Esa era una entrevista de tantas. Como un grupo en el auge de su popularidad, los integrantes del afamado grupo Dong Bang Shin Ki estaban en la segunda entrevista del día para un programa de música japonés.
Colocados estratégicamente por los managers, YooChun, JaeJoong y ChangMin estaban sentados en un sillón de tres plazas. YunHo y JunSu estaban sentados en otro que seguía del lado del maknae. La entrevistadora sentada enfrente de ellos en una silla hacía las típicas preguntas sobre el álbum, las canciones y coreografías.
La entrevista transcurría amena y sin contratiempos. Con sonrisas encantadoras y joviales por parte de YunHo y JunSu, misteriosas y coquetas por parte de ChangMin y YooChun, y pequeñas en el caso de JaeJoong. Pero el encanto vibraba en cada uno de los cinco chicos.
La única cámara del lugar enfocó a YunHo, quien tomó la pregunta apenas hecha. —Hemos trabajado muy duro en nuestro nuevo álbum. Espera… —Continuó hablando. JunSu y ChangMin asintiendo a las palabras de su líder.
JaeJoong pronto dejo de seguir la entrevista, se recargó mejor en el respaldo del sillón y YooChun posó su mano en su muslo. JaeJoong lo miró de reojo; una sonrisa traviesa asomó sobre los labios color cereza del menor. Rodando los ojos, JaeJoong quitó la mano ajena. Pero YooChun era terco cuando estaba aburrido, así que volvió a colocar su mano encima del muslo del mayor con una leve risa divertida escapando de su boca. Pero si YooChun era terco, JaeJoong lo era todavía más y de un manotazo quitó la mano de YooChun de su pierna una vez más, y lo volteó a mirar con un extraño brillo de complicidad fulgiendo en sus ojos. YooChun sonrió más amplio entonces.
—¡Yah, YooChun quédate quieto! —JaeJoong tomó su delgada muñeca y la mantuvo presa entre sus largos dedos.
—Estoy aburrido, Jae —El labio inferior de YooChun sobresalió sobre el superior en un claro y adorable puchero.
JaeJoong suspiró y sonrió derrotado.
—¿Y qué planeas?
—Divertirnos, obviamente.
JaeJoong pareció meditarlo. Pero la voz de la reportera lo sacó de sus pensamientos. Ambos habían estado hablando en susurros solo entendibles para ellos dos, aunque ChangMin llegó a verlos de reojo de vez en cuando.
—¿Eh? Ah, sí. YooChun y yo escribimos la canción principal del álbum. YooChun es muy bueno con el piano, así que me acompañó desde el principio. Él con la melodía y yo con la letra.
—Esa canción es el producto de nuestro gran amor —Hizo hincapié con una encantadora sonrisa YooChun, queriendo agregar más sobre la creación de su canción—, por la música y la composición. Nos complementamos muy bien, ¿no crees, Higari-san? —Antes de que la entrevistadora saliera del aturdimiento actual al cual fue sometida por el encanto natural de la sonrisa de YooChun, JaeJoong quien conocía mejor que nadie los efectos que esa sonrisa podía causar, añadió:
—Queremos que nuestras fans la disfruten con su corazón abierto y puedan sentir el significado más profundo de nuestra canción, de nuestra música por entera.
*
—YooChun.
JaeJoong miró a YooChun, y el menor le devolvió la mirada con un singular brillo en ella: coqueto, juguetón.
—JaeJoong.
YooChun imitó el tono de JaeJoong, intentando juguetear un poco con la enorme paciencia del mayor.
No obstante el intercambio entre ambos hizo que una sonrisa se esbozará en el rostro de JaeJoong. Ese gesto le dio pie a YooChun para acercarse hacía él, rodearlo con sus brazos y capturar su boca en medio de un beso travieso. JaeJoong lo recibió con los brazos abiertos.
A los minutos las lenguas de ambos danzaban frenéticas una contra la otra, sus dientes chocaban y sus alientos se mezclaban. Sus cuerpos comenzaron a arder y la ropa a estorbar entre tanta fricción.
Entre caricias atrevidas y vivaces los cuerpos fueron despojados de cada prenda que los cubría. JaeJoong se proclamó vencedor de esa guerra sin tregua en la que se sumergían cada que el ritual del amor va a ser consumados por ellos y en la que siempre variaba el ganador conforme al deseo e ímpetu que dominara sus instintos. Posicionándose encima del cuerpo de YooChun, el menor aceptó su derrota con una sonrisa coqueta.
Tempranamente JaeJoong ganó terreno entre las piernas de YooChun mientras los corazones de ambos retumbaban en sus oídos y la visión de YooChun se nublaba, JaeJoong con un aclamado beso en la boca del otro, se hundió en el cuerpo de YooChun y tocó su alma y algo más en él que lo hizo gemir sublimemente en su oído.
Avivado por los sonidos armónicos, y de su ser entrando y saliendo de YooChun una y otra vez, causando el más sublime placer al que sus cuerpos pueden ser sometidos en cada fortuita batalla del amor; fue aumentando su encuentro con cada empuje raudo y feroz que dominó sus sentidos al verse acompañado por la danza de las caderas de YooChun hasta el momento en que la cálida prisión lo hizo brotar su esencia dentro del menor. Los ojos de YooChun se cerraron prestos de la calidez abrumadora que lo invadió de un segundo para otro.
Con la respiración entrecortada YooChun abrazó el cuerpo sudoroso y de delicioso aroma de JaeJoong mientras que él le obsequiaba un beso en su cuello. Aun con la esencia del menor manchando su torso, lo abrazó de vuelta mientras intentaba recuperar la respiración.
YooChun le acarició los suaves cabellos azabaches. JaeJoong cerró sus ojos, pero antes de que pudiera perder la conciencia interrumpió la paz de YooChun, quien al escucharlo bufó en desacuerdo y rodó la mirada.
—Debemos limpiar el desastre antes de que lleguen los demás.
...