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Paraíso a lo prohibido por LadyBondage

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Notas del capitulo:

Hola chicas, buenas tardes. Aquí la segunda parte, ahorita que tengo tiempo para subir. Nos leemos pronto.

 

Luces de colores

[1]

 

Sakura ha tenido tiempo para reflexionar sobre sus sentimientos, y finalmente decidida, confesó todo eso que le bullía por dentro a la única persona que ella amaba con la fuerza de un amor de primavera.

 

Sasuke silenciosamente sopesaba cada palabra, Sakura lo mira con sus ojos expectantes esperando algo de él. Honestamente no tiene idea de qué decir. Realmente no le interesa lo que la chica sienta por él.

 

 

—No estoy interesado —suelta con toda la elegancia que le es posible reunir y también con una pizca de molestia. Sakura abre los ojos a más no poder, ¿la ha rechazado deliberadamente? Porque no entiende que está sucediendo, sólo es consciente del crujido dentro de su pecho que amenaza con tirarla al piso.

—Pero… Sasuke-kun—ella intenta por algún medio hacerlo entrar en razón, por eso mismo olvida lo que significa la palabra dignidad, y se arroja a los brazos firmes de su amor onírico.

—Sakura, no me hagas repetirlo. —Sasuke la toma de los hombros y descuidadamente la empuja.

 

El cuerpo suave de la chica va a parar hacia el lado izquierdo de Sasuke, mientras lo observa retirarse afable por el pasillo lateral directo a su clase.

 

 

 

[2]

Naruto camina con la mochila sobre su hombro izquierdo y una sonrisa de dientes blanquísimos. Itachi lo abraza cuando el menor se sitúa frente a él.

 

—Hola, Itachi-kun —Naruto le rodea el cuello con sus bracitos de infante, mientras el mayor le retira la mochila para cargarla el mismo. Todos los demás niños son recibidos por sus madres, alguna que otra le echa una mirada picara al hermano de Naruto, lo que provoca que el menor las mire con ojitos enfadados.

— ¿Cómo te fue hoy? —Itachi se encamina hacia su auto de lujo estacionado unas calles aledañas a la escuela, Naruto le mira a los ojos, ese azul de verano brilla entusiasta.

—Hice nuevos amigos, terminé mis actividades pronto y Shikamaru- sensei me dejó dibujar un zorro del bosque, me quedó muy bonito —dice orgulloso el pequeño rubito. Itachi sonríe abiertamente.

 

Uno de los pocos placeres que puede darse al finalizar las clases en la universidad, es poder ir a recoger a su hermano menor cuando sus padres no pueden hacerlo. Son pocos los días que comparte con Naruto debido al estresante final de semestre y los trabajos finales.

—Cuando lleguemos a casa me lo mostrarás. ¿De acuerdo? —Naruto asiente emocionado porque su hermano mayor podrá ver su obra de arte.

— ¡Sip!

 

Itachi baja a Naruto para poder abrirle la puerta trasera del auto, Naruto sube torpemente cuando su hermano se hace a un lado, se sienta correctamente y con dificultad se coloca el cinturón de seguridad sin esperar a que Itachi lo haga por él. Sasuke le ha enseñado como hacerlo y entre menos carga sea para los mayores, mejor. Naruto es un niño que siempre que puede, demuestra su independencia.

El Uchiha mayor sonríe cuando ve el esfuerzo que hace su hermanito por impresionarlo. Deja que Naruto haga todo lo que se propone sin quitarle las ilusiones, aunque de primera mano lo haga mal.

Cuando Naruto termina su labor, Itachi cierra la puerta, rodea el vehículo para posarse en el asiento del conductor. Finalmente, después de encender el motor y dejar la escuela atrás, se permite ver a Naruto por el retrovisor. Y lo que ve le provoca demasiada ternura: el rubito tiene la cabeza ladeada del lado derecho, con los ojitos cerrados y la baba cayendo por la comisura derecha.

 

 

[3]

— ¡Estoy en casa! —Sasuke alza la voz para hacerse oír en medio de la bruma silenciosa que es su hogar. O al menos eso era, porque en cuanto su tono ácido se coló por cada recoveco de la residencia, un tornado amarillo apareció de uno de los pasillos y a toda velocidad fue a estrellarse contra sus piernas.

— ¡Sasuke, Sasuke, llegaste! —Naruto lo recibe con tal algarabía que olvida su repentino tedio para acuclillarse a la altura del menor.

—Oye tonto, deja de hacer tanto escándalo. —revuelve los cabellos amarillos despeinándolo. Naruto se enfurruña suavemente con su hermano mayor.

 

A Sasuke le encanta esa expresión de enojo y diversión mal disimulados en el rostro moreno de Naruto. Es tan infantil, como todo niño debe ser.

 

—Hola Sasuke, que bueno que has llegado. —Itachi aparece por las escaleras principales, baja paso a paso cada escalón. El mencionado le regala una sonrisa a su hermano mayor.

— ¿Y nuestros padres? —pregunta poniéndose de pie nuevamente, Naruto gira todo su cuerpo para observar a Itachi con esos grandes ojos azules.

—Kushina llegará en unas horas, tenía algunas cosas que hacer y padre seguro que en el trabajo aún. —menciona parcamente.

 

Itachi no le dice mamá a Kushina como Sasuke y Naruto, él la respeta y la quiere pero esa palabra es muy importante para decirla hacia otra persona que no es su madre.

Tanto Itachi como Sasuke adoran a Naruto, el pilar que vino a unirlos más de lo que ya estaban. Itachi tiene una metáfora para ellos tres.

Naruto es el terrón de azúcar que necesitan ambos para aliviar la amargura, Sasuke es una gota de limón que le da un toqué ácido a las cosas y él es una pizca de sal, el condimento perfecto en cada comida. Ama a sus hermanos, y haría cualquier cosa por la felicidad de ambos.

 

—Preparé la comida, lávense las manos y los veo en la mesa. —sentencia el mayor de los tres. Sasuke y Naruto asienten.

 

El menor echa a correr en dirección al baño seguido por un Sasuke irritado que odia el ruido que hacen los pies de Naruto contra la madera del piso.

 

 

 

 

[4]

—Mañana habrá un festival en el kínder donde asiste Naruto-kun, pero no puedo ir a verlo, papá y mamá irán, prometieron tomar fotos en mi ausencia. —Itachi suena acongojado mientras mira a su hermanito llevarse una cucharada de sopa a la boca.

— ¿Ah sí? ¿Y de qué será el festival? —pregunta Sasuke con tono aburrido jugando con la comida de su plato, sin embargo, detrás de esa cuestión banal, hay un interés dormido.

 

Itachi levanta una ceja como si lo que escuchó fuese una broma.

 

—Festival de primavera, Sasuke. ¿En qué mundo vives? —Sasuke bufa mientras los ojos negros de su hermano lo miran con la burla bailando en ellos.

—Tú irás a verme, ¿verdad Sasuke? —los hermanos escuchan la vocecita de Naruto dejando los utensilios sobre la mesa, enfocando sus ojos cielo sobre Sasuke.

 

Y Sasuke se sonroja visiblemente para los presentes. Es su intención ir, Naruto es su hermano menor y él se prometió ser buen hermano mayor, como Itachi lo fue con él. Pero era un secreto, y se vio descubierto por esa mirada azulina que brillaba demasiado apagando cualquier luminiscencia existente entre ellos.

 

—Eh, no sé… —dice finalmente girando el rostro, evitando que esos azules cristalinos sigan atormentándolo.

 

Naruto baja la cabeza y vuelve su mirada a su plato. Itachi estira su mano izquierda para acariciarle la mollera enterrando los dedos largos en su cabellera rubia.

 

—Ya no tengo hambre, ¿me puedo retirar?

 

 

 

[5]

Todos los niños están disfrazados de la flora silvestre aludiendo a la primavera. A Naruto le han dado el puesto de girasol, aludiendo a su cabello rubio y sus ojos azules que brillan con la luz del sol. Su joven profesor decidió que ellos diran un poema en pos de su disfraz. Kushina y Fugaku están emocionados, en Fugaku es menos visible, pero es Kushina quien alienta a Naruto por los dos con sus incesables vítores al menor de la familia.

Naruto que es el más bajito de todos, alza las manitas hacia sus padres saludándoles abiertamente. Está muy feliz, pero estaría más feliz si Sasuke estuviera ahí. No sabe porque, sin embargo, la ausencia de su hermano le duele mucho, incluso relega a Itachi a segundo plano, aunque no debería, está siendo un pésimo hermano por ello.

Ese pensamiento hace desaparecer la sonrisa bonita de su hermoso rostro. Lo que Kushina no pasa por alto, como cualquier madre, el más minimo gesto de su retoño le preocupa pero no puede detener la ceremonia solo para preguntarle, así que decide esperar a que termine.

Naruto da su mejor esfuerzo, cuando le toca decir su poema se sonroja violentamente porque todas las miradas se posan sobre él. Y justo cuando está por terminar la última estrofa, detrás de todo el gentío, hay unos ojos negros como el carbón que lo observan cuidadosamente. Y Naruto de repente recupera el ánimo y la sonrisa.

Sasuke está ahí.

Terminado el evento, padres y niños se divierten en la kermes degustando la comida o entreteniéndose en algún juego de azar. Fugaku compra dulces para su pequeño, Sasuke se ha reunido con ellos alegando que le dio tiempo para presentarse. Aunque en realidad, estuvo ahí desde el principio, esperando el turno de su sol para leer su poema.

Naruto no deja de mirarlo embelesado, ríen y juegan como si Sasuke también fuese un niño de cinco años. Kushina olvida su preocupación, su hijo está muy feliz con la presencia de Sasuke, los mira a ambos hacerse cosquillas.

Sasuke no es ese niño serio y hermético que desplaza a todos los demás con su mirada asesina, con Naruto, es él. El verdadero Sasuke.

Sobre el cielo, un arcoíris se despliega, Naruto alza la cabecita para mirar ese hermoso gesto de la naturaleza.

 

— ¡Mira Sasuke! —el menor señala el arcoíris, Sasuke sonríe al mirarlo. Es un maravilloso día, a lado de Naruto todo es perfecto, cualquier cosa por mas nimia que sea, la disfruta, si es con Naruto.

 

Si es él rubio quien lo sostiene.

 


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