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Depression por Kurumiedo

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Notas del fanfic:

no me hago responsable por lagrimas ni por corazones rotos.

Kise era un chico de plástico.
Sonrisa plástica, cuerpo plástico, costumbres plásticas, risas plásticas, llantos plásticos... Él era plástico.

Kise era falso, falsa risa, falso llanto, falsas sonrisas.

Por eso nadie se daba cuenta de su verdadera tristeza, de su dolor, ese que quema su ser, aquel dolor que se alimenta de su desdicha.

Aquel que en oscuridad se incrementa y jura podría aplastarlo.

'Solo entre soledades se entienden.'

Una soledad y tristeza como la suya podría identificar una igual... O peor, como la de Kise.

Si bien al principio ni lo conocía, cuando lo vio con la sonrisa dolorida, supo que escondía algo como él.

Pero al mismo tiempo se preguntaba, ¿qué tristeza podía esconder una persona como él?

Se dijo que no debía preocuparse, no se volverían a ver.

Idea errónea, el rubio modelo se inscribió en basquet y lo vería en cada entrenamiento... A él y su sonrisa plástica.

Vio como un novato pasaba rápidamente a ser un as.

Pero también vio como una pequeña llama se encendía.

Lo conoció mas, el rubio mostraba una clara admiración por él.
Y él solo dejaba que se acercara, le daba confianza.

Y finalmente un día lo supo, sin darse cuenta, en observaciones lo vio.

Y solo en unos días se atrevió a preguntar.

-¿porqué? 
Vio unos ojos que le rompieron, llenos de... Nada. 
-porque ya nada vale la pena. 
Mientras apretaba la muñeca en la que cicatrices lineales se entrelazaban y entremezclaban con viejos y nuevos patrones.

Días después Aomine pregunto que provocaba ese pensamiento.

-mi vida... La vida me lo ha dejado claro. 
Respondió al terminar su bebida tónica y tomar su bolso para irse.

No entendía mucho, hasta que vio un moratón en su cuerpo al cambiarse.

-¿fueron tus padres? 
-falte a una sesión ayer por una prueba atrasada por otra sesión. 
Dijo indiferente, y Daiki nunca se sintió tan impotente.

Poco a poco notó detalles, nunca pensó en preguntarle directamente, no fue por cobardía, pero no soportaría ver esa mirada vacía.

Como si en verdad fuera un chico de plástico, como si en verdad fuera un muñeco y no sintiese.

Se conformaba con observar y hacer leves hipótesis que el rubio afirmaba de pasada, como si no le rompiera el corazón todo eso.

Fue un día de esos, cuando el rubio estaba recluido a voluntad propia en la azotea, él fue a buscarlo y lo vio, una mirada opaca, y sus mejillas húmedas...

-Aominecchi... Piensas tú... ¿qué alguien me aprecie?, ¿qué alguien me llegue a extrañar?

Esas palabras le removieron todo en su interior, vio el estado deplorable del rubio.

No pudo evitarlo, en ese momento, verle tan roto... Se acercó involuntariamente.

-naante-susurra (*bromeo, o es mentira), no dándose cuenta de su acercamiento se voltea y Aomine puede ver esa sonrisa plástica qué odia, sujeta su barbilla e impacta sus labios en los fríos rosas de él, el rubio queda impactado y deja que la lengua contraria lama sus labios y los muerda suave, pero una mordida un poco más fuerte hace que suelte un bajo gemido.

Las manos morenas hacen un suave recorrido de sus hombros a sus manos, se entrelazan a estás y terminan por sujetar su estrecha cintura.

El beso termina, y Aomine se aleja, dejando una suave caricia en sus manos.

Mientras Kise siente su piel arder y sus manos quemar donde el moreno le tocó, el calor y su esencia aún estaban en el aire, tan intensos como su dueño.

-yo... Idiota.

El susurro no se lo llevo el viento... 
No, el susurro se quedo en la mente del rubio.

Se quedo ahí, resonando por mucho tiempo.

-y las clases ya terminaron, si no llegas a tiempo a la cancha de basquetballNijimura y Akashi se enojaran mucho.

Ese fue el primer beso, robado y con tanto que decir, que las palabras sin dudas faltarían.

Amaba a Kise, con todo mi corazón y alma.

Pero no se lo diría, no hasta que lo hiciera él mismo.

Debería haber sabido...

Qué nunca lo podría llegar a hacer sin un apoyo. 
Debería haberle dicho que... Yo lo amaba, que no lo había besado solo por querer jugar con él, o llamar su atención.

-Pero... Ya es tarde-murmura el moreno, con lágrimas en sus ojos frente a una lápida.

'Kise Ryouta.

17 años.

"Aquí descansa el cuerpo de una persona que sufrió demasiado, mientras su alma encuentra al fin un lugar en la cual descansará eternamente."... '

Cuando se entero, se preguntó porque lo haría.

Pero con solo un comentario, con solo escuchar una fugaz conversación de sus padres lo entendió.

'-le pagaremos el funeral y todo lo demás solo para que los demás lo vean, y no gastaremos nuestro dinero en un debilucho como él.

-lo sé, Mitsuku.'

Los padres de Kise no soltaron ni una lágrima por su muerte, solo lo vieron como un gasto.

Finalmente entre AkashiMidorima y los demás compañeros de la generación de los milagros pagaron todo, dejaron al descubierto todo el dolor del rubio, causando qué la familia Kise fuera un repudio para todo el país.

-pero sé bien que es mi culpa.

'-no lo fue Aominecchi... '

-solo te pido que esperes... Nos volveremos a reunir, y esta vez para siempre...

'-como digas... Pero no vengas demasiado luego.'

---The End---

 

.

Notas finales:

gracias por leer.

cuidense... adiós!

 

-Kurumiedo-


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