encontraba en total silencio.De vez en cuando Midorima acercaba el rostro al cuello del otro para dejar pequeñas marcas. No se atrevía a hacer algo tan visible. Bajaba hasta su pecho para hacer lo mismo, sin pasarse de la raya.Le estaba volviendo loco; la necesidad y deseo que tenía de dejar cuantas marcas le vinieran en gana, en aquella piel. Definitivamente no quería imaginar a nadie más haciéndole eso al pelinegro.

—No muerdas tan f-fuerte —Takao se sentía a reventar, estaba en su límite. Pronto dirije la mirada a quien se encuentra encima suyo, permanecía con los ojos cerrados y el ceño fruncido, pero rojo como tomate— escucha, Shin-chan —habla atrayendo su atención, logrando que abra los ojos y le mire. Después de tanto rato sus miradas volvieron a cruzarse, los dos veían en los ojos de otro algo diferente, una mirada tan llena de deseo— n-ngh... ahh- ¿S-sabes? Siento que puedo venirme con solo ver esa expresión tuya.

—E-eh...? —Takao estaba diciendo cosas tan extrañas— entonces... hazlo y vente de una buena vez— de nueva cuenta acerca su rostro al del azabache, y éste podía admirar ese hermoso color en los ojos de Midorima con aún más cercanía

—Beso... bésame —casi suplica, elevando como le era posible su rostro al del contrario.

Una vez más, sus labios se unieron en un profundo beso. Les faltaba el aire pero eso no fue impedimento para realizar el acto que, extrañamente para ambos, ansiaban con tantas ganas. El sentir los labios del otro, sus respiraciones agitadas tan cerca, tan cálidas.El ritmo cardíaco se aceleraba, aunque eso Takao lo sentía desde hace tiempo atrás al estar junto a Midorima o cuando éste lo descubría mirándolo. Ahora ambos tenían el corazón acelerado, y así sería a partir de ese día, en el cuál coincidieron sus sentimientos.El beso continuo entre múltiples suspiros y gemidos a medio salir, mientras que el azabache se mantenía frotando las goteantes erecciones hasta que ya no pudo más.

—Ahh- Shin-chan... ya no..! —habla girando su rostro a un costado dándole fin a su unión de labios. Inconscientemente muerde su lengua al correrse; escasos segundos después Midorima también lo hizo, manchando por completo el pecho del azabache.

Hubo un breve momento de silencio, donde las agitadas respiraciones se hacían escuchar con cada vez menos energía. 

—Takao... me- ¡Hey! ¡¿Por qué lloras?!

—Es que, duele —saca la lengua con pereza, en ella había una herida y sangre brotando. 

—Idiota —sin pensarlo dos veces, toma su rostro lamiendo la herida en la lengua de Takao, degustando el sabor metálico de la sangre. Y es que, aunque en ocasiones anteriores ese idiota le había sacado la lengua a modo de burla, esta era la primera vez que encontraba esa acción jodidamente sexy. Finalmente, sacando de su mente ideas pervertidas, deposita un cariñoso beso en su frente.

Aún con pereza Takao se levanta en busca de pañuelos para limpiarse a sí mismo y a Midorima.

—¿Qué sigue? —se recuesta al lado del más alto. Aunque claramente se caía de sueño, quería más.

—Nada, quiero dormir. —se cubre con lo primero que encuentra -y de paso, también a Takao- dispuesto a descansar— quiero seguir escuchando tu voz de manera tan lasiva pero, no hoy.

Una pequeña risa salió de los labios del azabache, mientras se acurrucaba más cerca.

—Hey Shin-chan, al menos ponte tu ropa interior —el mencionado solo atina a pasar su brazo por encima de él, acercándolo— Te quiero —susurra, sin estar seguro de haber sido escuchado.

—Yo... también —con las últimas energías que le quedaban, responde.

No pasó mucho tiempo para que los dos quedaran completamente dormidos, incluso después de algunos berrinches y pucheros de parte de Takao para que Midorima despertara y vistiera algo, pero nada lo hizo levantarse.

---.---

El sol salía. En realidad no fueron muchas las horas que pudieron dormir pacíficamente.Takao ya estaba despierto sentado en la cama, mirando a la nada. La luz de la mañana que se colaba por la ventana, daba justo en su rostro.

—Buenos días —habla el azabache al ver cómo Midorima se sentaba también.

—Buenos- ¡¿Qué maldita hora es?! —cae en cuenta de la situación. Se supone que debería estar con su hermana menor en la residencia en la que -se supone- debería estar durmiendo.

—Las seis —contesta con desgano. Con toda la prisa del mundo, buscó sus prendas y vistió tan rápido como pudo, a pesar de estar recién levantado— Emm... ¿No quieres tomar un baño antes?

—No hay tiempo, si no me ven ahí será problemático —contesta buscando sus lentes— la última vez que deje sola a mi hermana, lloró incluso cuando ya estaba con ella.

La imaginación de Takao voló imaginando tan tierna escena.

—Ya veo, entonces debes irte ya —aún con sueño observa atento al otro chico que apresurado se arreglaba, aunque fuera un simple pijama lo que traía puesto.

—Me voy ya. Nos vemos —sus mejillas estaban notoriamente ruborizadas al despedirse. Sin que Takao lo esperase Midorima se acercó para darle en la cabeza un... ¿Beso de despedida?

—Nos vemos —el azabache no se conformaría con eso, así lo jaló del pijama inclinandolo a él para darle un verdadero beso de despedida. Justo en los labios, como -según Takao- debía de ser.

Midorima queda un tanto sorprendido, pero no se quejó. Abre la puerta de la habitación y aunque la noche anterior no pudo ver el interior de la casa, ya encontraría la salida. Estando en la puerta, algo le detuvo.

—¡Entonces, Shin-chan! —grita— ¿Novios? —incluso a él le dio vergüenza decir esa palabra, pero tenía que hacerlo. 

—S... —acomoda sus lentes, simulando que todo en él estaba bajo control, pero la realidad era otra. Estaba hecho un manojo de nervios— Sí.

Sin más, salió del lugar tratando de asimilar lo que acababa de decir. Pero, le hacia sentir bien.También a Takao, quien quedo con una gran sonrisa y el rostro completamente rojo. Y aunque fuese un tanto extraño para algunos, para ellos era su completa felicidad.

Notas finales:

y ia we xd ¿Les gustó? Quien quiera que haya leído :v xD gracias por leer hermosa criatura <3


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