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One Love. [JooKyun] por QueenOfYaoiland

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Jooheon se encontraba tumbado en la cama debajo de su litera, exhausto de los pies a la cabeza. La coreografía para su presentación no era un chiste, aunque eran pocos pasos, eran lo suficientemente fuertes y complejos como para fatigarle. Sumado a ello el practicar la canción una y otra vez (y no por su culpa, sino por sus compañeros).

 

Gunhee entró a la recámara en silencio, recostándose en la cama vecina a la de su amigo.

 

— ¿Día pesado?

 

— Me duelen las uñas —respondió el de pequeños ojos, con una risita.

 

— ¿Y cómo es el niño? —Preguntó nuevamente después de una corta pausa.

 

Jooheon giró la cabeza hacia la derecha, divisando el perfil de Gunhee en el colchón de al lado. Se relamió los labios y torció la boca.

 

— Es raro —dijo no muy en serio y suspiró—, y bueno.

 

— ¿Sólo bueno? —Soltó con incredulidad—. No me digas que alguien "bueno" puede eliminarme.

 

Joo apretó la mandíbula y volvió su vista a la cama de arriba de la litera.

 

— Sabe lo que hace; tiene ritmo, estabilidad... le falta dicción, pero su fluidez lo compensa —dio un suspiró más pesado—. De verdad es bueno.

 

Gunhee entrelazó sus dedos sobre su estómago, reflexionando sobre las palabras de su amigo. Asintió firmemente y sonrió ante la cara de preocupación de Heon.

 

— Vamos a cenar, Kihyun preparó algo.

 

[...] 

 

Hyunwoo caminó lentamente hasta la cocina del departamento, con las manos juntas y masajeando sus nudillos, incómodo. Odiaba esa parte de su carácter, en la que hacía casi cualquier cosa que sus dongsaengs (o cualquier persona en general) le pedían.

 

— Hyung, ayuda a Kihyun a hacer la cena —le había pedido Minhyuk con una sonrisita burlona.

 

— ¿Por qué? —Frunció su ceño levemente, despegando la mirada de la pantalla del celular.

 

— Porque Kihyun dijo que si nadie de nuestro equipo lo ayudaba a cocinar, no nos daría nada —se lamentó infantilmente—. Y no queremos ordenar al restaurant, queremos comer del jjanjangmyeon de Kihyun.

 

— Dile a Hyungwon —se sentó en el sofá donde se encontraba recostado.

 

— No quiere. Sabes que él y Kihyun en la misma cocina es una lucha por el poder —el menor bajó su tono de voz—, dan miedo —puchereó—. Tú eres el único de nuestro equipo, además de él, que sabe cocinar... ¡Eres nuestra esperanza, hyung! —Minhyuk juntó sus manos en forma de súplica exageradamente.

 

Hyunwoo sabía por la forma en que los demás integrantes de su equipo se reían a lo lejos que aquello era solo una forma de divertirse a su costa. Pero ahí fue cuando intervino su nada agradable actitud de papá protector y caminó hasta la cocina resignado.

 

Al llegar al lugar, el rico aroma de la pasta cocinándose inundó sus fosas nasales, provocando que las tripas de Hyunwoo rugieran.

 

Kihyun miró por encima de su hombro quién era el que se asomaba por la puerta y casi se le caen las verduras de las manos.

 

— Hey —saludó débilmente, haciendo malabares con los ingredientes que amenazaban con caer.

 

— ¿Necesitas ayuda?

 

— No... Sí... Eh, ¿no iba a venir Hyungwon? —Kihyun se dio cuenta de lo grosero que aquel comentario había sido y se mordió la lengua—. Es decir, ¿puedes sostener esto?

 

El más alto se acercó a auxiliar al cocinero. Kihyun le pidió lavar los vegetales mientras él atendía los fideos en la estufa. El estrecho lugar no ayudaba a liberar la tensión entre ambos, y que Hyunwoo fuese tan callado complicaba todo.

 

— ¿Cómo va tu equipo? —Preguntó el más bajo, rompiendo el hielo.

 

— Bien.

 

Kihyun suspiró. ¿A caso realmente le odiaba? ¿Por qué Hyunwoo sólo se comportaba así con él? Por alguna extraña razón no lograban hacer un buen equipo, y desde el punto de vista del vocalista, no existía una verdadera razón. Simplemente era incómodo.

 

— Supongo que... —esa vez comenzó el mayor—, nada. Olvídalo.

 

— No, no, dime —Kihyun clavó su vista en Hyunwoo, sorprendido de que fuera él el primero en hablar.

 

— Tú eres el que tiene el "reto" en esto —el azabache mantenía su concentración en las verduras, por lo que no notó la expresión de asombro del contrario—. ¿Sabes? Tienes al chico nuevo, integrarlo es difícil... admiro tu trabajo en ese punto.

 

— ¿Sólo en ese punto? Eso me ofende —bromeó con una sonrisa.

 

— Yo no me refería a eso —Hyunwoo levantó la cara apresuradamente—. Eres buen cantante, de los mejores..., yo quería decir que-

 

— Estaba bromeando, hyung.

 

Hyunwoo asintió lentamente con la cabeza, en silencio. Kihyun se preguntó por un momento si se habría molestado. El mayor sonrió repentinamente, provocando que sus ojos (ya de por sí pequeños) se cerraran casi por completo. El bajito volvió la vista a la pasta, sonrojado; ¿cómo alguien podía ser así de atractivo?

 

De alguna extraña manera, el ambiente se había relajado. Tal vez, la ocasión en que trabajaron como equipo no funcionó ya que a ambos les rodaba el aura competitiva, lo que les impedía mostrarse totalmente amigables.

 

— ¿Entonces soy de los mejores? —Kihyun decidió aprovechar el momento para molestar un poco más al mayor.

 

— Sí, aunque tu baile es un asco —respondió Shownu.

 

Kihyun frunció el ceño y miró fijamente al musculoso, dispuesto a reclamar.

 

— Estaba bromeando, Kihyun-ya —sonrió una vez más, consiguiendo un nuevo rubor en el menor. 

 

Ambos rieron en voz alta, continuando con su respectivo trabajo.

 

— Esta escena me es familiar —se escuchó una tercera persona entrando a la cocina—. Como si fueran mamá y papá.

 

El bajito vio por encima de su hombro cómo Changkyun se subía a la barra a su lado, mientras comía una manzana roja.

 

— Si vas a estar aquí, deberías ayudar —ordenó Ki.

 

— Prefiero observar —Chang sonrió, tomando por sorpresa a Hyunwoo. No sabía que aquellos dos se llevaban bien en tan poco tiempo—. Hyung, recuerda hacer unos sin muchos condimentos, por favor.

 

— Ajá —el cocinero principal asintió sin muchas quejas.

 

En aquellas semanas su relación se había estrechado, y no sólo con Kihyun. Changkyun había logrado avanzar con los más jóvenes de los trainees, con los vocalistas de su equipo, e incluso con algunos del equipo rival. Los únicos que al parecer no le aceptarían nunca eran Gunhee y Jooheon, aunque trataba de no afligirse por ello.

 

— Si no vas a ayudar, ve a comprar sal que se ha terminado. 

 

— De acuerdo~, mamá.

 

Changkyun bajó de la barra de un brinco y se encaminó a la salida del departamento, dispuesto a cumplir con el mandado. 

 

— ¿Mamá? —Preguntó Hyunwoo. Ciertamente todos pensaban aquello de Kihyun, pero ninguno se había atrevido a decírselo sin tapujos.

 

— Un tonto apodo —rodó los ojos—. Sigue siendo un niño después de todo.

 

— No fue difícil tratar con él, por lo que veo.

 

— Changkyun es un chico agradable y fácil de tratar —Kihyun movió los fideos en la cacerola—, sólo es cuestión de darle la oportunidad.     

 

— Estoy celoso —el menor respingó por la sorpresa y miró a Hyunwoo con los ojos abiertos—, pareces llevarte bien con todos. ¿Algún día te llevarás bien conmigo?

 

— Sigue cortando, hyung. 

 

[...]

 

— Jooheon —la cabeza de Kihyun se asomó a la habitación donde el mencionado y Gunhee se encontraban hablando—. Podrías ir a buscar a Changkyun.

 

— ¿Yo? —El pálido frunció el ceño—. ¿Por qué?... ¿buscarlo dónde?

 

— Lo mandé a la tienda hace veinte minutos y no ha llegado.

 

Jooheon miró a Gun, buscando apoyo o alguna reacción. El de cabellos largos se levantó de la cama rápidamente.

 

— Tengo que ir al baño —gritó con una risa atorada en su garganta mientras salía de la habitación.

 

— Manda a alguien más —se quejó Joo.

 

— Jooheon no actúes como un bebé, te estoy pidiendo el favor a ti —dijo con tono serio—. En serio ni eso pueden hacer sin quejarse —farfulló entre dientes mientras se daba media vuelta—. Ve a buscarlo.

 

El menor rodó los ojos a la par que se levantaba de la cama. No es como si Changkyun fuera un niño pequeño, no se perdería de camino a la tienda ni nadie lo secuestraría. Jooheon entró al elevador del edificio con las manos escondidas en el bolsillo frontal de su hoodie y la gorra de visera plana hacia atrás en su cabeza.

 

El recorrido desde el departamento a la planta baja eran cinco pisos, y cuando las puertas de metal se abrieron en la recepción del edificio, Jooheon encontró una bizarra escena frente a sus ojos.

 

Changkyun se tomaba una selfie con su celular; tenía puestos unos lentes de sol negros con la palabra "Happy 2K15" sobre ellos, con la boca sostenía una paleta de hielo, en el cuello un montón de collares de diversos colores hechos de perlas falsas y en la mano libre una bolsa de plástico negro (a la par que hacía la señal de paz). El menor tomó la foto y entró al elevador sin despegar la vista de la pantalla de su celular.

 

— No quiero preguntar... ¿pero qué se supone que haces? —Habló el mayor, sobresaltando a Chang.

 

— Eh... yo... —Changkyun se pegó a la pared contraria del el elevador, quitando los lentes de su cara y sacando la paleta de su boca—. Estaban en oferta —admitió con un tono bajo.

 

Jooheon presionó el botón de su piso y las puertas del elevador se cerraron nuevamente.

 

— Te compré uno —habló el menor extendiendo un paquete de plástico trasparente que parecía contener los mismos artículos que Changkyun llevaba puestos, pero de diferentes colores.

 

— ¿En serio? —El de pequeños ojos recibió el regalo, sorprendido, viendo una pequeña sonrisa en el rostro de Chang—. Año nuevo ya pasó —el castaño se mordió el labio inferior, y bajó la mirada. Demonios—. Gracias.

 

El menor abrió un poco la boca ante lo último que escuchó, de verdad no esperaba tanto. Sonrió.

 

— ¿Te gustó? Porque compré uno para cada uno del equipo —dijo con entusiasmo, sacando de la bolsa negra tres juegos más.

 

— Ah... para todos...

 

Jooheon arrugó la nariz y sacudió la cabeza. ¿Qué estaba pensando? ¿Que aquello había sido algo así como un regalo especial para él? 

 

El elevador se detuvo y las puertas se abrieron, pero frente a ellos apareció una pared de concreto que impedía el paso.

 

  — ¿Qué es esto? —Reclamó el mayor a la nada.

 

En la parte superior había un pequeño espacio no mayor a quince centímetros que dejaba ver el inicio del piso correcto. Heon intentó presionando el botón para cerrar la puerta, pero nada sucedió; tocó desesperadamente todos los botones, el ascensor continuó atascado.

 

— Una vez vi esto en una película —dijo Changkyun—. Y uno de los protagonistas muere.

 

— ¡Qué estás diciendo! —Jooheon parecía asustado—.  ¿Estas cosas no tienen un botón de emergencia?

 

— En la película apretaban ese botón y el ascensor caía direeecto hasta el fondo.     

 

— ¡¿Podrías parar?!

 

— Pero eso sucedió —contestó con un pequeño puchero.

 

— Pues esta no es una película. Llama a alguno de los chicos, no traje mi teléfono.

 

Chang obedeció y marcó el número de Kihyun, y tras tres tonos del otro lado de la línea se dio cuenta que nadie le iba a responder.

 

— Kihyun hyung no responde.

 

— Llama a alguien más.

 

— No tengo el número de nadie más —admitió con un poco de pena.

 

Jooheon se relamió los labios ante esa confesión. Un poco culpable.

 

— Marca a mi celular —repuso, dictando su número, esperando que alguien en la casa contestase.

 

Pero en nadie contestó esa vez. ¿Por qué justo ahora respetaban la privacidad de las personas? Jooheon resopló frustrado, sintiendo que el elevador se hacía más pequeño conforme pasaba el tiempo.

 

Las luces del elevador temblaron por un momento, como si de un corto se tratase.

 

— ¿Y si este elevador está maldito?

 

— ¡Cállate! —El más pálido se cubrió los oídos y cerró los ojos, provocando la risa del menor.

 

— Hyung, ¿te cuento una historia? —El castaño se sentó con la espalda recargada en una de las paredes del ascensor, con una amplia sonrisa en el rostro.

 

— No.

 

— En la India existía esta leyenda de una mujer...

 

— Lalalala, ¡no te escucho!  

 

Changkyun  comenzó a reír estruendosamente mientras se tomaba el estómago con ambas manos. Jooheon se ruborizó de la vergüenza y el enojo, hasta el punto en que sus mejillas se tornaron carmín

 

— ¿Te burlas de mi? —Se acercó hasta donde su menor reía en el suelo, pasando uno de sus brazos alrededor del cuello contrario, fingiendo ahorcarlo en un estilo de llave de lucha—. Me debes respeto, mocoso...

 

— H-Hyung, me... lastimas —I.M no podía parar de reír, a pesar de la llave que el mayor aplicaba a su garganta.

 

Las puertas del ascensor se cerraron de repente y Jooheon gritó a todo pulmón mientras se abrazaba de Changkyun. Las luces se apagaron y el silencio surgió.

 

— Moriremos, moriremos, moriremos, moriremos... ¡Vamos a morir! 

 

Heon abrazó fuertemente con ambos brazos a Kyun, escondiendo su cara en la espalda del contrario, casi temblando del miedo en la oscuridad.

 

— No sucederá nada, hyung —susurró el menor, palmeando suavemente uno de los brazos que lo sujetaban.

 

No estaban seguros de cuento tiempo había pasado, pero al menos para el rapero menor pareció una eternidad. Entre el silencio y la oscuridad, incluso él comenzó a tener miedo. Y cuando estaba dispuesto a gritar en busca de auxilio, la luz artificial volvió al estrecho lugar y las puertas se abrieron mostrando la salida hacia el piso correcto.

 

  — ¿Somos libres?... ¡Somos libres! —El mayor de los raperos saltó fuera del ascensor, sonriendo con alivio.

 

Changkyun se levantó lentamente del suelo y sacudió sus pantalones, tomando todos sus víveres y artículos que habían quedado esparcidos por el lugar.

 

— ¡Oye! —Llamo el muchacho de gorra cuando se dio cuenta que Changkyun caminó solitario hasta el departamento—. Ni se te ocurra contarle a nadie lo que pasó.

 

— ¿Contarle a alguien que Jooheon hyung le tiene miedo a los ascensores, la oscuridad, los fantasmas y práctimente todo? —Dijo con un rostro serio—. ¿Por qué haría eso? —Sonrió un poco, dándose media vuelta.

 

— ¡No es miedo!

 

[...]

 

Jooheon se tumbó en su cama boca abajo, la cena había sido deliciosa, pero tantas emociones en dos horas acabaron con su estabilidad emocional. Debajo de su almohada encontró su teléfono móvil, el cual maldijo por no estar presente en el momento en el que más lo necesitó.

 

La notificación de una llamada perdida más el número desconocido adjunto llamó su atención. Paseó el dedo por los dígitos mostrados por un momento, y sin saber exactamente por qué, decidió guardar el número. Para emergencias.

 

— Jooheon hyung —escuchó cómo le llamaban, y se trataba del rapero menor de su equipo, con el juego de lentes y collares en la mano—. Toma, cuando estabas ocupado gritando de miedo lo dejaste olvidado.

 

— Yah —Reclamó enojado, arrebatando el regalo de las manos contrarias. Changkyun se rió y retrocedió dos pasos.

 

— ¿Si apago la luz al salir me pedirás un abrazo? —dijo burlonamente mientras corría a la salida.

 

— ¡Yah! —Lanzó una almohada que chocó contra la pared.

 

Eso ni si quiera había sido un abrazo. Bueno, sí. Pero no contaba como uno. Maldito.

 

 

Notas finales:

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N/A

Leí que (además de Jooheon) Changkyun es muy cercano a Kihyun, por eso me da la impresión de que fue el primero que lo "aceptó" o integró de entre todos. Es una buena mamá (ahahah).

Yo planeaba actualizar la semana pasada, pero wattpad (no tengo word) estaba de marica y me frustré y perdí la inspiración y morí. Pero reviví, así que he aquí la actualización.

De verdad, muchísimas gracias por el amor y apoyo que le están dando a este bebé de historia. Yo confío en que más personas se animen a escribir sobre estas hermosas parejas (escribir algo decente, pues). En fin... ¡gracias! Nos leemos pronto. Bsos.

PiaPia.

 


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