“Claro que tus labios son los más bonitos”
“No… espera ¿Qué?”
Sus pupilas observaron los labios de su acompañante por una fracción de segundo. Le gustaban sus labios, eran lo suficientemente gruesos, especialmente el labio inferior; el arco de cupido no era tan bonito como el de Himchan (según JongUp) pero para él, era perfecto. El tono rozado y brilloso que denotaba en esos momentos, sólo los hacían ver mucho mejor, más apetitosos y bonitos.
Daehyun, quería probarlos. …l quería probar esos labios. Quería morder su tubérculo medio y que su sabor fuera como el de las cerezas. Quería atrapar esos acolchonados belfos inferiores y acariciarlos lentamente con los propios. Dejar que la punta de su lengua recorriera la comisura de estos.
Pero de tan sólo pensar en la idea, creía que ya era bástate loco, ya era bastante loco por el simple hecho de pensar así hacia un hombre.
Y no, realmente él no era esa clase de chico, o bueno, eso él solía decirse así mismo.
Daehyun, debía esperar a que terminaran de acomodar su cabello. Mientras seguía observando desde el espejo, como la estilista retocaba una vez más el maquillaje de Jongup. Este último, parecía estar tan entretenido en su celular, que nadie podría captar su atención. Y eso era un alivio.
─¿A dónde se llevaron a mi Jongup ahora? ─Cuestiono simplemente pretendiendo que no le observaba. ─Nunca prestas atención a este hyung, como buen dongsaeng debes hacerlo. Has lo que yo te diga y mírame cuando te hablo Moon, ¿Lo entiendes?
Para entonces, Jongup, ya se había dado cuenta. Dejó su teléfono a un lado e intento concentrarse en lo que el mayor le decía, pero sin embargo, siempre debía haber algo más que ocupara su mente.
─Hyung, ¿Te gusta el helado de pistache? ─Cuestionó Jongup, volteando tan sólo un poco su rostro, sin mirarlo del todo.
─¿Qué? ─Daehyun, no pudo evitar sonreír, una sonrisa entre confusa y divertida. ─¿Te sientes bien Jongup?
Y la sonrisa apenada de Jongup, lo mato. Lo llevo al más allá de donde seguro y no regresaría. No, claro que no. Este niño era imposible. Y Daehyun, no podía dejar de pensar en ello. Sus lindos labios.
─¿Cuándo me harás caso? ─Le reprochó, alejando la mano de la estilista que intentaba acomodarle un último mechón de cabello.
─Lo siento, hyung, no fue mi intención…─Dijo Jongup, no muy seguro de lo que diría a continuación, ya que ciertamente, no sabía ni de que se estaba disculpando.
Daehyun, lo dejo pasar, tratar personas como Jongup, a veces podría resultar algo enredoso, ya que este último, nunca estaba atento en su cinco sentidos. Y a veces era muy divertido.
─Está bien, JongUp. ─Repuso Daehyun, seguro de que en cuestión de segundos, el peli-castaño volvería a ignorarlo.
Después de un par de minutos, todo quedo en silencio, Daehyun, había conseguido de alguna manera, quedarse a solas con Jongup, en la sala de espera. Ambos estaban sentados frente al espejo, mirando las pantallas de sus teléfonos celulares y comiendo un poco de las frituras que Daehyun había sacado de sabe dónde.
Había un silencio ameno, uno del cual ninguno de los dos planeaba destruir ni por una fracción de segundo; el simple ruido de sus bocas al masticar era más que suficiente.
─Ah, mi estómago gruñe. ─Daehyun lamio una de las frituras antes de llevársela a la boca mientras observaba a Jongup por la rabilla del ojo.
Parecía suceder en cámara lenta. Jongup lamiendo el borde de sus labios para llevarse las migajas de las papitas saladas que se habían retenido en las comisuras. Si probara de sus labios en esos momentos, estos aun así le supieran dulces. Debido a sus pensamientos ni siquiera podía estar totalmente cuerdo y concentrado de la realidad.
Desde hace unos cuantos días atrás que Jongup no podía salirse de su mente. En un principio, lo único en lo que pensaba era en molestarlo, porque le agrada mucho hacerlo. El menor era jodidamente un amor ante sus ojos. Y ahora no era la única cosa que ocupaba su cabeza.
Era un problema, un total problema.
─Hyung…─Jongup hablo, cesando el silencio que por varios minutos había reinado.
Les quedaban 20 minutos para poder salir, y los demás no llegaban. Jongup no entendía por qué los demás no llegaban, pero lo que tampoco entendía era el por qué su papa frita tenía una forma de pie. Era graciosa, no quería comerla, no aun sin mostrarla a Daehyun.
─¿Sí JongUp? ─Cuestiono Daehyun, parándose de su asiento para acercarse hasta donde el menor de los dos estaba mostrándole algo con bastante entusiasmo. Los ojitos de Up se había perdido y su sonrisa daba muestra de sus dientes. ─Si, es un pie. ─murmuro, no pensando mucho en quitarle la papita a Jongup, y antes de poder dejar al contrario hablar, ya la había llevado a su cavidad bucal, masticado e ingerido.
El peli-castaño lo miro anonadado, era su papa frita, ¡Era su papa frita en forma de pie y Daehyun se la había comido!
Y Dahyun una vez más lo había hecho, un poco de bullying inofensivo era más que suficiente para satisfacer sus “malos pensamientos” Jongup le había tomado la camisa con su mano empuñada he intentado ponerse a su altura, cosa que a Dae le provoco más gracia aun.
─Ya Uppie, ¿Qué crees que haces, eh? Soy mayor que tú, respeto Moon, respeto ¿Qué te dije sobre eso hace un momento? ─Compuso aquella oración totalmente relajado, entre unas cuantas sonrisas que no podían evitar escaparse de sus labios. Era extraño, porque Jongup era bastante pequeño a su lado.
─Ah… ¿sí? ─Cuestiono Jongup totalmente confundido. Soltó la camisa de Daehyun, pensando en que si seguía forjando seguro se arrugaría y él no quería arrugar la camisa de su hyung. YoungJae le había dicho antes de irse que era muy importante que todos tuviesen sus camisas muy bien planchadas para dar un buen aspecto. ─¡Se comió mi pie! ─Pero después de haber recordado el porqué de aquella situación, no le importo lo otro.
─¡No es cierto, yo veo tus dos pies perfectamente bien!
Sabía que estaba jugando de cierta manera, de cierta manera que hizo que el asunto tuviese uno de esos acercamientos que a ambos le encantaban. Aunque lo negaran, así era. Les gustaba jugar entre ellos hasta el grado de haber una cercanía no tan decente para otros ojos.
Y afortunadamente estaban solos.
Y de alguna manera, ambos se encontraban a escasos centímetros uno del otro. Daehyun casi podía sentir la respiración de Jongup en su boca, podía ver perfectamente esos labios rosados y aun un poco brillosos, incluso seguía teniendo virutas de frituras en ellos que permanecían ahí gracias al bálsamo.
No podía resistirlo, NO IBA A RESISTIRLO ni un segundo más. Porque claramente la cercanía de sus labios era ya un rose, un suave rose que Daehyun se encargó de complementar, de unir de una manera artificial. Así de simple, un beso que solo ameritaba una presión.
Los gruesos labios de Daehyun se entreabrieron, comenzando a dar movimiento a ese tímido rose que sin duda quería alargar, experimentar. Finalmente estaba sucediendo y era algo de lo cual no tenía en la mente ni una pisca de arrepentimiento o susto.
Jongup atrapo el labio superior de Daehyun, jalando lentamente de este, como respuesta a seguir con el contacto que prontamente se aproximó a subirse de tono. Ambos eran algo torpes en esto, pero sin embargo lo estaban disfrutando bastante. Ambos habían seguido un ritmo placentero. Uno lento que se alejaba de lo tímido.
Inmediatamente los dígitos de Daehyun acariciaron los pectorales del menor, aprovechando que este no se había fajado, teniendo libre acceso para tocar bajo su camiseta. Así de libre como se había sentido al morder el labio de Jongup, halándolo hasta soltarlo y curarlo con un recorrido húmedo en sus bordes. El sabor era único, delicioso, tal como él lo había imaginado.
Por su parte, definitivamente, Moon, no se quedaría atrás, ni siquiera su propio mundo lo haría aislarse como de costumbre. Subió su mano acariciando los largos brazos del moreno hasta poder acariciar su cuello y llegar a enredar sus dedos en su nuca. Estaba actuando guiado por uno de los mejores sentidos, el del placer. También debía admitir que era completamente delicioso. Totalmente diferente al pensamiento de Daehyun pero… él amaba el sabor a papitas ¡Los labios de Daehyun sabían a papitas y a él realmente le gustaban!
Le encantaban sus labios. Era mejor que aquella papa frita con forma de pie.
Si no fuera por la abrupta interrupción que aclamaba que parasen, hubiesen llegado a mucho más de un bonito, agradable, e intenso beso. Oh si, en eso se había transformado, y la roja cara de Jongup, al separarse tan instintivamente, no lo iba a dejar mentir. Era todo un poema. Si sus labios antes estaban rosados y brillosos, ahora un rojo manzana estaba más que presente.
─!Ya volvimos! ¡Ya nos toca! ¡Es momento de brillar! ─la escandalosa voz de Himchan fue la primera en hacerse presente. Moviendo sus manos de un lado a otro, mientras los demás ingresaban detrás de él.
No supieron ni cómo pudieron ser tan rápidos para poder volver a sus lugares y aparentar que nada había ocurrido. Jongup seguía avergonzado, pero Daehyun no, él estaba contento y satisfecho… bueno un cincuenta por ciento satisfecho. Pero lo estaba. El regaño por estar desarreglados incluso no le había importado. Las estilistas se habían vuelto acercar a ellos, dando gracias porque los cubrieran de los demás para pasar por desapercibidos.
─¡Daehyun hyung, papitas, deme papitas, Zelo quiere papitas! ─Y en un momento inoportuno, Zelo llego casi empujando a las estilistas que volvían a retocar los labios de Jongup. ─Jongup ¿Por qué tus labios están tan rojos? ─Observo Zelo picando los labios de este.
Jongup le paso rápidamente la bolsa de papitas a su amigo mientras por el espejo intercambiaba miradas con Daehyun.
─Mi Jongup y sus deliciosas manzanas. ─Dijo Daehyun sin restricciones, cuando Zelo ya se había retirado.
Jongup sintió enrojeces como tomate, y desvió la mirada del espejo mirando a sus manos mientras una sonrisa se marcaba en sus labios.
─¿Por qué Zelo se llevó las papitas? ─Pregunto Jongup, mirando nuevamente a Daehyun por el espejo. ─Quiero más… ─murmuro.
─Tú se las diste, Moon. ─Le respondió Daehyun riendo, no pudiendo evitar morder su propio labio.
─ah… cierto.
“pero tengo más ¿Quieres?”
“Si… Si quiero Daehyun hyung”
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