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Vicioso por Pandora09

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- No ayudas mucho a arreglar las cosas con YongGuk –gruñó YongNam cuando el gemelo menor desapareció por el pasillo luego de gruñirles y mascullar palabras que JunSeo no se molestó en comprender.

- Tal vez solo deberías decirle que estás enamorado de mí y así me acepte.

YongNam le devolvió la sonrisa ladina con que lo miraba y compartieron una mirada cómplice que le sacudió el estómago.

- No me vuelvas a martirizar frente a tu hermano.

Lo vio abrir la boca para responderle, pero un grito proveniente de la puerta interrumpió sus intenciones y ambos vieron a un emocionado JunHong entrar cargando una bolsa, la que dejó caer en la mesa de centro frente a JunSeo.

- ¡Mierda! Hyung, adivina qué encontré –sin darle tiempo a responder, sacó una pack de Dr. Pepper de la bolsa y se lo entregó, quedándose él con el otro.

JunSeo no recordaba la última vez que se había dado un gusto así, llevaba meses tomando solo bebidas energéticas o suplementos alimenticios, pero no había probado una gaseosa en lo que parecían ser siglos, por lo que recibió emocionado las latas.

JunHong abrió la primera lata y, sin necesidad de ponerse de acuerdo, lo imitó. Comenzaron al mismo tiempo, pero JunSeo la terminó primero, siguiendo sin pausa con la segunda y luego la tercera, bajo la mirada atenta y asqueada de HimChan, YoungJae, JongUp y YongNam.

Cuando terminó la tercera lata, se le revolvió el estómago. En la cuarta vio a JunHong comenzar con dificultad. La quinta la bebió más lento, comenzando a sentir el efecto del shock de azúcar. Esperó a que JunHong terminara la quinta para beber la sexta al mismo tiempo.

- Se siente como pasar todo el día repitiendo exámenes de glucosa –como si fuera la primera, ambos se bebieron la sexta lata, terminando JunHong unos segundos antes.

Y fue cuando el verdadero reto comenzó.

JunSeo respiró con dificultad, saboreando los últimos restos de azúcar que quedaban en su boca, asqueado y ligeramente arrepentido por comportarse de forma tan infantil, pero todas las molestias desaparecieron cuando el rostro de su hermano pasó de su natural palidez a un fuerte amarillo que luego se tornó verde y lo hizo correr desesperado al baño. Quiso reírse, pero temía que cualquier movimiento brusco le provocara estar en la misma situación que JunHong y era lo último que necesitaba.

- ¿Te sientes bien? –preguntó YoungJae mirándolo preocupado.

JunSeo solo sonrió victorioso y se acarició el vientre con una mano, de forma arrogante.

- Años y años de práctica con ese bribón.

A los minutos, en los que apenas pudo moverse de su lugar, JunHong apareció por el pasillo recargado en YongGuk, con el rostro sonrojado y húmedo.

- ¿Gané?

El menor asintió derrotado.

- Puedes ir a vomitar tranquilo.

JunSeo sonrió nuevamente y negó con la cabeza. Su malestar no se debía únicamente el efecto del Dr. Pepper en su organismo. Recordó que el día anterior apenas había comido un sándwich de pollo y unas cuantas tazas de café, mientras que ese día apenas se había comido la ensalada que compró con JunHong. ¿Cuándo había sido la última vez que tuvo un almuerzo o cena apropiados? Llevaba semanas, sino meses, alimentándose de comida congelada, ramen instantáneo y bebidas energéticas… Esa competencia no había sido una idea muy inteligente de su parte.

- Toma –una botella de agua gasificada apareció en su campo de visión junto a un paquete de galletas de agua.

Tomó las galletas e ignoró el rostro preocupado de YongNam, fijándose en JunHong que lo miraba desde la cocina con la misma expresión. De golpe, ignorando la sacudida de su estómago, se puso de pie y sonrió.

- Deberíamos hacer algo, ya se está haciendo tarde.

 

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Todos reían y tarareaban las canciones por lo bajo, luego de horas de cantar y reía, comiendo frituras y bebiendo cervezas, apenas recordando la última vez que habían estado así de relajados. Pero todo se volvió un silencio sepulcral cuando el ruido estridente de una marcha fúnebre se hizo escuchar por toda la sala. Sí, JunSeo en serio tenía una marcha fúnebre como tono de llamada.

- Mierda –el Choi mayor no se molestó dando explicaciones, simplemente silenció el celular y corrió hasta la puerta principal-. ¿Qué pasa? ¿Le ocurrió algo a mamá?

La muchacha al otro lado soltó un suspiro cansado y se aclaró la garganta antes de hablar.

- Se descompensó esta tarde. Los doctores lograron estabilizar…

- ¿Qué? ¿Por qué me llamas solo ahora? –gruñó para sí mismo y golpeó la pared en un arranque de furia. Había viajado a Seúl por el fin de semana solo porque estaba seguro de que su madre estaba mejor, había confiado en las habilidades de los médicos y, aunque él no podía hacer mucho por la mujer, se sintió culpable por no estar a su lado.

- Tu padre me pidió que no lo hiciera, él quería que ayudaras a JunHong a pasar un buen día contigo… Y porque…

- ¿Necesitas más dinero? –cerró los ojos con fuerza y se recargó contra la pared, para arrastrarse hasta el piso y poder abrazar sus rodillas.

Estaba tan cansado, exhausto. Llevaba semanas sin poder dormir tranquilamente, la preocupación por la salud de su madre, el trabajo sin descanso para poder costear el tratamiento y la culpa insufrible por estar abandonando a su hermano pequeño cuando este más lo necesitaba. ¿Qué clase de hijo era cuando no podía cuidar de sus padres? ¿Qué clase de hermano era si solo podía ser testigo de lo destrozado que JunHong estaba?

- Nos dieron dos días…

- Está bien, transferiré el dinero apenas pueda. JinHa, muchas gracias, yo realmente no sé cómo podré pagarte todo esto –estaba cansado, pero estaba más asustado. Se sentía viejo y aterrorizado, ¿cómo podría decirle la verdad a Zelo? ¿Cómo enfrentar su propia vida con la vergüenza de ser incapaz de velar por su familia? ¿Sería capaz de seguir a su corazón cuando estaba tan desorientado?

- JunSeo, sabes que haría cualquier cosa por ti.

Y la culpa, él persiguiendo quimeras y fantasías tenues, rompiendo corazones y derramando lágrimas sin razón, porque también era un cobarde.

- Y te lo agradezco inmensamente –no quería escuchar sus palabras de amor, oír el cariño en su voz y no poder corresponder a ninguno de sus sentimientos porque ya había decidido entregarse a un sueño absurdo-. Por favor, cuida de mis padres… y de ti.

- Y tú cuida de ti mismo, por favor. Saluda a Zelo de mi parte… Te quiero, JunSeo.

JunSeo no se sintió capaz de responder a sus últimas palabras, por lo que simplemente hizo un ruido de acuerdo y colgó la llamada, necesitando unas cuantas respiraciones para sentirse más tranquilo y encontrarse con ojos curiosos y preocupados de su hermano menor.

- ¿Me dirás la verdad?

Mierda.

¿Cómo le decía que le había fallado y que su madre estaba al borde de la muerte?

No tenía palabras, no había forma en la que suavizara la verdad o en que JunHong no se enfadara por enterarse al último.

- Mamá está enferma, hace un par de días le hicieron un trasplante y los médicos están esperando a ver cómo evoluciona –soltó de golpe luego de seguir a su hermano hasta su habitación. JunHong lo miró en blanco, como si no pudiera creer lo que sus oídos acababan de escuchar y era comprensible que se sintiera así, la última vez que vio a su madre era la mujer alegre y vital que fue durante toda su vida, no un débil ser humano que debía luchar por cada respiración.

- ¿Estás hablando en serio?

JunSeo solo pudo asentir y sentir su corazón romperse cuando los ojos del menor se llenaron de lágrimas.

- ¿Por qué esperaste hasta ahora para decírmelo?

- ¿Qué podías hacer tú? ¿De qué iba a servir? –se pasó las manos por el rostro y comprendió, tarde, que JunHong nunca comprendería su razonamiento en cuanto a si debía o no decirle-. Tienes otras cosas de las que preocuparte, para que yo…

- ¡Es mi madre!

- ¡Es tu madre y ella quería que te enfocaras en tu carrera! –no sabía por qué estaba gritando, tal vez era la frustración de tener que explicarle eso a JunHong, el cansancio y la culpa, una amalgama de sentimientos que no podía soportar porque no quería ver a su hermano menor sufrir más de lo que estaba sufriendo por culpa de Bang YongGuk-. Ella me pidió que no te lo dijera, cree que debes enfocarte en tu carrera y yo estoy de acuerdo…

- Es mi madre –volvió a repetir el menor, pero esta vez con la voz rota y lágrimas recorriendo sus pálidas mejillas-, yo debería estar a su lado.

- Ella se va a recuperar –mintió descaradamente- y vas a ver que realmente no debías preocuparte.

- Debiste decírmelo antes, eres el único que…

Mierda, JunHong iba a empezar con toda esa mierda de la confianza que estaba carcomiéndole la consciencia, no podía escucharlo, no quería escucharlo, así que se acercó a abrazarlo, pero el menor rechazó su abrazo y salió de la habitación caminando rápidamente hacia el baño.

Cansado y frustrado, se recostó contra la pared y tomó aire, necesitaría más que una noche para arreglar las cosas con JunHong y no tenía tiempo, casi podía ver en su mente las facturas amontonándose en la mesa y el llamado del trabajo despertándolo. Debía hacer las paces con JunHong, convencerlo de que todo estaría bien aunque no fuera así, porque en ese momento no podía tratar con los desplantes caprichosos del menor, ya más adelante se haría cargo de las consecuencias de sus mentiras.

- ¿Está todo bien? –apretó los párpados y se mordió el interior de la mejilla cuando el dueño de esa voz ronca le tocó el hombro. Mierda, habría sido tan reconfortante que fuera otra persona.

- No me toques, Bang YongGuk –gruñó liberándose de su agarre para dirigirse a la cocina.

- ¿Realmente nos diferencias, incluso si no nos vez?

- No te creas tanto, realmente no son tan iguales –masculló con voz burlona, adivinando a qué se refería el mayor, conociéndolo lo suficiente como para saber que le molestaba a sobremanera la relación que tenía con su hermano mayor, casi tanto como a él le molestaba ver a su hermano menor como su amante.

- ¿A no? YongNam de verdad debe tener algo que llame tu atención –replicó el mayor con el mismo tono.

- ¿Y ese sería un problema porque…?

- Hablas de mí siendo un idiota y tú estás en igual situación.

- ¿Realmente nos acabas de comparar? –soltó una carcajada sarcástica y burlesca, sin preocuparse por ver herido al Bang menor, después de todo se lo merecía-. De verdad que eres un idiota y, con todo el ánimo de ofenderte, no te atrevas a compararte conmigo.

- Eres un cobarde que se esconde detrás de palabras bonitas.

- Puede que lo sea, pero mis palabras bonitas solo pueden dañarme a mí, de ahí a lo que te hagan a ti, es tu problema –YongGuk abrió la boca y JunSeo sinceramente estaba preparado para la retahíla, pero vio el rostro del gemelo mayor mirándolos desde la sala, escuchando cada una de sus palabras y no pudo evitar soltar todo lo que tenía para decirle al líder de B.A.P.- Yo no estoy sentado en primera fila viendo sufrir a la persona que juro amar. Eso me hace infernalmente distinto a ti, pero ¿sabes cuál es la verdadera diferencia? –YongGuk se abrazaba el pecho con ambos brazos, podía ver la rabia en sus facciones, pero también veía la culpa, tal vez sus palabras le estaban calando-. Yo he mentido, le mentí a Zelo y a esa persona. Les mentí y estoy pagando las consecuencias. Pero, cuando les diga la verdad, voy a enfrentar el producto de mis actos sin miedo. Tal vez JunHong nunca me perdone y esa persona me rechace, pero no tengo miedo y es ahí donde está la línea divisoria entre la mierda que eres tú y la que soy yo. Yo no soy un cobarde, tal vez demasiado práctico y neurótico, pero no le tengo miedo ni a la soledad ni al futuro. Mis miedos, definitivamente, radican en otras cosas.

Cuando YongGuk quiso responderle, la puerta del baño crujió y Zelo apareció bajo el marco, con los ojos rojos e hinchados. Ambos mayores se acercaron a él, pero el menor solo aceptó el consuelo del Bang menor, rompiendo otro poco el corazón de JunSeo.

 

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- Lo siento –dio un respingo y se pegó con las rodillas con uno de los fierros de la reja cuando escuchó esa voz gruesa romper el anhelado silencio en que se había sumergido.

- Sería bueno que JunHong estuviera enamorado de ti.

- ¿Qué? ¿Por qué dices eso?

- Así esa disculpa serviría de algo.

- ¿Has pensado que eres un poco duro con mi hermano?

- Lo he pensado.

La punta del cigarro se iluminó y escuchó complacido el crepitar casi imperceptible del tabaco. Se sintió ahogado por unos segundos y la cabeza le dio vueltas, pero no sabía si aquello se debía al tabaco o al cuerpo sentado a su lado.

- ¿Por qué no intentas ser un poco más… sutil?

- La sutileza no se encuentra en mi diccionario –dejó salir el humo que había retenido y casi pudo dejarse caer contra el torso de YongNam por lo relajado que se sintió.

- Pero…

- ¡Lo sé! –exclamó sin llegar a gritar y fijó los ojos culpables en el gemelo mayor-. Sé que también es culpa de JunHong, sé que YongGuk está haciendo lo que cree correcto. Sé que todo esto no es más que una soberana mierda porque ya no puedo hacer nada, porque JunHong ya tiene el corazón roto y sé que va a empeorar, ¿pero qué se supone que debo hacer? En lo único que pensé que no fallaría… fallé.

- No fallaste.

Cerró los ojos y posó la frente sobre uno de los fierros helados, volviendo a darle una calada al cigarro.

- Les prometí a mis padres que los protegería, que protegería a JunHong… Si no fallé, ¿entonces por qué todo se está yendo a la mierda?

- JunSeo –YongNam le tomó la barbilla y lo obligó a mirarlo, ante lo que JunSeo solo pudo reaccionar dejando caer el cigarro en la nada-, nada de esto es tu responsabilidad. Tú no podías saber de la enfermedad de tu madre, no haces milagros para curarla. Y tampoco podías evitar que Zelo se enamorara de YongGuk más de lo que yo puedo evitar que YongGuk sea un soberano idiota.

JunSeo tragó saliva con fuerza, quería decir algo, quería replicar a esas palabras y seguir culpándose porque en el fondo sabía que YongNam tenía razón, pero necesitaba ser miserable unos minutos, dejarse llevar por la frustración y sumergirse en la agonía de sentirse patético e inútil, ¿Por qué YongNam no se lo permitía? ¿Por qué debía decir todas esas palabras que sonaban tan maravillosas en su boca?

- Se supone que tengo súper poderes de hermano mayor –masculló con la voz rota y la vista cristalizada.

Odiaba a YongNam, de verdad que lo hacía.

- Y tu mayor súper poder es permitirle ser libre.

Pestañeó varias veces espantando las lágrimas de sus ojos y se sonrojó de forma patética cuando se percató de lo cerca que se encontraban, por lo que se alejó de golpe buscando desesperadamente la cajetilla de cigarros.

- Ahora sé de dónde sacó Zelo ese mal hábito que tanto molesta a Guk.

- Deberían saberlo, provenimos de una familia viciosa, ambos lo somos –una sonrisa ladina se apoderó de su rostro cuando vio la forma en que YongNam le observaba la boca, casi fascinado. Y pensó en su conversación con Zelo. Los hermanos Bang definitivamente eran viciosos y los Choi demasiado débiles ante ellos, Aunque decir que YongNam podía ser un vicio comparable a la nicotina era un eufemismo descarado a lo que realmente le hacía la presencia del mayor a sus órganos.

- Tal vez deberías buscar otro vicio.

- Tal vez, pero los demás son demasiado caros… o requieren de otra persona.

YongNam dejó pasar tranquilamente su descarado doble sentido y, como siempre había hecho JunSeo en el pasado, ignoró sus insinuaciones. Cuando no hubo respuesta, fijó la mirada en el cielo y le dio una última y profunda calada al tubo de cáncer, tal vez así encontraba la valentía para darle vida a sus ideas y dejar de ser un cobarde.

- ¿Y a ti, JunSeo, quién te protege?

Soltó una carcajada ahumada y apagó la colilla en el cenicero con forma de matoki que tenía al lado antes de ponerse de pie y sacudirse los pantalones.

- ¿Con qué los alimentaron cuando eran pequeños? Definitivamente ustedes los Bang son unos idiotas.

YongNam soltó una sonora carcajada y le quitó el cenicero, mirándolo con intensidad. JunSeo debía entrar, pero no era tan idiota como para dejarse llevar por el miedo.

Él no necesitaba ser protegido, necesitaba sentirse libre por tan solo unos minutos y sabía que solo había un lugar para él en dónde hallar la libertad. Tonto de él por pensar aquello, porque cuando unió su boca a la de YongNam todo lo que sintió tenía muy poco que ver con lo que buscaba. YongNam lo apresó contra la única pared de concreto del balcón, quitándole el aliento con su boca ansiosa. A pesar de la imperiosa necesidad de obtener oxígeno, JunSeo sintió que respiraba tranquilo por primera vez.

YongNam le recorrió la cintura con una mano y era una jodida bendición que ambos fueran casi del mismo tamaño, mientras él buscaba algo a lo que aferrarse en la espalda del mayor porque en cualquier momento se desmayaría. ¿Cuánto tiempo había esperado eso? Sentir el calor de su cuerpo, la humedad de su boca, parecía una eternidad desde la primera vez que lo vio y en su mente nacieron todas esas coloridas fantasías. Y decidió que sí, estaba completamente dispuesto a cambiar de vicio.

Un gemido ronco escapando de su garganta lo sacó de sus caóticos pensamientos, cuando YongNam le mordió la manzana de Adán y suspiró sobre su piel, que se erizó desvergonzadamente, haciéndole ver estrellas y no solo porque tuviera la mirada fija en el firmamento.

- ¿Sabes? Debo ir a ver a mi hermano –masculló con un tono mata pasiones que hasta a él mismo lo sorprendió, de todas formas se sentía incapaz de dejar ir a YongNam.

El gemelo mayor lo miró con el ceño fruncido y luego sonrió divertido.

- YongGuk lo está cuidando.

- ¿Y qué quieres, que tiremos en el balcón? –los ojos de YongNam se abrieron al punto de verse hilarantes y JunSeo pudo haberse reído, si la situación no hubiese sido tan íntima y delicada.

- ¿Quieres acostarte conmigo?

¡Mierda! ¿En serio?

Indignado, se mordió el labio inferior y frunció el ceño.

- A veces pienso que exagero cuando dijo que eres un idiota y después vienes y…

YongNam no lo dejó continuar, simplemente arremetió contra su boca y podría jurar que sintió su lengua tocarle la tráquea.

- Me tienes esperándote hace cinco años, ¿realmente quieres que no me emocione si dices algo como eso?

YongNam imitó su pose de diva y no pudo evitar soltar una carcajada ante lo gracioso que se veía. No recordaba la última vez que había reído así, en su cabeza, sus mayores alegrías se resumían a ese día, incluso si incluían las lágrimas amargas de Zelo, estar así con YongNam superaba cualquier mal momento.

Sin pensarlo mucho, se abrazó al pecho del mayor y enterró el rostro en su cuello, embriagándose por el aroma que este desprendía.

- ¿Se supone que está bien que solo te necesite a ti para sentirme bien?

YongNam lo empujó un poco y lo obligó a mirarlo a los ojos antes de besarlo castamente.

- Te quiero, JunSeo, y eso significa que quiero ser lo único que te haga feliz.

- ¿Sabes lo que eso realmente significa?

- ¿Que seremos una feliz pareja de ahora en adelante? –seguía recargado en el pecho del mayor con sus manos recorriéndole la cintura, definitivamente podría permanecer así por toda la eternidad.

- No, bueno, sí –soltó una carcajada tonta y suspiró pesadamente. JunSeo definitivamente no era buen material para ser el novio de alguien, tenía más problemas de los que podía tolerar, era indeciso y gruñón, nadie había tenido la suficiente paciencia para soportarlo por más de unos dos meses, bueno, YongNam había sido una excepción que duró casi seis años, pero solo habían sido amigos, ¿sería diferente de ahora en adelante?-. Primero debes saber cómo soy realmente.

- Te conozco.

- Sí, como conocido a distancia, me conoces como amigo, pero eso es solo un poco de lo que soy. Soy exigente, posesivo, me encanta discutir… Principalmente, no me voy a conformar con una relación hecha de migajas y falsas promesas –qué buena forma de camuflar un ‘no quiero una relación como la de nuestros hermanos’-. Si algo pasa entre nosotros esta noche… No creas que seré feliz con un simple ‘buenos días’ y un ‘nos vemos pronto’.

- Solo dime qué es lo que quieres y te lo entregaré, sabes que daría mi vida por ti.

- Eso es un alivio, porque justo eso es lo que quiero: Tu vida entera, a ti por completo –YongNam esbozó una sonrisa inmensa y preciosa, de esas que mostraban todos sus dientes y la sensual margarita de su mejilla izquierda, que hizo temblar las piernas de JunSeo-. Quiero tus sueños, tus esperanzas, tus miedos y cada una de tus respiraciones. Si no estás dispuesto a darme todo eso, no me sirves.

- ¿Y qué me darás a cambio?

- ¿Debo darte algo?

YongNam bufó y estrujó su cintura con fuerza, queriendo fundirse en él.

- Pides mucho, ¿sabes?

- Está bien –imitó su bufido y fingió pensar durante unos segundos, viendo la ansiedad crecer en el rostro del mayor-. Soy todo lo que tengo, YongNam, en teoría eso es lo único que puedo entregarte, ¿me aceptas?

- Eres demasiado lindo para tu propio bien –pero fue JunSeo quien unió nuevamente sus bocas y los sumergió en un beso asfixiante e intenso, donde ambos saciaban las ganas que habían contenido desde que comenzaron a ser cercanos.

Recordó las veces en que YongNam le contó de sus aventuras de una noche o cuando tenía novia y él se moría de celos para luego sonreír con alegría y culpa cuando sus relaciones acababan. Recordó la época en que el grupo demandó a la empresa y cuánto sufrieron sus hermanos, recordó siempre haberlo tenido como su único apoyo. Ahí cuando se sentía desfallecer, YongNam siempre había tenido una palabra para revivirlo, ¿cómo podía no ser capaz de entregarse a él en cuerpo y alma?

- Gracias por esto –susurró el mayor sobre su oreja, abrazándolo cariñosamente-. Gracias por aceptarme, por fin.

- Tenía miedo, miedo de no ser lo suficientemente bueno, miedo de arruinarlo todo, como siempre. Tenía miedo de que la relación de JunHong y YongGuk me envenenara y me hiciera odiarte… Aún tengo miedo, pero quiero aceptar las consecuencias, ¿qué pasa si no lo arruino, si no permito que mi desprecio por tu hermano me haga odiarte?

- Nada de eso va a pasar, ¿sabes? Ahora seré yo quien te proteja, tomaré tus miedos y los destruiré y las consecuencias de esto solo nos harán felices.

- Te quiero… Mierda, te quiero tanto.

 

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Caminó adormilado por el pasillo que unía las habitaciones y el resto de la casa, siendo sorprendido por algo chocando contra su cuerpo y algo húmedo atacando su boca. Reconociéndolo, respondió con la misma intensidad al beso de YongNam antes de dejarse caer sobre su pecho y acurrucarse ahí, como un animal anidando en su lugar seguro.

- ¡¿Ustedes están juntos?! –desde la mesa del comedor, YongGuk, HimChan y DaeHyun los miraban atónitos.

JunSeo solo los ignoró y caminó hasta la mesa para sentarse junto al gemelo mayor con las manos entrelazadas, y dejar caer la cabeza sobre su hombro.

- ¿Qué puedo decir? –respondió después de un rato de silencio en que todos esperaron oírlo hablar-. Los Choi somos irresistibles para los Bang.

DaeHyun, HimChan y YongNam se carcajearon divertidos, mientras que el gemelo menor solo lo miró con el ceño fruncido y gruñó como un animal enjaulado.

- ¿Qué le vez? –preguntó YongGuk mirando a su hermano, pero fue JunSeo quien respondió.

- Te lo dije, soy irresistible.

- Eres demasiado arrogante para mí.

- Por eso prefieres a JunHong… de otra forma, sería, sin ánimos de ofender, asqueroso.

DaeHyun e HimChan volvieron a reír.

- Espera, ¿desde cuándo se conocen?

- Desde que JunHong era trainee en la compañía –para JunSeo eso era demasiado obvio.

- Así que, mientras tu hermano y yo sudábamos hasta desfallecer, ¿tú le hacías ojitos a mi hermano?

JunSeo sonrió y lo miró con falsa inocencia.

- ¿Me creerías si te dijera que él me sedujo?

YongNam, que había permanecido en silencio, simplemente sonrió ante su declaración y se encogió de hombros para luego recorrerle la cintura con un brazo y besarle la sien, YongGuk respondió con una mueca de repugnancia.

- Así que eran amigos –susurró HimChan en una mezcla de pregunta y afirmación mientras que DaeHyun le entregaba toda su atención a su celular.

Ambos asintieron al unísono.

- ¿Y qué hicieron durante el año de la demanda?

- Jugamos Minecraft.

- ¡Esta! – DaeHyun le acercó su celular a HimChan y ambos compartieron una sonrisa cómplice antes de tenderle el aparato a YongGuk y que este se carcajeara sonoramente.

Al menos YongNam tuvo la decencia de disimular su burla antes de mostrarle la imagen a JunSeo. Era una imagen de alguna red social sobre kpop que el Choi mayor no reconoció muy bien, pero pudo leer perfectamente los caracteres. El título decía ‘Tipos de hermanos’ y abajo aparecía una serie de fotografías con diferentes parejas de hermanos reconocidos por la industria y su papel según las fanáticas. En la esquina superior izquierda aparecían los hermanos Bang y, sobre ellos, las palabras ‘Los machos azotadores’, mientras que en la esquina superior derecha, aparecía una captura modificada de él y JunHong con las palabras ‘Las pasivas’.

- Es impresionante cómo las fanáticas adivinan esas cosas –susurró YongGuk con burla mientras JunSeo leía los comentarios que se basaban, básicamente, en él y Zelo siendo las putas de los gemelos.

Con una sonrisa ladina y un pestañeo hipnótico que enloquecía a cualquiera, fijó la mirada en YongNam.

- Cariño, nosotros no nos hemos puesto de acuerdo para eso, ¿verdad?

YongNam tragó saliva graciosamente, mientras que todos fijaban la mirada en ellos.

- Eeh… ¿no?

- Creo que he visto esa mirada antes –se burló HimChan, mientras él y DaeHyun compartían una risa burlesca.

- Y no lo haremos frente a mi hermano pequeño.

- ¿Por qué, temes que se dé cuenta de que puedo dominarte y soplarte la nuca?

 

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Era impresionante que ese descarado sin vergüenza fuera el hermano mayor de Zelo, su dulce e inocente Zelo, pero también explicaba que el maknae tuviera unos extraños arranques que tanto le gustaban.

- Creo que voy a vomitar –masculló parándose.

- ¿A dónde vas?

- Le llevaré el desayuno a Zelo.

- No te preocupes, yo lo hago –JunSeo se apresuró a levantarse y caminó hasta la cocina-, de todas formas, debo hablar con él.

- Zelo no quiere hablar contigo –y no quería ser él quien le dijera esas cosas al Choi mayor.

- Bueno, que quiera no quiere decir que deba –ladeó la cabeza y frunció el ceño-. No quiera, no deba… Estoy seguro de que comprendiste el punto.

- ¿Tanto confías en mis procesos cognitivos?

- No realmente, pero no me importa mucho justo ahora, no arruinarás mi buen humor, Bang YongGuk.

- Definitivamente los Bang pueden domar a cualquier bestia –agregó cuando el menor desapareció por la cocina y regresó tan rápido con una bandeja que lo sorprendió-. Somos irresistibles.

- Yo diría viciosos en lugar de irresistibles.

Entonces JunSeo lo miró con esos inmensos ojos felinos que eran tan idénticos a los de Zelo y que eran tan distintos al mismo tiempo, al menos su maknae no tenía la mirada burlona que cargaba su hermano mayor, pero tristemente comprendía si YongNam decidía besar el piso por el que JunSeo caminaba, él habría hecho lo mismo por Zelo.

- ¿Crees que soy ciego o idiota? –dibujó esa sonrisa ladina que solo indicaba la llegada de una de esas obscenidades que avergonzaban a todo el mundo menos al mismo JunSeo-. Puedo comportarme como un hijo de perra, pero no soy imbécil, así que, después de haberlo visto mover las caderas como estrella porno mientras imitaba la coreografía de ‘No Mercy’, creo que es entendible.

Algún día, rogaba YongGuk, esperaba poder escuchar a JunSeo siendo capaz de filtrar sus palabras antes de hablar.

 

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Gracias al cielo, JunHong acabó entendiendo las razones de JunSeo para no decirle sobre la enfermedad de su madre -aunque el mayor se guardó un montón de información-, incluso reconoció que, de haber sido al revés, él tampoco habría preocupado a su hermano con eso.

Los hermanos Choi tenían una forma de comunicarse que muy pocas personas comprendían. No era tan intensa e íntima como la relación de JunHong con YongGuk; o tan abierta, como sucedía con JunSeo y YongNam; tal vez tenía que ver con la sangre corriendo por sus venas y la lectura de sus genomas, las experiencias de la infancia que los hicieron crecer tan unidos, más que cualquier pareja de hermanos normales. JunSeo adoraba a su hermano pequeño y quería cuidar de él para que nunca nada pudiera herirlo, mientras que JunHong lo veía como a un ídolo, lo admiraba y era el ejemplo de hombre que él quería ser.

Ninguno de los dos pudo haber pedido a un mejor hermano.

Así que no fue una sorpresa que, luego del desayuno, ambos Choi volvieran a ser los hermanos juguetones y risueños del día anterior. En especial cuando el maknae se enteró de la relación entre su hermano y su cuñado secreto.

- Te dije que son irresistibles –susurró el menor por lo bajo mientras esperaban al resto del grupo para despedirse.

JunSeo jugueteó con la cajetilla en su bolsillo y sonrió como idiota.

- Te dije que son viciosos.

Aún faltaba más de una hora para que su vuelo partiera, pero ya debía estar saliendo hacia el aeropuerto si quería llegar a tiempo, considerando el tráfico en aquella urbe.

- Hyung, yo quiero…

- No lo harás –JunSeo escondió sus manos en sus bolsillos y negó con la cabeza, JunHong nuevamente quería convencerlo de entregarle dinero para los tratamientos de su madre, pero él no podía aceptarlo, no cuando él y sus padres tanto habían luchado porque el menor fuera estuviera libre de todas esas preocupaciones.

- Hyung…

- Te dije que conocía esa mirada –HimChan interrumpió su conversación, apareciendo por el pasillo con el resto del grupo, YongNam y JiEun.

- ¿Acaso creíste que las técnicas de manipulación de Zelo eran innatas? –respondió DaeHyun posicionándose entre ambos y abrazándolos por los hombros-. Entonces, ¿puede convencerte?

JunSeo negó con la cabeza y estrujó la cajetilla en su bolsillo. No quería irse, no quería dejar a su hermano solo en aquel lugar, no después de ver la forma despreciable en que JiEun lo miraba, como si comprendiera la verdadera naturaleza de su relación con YongGuk. Pero todos sus instintos asesinos y su furia se aplacaron cuando YongNam empujó a DaeHyun para alejarse de ellos y lo abrazó por la cintura.

- Yo le enseñé a ese niño todo lo que sabe, me conozco cada uno de sus trucos –JunHong volvió a hacer un puchero y solo pudo sonreír al ver la forma babosa en que sus compañeros lo miraban. Tal vez Bang YongGuk fuera un idiota de primera, pero había construido una familia para su hermano y eso era algo que nunca podría pagarle.

- A JunSeo no le entran balas.

- Le entran otras cosas –con el ceño fruncido, escuchó la broma de mal gusto de YongGuk y vio los brazos escuálidos de su novia rodearle la cintura.

Con una mano coqueta, recorrió el cuello del gemelo mayor y se acercó a su oreja para morderla.

- ¿Le digo yo la verdad a tu hermano o se la dices tú?

- Creo que es hora de irnos –YongNam soltó incómodo y lo sacudió para que dejara de provocar a YongGuk.

- ¿Entonces ustedes son novios? –muy pocas veces había escuchado la voz de JiEun y era la primera vez que le dirigía la palabra, por lo que JunSeo esperaba que también fuera la última. Nadie respondió y el silencio fue suficiente para que ella conociera la respuesta-. Así que ambos hermanos son homosexuales, ¿a tu padre no le preocupa no heredar el apellido?

- Cuida al maknae, líder –soltó de golpe y le entregó la cajetilla de cigarros a su hermano, quien sonrió con tristeza y se apresuró a encender un tubo blanco para compartirlo-, YongNam no me va a detener si te asesino.

- No deberían fumar acá adentro –susurró YongGuk a lo que ambos hermanos respondieron enarcando una ceja.

- Podemos hacerlo afuera –al unísono, se dieron vuelta en dirección a la salida principal, pero los hermanos Bang los detuvieron.

- Tú, cuídate y cuida a mi hermano –volvió a hablar el líder, sacudiéndole la mano incómodamente.

- Está en buenas manos.

 

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Sacudió las manos ansiosamente y volvió a escuchar el número de su vuelo. Apretó el libro entre sus manos y miró a YongNam por entre las pestañas. ¿Cómo se debía despedir de él? Realmente no quería hacerlo, había pasado años esperando una oportunidad como esa. Había imaginado tantas veces cómo sería el día en que realmente tendría una especie de relación con Bang YongNam y, ahora que la tenía, su sentido de la responsabilidad le obligaba a marcharse con la sospecha de que pasaría mucho tiempo antes de que pudiera volver a Seúl.

La gente comenzó a dirigirse con parsimonia al puerto de embarque y comprendió que era su momento de despedirse, ya había dilatado demasiado la despedida y dolía tanto como había pensado al principio. Mejor arrancar la tirita de una vez, ¿verdad?

Recorrió la cintura del mayor con una mano y su cuello con la otra, tocándolo tanto como la posición le permitía, imprimiendo en su piel el tacto de la ajena con la esperanza de no olvidarlo. Sentía la garganta seca y era casi la misma sensación de pasar semanas sin fumar, como si algo le faltara a su cuerpo, pero extrañar a YongNam no acabaría en una tabaquería cualquiera. Probablemente no acabaría.

- Debo irme –susurró sobre el cuello contrario, aspirando profundamente el masculino aroma de la piel morena de YongNam.

- Debes cuidarte.

YongNam le devolvió el abrazo y, mierda, JunSeo no recordaba la última vez que se había sentido así, tan completo. Tan humano.

- Claro que lo haré –se lo había prometido a JunHong y ahora se lo prometía a YongNam, pero era de esas promesas que, obviamente, olvidaría cumplir.

- Más te vale.

YongNam lo besó. Lo besó profunda e intensamente. Lo ahogó con su aliento, llenándole los pulmones con su esencia. Y el calor, JunSeo podía derretirse en él. Tocar a YongNam era sentir brasas correr por sus venas, calcinarse y sofocarse con su presencia. Era como fumar, respirar y relajarse, escuchar el crepitar del tabaco como los roces de sus labios y sus respiraciones agitadas, era vivir, saber que su cuerpo tenía la capacidad de sentir, de emocionarse y todo por una sola persona. La persona de la que se estaba despidiendo.

- ¿Sabes que no es una despedida eterna?

¿Ahora también debía explicarle el delirium tremens?

- Lo sé, lo sé –a regañadientes, soltó al mayor y suspiró, ya había dicho adiós antes, esta vez no tenía por qué ser diferente.

YongNam le sonrió abiertamente, mostrándole ese coqueto hoyuelo en la mejilla izquierda y JunSeo simplemente se dio vuelta, con la esperanza de alejarse en seguida.

- ¿Sabes? Creo que eres incapaz de cuidarte solo –había dado cuatro pasos y veía perfectamente como la fila se reducía, faltaba poco para que fuera su turno, solo una familia de cinco, un hombre de negocios y una pareja de adolescentes acaramelados. Faltaba poco, casi nada, y YongNam jalaba su chaqueta para que no avanzara.

- He sobrevivido perfectamente.

- Apenas, casi estás en los huesos –negó con la cabeza sin atreverse a mirar al mayor porque no entendía las razones de que sus ojos estuvieran aguados y su corazón latiera dolorosamente-. Y yo estoy de vacaciones.

- YongNam, debo subirme al avión.

- Sí, nuestro vuelo está a punto de despegar –soltándole la chaqueta, el mayor pasó por su lado y lo adelanto para dirigirse al puente de embarque.

- ¿Qué?

Con una sonrisa inmensa y devastadora, YongNam lo encaró antes de tomarlo por la cintura y besarlo apasionadamente, sin preocuparse por las miradas prejuiciosas fijas en ellos.

- Te dije que yo te cuidaría y yo cumplo mi palabra –no como tú-, así que me iré contigo, al menos hasta que tu madre esté mejor y tu piel haya tomado algo de color.

Choi JunSeo, desde que lo vio por primera vez, supo que Bang YongNam era peligroso, que alteraría su salud física y su salud mental. Supo que sería peor que el humo concentrado en sus pulmones potencialmente cancerosos. Supo que, el día en que se decidiera arriesgarse, estaría aferrándose a algo que nunca querría dejar ir. Y no quería soltarse, porque YongNam era un vicio y él muy débil para resistirse.

Decidió que podía permitirle el destruirlo si se sentía así de bien hasta el final.


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